13 de febrero de 2014

Bodas de Plata del golpe de mercado a Alfonsín y otra vez sopa...

25 años después de las maniobras de desestabilización exitosas contra el debilitado y confundido gobierno de Raúl Alfonsín de esos años, casi las mismas "manos invisibles del mercado" operan hoy contra el gobierno de Cristina Fernández, aunque las características del gobierno actual y las realidades de este siglo son muy otras, y la madura democracia y una economía más sólida les dan batalla.
El 25º aniversario del matrimonio de los desestabilizadores de entonces (los destituyentes de hoy) auspicia una breve comparación entre ambos momentos económico-poíticos que nos permita sacar conclusiones y enseñanzas históricas que nos eviten caminar por la misma cuerda floja de la que caímos en aquel fatídico 1989 en manos neoliberales que nos dejaron en la crisis del 2001-2002.
Repasemos unos interesantes artículos al respecto:


La misma estrategia, los mismos de siempre.
El gobierno soporta embates similares a los que recibió Raúl Alfonsín en 1989, como el "Dolarazo" del 6 de febrero de ese año.
El 6 de febrero de 1989, el gobierno de Raúl Alfonsín sufría el embate más fuerte, de los muchos que venía soportando desde mucho tiempo atrás, por parte de los sectores concentrados de la economía, nacional y extranjera. Las corridas cambiarias que se producían diariamente durante el caliente mes de enero concluyeron ese día con una devaluación del tipo de cambio que precipitó el comienzo del fin de su gobierno. Los medios de comunicación lo llamaron el día del "Dolarazo". La corrida cambiaria se produjo a la par de la restricción de la liquidación de divisas por parte del sector exportador a la espera de una devaluación del tipo de cambio que lo beneficiara.
A partir de allí todas las variables económicas y sociales comenzarían una frenética estampida. Inflación, caída del consumo, y la especulación desatada por el sector financiero empujaban a la desesperada compra de dólares del ciudadano común que procuraba proteger sus ahorros ante la caída del valor de la moneda de entonces, el Austral. 
El sector financiero, llamado por aquéllos años "Patria financiera" en alianza con el sector agroexportador y los "Capitanes de la Industria", conformado por los principales grupos económicos locales, venían imponiéndole a Alfonsín sus condicionamientos habituales, consistentes en diseñarle una política económica que beneficiara sus intereses particulares por sobre los generales de toda la población. Los ejes giraban en torno a producir una devaluación del tipo de cambio que le devolviera competitividad al sector exportador, combatir la inflación frenando la demanda a partir del alza en la tasa de interés, reducir la presión tributaria a los sectores productivos, y disminuir el gasto público. Síntesis de lo que denominaban "reglas de juego claras".
Para entonces, Clarín ya era Clarín, y Alfonsin denunciaba públicamente sus tapas del diario de todos los días, como también se puede ver algunas de las filmaciones que así lo recuerdan.
(...) el 13 de agosto de 1988, en medio de la silbatina e insultos que le prodigaba la élite agroganadera, hay un párrafo de su discurso, en respuesta al entonces titular de la SRA, Guillermo Alchourron, que vale la pena recordar.
"Ustedes tendrán el dólar libre, a fines del año que viene, tal como usted mismo me lo ha estado planteando en reiteradas oportunidades." Y continuaba: "Pero este debe ser el tiempo de la racionalidad, de la moderación, para que no vuelva el facilismo, la magia, el atropello, la demagogia." En alusión al eternamente "castigado campo", y al pedido del dólar libre, Alfonsín agregaría: "El esfuerzo lo hacemos todos", en clara alusión al papel de victimario recurrente de la élite agropecuaria.
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Dólar e hiperinflación en 1989.
En agosto de 1988 se anunció un nuevo plan –el Plan Primavera– que contemplaba un acuerdo de precios con empresas líderes agrupadas en la UIA y con la Cámara de Comercio, a cambio de una reducción del IVA. Y se reguló de nuevo el tipo de cambio, preanunciando su evolución futura. Además, el gobierno intervendría en el mercado, comprando divisas a los exportadores y vendiendo a los importadores.
Los precios agrícolas habían mejorado al promediar 1988. El gobierno no incrementó las retenciones pero intentó capturar parte de los mayores ingresos del agro desdoblando el tipo de cambio: las exportaciones se liquidarían a un tipo de cambio fijo, mientras que existiría otro mercado de divisas financiero donde el precio del dólar se establecía por flotación regulada. Pero los productores agrarios no estaban de acuerdo: fue entonces cuando el presidente Alfonsín recibió una ruidosa silbatina en la Sociedad Rural.
La inflación persistente –se mantuvo durante casi todo 1988 en dos dígitos mensuales– fue retrasando el tipo de cambio oficial.
A comienzos de 1989 comenzó la corrida contra el Austral que obligó al Banco Central a desprenderse aceleradamente de dólares para evitar la devaluación.
La embestida sobre el dólar se aceleró a lo largo de la primera mitad de 1989 y la cotización del dólar libre –un tercer mercado que se añadió al comercial y al financiero– aumentó casi 200% en abril y más de 100% en mayo. No eran los pequeños ahorristas el factor decisivo sino las grandes empresas, dispuestas a torcer el brazo al gobierno. Los exportadores se negaron a negociar sus divisas en el mercado oficial y las retuvieron, agravando la escasez.
Y rápidamente, el aumento del dólar se trasladaba en forma automática a los precios internos: no solo de los bienes transables sino de todos, porque los precios internos se fijaban en función de esa pauta. La inflación mensual saltó de 33% en abril a 78% en mayo, 114% en junio y 197% en julio, mes en el que Alfonsín renunció y traspasó en forma adelantada el mando a Menem, que había sido elegido dos meses antes.
El gobierno radical había sufrido los alzamientos militares y los 13 paros generales de la GCT, además de la oposición parlamentaria del justicialismo. Pero en realidad el factor que decidió su debacle fue el insuperable peso de la deuda heredada de la dictadura militar y la decisión del nuevo núcleo hegemónico del poder económico –la alianza entre el campo, las finanzas y la industria multinacional– que le retiró su reticente confianza. Tensos los músculos, el nuevo protagonista dominante del escenario económico y social mostraba que podía imponer las condiciones y su propia agenda, sin tener que negociar con gobiernos que no se mostraban suficientemente receptivos a sus demandas. Ya no habría golpes militares pero existían otros medios de persuasión. El golpe hiperinflacionario había sido exactamente esa demostración de fuerza. El presidente que asumió en reemplazo de Alfonsín lo tomaría bien en cuenta.
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¿Otra vez sopa...?
Los que suelen identificarse como "grupos concentrados" de la economía aparecen siempre en estos golpes de mercado o intentos destituyentes. Repasemos uno de sus integrantes, el poderoso "complejo agroexportador":


La fuente principal de inestabilidad, en el diagnóstico del Gobierno y de varios analistas, se encuentra en la decisión de un grupo reducido pero muy poderoso de comercializadores de granos de seguir demorando la liquidación de sus exportaciones, con lo cual estrangulan la oferta de dólares en el mercado. Hay quienes ven en ello una forma de presión para lograr una devaluación mayor; otros adivinan detrás de estas maniobras la intención de desgastar al Gobierno.
Las autoridades ya cuentan con algunas alternativas que arrimaron quienes advirtieron, ya hace rato, que la exportación de granos representa un foco de acumulación de poder demasiado importante. La necesidad de que el Estado asuma un mayor protagonismo en la comercialización de granos aparece en la base de todas esas propuestas.
Para peor, el sector dominante del bloque exportador, por especulación económica o impulsado por razones políticas, percibe la posibilidad de hacer más diferencia imponiéndole al Gobierno una devaluación de mayor magnitud. Para lograrlo, necesita generar clima de inestabilidad. Su apuesta es, claramente, al desorden.
El problema está identificado. Que el 95 por ciento del principal rubro de exportación del país y, por lo tanto, principal fuente de divisas, esté en manos de no más de diez firmas cerealeras, la gran mayoría multinacionales, representa un flanco débil, máxime teniendo en cuenta el manejo que demuestran hacer de esas divisas. Cargill, Nidera, Noble Grain, Dreyfus, Topfer, ADM, Molinos y otras conforman un bloque de control con más de 150 centros acopiadores en todo el país, molinos harineros, plantas aceiteras y hasta puertos propios para el embarque que le restan posibilidades de control al Estado. Hace unos meses, la actitud de un sector de grandes productores, aliados a grandes exportadores, estuvo a punto de desabastecer al país por defender su negocio en la exportación de trigo. Hoy, amenaza con desfondar las reservas internacionales si el dólar no alcanza el valor que pretenden.
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Pliego de condiciones desde las silobolsas.
Los dirigentes de la Mesa de Enlace, Federación Agraria, Sociedad Rural, CRA y Coninagro exhibieron un plan de imposiciones al gobierno nacional a través de un comunicado difundido luego de la conferencia matinal del jefe de Gabinete, Jorge Capitanich. En el texto le reclamaron al Ejecutivo una baja del gasto público, un plan integral para combatir la inflación y la reducción de impuestos para poder así emprender sus negocios.
“El productor venderá en el momento que crea oportuno”, retrucó el vicepresidente de CRA, Pedro Apaolaza. En los días previos, tanto el titular de la Federación Agraria, Eduardo Buzzi, como el presidente de Coninagro, Carlos Garetto, habían señalado que la modificación del tipo de cambio mejoraría la situación de los productores.
“Es evidente que el Gobierno está buscando, como lo hizo siempre, culpables de sus propios errores en vez de implementar un plan integral para combatir la inflación, reducir el gasto público, mejorar la competitividad real de la economía e incentivar la producción, el empleo genuino y el desarrollo. Que quede claro, los productores agropecuarios no tenemos hoy capacidad de ahorro y poseemos escasa capacidad para mantener la empresa en marcha; pero queremos seguir invirtiendo. Para esto necesitamos reglas claras y estables”, sostuvo la Mesa de Enlace.
Más allá de estas palabras, lo concreto es que están reteniendo granos, en particular soja. Fundamentalmente los grandes exportadores, que son el sujeto económico ocultado por la propia dirigencia rural.
Ante la pregunta “¿Dónde está el trigo que no se exporta?”, respondió: “¿El trigo que no se exportó? Está en manos del acopio, de productores, está disponible, está en reserva, está en el centro de la provincia de Buenos Aires, hacia el sur. Hay trigo suficiente para abastecimiento nuestro y en manos de algunos productores y de acopiadores. Estamos reservando como cada año, cada cosecha, en silos, en silobolsas”, afirmó el federado.
(Dijo Capitanich): “Los dirigentes agropecuarios dijeron que el nuevo tipo de cambio beneficiaba a los productores, pero después pareciera que de alguna otra usina ideológica recomendaron otro discurso y ahora se oponen. Pero vamos a desmitificar la contradicción. Si este tipo de cambio no alcanza porque aumentan los insumos de carácter importado, entonces otro tipo de cambio más alto tampoco va a alcanzar porque en definitiva se trasladará al precio de los insumos (...) 
Si los sectores interesados reconocieron que efectivamente están sentados sobre los granos de soja, ¿cuáles serían las herramientas con las que cuenta el Estado para que esa decisión empresaria no perjudique al conjunto de la población? Intelectuales, académicos, economistas y dirigentes políticos comenzaron a reclamar una mayor participación del Estado en el comercio exterior de granos.
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Sin embargo, la fuga de capitales no es un problema solamente argentino:

Embestida y candidatos “market friendly”.
Las últimas medidas económicas, particularmente en materia cambiaria y financiera, parecieran haber logrado restablecer parcialmente la calma. El Banco Central da la impresión de tener otra vez bajo su control la paridad cambiaria, la corrida sobre “las cuevas” por conseguir dólares “como sea” se atenuó significativamente, 
Lo que no debiera perderse de vista es reconocer qué provocó ese “estado de locura” que atravesó la economía argentina durante algunas semanas, y cuáles de esas causas se mantienen todavía latentes. Es decir: contra qué o quiénes se pelea para mantener en pie un funcionamiento productivo que permite crear los bienes, dar empleo y dotar al Estado de los recursos para garantizar las prestaciones sociales.
En el ataque especulativo que recibió Argentina contra su moneda hay elementos y condicionantes locales, pero también externos. Entre los primeros, fue muy visible en estos días la disputa con los sectores más concentrados del bloque exportador (las grandes cerealeras) por conseguir que liquidaran las divisas de las ventas al exterior.
Y un tercer elemento quedó también en evidencia, pero por la negativa: una oferta “controlada” de dólares para atesoramiento o ahorro de particulares demostró ser suficiente para calmar las ansiedades de un sector al que, errónea y malintencionadamente, se le adjudicaba un rol sobrevaluado: no era el “cuco” que se iba a quedar con todas las reservas, ni el principal interesado en arrancarle al gobierno una devaluación. Otros intereses se ocultaban detrás, controlando la escena.
Mucho menos visibles son los elementos y condicionantes externos. La forma en que, desde diferentes usinas internacionales, se promueve la fuga de los capitales financieros desde los países emergentes a los centrales, debería merecer una atención mayor en Argentina, por el impacto que le toca. El ataque financiero ha provocado importantes devaluaciones defensivas en los países perjudicados, acompañadas por subas de tasas de interés que tratan de mantener el atractivo sobre las colocaciones de fondos en monedas locales. Brasil, México, India, Turquía, Sudáfrica son algunos de los países que pagaron esas consecuencias. Argentina llega relativamente tarde a sufrir las mismas consecuencias, porque probablemente tenía una menor proporción de capitales especulativos en sus mercados financieros locales; pero el impacto le llega en una segunda oleada, cuando por la devaluación de esos otros emergentes (principalmente, Brasil), su intercambio comercial quedó desequilibrado por pérdida de competitividad (costos internos de producción más altos en dólares que los de sus competidores).
Las mismas expresiones de los grupos financieros que provocaron la crisis (mundial) se han recompuesto y hoy juegan, asociados a las autoridades monetarias de esos países centrales (Reserva Federal de EE.UU. y Banco Central Europeo), a favor del “retorno” de los capitales financieros al “centro”, después de haber hecho diferencias en la “periferia”. Es decir, buscando hacerle pagar a esta última los costos de esta etapa.
¿Cómo operan estos grupos financieros a favor de los intereses de los bloques centrales? Haciendo ver que las posibilidades de ganancias en los países emergentes están, por ahora, agotadas, y conviene migrar hacia destinos “más seguros”.
Si alguien todavía duda de la intencionalidad política de estas recomendaciones, basta echar una ojeada a algunos comentarios que desaconsejan invertir en empresas brasileñas, particularmente Petrobras, por caso. “Presenta una tendencia declinante de la producción y la explotación de sus nuevos descubrimientos off shore demandarán un enorme esfuerzo de inversión (...). Otro factor de volatilidad es que en octubre hay elecciones presidenciales y legislativas. Si Dilma Rousseff es electa, continuará la intervención gubernamental, dañando los beneficios empresariales. Pero si la economía de Brasil empeora este año, crecen las chances de los candidatos Aecio Neves y Eduardo Campos, que son más amigables para el mercado.” El informe, publicado en inglés en uno de los blogs más consultados por los inversores, usa la expresión “more market friendly”, un traje que ya varios candidatos opositores en Latinoamérica quieren probarse para conquistar el favor de estos capitales.
Es en este punto donde aparece fuertemente la asociación entre sectores opositores al Gobierno y capitales especulativos. Pasa en Argentina, pero también en Brasil, Ecuador y Venezuela.
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Éramos pocos... y habló el Mingo. Si a alguien le quedaba alguna duda de lo que estamos señalando, veamos lo que nos profetiza el "infalible" Domingo Felipe Cavallo:



Para Cavallo, la Argentina se encamina hacia un nuevo Rodrigazo.
El ex ministro de Economía afirmó en un reportaje que hay riesgos de que se reedite el histórico ajuste y sostuvo que podría desatarse una hiperinflación como en 1989. También aseguró que Capitanich fue "liquidado" y que Kicillof "no entiende la economía de mercado".
El ex ministro de Economía de los presidentes Carlos Menem y Fernando de la Rúa, Domingo Cavallo (advirtió) sobre la inminencia de un nuevo Rodrigazo de no mediar un cambio de estrategia en el gobierno, y calificó de "gravísimo error" la devaluación que experimentó el peso argentino en el último tiempo.
En un reportaje (...) el inventor de la Convertibilidad dijo que la situación actual "se parece mucho a la de 1975 que desembocó en el denominado Rodrigazo y la de 1989 que terminó en la hiperinflación".
Según Cavallo, "se parece en las causas que llevaron a la crisis. Ahora esperemos que no termine igual. Lo mejor que puede lograr este Gobierno es evitar que haya un Rodrigazo o que caigamos otra vez en la hiperinflación. A mucho más no puede aspirar porque no va a poder bajar la inflación, al contrario, es seguro que en 2014 y 2015 va a ser bastante más alta que en 2013".
Y agregó: "Eso lo va a poder hacer un Gobierno creíble y en circunstancias muy diferentes a las actuales.
Sobre el actual jefe de su ex cartera, Axel Kicillof, Cavallo fue igual de crítico. "Como es inteligente, estudió historia económica, conoce a Marx y probablemente a Keynes, pensé que podía entender cómo funciona una economía de mercado. Pero obviamente parece que no lo estudió y además no lo entiende porque si lo hiciera no sugeriría las medidas que ha venido aplicando en los últimos días", dijo.
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Y, finalmente, una confirmación de las sospechas en boca de un economista no oficialista y allegado al establishment:


Bein confirmó intento de golpe de mercado.
(El economista Miguel Bein) que fuera viceministro de Economía de la Alianza, en 2000, redobló ayer la apuesta. En declaraciones a radio La Red, dijo que la semana pasada la coyuntura económica del país "era incierta hasta que el gobierno nacional comenzó a tener la situación bajo control", y advirtió que "hubo un intento de desestabilización financiera".
Bein, un hombre con aceitados lazos con las grandes empresas y el mundo financiero, caracterizó que "los mercados venían muy envalentonados de que iban a vaciar las reservas del Banco Central y hacer volar al gobierno por los aires". En ese terreno, calificó al ex ministro de Economía de Carlos Menem y de Fernando de la Rúa, Domingo Cavallo –quien pronosticó un dolar a 40 pesos el año que viene–, como desestabilizador. "Es un intento del Mingo de desestabilización increíble, le agarró un ataque por volver y de la peor manera", evaluó. Asimismo, consideró que "es impresionante cómo algunos colegas se suben a todos los trenes, asisten a cualquier debate, como el de si la situación actual puede ser igual a la de 2001", y calificó de "tontos" a esos economistas.
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Como conclusión, en este aniversario podemos preguntarnos ¿para qué sirve la historia? Y entonces respondernos: para no repetir los errores, para intentar soluciones nuevas.
Y esa es precisamente la intención de este humilde servidor público, recordar lo que nos pasó para intentar otro camino.


11 de febrero de 2014

El Papa miente...

El kirchnerismo demuestra una vez más "no tener límites para dañar a la Argentina"... No le bastó con "contaminar los tres poderes del Estado" que ahora lo hace con el poder divino, ahora se atreve hasta con el mismo Papa...
¿Por qué? Para empezar, repasemos primero lo que revelaron el domingo pasado dos prestigiosos medios de difusión masiva.





Dijo el prestigioso diario La Nación:

Preocupado por la tensión en el país, el Papa llamó a un diálogo en el Vaticano.
Por Mariano Obarrio.
En medio de la tensión política y económica (...) el papa Francisco convocó a una reunión el 19 del mes próximo en el Vaticano de empresarios, sindicalistas y funcionarios del Gobierno. El objetivo: garantizar la paz social.
Según pudo saber LA NACION, Francisco presidirá el encuentro, al que ya comprometieron su asistencia el ministro de Trabajo, Carlos Tomada; el presidente de la Unión Industrial Argentina (UIA), Héctor Méndez, y su vicepresidente, Daniel Funes de Rioja, y el secretario general de la Uocra (sindicato de la construcción), Gerardo Martínez.
No se descarta que participe también el secretario general de la CGT oficialista, Antonio Caló.
(...) dijeron a LA NACION fuentes directamente vinculadas con la iniciativa. El diálogo convocado por el Papa será "una señal de pacificación" y de promoción de "la cultura del encuentro".
Fuentes eclesiásticas confiaron ayer a LA NACION que Francisco se preocupó por el discurso de Cristina Kirchner -lee los diarios argentinos por Internet- y le hizo llegar mensajes a la Presidenta para que se reuniera con Caló.
Algunos arriesgan que incluso hubo un contacto telefónico entre Bergoglio y Cristina.
Según pudo saber LA NACION, el padre Carlos Accaputo, presidente de Pastoral Social porteña y operador político histórico de Bergoglio, llamó a Funes de Rioja y le formuló la invitación del Papa a todos los sectores involucrados.
El encuentro tuvo la venia de Cristina. Tanto el Papa como la mandataria necesitan bajar las tensiones sociales, aunque la mandataria no acierta el camino.
Francisco optó por darle un marco global al diálogo y no tan local.
En rigor, la política kirchnerista no contribuye a pacificar.
Según confiaron en la Uocra, interpretaron la invitación del Papa como un gesto "claramente político" vinculado a las paritarias , la inflación y a la creciente puja social. Esperan que Francisco pida "profundizar el diálogo" y "la búsqueda de la unidad" en sentido amplio. Sin embargo, el Santo Padre también deslizó a sus amigos argentinos que propueve la unidad de la CGT. Además, suele mencionar su preocupación por la crispación política, los discursos beligerantes de la Presidenta, la inflación, la devaluación y las próximas paritarias. Convoca así a evitar una eventual crisis social y a trabajar por la pacificación.
(...) ese diálogo social que promueve Francisco.
En la Casa Rosada no confirmaron ni negaron la invitación. Pero otros voceros confirmaron la reunión.
La iniciativa papal se originó hace unas semanas, con el llamado de Acaputo a Funes de Rioja, y fue anterior al duro discurso del martes último de Cristina por cadena nacional.

Del editor: qué significa.
La convocatoria del Papa a un diálogo revela la preocupación que despierta la situación política y social en el país; al Gobierno le puede resultar útil.
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De Bergoglio a Tinelli, los traumas de la Presidenta.
Por Joaquín Morales Solá.
"El Papa está tratando de poner un pie en el medio antes de que choquen los trenes", dijo ayer un dirigente social que lo frecuenta, al referirse al próximo encuentro en el Vaticano, propiciado por Francisco, de funcionarios, empresarios y sindicalistas . El conflicto actual consiste en encontrar una fórmula de diálogo político y social que sea aceptable para Cristina Kirchner. Ella nunca permitirá que la conducción de las cosas del país quede en otras manos que no sean las suyas. Ni siquiera en las del Papa, que es el líder moral más importante para los argentinos.
Es cierto que nadie quiere que la Presidenta termine antes su mandato. Nadie quiere una monumental crisis política y económica por razones más mezquinas que nobles. Los empresarios imaginan sus economías volando por el aire. El no peronismo espera que el peronismo se cocine en su propia salsa. El peronismo sospecha que una crisis de ese tamaño lo devaluaría electoralmente. No es lo mismo Cristina que De la Rúa para el peronismo.
Pero hay límites. Están demarcados por las memorables impericias del Gobierno, por los caprichos de la propia Cristina y por la eventual reacción de una sociedad ya muy estresada por diez años de un poder arbitrario y absolutista. El Papa se propuso quebrar a tiempo la previsible dinámica de esa crisis.
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Y lo mismo ratificó el semanario Perfil del mismo día:

Audiencia con Francisco.
El gobierno busca una "bendición" del Papa Francisco para el acuerdo salarial.
(...) la presidenta Cristina Fernández de Kirchner negocia con Antonio Caló, titular de la CGT oficial, un pacto “anti-rodrigazo” que contará con un factor inesperado: una virtual bendición del Papa Francisco.
La foto con el Papa no es estrictamente parte del paquete, pero tampoco podría ser más oportuna para la mandataria.  El Gobierno caerá en una audiencia papal como “peludo de regalo” y logrará la foto tripartita que sintetiza el acuerdo que busca.
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Sin embargo, al día siguiente el gobierno salió presuroso a desmentir a esos medios:


Capitanich negó un llamado del Papa.
El jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, negó esta mañana que el Papa Francisco haya convocado a una reunión con dirigentes políticos y sindicales, entre ellos representantes del gobierno, y cuestionó a PERFIL y a La Nación por difundir esta información ayer, que luego fue presuntamente desmentida por el propio Francisco.
Pero ayer, Alicia Barrios, una periodista del diario Crónica y amiga de Francisco, contó que el Papa la llamó por su cumpleaños y que desmintió que hubiera convocado a la reunión que se estaba difundiendo en los medios. “Es un disparate”, le habría dicho a Barrios.
Capitanich también negó su existencia tras referirse hoy al tema, apuntando a los medios que difundieron la información.
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Pero no sólo lo hizo el Jefe de Gabinete:

Niegan que el Papa haya citado a una mesa de diálogo en el Vaticano.
El Papa Francisco dejó trascender ayer que no convocó a funcionarios, empresarios y sindicalistas a una reunión conjunta en el Vaticano para invitarlos a promover acciones a favor de la paz social en el país, tras el agravamiento de la situación económica por la disparada del dólar, la devaluación y la fuerte suba de precios.
Según pudo constatar Clarín de primera mano, Francisco se enteró de los artículos de marras por boca de una periodista argentina amiga, Alicia Barrios, a quien llamó por su cumpleaños. 
Incluso, fuentes eclesiásticas negaron que el Papa le haya dado un mandato al titular de la Pastoral Social porteña, padre Carlos Accaputo, para que convocara a todos los sectores a la supuesta reunión del 19 de marzo, como consignaban los citados artículos publicados ayer.
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Y ahora repasemos la desmentida de la periodista del diario Crónica, amiga personal del Papa:

Francisco desmintió encuentro con empresarios y sindicatos argentinos.
Por Alicia Barrios.
Cuando oí su voz: “Hola, Alicia. Feliz cumpleaños”, le dije: “Sabía que me ibas a llamar”.
Entre risas, como siempre, el Papa Francisco se comunicó desde Roma para saludarme. Eran las 12 del mediodía, cuando le comenté que atenta a la información publicada por el diario La Nación, iba a tener que adelantar mi viaje a Roma. El no estaba al tanto de nada. “Estoy por comunicarme con Raúl Olmos (Ceo del Grupo Crónica) para avisarle que en los próximos días voy para allá porque los convocaste (a los dirigentes argentinos) para retarlos a todos”, le dije.
Me pidió que le leyera la portada de La Nación y lo hice textualmente: “Preocupado por la tensión en el país, el Papa llamó a un diálogo en El Vaticano. Encuentro: tendrá lugar en marzo, el 19, entre representantes de los gremios, la inquietud de Francisco aumentó tras el reto de la Presidenta a Caló”.
Su respuesta fue contundente: “Alicia, no tengo nada de eso en la agenda. Esperá que la voy a buscar y te leo el día a día”. Cuando regresó, leyó las reuniones previstas. “El 19 tengo el encuentro con José María del Corral ( director del colegio San Martín de Tours y uno de los encargados por el propio Francisco para dirigir su proyecto de Red Mundial de Escuelas) y con Ricardo Pignanelli ( titular del Sindicato de Mecánicos y afines del Transporte Automotor)”.

Sorpresa.
La realidad es que se mostró sorprendido, por una información que le resultaba ajena. “No, no no”, comentó fastidiado cuando leí el párrafo que decía: “Fuentes eclesiásticas confiaron que Francisco se preocupó por el discurso de Cristina Kirchner -lee los diarios argentinos por Internet- y le hizo llegar mensajes a la Presidenta para que se reuniera con Caló”.
En Roma eran las 16 y a Francisco lo estaba poniendo al tanto yo de esta noticia. Esto quiere decir que no lee los diarios por Internet. No desmiento a nadie, ni soy la vocera de Su Santidad, ni puedo hablar por las autoridades eclesiásticas. Dejo testimonio de su palabra, sus actos como lo vengo haciendo desde hace 15 años como cardenal y ahora como Papa.
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Escuchemos ahora la desmentida de boca de la misma periodista:




Repasemos ahora lo que afirma finalmente el mismo diario La Nación en `palabras del mismo periodista que dio la primicia:


Fuerte revuelo por la reunión con el Papa.
Por Mariano Obarrio.
Un fuerte revuelo provocó ayer en el país la difusión en los diarios LA NACION y Perfil de la convocatoria a una reunión presidida por el papa Francisco el 19 de marzo en el Vaticano con funcionarios, empresarios y sindicalistas argentinos.
El gobierno de Cristina Kirchner no se refirió públicamente a ese encuentro. Tampoco hubo repercusiones oficiales de la Iglesia en la Argentina ni del Vaticano. Alicia Barrios, una periodista del diario Crónica, difundió un supuesto diálogo suyo con el Papa en el que éste desmentía que hubiera convocado a ese encuentro.
Sin embargo, LA NACION volvió a comunicarse ayer con tres fuentes directamente involucradas en la reunión, que confirmaron lo publicado y ratificaron la invitación a Roma cursada a Funes de Rioja por el padre Carlos Accaputo, presidente de la Pastoral Social porteña y muy allegado a Francisco.
Pero la interpretación política de que Francisco podría convocar a un diálogo social causó fuerte revuelo y malestar en algunos sectores políticos y de la Iglesia. Esto llevó a los propios invitados a conjeturar ayer que podría haber un cambio de fecha y de formato del encuentro, una suspensión o un intento de bajarle el voltaje político. En rigor, la reunión se manejaba hasta anteayer con sumo hermetismo.
Fuentes en contacto con el Papa confiaron ayer que la semana pasada estaba gestionándose la reunión con Funes de Rioja, Martínez y Tomada como representantes de la OIT, aunque el trasfondo era enviar una señal política de diálogo y paz social. La misma información fue difundida por el diario Perfil.
Sin embargo, al igual que Méndez y Martínez, no descartaban que por los trascendidos ahora se cambie la fecha y se haga de manera más reservada o protocolar, o directamente se suspenda, ya que la interpretación política podría no caer bien en el Gobierno o al propio Papa.
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Como vemos, ya no se puede confiar en nadie. Primero el gobierno de Néstor Kirchner se atrevió a desmentir en muchas oportunidades a los "renombrados" medios masivos de difusión (Grupo Clarín, La Nación y Perfil). Después el gobierno de Cristina Fernández siguió el ejemplo de su marido acentuó más aún las desmentidas a los "infalibles" medios masivos. Y ahora este atrevimiento alcanzó al nivel más alto del Vaticano, que se atrevió a desmentir a los mismos "sagrados" e "infalibles" medios masivos de difusión.
Esto es algo de no creer, la "endemoniada" influencia del kirchnerismo llegó a contaminar a la Santa Sede. Por eso, ya nadie puede negar lo que sugiere la última nota del "prestigioso" diario La Nación: el Papa miente...

Y ahora, ¿quién podrá defendernos?


7 de febrero de 2014

Mitos argentinos. Hoy: “El Congreso es una escribanía”.

Este mito asegura que en los últimos años el Poder Ejecutivo reforzó su autoritarismo al relegar al Congreso Nacional al mero papel de una “escribanía” que sólo ratifica las políticas de la presidencia. Esta leyenda urbana circula tanto en los medios como en las conversaciones en las mesas de los cafés, de las oficinas, de las fábricas como en los colectivos. Pero ¿es es tan así? ¿Alguien se puso a verificar semejante afirmación en los papeles?

Empecemos por reproducir un par de notas que afirman este mito:


Sin lugar para proyectos de la oposición en el Congreso.
Que el kirchnerismo convirtió el Congreso en una mera escribanía del Poder Ejecutivo dejó de ser una novedad; la frase se acuñó como un lugar común en la política argentina.
Resulta sugestivo que la presidenta Cristina Kirchner, quien con frecuencia rescata sus años como legisladora con añoranza, haya logrado el triste "triunfo" de haber erradicado del Congreso la cultura parlamentaria, llevándolo a su pico más bajo de decadencia. (...) año tras año se sancionan menos leyes, sólo se privilegian aquellas que provienen del Gobierno y, cuando no hay urgencias de la Casa Rosada, se priorizan aquellas que pertenecen a legisladores oficialistas o a sus aliados. A la oposición sólo le restan las migajas.
"Una vez que Kirchner consolidó su poder y hegemonía, en 2005, la oposición fue anulada. Sólo se priorizó la agenda del oficialismo, no se discutió nada fuera de esa agenda y los textos se aprobaban en comisión sin que se les modificara una coma. Incluso proyectos opositores que iban en cierta línea con los del oficialismo fueron descartados", recuerda el diputado Federico Pinedo, jefe del bloque de Pro.


(…) el profesor de la Universidad de Berkeley, Steven Fish, expuso en un estudio que publicó en 2006 con un título elocuente: "Legislaturas más fuertes, democracias más fuertes". Basado en un análisis cuantitativo y cualitativo de las democracias jóvenes de Europa del Este, Fish encontró una correlación notable entre el poder real que ejerce el Congreso de un país, la salud de sus partidos políticos y el desarrollo democrático.
¿A qué conclusión general llegaron? A una que debería resultar obvia, pero que en la práctica cotidiana dista de serlo: "La presencia de una Legislatura poderosa es una bendición indudable para la democratización".
"La tentación de concentrar poder en el Ejecutivo es grande -dice-. La gente a menudo confunde poder concentrado con poder eficiente y el (o la) presidente es usualmente el beneficiario."
Así es como los votantes solemos entregar cheques en blanco a quienes ocupan la Casa Rosada...
 El Congreso puede dejar de ser una anodina "escribanía".


Ahora observemos la siguiente nota que refuta este mito, basada en un estudio de un politólogo de la Universidad de Maryland, Estados Unidos.


El mito de la escribanía.
El politólogo Ernesto Calvo demuestra que el Parlamento argentino es uno de los más “constrictivos de la autoridad presidencial” y que tiene una tasa de sanción de proyectos del Ejecutivo por debajo de la media latinoamericana.

“El Congreso volvió a funcionar como una escribanía del kirchnerismo.” (Mauricio Macri, PRO, marzo 2012). “Es fundamental tener un Parlamento independiente que deje de ser una escribanía del Gobierno.” (Hermes Binner, PS, junio 2013). “Venimos al Congreso a defender lo que nos pidió la gente con su voto. Vamos a romper con la lógica de la escribanía.” (Sergio Massa, Frente Renovador, diciembre 2013). “Confiamos en poder torcer el destino de escribanía en que se ha convertido el Parlamento.” (Mario Negri, UCR, enero 2014).

La idea de que el Congreso es una institución subordinada al Poder Ejecutivo y que sus integrantes son meros “levantamanos” a sueldo es uno de los clichés más extendidos en el discurso de la dirigencia opositora local, replicado hasta el hartazgo por algunos medios de comunicación. Sin embargo, el politólogo argentino Ernesto Calvo, profesor de la Escuela de Gobierno de la Universidad de Maryland, se encarga de refutar esa afirmación,
 “En comparación, el Congreso argentino desde 1983 rechaza consistentemente alrededor de un 41 por ciento de las propuestas del Ejecutivo y modifica alrededor de un tercio de las iniciativas restantes (21 por ciento del total). Estas tasas de rechazo y modificación posicionan al Congreso argentino como uno de los más constrictivos de la autoridad presidencial, no tan sólo en América latina, sino también en el resto de las democracias”
Por ejemplo, el Parlamento chileno (país modelo para buena parte de la oposición política local) sanciona el 90 por ciento de las propuestas del Ejecutivo, mientras que el de Brasil avala la casi totalidad de los proyectos fiscales del Ejecutivo. La Argentina tiene una tasa de sanción de proyectos provenientes del Ejecutivo por debajo de la media de sus pares latinoamericanos.
Calvo advierte que es “conceptualmente errónea” la idea de que el rol del Parlamento argentino es actuar como “balance de poder” frente a un presidente supuestamente avasallante. “A nivel conceptual, no existe una ‘tasa apropiada’ de enmienda o de rechazo de leyes del Poder Ejecutivo.
De acuerdo con el discurso de gran parte de la oposición, el manejo del Frente para la Victoria como fuerza mayoritaria en el Parlamento aparece como excepcionalmente negativo respecto de etapas políticas anteriores.
 “El Congreso del kirchnerismo es absolutamente indistinguible de otros congresos durante los últimos 30 años. Cuando el Poder Ejecutivo ha contado con mayorías propias, la proporción de proyectos aprobados que corresponden al presidente oscila entre un 40 y un 50 por ciento”, afirma Calvo.
en el período 1983-85, un 48,6 por ciento de las leyes sancionadas fueron propuestas por el presidente Raúl Alfonsín y sus ministros, mientras que en la actualidad el porcentaje es del 46 por ciento.
Otro de los “mitos” sobre los cuales machaca permanentemente la oposición es la resistencia del kirchnerismo al tratamiento de sus iniciativas.
“los partidos de oposición en el Congreso argentino son decididamente influyentes en la consideración y aprobación de legislación”. Esto incluye una tasa de aprobación de proyectos relativamente elevada y una alta capacidad para obligar al partido de gobierno a consensuar la “letra chica” de los proyectos de ley.
Sobre este tema, el politólogo Andy Tow, autor del blog www.andytow.com, agrega que si bien puede ser poco respecto del número de bancas que tiene dentro de las cámaras, “no es cierto que les niegan todo ni que no quieren saber nada con sus intereses”. “Nunca se le quita la palabra. No se hace todo intempestivamente. En el trabajo en comisiones se puede hablar cara a cara porque es más informal, hay menos personas y es menos pomposo y ceremonial”, señala Tow,




Ahora repacemos brevemente lo que dice el estudio de Ernesto Calvo en sus propias palabras:


El Congreso de la democracia: mayorías y consensos.
Ernesto Calvo.
Universidad de Maryland, Estados Unidos.

En este artículo pretendo argumentar que esta imagen del Congreso argentino es conceptualmente errónea y empíricamente falsa. A nivel conceptual, no existe una "tasa apropiada" de enmienda o de rechazo de leyes del poder ejecutivo. En segundo lugar, la Constitución y los reglamentos administrativos de la Cámara de Diputados y Senadores no garantizan a los bloques legislativos el derecho a sancionar un número de leyes proporcional al número de bancas (aun cuando esto efectivamente ocurre y demostraré más adelante). A lo sumo, garantizan el derecho de los bloques a acceder a posiciones de autoridad en modo proporcional al número de sus bancas. Sin embargo, como mostraré a continuación, en Argentina se ejerce un control legislativo sobre el presidente que es más extenso que el de la mayoría de los presidencialismos contemporáneos, tanto en América Latina como en el mundo (Saiegh, 2011; García Montero, 2009) y la tasa de aprobación de proyectos de los bloques minoritarios es considerablemente mayor que en otros congresos comparables, incluido el de los Estados Unidos.
A nivel empírico, la imagen del Congreso argentino como una escribanía del poder ejecutivo y a merced de mayorías arrolladoras es demostrablemente falsa. En primer lugar, porque desde la transición democrática en 1983 el Congreso argentino ha rechazado o enmendado una mayoría de proyectos de ley que fueron propuestos por el ejecutivo, en contraste con muchos de sus pares de América Latina. El Congreso de Chile, por ejemplo, sanciona alrededor del 90 por ciento de los proyectos de ley del ejecutivo (Alemán y Navia, 2009) mientras que el Congreso de Brasil aprueba la casi totalidad de los proyectos fiscales del ejecutivo (Figueireido y Limongi, 2007). En comparación, el Congreso argentino desde 1983 rechaza consistentemente alrededor de un 41 por ciento de las propuestas del ejecutivo y modifica alrededor de un tercio de las iniciativas restantes (21 por ciento del total). Estas tasas de rechazo y modificación posicionan al Congreso argentino como uno de los más constrictivos de la autoridad presidencial, no tan sólo en América Latina sino también en el resto de las democracias.
(...) la mayoría de los proyectos aprobados por el Congreso desde la transición democrática en 1983 fueron propuestos por diputados y senadores. En efecto, alrededor de un 58 por ciento de la legislación sancionada por el Congreso a partir de 1983 fue propuesta por diputados y senadores, mientras que tan sólo un 42 por ciento de la legislación sancionada fue propuesta por el ejecutivo. Esto contrasta nuevamente con gran parte de los presidencialismos del mundo, en los cuales el poder ejecutivo es responsable por la mayoría de la legislación que es aprobada.
Los partidos de oposición en el Congreso argentino son decididamente influyentes en la consideración y aprobación de legislación. Esto incluye una tasa de aprobación de proyectos relativamente elevada y una alta capacidad para obligar al partido de gobierno a consensuar la "letra chica" de los proyectos de ley.

Ni arreando vacas ni arreando gatos.
(...) en estos treinta años el Congreso es una de las instituciones de la democracia que mejor ha funcionado. Sé que esta posición es poco popular, refractaria al debate político, al discurso académico y al discurso periodístico.
En contraste con la nota periodística de Serra, quien afirma que la sanción de legislación por parte de diputados y senadores ha sido durante el kirchnerismo menor en cantidad que la de congresos anteriores y más favorable al bloque mayoritario, el Congreso argentino ha sido extraordinariamente estable en la consideración y sanción de leyes desde la transición democrática. En su artículo, Serra afirmaba que desde 2007 el Congreso aprobó 567 leyes (alrededor de 280 por año), de las cuales 262 fueron propuestas por el ejecutivo (46 por ciento), 182 fueron propuestas por legisladores del bloque oficialista (32 por ciento), 38 proyectos fueron propuestos por "aliados" (6,7 por ciento) y 82 fueron elaborados por la oposición (14,5 por ciento). Otra forma de interpretar los datos sería que de los proyectos aprobados por los legisladores, un 63 por ciento fueron iniciados por el oficialismo, un 13 por ciento por bloques no oficialistas que están cercanos al gobierno y 28,5 por ciento fueron iniciados desde la oposición (82/287).
(...) el Congreso del kirchnerismo es absolutamente indistinguible de otros congresos durante los últimos 30 años. Cuando el poder ejecutivo ha contado con mayorías propias en el Congreso, la proporción de proyectos aprobados que corresponden al presidente oscila entre un 40 y un 50 por ciento. En el primer Congreso de la democracia, 1983-1985, un 48,6 por ciento de las leyes sancionadas habían sido propuestas por Raúl R. Alfonsín y sus ministros, comparado con el 46 por ciento actual. Más aún, durante el menemismo, la tasa de aprobación de proyectos que fueron iniciados por el radicalismo se ubicó consistentemente entre un 10 y un 15 por ciento del total de leyes (equivalente a aproximadamente un tercio de los proyectos sancionados que habían sido propuestos por los legisladores).
Los datos del Congreso argentino en estos últimos 30 años son reveladores. Contrario a la opinión muy difundida de que el Congreso es una escribanía del poder ejecutivo, las tasas de consideración, enmienda y sanción por parte del Congreso muestran que los legisladores no han sido "subsirvientes" ni "recalcitrantes" respecto del poder ejecutivo.

Pero tanto Menem como Alfonsín tuvieron a su vez que lidiar con Congresos "intratables" cuando sus administraciones perdieron apoyo electoral (1987-1989 y 1997-1999). Cada presidente electo, incluso en momentos de popularidad, sufrió derrotas legislativas, como fueron los intentos de implementar reformas laborales (Alfonsín y Menem) o las retenciones agrícolas (Kirchner).
Si bien existe un número importante de decretos del poder ejecutivo que regularon reformas económicas, la legislación más importante de la democracia ha sido sancionada mediante leyes del Congreso.
Tanto la política impositiva como la política social y el gasto público están regulados por una densa red de leyes del Congreso. Estas leyes en muchos casos han sido regresivas (como la expansión del IVA) y en otras progresivas (como la asignación universal por hijo). A su vez, en los últimos 30 años las leyes del Congreso han modificado radicalmente derechos sociales y políticos de los argentinos mediante leyes tales como la ley de divorcio o el matrimonio igualitario.

A modo de conclusión.
(…) en 30 años de democracia el Congreso argentino no ha experimentado parálisis legislativa ni ha sido un acrítico promotor de las políticas económicas del ejecutivo de turno. En contraste con Brasil y Chile, el peso del poder legislativo en la sanción de legislación no ha ido aumentando. En contraste con Estados Unidos, la polarización política no ha redundado en parálisis legislativa. En contraste con los sistemas parlamentarios europeos, la oposición en Argentina aprueba un número considerable de sus propuestas legislativas.

En un artículo reciente, Alemán (2006) muestra también que el poder de agenda del presidente argentino está por debajo de la media de América Latina. Por su parte, Saiegh (2011) muestra que la tasa de éxito legislativo del presidente argentino se encuentra por debajo de la media internacional.



Y, señores pasajeros, además de lo ofrecido y todo por el mismo precio: ¿qué pasa con los partidos de la oposición? Veamos:


La disciplina partidaria.
Otro tema de debate recurrente es la cuestión de la “disciplina” partidaria en el Parlamento. En su blog, el politólogo Andy Tow analizó cómo votaron los senadores y diputados respecto del bloque al que pertenecen durante la última década. “El legislador argentino promedio se posiciona igual que la mayoría del bloque que integra en alrededor de las tres cuartas partes de las votaciones”, concluye Tow y detalla que hay una pequeña diferencia entre diputados (76,9 por ciento) y senadores (74,3). Como dato saliente, se comprueba que no hay grandes diferencias entre los distintos partidos políticos. El socialismo tiene el 81 por ciento de sus posiciones individuales en sintonía con la mayoría, seguido por el kirchnerismo con 79 por ciento, la Coalición Cívica con 77, el PRO con 72 y la UCR con 69. Existe, sí, una gran variación hacia adentro de cada bloque, con legisladores con un 100 por ciento de disciplina, como Aníbal Fernández, y otros con el 27, como el sindicalista Facundo Moyano.
Nota completa


Entonces este humilde Basurero se atreve a concluir que, de acuerdo a lo afirmado por el profesor de la Universidad de Berkeley, Steven Fish, citado más arriba, (Legislaturas más fuertes, democracias más fuertes"), podemos refutar este difundido mito argentino y afirmar que el actual el juego entre el Poder Ejecutivo y el Poder Legislativo aseguran una democracia más fuerte.



Para conocer más de los que este humilde servidor público llama "Mitos Argentinos" cliquear aquí.


5 de febrero de 2014

Sur, devaluación y después... ¿Dólar "blue" o dólar chanta?

Cuáles son las razones de la reciente devaluación del peso y quién le pone precio al dólar "blue", o negro o, mejor, ilegal es lo que se muestra aquí en este par de reveladoras notas que este humilde servidor público reproduce, en parte, y que aclara muchas dudas que es imprescindible solucionar.

Empecemos con un tramo de una nota de Rebelión.org sobre el tema:


Algo de verdad sobre la devaluación en Argentina.
De nuevo, los editoriales se han apresurado a la lectura catastrofista de la devaluación del peso argentino en los últimos días. Sin matices, y abusando de la práctica cada vez más común del atajo argumentativo, el maniqueísmo se ha apoderado del mainstream opinante en materia económica. Pocos se han puesto a analizar de cerca lo que ha sucedido en las entrañas de un complejo mercado cambiario dentro de una economía política argentina siempre en disputa. El común denominador ha sido, es y sigue siendo, alarmar sobre el “derrumbe de la economía argentina”. Seguidamente, se ha comparado, sin complejos, con el devenir de la devaluación generalizada de otras economías emergentes, como el caso de Brasil, Colombia o Chile en América latina. Pero no satisfechos con este salto mortal, envuelven el análisis a partir de una renovada corriente mediática basada en que las economías emergentes están sufriendo la decisión de la Reserva Federal de los Estados Unidos de comenzar a retirar las medidas de estímulo (acabar con la relajación cuantitativa de los últimos años pos crisis financiera que permitió emitir mucho papel-dólar).

Por ello, según la ortodoxia dominante, los países emergentes (India, Turquía y Sudáfrica) han reaccionado con un incremento del tipo de interés para atraer a esos capitales golondrinas. 
No llegan a entender que por ejemplo en Argentina, Venezuela, Bolivia y Ecuador tienen sus propios retos, y sus propios instrumentos que no siguen dogmas neoliberales, y que se reinventan permanentemente dentro del progresismo posneoliberal latinoamericano.
Sea como fuese, lo real es que Argentina no fue un receptor de este tipo de capitales en la última década kirchnerista. De hecho, es precisamente la queja de los adalides del modelo neoliberal en estos años pasados proclamando por activa y por pasiva que “la política de los K no atrae capital extranjero”. Esta reiterada demanda de déficit de capital extranjero no puede ser obviada para –ahora sí- decir que el capital se vuela. En Argentina, los dólares se van o no llegan por otras razones que se procurarán explicar en las próximas líneas.

El año pasado, Argentina cerró un balance comercial superavitario, como así viene sucediendo en la década pasada del gobierno kirchnerista. Las exportaciones siguen siendo superiores a las importaciones, pero el ritmo de crecimiento de unas y otras es distinto. El año pasado, las exportaciones siguieron creciendo, pero menos que otros años. ¿Por qué? Porque todos los organismos internacionales ratifican que la demanda mundial cae como producto de esta nueva crisis sistémica del capitalismo.

(...) por otro lado, en los países enriquecidos también desean detener el proceso de desindustrialización de los años anteriores (como Estados Unidos y buena parte de la Unión Europea) y volverán al viejo modelo de sustitución de importaciones. A esto, hay que sumar que algunos países de la periferia europea, y de las economías asiáticas, buscan en las exportaciones el único camino para acelerar su crecimiento (véase España que lo único que ha mejorado en estos años ha sido su patrón exportador). Estos tres factores explican que las exportaciones argentinas no crezcan como años anteriores. En relación a las importaciones, éstas siguen teniendo un ritmo cada vez más creciente en Argentina motivado por una demanda interna fuerte gracias a las políticas redistributivas implementadas, y además, por una demanda interna de insumos intermedios –muy vinculados a industrias con alto componente tecnológico- necesarios para el proceso de reindustrialización. Todo ello explica que este año 2013, las importaciones crecieran al 8% y las exportaciones lo hicieran al 3%.

Esto es sólo una causa estructural de lo que sucede con la salida y llegada de dólares. Hay muchas más. Ocurre que hay 8 millones de toneladas de granos, mayormente soja, sin liquidar. Esto equivale a 3.500 millones de dólares que podrían ingresar al país pero no lo hacen porque los exportadores han decidido realizar un paro exportador pensando que así pueden chantajear para obtener una devaluación que les favorezca. Y de camino, como nunca les viene mal, desestabilizan la macroeconómica cambiaria debido a esta no entrada prevista de dólares derivada de esa operación comercial. Bajo esta nueva versión, reeditan el conflicto del campo (de la resolución 125 que modificaba las retenciones sobre las exportaciones) buscando poner en jaque al gobierno que pone en jaque, en versión de golpe de mercado a cámara lenta. Este paro exportador provoca que no se ingresen al fisco casi 1.400 millones de dólares.

(...) en Venezuela, PDVSA es el sector público que exporta petróleo, y en Argentina, por el contrario, el traedor de dólares es el sector privado. No sólo eso, sino que Venezuela cuenta con un tipo de cambio fijo, con dos tipos en la actualidad, uno preferencial para la mayoría de los bienes (80%) y otro para el resto (incluido las remesas de utilidades neta de la inversión extranjera) y en Argentina hay un sistema de cambio flexible, con flotación administrada por participación del gobierno en el mercado cambiario, que determina un único tipo de cambio.

En Argentina, lo que ha sucedido en este remake “campo contra pueblo” es que en enero del año pasado se había liquidado el 97% de la cosecha de soja, mientras que en la actualidad sólo alcanza un 83%, pero no por falta de compradores. Ahora bien, el problema central es que el campo no es un sujeto democratizado: sólo el 6% de los productores concentra el 54% de la producción. En el caso de la soja, las diez primeras cerealeras del país explican el 96% de las ventas al exterior. Hete aquí el quid de la cuestión; en Argentina sí se ha redistribuido la riqueza, pero aún resta mucho en materia de distribución primaria del ingreso. Esta no democratización de este poder económico se paga en democracia. Y esta vez, se paga con una devaluación forzosa que además viene orquestada con una operación bursátil especulativa. Shell compró 3 kilos de tomates a precio de 8,40 pesos cuando costaban algo menos de 7,20. ¿Por qué? Porque es conocedor de que la bolsa es así, no obedece a principios éticos sino a la máxima tasa de ganancia posible. Unos pueden argumentar que se hizo sólo para forzar el precio final del dólar hasta casi 8 puntos, y además obligó al estado argentino a participar gastando dólares; otros dirán que compró estos 3 kilos (millones de dólares) a 8,40 porque antes había comprado muchos más kilos a menos de 7, y entonces, cuando el nuevo precio se instalara en 8, se podría vender el resto de kilos de tomates teniendo sustanciales ganancias. Ambas cosas serán ciertas; pero el resultado es que esta operación se hace en sintonía fina con el resto de situaciones ya comentadas. Es lo malo que tiene seguir confiando en un sistema bursátil que aún tiene mucho de regulación de la vieja dictadura argentina. Por ello, esto vuelve a enseñarnos que los acertados cambios a favor del pueblo gracias a muchas políticas económicas necesitan también de transformaciones de ciertas estructuras heredades del neoliberalismo. Rectificar ha de ser de sabios, y aún se está a tiempo de evitar esas prácticas buitres con una gran reforma del sistema financiero en Argentina.
Otro factor que parece no haber sido tenido en cuenta es la deuda heredada del neoliberalismo que aún se tiene que pagar a pesar del canje reestructuración iniciada en 2005. Más que se tiene que pagar, es que se ha decidido pagar. Por ende, esto implica que la amortización de la deuda merma dólares disponibles para el desarrollo social inclusivo que procura este actual gobierno. A modo de ejemplo, sólo en un día, el Banco Central tuvo que hacer frente a 250 millones de dólares. De esta forma, la caída acumulada en todo el mes de enero sumaba 2342 millones de dólares. Y para explicar mejor esto, un dato: en el 2013, el 70% de la caída de divisas corresponde a pago de la deuda. De hecho, en la década kirchenerista, se pagaron 43.000 millones de dólares que permitió bajar de una deuda del 160% del PIB al actual 42%.

A toda esta restricción externa, se suma el mercado ilegal de dólares, que no se pierde esta fiesta de desestabilización. Este es un mercado que carece de racionalidad económica y sí posee, en cambio, una absoluta racionalidad política. Siempre pasa igual: antes de las elecciones presidenciales de 2011, se disparó el tipo de cambio ilegal (llamado blue); en las elecciones legislativas de hace meses, se elevó el ilegal; y ahora, en este momento de tensión externa, de nuevo, crece la tasa de cambio ilegal. A esta ilegalidad se le suma otra, la fuga de capitales, que puede ser por pagos en exportaciones que nunca ingresan al país, por salidas a través de operaciones financieras sofisticadas con títulos públicos (que se estiman que han supuesto 30.000 millones de dólares), y por tantos otros motivos. Todos esos episodios explican 62.000 millones de dólares de fuga desde el 2007 hasta la actualidad.

La devaluación consentida, como así llamaría a esta devaluación inducida pero aceptada, hasta llegar al actual tipo de cambio, es fruto de una disputa de economía política propia de Argentina, en la que el campo vuelve a ganar. Ahora queda por ver si esta puja distributiva afecta a la pérdida de la mayoría trabajadora. La devaluación podría aumentar los precios por la vía del encarecimiento de productos importados (bienes finales o insumos intermedios para la reindustrialización). Frente a ello, el gobierno tiene diferentes opciones: a) que la política de precios cuidados sea efectiva, y b) si los precios al final suben, será necesario entonces un incremento de salario nominal que permita seguir la política de aumento de poder adquisitivo real. Sin embargo, el gobierno tiene también otras opciones más radicales ante estas injusticias: c) reformar cuanto antes un sistema financiero y bursátil que permite aún poner en peligro la soberanía económica del país, d) una política de comercio exterior que cree una empresa pública que sea la responsable de gestionar la venta de ciertas mercancías del agro.

Hasta el momento, el gobierno kirchenerista ha garantizado una década ganada para las mayorías sin afectar mucho a la década ganada para un poder económico fuertemente concentrado; en los próximos días, o meses, habrá que esperar ver si el gobierno sigue contrarrestando las maniobras especulativas con respuestas parciales o se atreve a modificar ciertos pilares del régimen de acumulación histórico de la Argentina. No hay que olvidar que esto, de evaporar dólares, es algo que sucedió con Alfonsín en 1989, sin recursos para controlar el tipo de cambio, que provocó la hiperinflación perfecta para que sirviera de excusa del deseado ajuste neoliberal.
(N.dE.: ver más datos aquí) Por ello, toca estar muy atentos, y no dejar que todo se explique sin fundamento, o como si se tratase de una cuestión meteorológica.
La restricción externa afecta. Aunque en Argentina, la restricción interna sigue siendo aún más determinante. 
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Y ahora veamos el verdadero origen del precio del dólar "blue"...:


Dólar ilegal: una cámara oculta deja ver lo que los medios no informan.
Ante tanta información, no son pocos los que se preguntan cómo hacen los medios para determinar a cuánto cotiza el dólar ilegal. Una cámara oculta muestra una realidad bastante distinta a la que sostiene la prensa hegemónica.
Desde que el gobierno nacional impulsó una serie de medidas para la obtención de moneda extranjera (muchas de las cuales se han modificado), los medios opositores utilizaron el mercado ilegal de venta de dólares como un dato de relevancia.
De hecho, muchas veces, el valor del "dólar blue", como lo rotularon ingeniosamente, fue usado de parámetro para cuestionar las decisiones económicas que ha venido tomando el gobierno y, además, generar descontento social.
Una cámara oculta de C5N, realizada en la calle Florida de la Ciudad de Buenos Aires, muestra que, en realidad, en el mercado ilegal de venta de divisas la dispersión en la cotización es habitual.
¿Cómo determinan los medios a cuánto se vende el dólar en el mercado negro? Con los ejemplos que registró C5N puede apreciarse que el valor de transacción de la moneda puede variar de esquina a esquina. Es decir, que la tarea no parece nada sencilla.
Sin embargo, los medios suelen invisibilizan esta dispersión y complejidad en la venta ilegal de dólar y otras monedas extranjeras. Lo que genera un efecto doblemente beneficioso para los formadores de opinión.
Por las charlas que mantienen los actores (que simulan ser compradores de dólares) con los vendedores de divisas, puede apreciarse como se especula constantemente con el valor. Pasa de 10, a 13, y a pretender convencer a "los compradores" que puede llegar a salir 15 o que simplemente "está subiendo y por eso no se puede vender".
Si bien no tiene fines judiciales, la cámara oculta, demuestra, una vez más, que los medios de comunicación elaboran los números que difunden como 'datos objetivos', acorde a sus necesidades.



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Más claro, al dólar "blue" echale agua... y quizás se decolore y aparezca el dólar chanta.


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