26 de junio de 2016

La construcción de la "Tercera Tiranía".

La posible defunción del FPV tan discutida en estos días no debe ser confundida con la pretendida muerte del kirchnerismo (el famoso "fin de ciclo K" una vez más).
Muchos analistas y políticos refractarios al movimiento popular que gobernó al país durante estos últimos doce años confunden muchas veces las posibilidades fácticas de acontecimientos futuros con sus propios deseos, como hemos tratado tantas veces en Basurero Nacional. Hagamos una vez más un ejercicio de repaso histórico de la política nacional, lo que nos situará mejor en la realidad argentina en esta materia.
Tras la Revolución Libertadora que en 1955 derrocó por la fuerza al segundo gobierno de Perón, casi ningún analista o medio de comunicación de la época dudaba de la segura muerte del peronismo. La dura y monopólica campaña de desprestigio impulsada por la dictadura y la oligarquía autóctona contribuirían a ello, difundiendo y acrecentando los errores políticos y económicos del peronismo, los casos de corrupción y el lado autoritario del “régimen” (que era, en realidad, un rasgo de época de la Argentina pre y pos peronista), o inventándolos en caso de ser necesario (lo que efectivamente ocurrió). El líder prohibido, viviendo en el exilio (el "tirano prófugo) no tenía posibilidades de defenderse, al igual que sus partidarios, militantes o simple seguidores, encarcelados, perseguidos o proscriptos. En el país había sólo una voz, una versión de lo sucedido en la década anterior, y por años se trató de inculcar que todo lo peronista era corrupto, económicamente desastroso y políticamente equivocado y
antidemocrático casi por definición.
No vamos aquí a desarrollar la historia política de esos años ni citar ejemplos históricos que avalan nuestra afirmación (algunos ya tratados en notas anteriroes de Basurero Nacional); pero sí hemos de subrayar las evidentes coincidencias entre aquel proceso de deslegitimación del peronismo derrotado (no mediante los votos sino mediante las botas, y el presente, en su versión kirchnerista, sí derrotado en las urnas por un par de puntos porcentuales, además del proceso posterior al derrocamiento del primer movimiento popular que gobernó al país en el siglo pasado: el yrigoyenismo.

El movimiento derrocado en 1930 no pudo ser desaparecido en la década siguiente, ni aún tras la muerte de su líder en 1933. Por supuesto, la UCR siguió viva, dividida y cooptada por el "régimen" que don Hipólito tanto combatió, pero el yrigoyenismo, tan vapuleado por sus casos de corrupción y errores en su política social o económica, siguió vivito y coleando, e incluso reivindicado en sus logros políticos y económicos hasta hoy.
Lo mismo puede decirse del peronismo, al que se lo llamó durante esos años “la segunda tiranía”, adoptando la clasificación que la historia oficial, mitrista, le endilgaba a los
gobiernos rosistas del siglo XIX: la “tiranía de Rosas”. A sólo tres años de derrocado, el radicalismo en su versión frondisista (UCRI) para acceder al gobierno tuvo que pactar con el "tirano prófugo", invisibilizado, y su partido proscripto para los medios de la dictadura para poder llegar a la presidencia de la semidemocracia que nos dejó la "libertadora". La avalancha de votos peronistas y no peronistas que llevó a Perón a su tercera presidencia demostró la inutilidad de esa táctica de "lidericidio" que el régimen conservador intentó, aún estando en el poder y en el gobierno a la vez.
Es que en ambos casos los movimientos populares en el poder lograron establecer nuevos derechos y un bienestar económico en el pueblo todo. Y eso es algo que ningún velo político o propagandístico puede enterrar. Son logros que se viven, se saborean y nunca más se olvidan. Que con el tiempo pueden pasar desapercibidos por el usufructo cotidiano, que pueden inducir saludablemente a requerir más derechos, más y mejores beneficios económicos o sociales, pero que ante la pérdida o amenaza de pérdida de ellos renacen en el inconsciente colectivo y mueven a la lucha. Sólo una dictadura feroz como la de los años setenta puede acallar por un tiempo prolongado esa reivindicación, esa lucha, pero nunca hacerla desaparecer.
También podemos citar como contraejemplo los casos del alfonsinismo y el menemisno. En primer caso, aún cuando su salida del gobierno fue estrepitosa y manchada por sus desmanejos económicos (muy bien aprovechada por el menemismo triunfante) y por sus titubeos en materia de derechos humanos, con los años muchas de sus políticas siguen siendo reivindicadas y el prestigio de Raúl Alfonsín sigue vigente.
En el caso del menemismo, se da un caso opuesto a los mencionados al comienzo. Aún cuando Carlos Menem gobernó durante diez años al calor de las urnas y triunfó incluso en 2003 (cuando el modelo económico neoliberal que vio la luz en su seno ya había estallado), nadie puede decir que es un ex presidente prestigioso. El menemismo en sí no existe, más allá de algunos bolsones riojanos. Tal es así que hasta el macrismo, digno heredero de su proyecto económico, social y de política exterior, ni siquiera puede reconocer ese plagio.
Y es entonces cuando podemos asimilar el actual proceso de deskirchnerización que tanto el gobierno como los medios de comunicación hegemónicos han puesto en funcionamiento con
aquellos intentos de desyrigoyenizar o desperonizar al país. Como adelantamos aquí en Antimayoritarismo, el movimiento político más antiguo del paísluego de finalizados los gobiernos populares exitosos, a diferencia de Yrigoyen (que había fallecido) Cristina Fernández está en edad activa para ejercer la política, y a diferencia de Perón (exiliado y prohibida su palabra) Cristina cuenta con una envidiable llegada a sus seguidores (no existe un monopolio de la palabra del oficialismo, como sí sucedía durante la "Libertadora") y con un prestigio intacto debido a los logros económicos y sociales de los gobiernos kirchneristas. Incluso es dudosa la magnitud del daño que puedan acarrear los casos de corrupción que aparezcan de funcionarios de su gobierno; atemperados además por la propia defensa que pueda esgrimir ella misma. La historia de
este tipo de movimientos muestra que el prestigio con que cuentan resiste bastante bien la corrosión política de los casos de corrupción, verdaderos o inventados que los involucran.
Un activo fundamental con el que contaron para resistir el paso del tiempo fuera del gobierno y las campañas de desprestigio e impugnación, fueron las políticas antipopulares de los gobiernos que los sucedieron, el desmantelamiento de sus logros y los derechos conseguidos durante sus años de gobierno. No es necesario aclarar que los casos de corrupción o de errores en las políticas de esos movimientos populares con los que el establishment intenta siempre deslegitimar sus políticas pueden existir o no, pero el objetivo final es hacer desaparecer su llegada al pueblo, anular sus logros y no corregir sus equivocaciones. Como se suele decir sobre el peronismo: lo atacan por sus logros, no por sus errores. Y lo mismo podemos ver hoy en día en relación con el kirchnerismo; y además ese intento de desgaste lo realiza un gobierno cuya ideología y métodos políticos son similares a los de los gobiernos que sucedieron a los movimientos populares exitosos anteriores, los que intentaron enterrarlos: a los de la "década infame", a los pos-peronistas (principalmente las dictaduras) y al menemista.

El tema más utilizado por los medios y el macrismo para denostar al kirchnerismo, desde que llegó al gobierno, es la corrupción. Tanto los hechos en sí como los protagonistas de los mismos desfilan diariamente en los medios, y los políticos opositores al gobierno kirchnerista se solazan opinando sobre los mismos. Sin embargo, si ponemos en contexto este hecho veremos que nunca en nuestra historia un gobierno produjo una transferencia de riqueza tan grande y tan rápida desde las clases bajas y medias a las altas; lo que queda sepultado por ese desfile cotidiano de noticias sobre corrupción. Y, vaya paradoja, esa misma transferencia regresiva de ingresos oculta tras la campaña “esclarecedora” de la corrupción kirchnerista es realizada por un gobierno intrínsecamente corrupto en materia política, ya que los ministerios están ocupados por ejecutivos de las empresas multinacionales directamente beneficiados por sus respectivas medidas, como por ejemplo el caso del ministro de Energía y Minería, Aranguren, ex presidente de una petrolera y titular de acciones de la misma (Shell). Sin mencionar que muchos (demasiado) de sus funcionarios son titulares de cuentas y empresas offshore, cuyo propósito es, quien puede negarlo, la evasión de capitales del país y de sus respectivos impuestos.

Los gobiernos que sucedieron a los movimientos populares anteriores impulsaron políticas económicas y sociales antagónicas a las de los gobiernos depuestos, y utilizaron la corrupción de los mismos como caballito de batalla para tapar los resultados perniciosos de sus propias políticas. Como lo muestra la historia política argentina, ese método no fue efectivo: el yrigoyenismo y el peronismo son aún hoy movimientos políticos prestigiosos y sus políticas son reivindicadas décadas después de sus gobiernos. En cambio, los que los sucedieron e intentaron anularlos, hacerlos desaparecer del inconsciente colectivo nacional apenas son recordados.
En la actualidad, el macrismo parece ocupar ese mismo lugar de impugnación de un movimiento político exitoso, utilizando el mismo método de trabajo para ocultar sus propias políticas perniciosas. Incluso, no es descabellado señalar que el gobierno y el establishment intentan caracterizar al kirchnerismo como una especie de “tercera tiranía”, recordando la labor de la “Revolución Libertadora”… Tanto es así, que hasta podemos aventurar que los resultados finales de esa campaña serán similares, y el kirchnerismo seguirá siendo un factor político ineludible en los años por venir. Incluso con posibilidades ciertas de retorno al gobierno en algún frente electoral futuro, y su líder indiscutible, Cristina Fernández, seguirá siendo un referente inevitable y de peso para cualquier gobierno futuro no macrista. Por supuesto, siempre y cuando el macrismo y los medios hegemónicos que lo apoyan (por el momento) continúen con la misma lógica en sus políticas de borrado del kirchnerismo. Y por eso, de seguir así, en un tiempo podremos decirle, quizás: "los muertos que vos matáis gozan de buena salud".


Notas anteriores de Basurero Nacional sobre el tema:






17 de junio de 2016

Para bailar el tango se necesitan dos. Para la corrupción también. Listado de posibles cómplices.

En medio de esta especie de cuento de Fontanarrosa, donde aparece un ex-funcionario arrojando bolsos de dinero por la medianera de un convento de monjas de clausura, una monja de 94 años que tarda en despertase por haber tomado medicación para dormir y que luego escucha de boca del visitante nocturno que él trae millones de dólares robados para donarlos al convento, sumado a que un vecino llamado Jesús (nada menos) llama a la policía; y a todo esto le sigue el despliegue de los medios de información subrayando cada detalle de esta morboso paso de tragicomedia, es momento propicio para profundizar un poco, al menos un poco, sobre el tema de la corrupción.
Como dice el famoso dicho, si falta uno de los protagonistas, el baile del tango no existe; de la misma manera si uno de los protagonistas de una coima falta, la coima no se concreta. 
Por eso, este humilde servidor público acerca el listado de posibles cómplices o coautores del delito de cohecho (coima). El cargo de José López era de Secretario de Obras Públicas, en el cual tenía la autonomía necesaria para beneficiar a determinadas empresas en las concesiones de obras públicas, de allí la posibilidad que tenía de ser tentado por la corrupción. Por lo tanto, reproducimos a continuación la lista oficial de las principales empresas que recibieron concesiones en el período en que López fue funcionario. Si de alguna fuente empresaria provienen los millones de dólares que llovieron en el convento de la localidad de Rodriguez, ésta debe encontrarse en siguiente listado:

Ranking o Top 36 de empresas beneficiadas con la obra pública entre 2003-2015.

1) TECHINT, de Paolo Rocca
2) ELECTROINGENIERIA, de Osvaldo Acosta y Gerardo Ferreyra
3) IECSA, de Angelo Calcaterra, primo de Mauricio Macri
4) CORPORACIÓN AMÉRICA, de Eduardo Eurnekian
5) INVAP, de la Provincia de Río Negro
6) ODEBRETCH, de Marcelo Odebretch, multinacional de origen brasilero
7) ESUCO, de Enrique Wagner
8) CARTELLONE, de José Cartellone
9) ROVELLA CARRANZA, de Mario Rovella
10) JCR, de Juan Carlos Relats
11) GRUPO ROGGIO, de Aldo y Benito Roggio
12) CHEDIACK, de Juan Chediak
13) CPC, de Cristóbal López
14) SUPERCEMENTO, de Julián Astolfoni
15) ISOLUX, de Luis Delso
16) PETERSEN, de Enrique Eskenazi
17) PANEDILE, de Hugo Dragonetti
18) GENERAL ELECTRIC, multinacional de origen estadounidense
19) COARCO, de Patricio Gerbi
20) SIEMMENS, multinacional de origen alemán
21) CONTRERA HERMANOS, de Juan Touseda
22) EQUIMAC, de Silvio Mion
23) COMSA, multinacional origen español
24) GANCEDO, de Felipe Gancedo
25) DYCASA, de Javier Balseiro
26) PAOLINI, de Julio Paolini
27) ECODYMA, de Juan Scaramellini
28) VIALMANI, de Luis Armani
29) PIETROBONI, de Víctor Pietroboni
30) LUIS LOSI SA, de Luis Losi
31) GREEN, de Carlos Arroyo
32) GUERECHET SA, de Julio Guerechet
33) DURO FELGUERAS, multinacional de origen español
34) TEYMA ABENGOA, multinacional de origen español
35) KOPEX, multinacional de origen polaco
36) GRUPO AUSTRAL, de Lázaro Báez

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Otro mito urbano afirma que un gobierno o modelo de país determinado tiene necesariamente que convivir con la corrupción. Eso no es verdad, porque para transformar, mejorar, cicatrizar las heridas profundas en el tejido del país causadas por la década neoliberal, como se hizo durante el kirchnerismo no es necesaria la corrupción simbolizada por José López. Porque para alcanzar los cambios que llevaron a duplicar el PBI en doce años o devolvieron millones de personas de clase media, las que habían caído en la pobreza durante el reinado del neoliberalismo, y convertir a millones de pobres en nuevos miembros de la clase media no es necesaria la corrupción del ex Secretario de Transporte Ricardo Jaime. Para crear seis millones de puestos de trabajo, para devolver el derecho de jubilación a tres millones de adultos mayores o conceder el derecho de la AUH a millones de niños -insistimos- no es necesaria la corrupción de funcionario alguno. Para lograr esos resultados lo que sí fue necesario es el tipo de medidas de redistribución de la riqueza llevadas a cabo desde el 2003 hasta el 2015.
De la misma manera, el escándalo de los oscuros 20 millones de pesos de Fernando Niembro, las sospechosas concesiones de obras públicas al socio-hermano de Mauricio Macri, Nico Caputo o el escándalo de los Panama Paper que involucra al ministro de economía de Macri en la ciudad de Buenos Aires durante 8 años y hasta al propio Mauricio Macri y su familia, o las empresas o cuentas offshore de muchos de los funcionarios del actual gobierno nacional, o el procesamiento del Ministro de Energía por la compra directa de cargas de gas importado a Shell, empresa de la que fue presidente hasta noviembre y de la que posee acciones, no son necesarios para que en seis meses de macrismo se realice el aumento brutal de las tarifas de los servicios públicos ni que le quiten los principales impuestos a los ricos; ni para que el país pase de un período de crecimiento continuo del PBI a uno de caída, de tener una inflación promedio de 1 ó 2 % mensual a uno de 4 ó 5 %, de uno de caída del desempleo, la pobreza y la indigencia a uno de aumento de esos índices. Esos efectos perniciosos u objetivos económicos se alcanzan mediante, fundamentalmente, las medidas económicas y sociales puestas en funcionamiento desde el 10/12/15.
De a misma manera podemos decir que el modelo de país menemista no tenía como principio o fundamentos necesarios los casos de corrupción de los guardapolvos de Bauzá, la leche contaminada de Miguel Ángel Vicco y Carlos Spadone, el Switfgate, el Yomagate, el contrabando de armas a Croacia y Ecuador, el atentado contra la AMIA, las coimas IBM-Banco Nación, los escándalos del PAMI o el pasaporte de Al-Kassar.

También podemos señalar que la exhibición obscena a través de los medios de los casos de corrupción existente en el gobierno kirchnerista no mejora las políticas económico-sociales del macrismo, como tampoco las inocultables señales actuales de la corrupción del gobierno macrista y del pasado de algunos de sus funcionarios macristas no mejora al kirchnerista.
Lo importante para analizar de ambos gobiernos (de cualquier gobierno) son sus medidas políticas y económicas y el estado en que dejan al país en comparación con el que lo encontraron. Es decir, el estado de la famosa "herencia" de gobierno.

Sobre el tema de la corrupción, es interesante escuchar una excelente y breve columna sobre la historia de la corrupción en Argentina en boca del historiador Sergio Wischñevsky:

La historia de la corrupción en Argentina




Ya sabemos, entonces, quiénes pueden haber sido los cómplices o coautores del delito de cohecho de José López. Ahora vendría la investigación del juez sobre quién o quienes de esa lista son los verdaderos coimeros. Esperemos que la investigación de este caso no quede en un sólo lado del mostrador... Es decir, que podamos conocer a ambos bailarines de la corrupción.


3 de junio de 2016

"Cambiemos" es la restauración conservadora. El "cambio" macrista al final era la "marcha atrás". ¿Vuelven los '90?

A casi un semestre de haber asumido, el gobierno de Cambiemos, en cabeza de Mauricio Macri, ya puede ser definido (con pocas dudas al respecto) como el gobierno de la restauración conservadora en Argentina. La fuerza política que ganó las elecciones proponiendo un cambio superador de los errores del gobierno anterior pero conservando todos sus logros y los derechos ganados por la población, ya demuestra que no cumplirá con las expectativas que generó en sus votantes. Queda más claro día a día con las medidas tomadas que el macrismo trata de desmontar, ladrillo a ladrillo, los avances auspiciados por los gobiernos kirchneristas. Se trata, en definitiva, de un gobierno que intenta restaurar el modelo o proyecto de país de los años noventa o, peor aún, del país agroexportador de princípios del siglo XX.
Para ejemplificar esta afirmación repasemos lo que decíamos aquí en los primeros días del gobierno restaurador de Macri, cuando ya atisbábamos el ajuste brutal del macrismo:


Yo fui un choriplanero. Confieso que he pecado: tenía la luz y el gas subsidiados por el estado kirchnerista.
Así es, mi familia tuvo subsidiada la electricidad, el gas, el agua y el transporte durante los años del kirchnerismo. Por eso pudimos comprarnos  una Smart TV de 42 pulgadas, un lavarropas, una heladera, un sommiers, un juego de mesa con cuatro sillas y una cocina en un año y viajar a Buzios por 10 días los cuatro todos los años. Algo que ya no podremos hacer.
El Gobierno oficializó este viernes el fortísimo aumento en tarifas de electricidad, a partir de la eliminación de la mayoría de los subsidios, y puso como ejemplo que un hogar que venía abonando $25 por mes ahora pasará a pagar $150, lo que representará un incremento del 500%, que regirá desde febrero.
En las filminas repartidas después de la conferencia de prensa se puede apreciar el ejemplo que dio el ministro. En el caso de usuarios de Edesur la factura promedio del 80% de los usuarios residenciales es de 182 kwh por mes. En el caso de pagar en la actualidad $25 con subsidio, pasa a pagar $150 que será la tarifa plena.
En el caso de quienes paguen hoy $ 25 con tarifa social les tocará pagar $ 43.
En el caso de Edenor los valores son similares. La factura promedio del 70% de los usuarios residenciales con 202 kwh por mes. Lo que gozan de subsidios que pagan hoy $ 26 pasan a $158 en tarifa plena. Quienes no tienen beneficio pasan de $ 102 a $ 158. En caso de ahorrar 10 y 20% abonarán $ 128 y $ 106 respectivamente. En tarifa social pagarán lo mismo que Edesur $ 43 por mes.

Gobierno ya definió el trazo grueso del aumento de las tarifas de gas previsto, en principio, para el 1° de marzo. Los nuevos cuadros tarifarios contemplan una suba promedio cercana al 250%, según indicaron a PERFIL fuentes empresariales y allegados al Ministerio de Energía y Minería, que dirige Juan José Aranguren.
Aguas abajo del negocio de la producción, el segundo paso es recomponer la rentabilidad de los segmentos de transporte y distribución de gas. Para TGN y TGS, que se reparten el transporte del fluido en el Norte y Sur del país respectivamente, se bosquejaron nuevos cuadros tarifarios que contemplan aumentos de entre un 100% y un  300% según el tipo de usuario. Para el segmento de distribución, la suba oscilará entre un 100% y un 140%. Con esos números en la mano, los privados calculan un incremento final en la factura de gas que promediará entre un 200% y un 300%.


Como pudieron ver, durante los doce años del kirchnerismo yo tenía subsidiados los servicios de electricidad y gas, pero no era el único. Sí, eramos todos los argentinos, los kirchneristas, los no kirchneristas e incluso los antikirchneristas.
Sí, nuevamente confieso que he pecado a los ojos del macrismo. Pero no fui el único. Ni tampoco me arrepiento porque gracias a esta política económica todos pudimos consumir más y potenciar la industria argentina, mediante el círculo virtuoso de la economía. Y´por ejemplo, como dijo el periodista David Cufré en esta nota:


En cuanto a otros subsidios, en electricidad son 7776 pesos por año para una familia tipo; en gas, 7344 pesos, y en agua, 6600 pesos. “Cada hogar recibe un promedio de subsidios entre todos estos servicios de entre 40.500 hasta casi 63.000 pesos al año”, engloba. Y finaliza, para tomar dimensión de lo que está en juego: 
Esto podría ser el equivalente a unas vacaciones en Buzios de 10 días para toda la familia en enero, el amueblamiento de una casa con Smart TV de 42 pulgadas, lavarropas, heladera, sommiers, juego de mesa con cuatro sillas y una cocina”. Esa es la capacidad de consumo que perderían de abastecer, además, numerosos sectores productivos nacionales, que también sufrirían las consecuencias de las políticas de ajuste que ahora dominan el debate.
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Sin embargo, estábamos equivocados con el diagnóstico, porque el tarifazo sería aún peor. Veamos cuánto:


A media luz para capear el tarifazo
La apuesta del Gobierno para desincentivar el consumo de electricidad a través de la suba de la tarifa tuvo sus primeros frutos, combinada también con el impacto provocado por el freno de la economía. En marzo la demanda promedio cayó 9,4 por ciento comparada con el mismo mes de 2015, pese a que las temperaturas fueron similares al promedio histórico del mes, según informó ayer Fundelec en base a datos oficiales de la Compañía Administradora del Mercado Eléctrico Mayorista (Cammesa). En Capital y Gran Buenos Aires, donde el tarifazo fue de hasta un 700 por ciento, el consumo retrocedió un 11,8 por ciento.
En 2015 la demanda eléctrica creció en promedio un 4,4 por ciento interanual y la tendencia se mantuvo en los primeros meses de este año, con una suba de 5,6 por ciento en enero y 10,2 por ciento en febrero. Sin embargo, el ajuste de casi un 300 por ciento en el precio mayorista de la energía le puso freno a esa escalada y marzo mostró una caída de 9,4 por ciento, lo que llevó a que el primer trimestre registrara una suba interanual de apenas 1,9 por ciento.
El aumento del precio mayorista impactó en todo el país, pero en Capital y Gran Buenos se combinó con una recomposición del valor agregado de distribución lo que redondeó un tarifazo que para algunos hogares fue superior al 700 por ciento. Debido a ello, en el área de Edenor la caída llegó al 11,6 por ciento y en la de Edesur al 12,1 por ciento. No obstante, las mayores bajas en el consumo fueron en Misiones y Chaco, con un 18 por ciento en cada una. En Misiones, el aumento de tarifas fue menor en términos porcentuales que en el Area Metropolitana de Buenos Aires, pero sobre una base mucho más alta. Por lo tanto, algunos vecinos denunciaron a comienzos de marzo que les comenzaron a llegar boletas mensuales con montos que oscilaban entre 2000 y 3000 pesos. En Chaco, por su parte, se combinaron dos aumentos consecutivos en la tarifa eléctrica ya que la distribuidora provincial Secheep había aplicado en enero un ajuste de 33,6 por ciento y al mes siguiente comenzaron a regir los nuevos precios mayoristas lo que implicó otro incremento de 70 por ciento. De ese modo, por ejemplo, un hogar con un consumo de 350 kwh por mes que en diciembre pagaba 157 pesos pasó a pagar 366 pesos mensuales.
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El brutal ajuste de la tarifa de transporte público golpeará de lleno en el bolsillo de los trabajadores. Los mayores aumentos del gas recaen en los menores consumos. Menos del 5 por ciento de usuarios accederá a la tarifa social.
“Sinceramente lo lamento por ustedes, muchachos, pero de la retribución extra de 800 pesos que acordamos por tres meses, el aumento que acaban de anunciar en el transporte ya les comió la mitad”. Así arrancó una reunión entre dirigentes empresarios y sindicales del sector textil este viernes, a pocas horas de que Guillermo Dietrich diera a conocer los nuevos valores del boleto en el autotransporte de pasajero y en los trenes, con aumentos del orden del 100 por ciento.
Es un ejemplo de los tantos que hay de cómo afecta el tarifazo en el transporte a los trabajadores que deben moverse diariamente entre el segundo o tercer cordón y la Ciudad de Buenos Aires, que pese a no tener otra posibilidad ni opción que viajar diariamente, no podrán gozar de los beneficios de una tarifa social. En el caso del transporte, la tarifa social no contempla a aquellos usuarios cuyos ingresos no superen el doble de un salario mínimo, como en el caso de la luz y el gas. La tarifa social del transporte sólo incluye a jubilados y pensionados con haber mínimo, beneficiarios de planes sociales, empleadas domésticas y ex combatientes de Malvinas.
Como ocurrió con las tarifas eléctricas a partir de febrero, también en el caso del gas los hogares de menor consumo serán los que paguen mayores aumentos, tal como recordó un análisis del portal especializado El Inversor.com este viernes. Allí se puntualiza que las categorías de usuarios R1 y R2 (con consumos anuales de hasta 500 metros cúbicos en el primer caso, y de 500 a 1000 metros cúbicos en el segundo) pagarán por el gas un 525 por ciento más. Los usuarios de la categoría R3 (que consumen más de 1000 metros cúbicos anuales) sufrirán subas que oscilan entre 178 y 375 por ciento, siempre según el mismo estudio. En esas tres categorías se encuentran abarcados prácticamente la totalidad de usuarios residenciales de gas por redes.
(...) el propio Ministerio estimó que serán 350 mil los hogares alcanzados por la tarifa social: apenas el 4,5 por ciento del total. Una proporción marcadamente menor a la que tendrá que afrontar los megaincrementos de 375 a 525 por ciento en la factura del gas por estar en el escalón de hogares con bajos consumos.
Se observa, así, que pese a la magnitud del tarifazo, el gobierno nacional no promovió un mayor alcance de la tarifa social más allá de los alcances que ya tenía durante la gestión de gobierno anterior. En el caso del transporte, apenas le “otorgó”, como “beneficio”, un aumento menor al que aplicó a los boletos en general. El pasaje en el autotransporte, para los beneficiarios de tarifa social, pasó de 1,80 pesos a 2,70 pesos en los tramos más cortos. Es decir, un aumento del 50 por ciento para quienes el gobierno reconoce como “sectores más vulnerables”. En las tarifas de gas, pese al tremendo aumento para los hogares de menor consumo, los beneficiarios de tarifa social apenas se ampliarán en 80 mil hogares, según el cálculo del propio Ministerio encabezado por el ex Shell Juan José Aranguren: de 270 mil beneficiarios, “saltarán” a 350 mil.
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El tarifazo en el servicio de agua y cloacas que presta Aysa comenzó a sentirse a partir de la llegada de facturas con aumentos de hasta el 375 por ciento y algunos casos que incluso superan ese límite. La suba es más alta que la anunciada en un primer momento, pero pasó desapercibida ante el incremento del gas, el transporte público y la electricidad, que en conjunto aceleraron la inflación y deterioraron el salario. El Gobierno había comunicado que el incremento promedio sería del 216 por ciento, pero terminó siendo del 297.
En la Ciudad de Buenos Aires, en la calle Diego de Olavarrieta al 1400 la factura de agua bimestral pasó de 142 a 653 pesos, una suba del 360 por ciento; mientras que en Onesimo Leguizamón al 7000, de 80 a 335 pesos, el equivalente al 319 por ciento. En el barrio de Belgrano, en la calle Luis María Campos al 700, la boleta aumentó de 165 a 699 pesos, un 323 por ciento, y en Pilar al 700, de 79 a 335 pesos, un 324 por ciento. En Zapiola al 1200, en Colegiales, la boleta subió de 118 a 501 pesos, un 324 por ciento. En la calle Quintana al 2000, en Lomas del Mirador, el incremento fue de 61 a 289 pesos, un alza del 373 por ciento. Son algunos ejemplos de clientes residenciales que recibieron las facturas la semana pasada. También hay casos que superan largamente el ajuste máximo: un centro de jubilados de Liniers pasó de 145 a 1424 pesos (882 por ciento) y una vivienda en el barrio, de 134 a 824 pesos (515).
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Las facturas que llegaron este mes muestran aumentos que superan lo anunciado por el Gobierno.
Las facturas que llegaron este mes muestran aumentos de hasta un 375 por ciento en algunos casos. Aysa explicó al diario Página/12 que la facturación de la compañía aumentará un 297 por ciento, por lo que las boletas en promedio se multiplicaron por cuatro.
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El golpe al bolsillo de la población por medio del tarifazo fue antecedido, no olvidemos, por la enorme transferencia desde las arcas del estado hacia las agroexportadoras y las empresas mineras mediante la eliminación o reducción de las retenciones. Y estos miles de millones de dólares que dejó de recaudar el fisco fue compensado por la aspiradora de las arcas familiares de los argentinos que representó el violento tarifazo de los servicios públicos. Para más detalles, repasemos la clarificadora nota del periodista Tomás Lukin:


Casi 20 mil millones de dólares
En apenas cinco meses, las principales medidas económicas del gobierno de Macri significaron un incremento impactante de ingresos a compañías agroexportadoras, bancos, empresas de alimentos y grupos industriales. Pese a esa mejora, hubo fuga de capitales.
Consultado sobre el impacto recesivo del ajuste en marcha desde diciembre, el presidente Mauricio Macri afirma que “el sinceramiento de la economía ha sido una pesada carga para muchos”. Con la promesa de un inminente segundo semestre de prosperidad económica el mandatario explica que “cada medida ha sido pensada e impulsada pensando en el futuro de los argentinos”.
Durante sus primeros cinco meses en la Casa Rosada, el Gobierno de Macri transfirió una suma equivalente a 19.383 millones de dólares hacia compañías agroexportadoras, financieras, grandes empresas de alimentos y grupos industriales.
La megadevaluación, la eliminación de las retenciones (reducción de cinco puntos a la de la soja), la aceleración inflacionaria y la bicicleta financiera habilitada por el Banco Central son los principales medidas que definieron esa redistribución regresiva del ingreso. La estimación de la impresionante transferencia de recursos desde el Estado y la población que dependen de ingresos fijos hacia las principales firmas locales y extranjeras fue realizada por el Centro de Estudios para el Cambio Social (CECS). Expresado en moneda nacional la transferencia de recursos hacia los sectores empresarios ascendió a fines de abril hasta los 281.106 millones de pesos. “Los primeros pasos del gobierno de Macri implicaron cambios insoslayables en la distribución del ingreso. El proceso de transferencia afectó la calidad de vida de la mayoría de los argentinos al reducir el poder adquisitivo, a la par que expone a la economía argentina a mayores vulnerabilidades en el sector externo.
Desde que asumió, el nuevo equipo económico facilitó la salida de divisas mediante una profunda liberalización financiera y cambiaria. “Durante los primeros tres meses de 2016 la fuga de ascendió a 3300 millones de dólares, marcando el primer trimestre de mayor salida desde la crisis financiera internacional en 2009”, sostiene el trabajo al referirse a los datos del Balance Cambiario elaborado por el BCRA.
 “Argentina corre el riesgo de incurrir nuevamente en un triángulo sumamente perjudicial: transferencia de ingresos, fuga de capitales y endeudamiento externo. Si en cinco meses el Estado cedió al sector empresario 281.106 millones de pesos que equivalen a 19.383 millones de dólares, no sería sorprendente que el endeudamiento que asuma el Estado en los próximos años supere y se consuma en el financiamiento de la fuga. La transferencia más que cuadruplica el presupuesto destinado a salud, equivale a nueve veces las partidas para vivienda y representa los fondos necesarios para financiar durante más de seis años la AUH”.

(Viendo el fenómeno más en detalle)

- Devaluación y comercio exterior: El salto cambiario, descontando el impacto sobre los costos de los insumos y bienes intermedios de la devaluación, redundó en una ganancia de 4786 millones de dólares para las firmas exportadoras.
- Sin retenciones: La eliminación de derechos de exportación (reducción de cinco puntos a la de la soja) redundó en una transferencia de recursos desde el Estado hacia las cerealeras, frigoríficos y mineras del orden de los 704 millones de dólares.
- Shock inflacionario: A pesar de la retracción en el consumo, entre noviembre y abril, el monto adicional apropiado por el sector empresario en su conjunto como resultado de la aceleración en los precios alcanza los 86.875 millones de pesos, equivalentes a unos 5991 millones de dólares. “Si bien los empresarios sufrieron una pérdida de demanda y un incremento de costos, estos efectos fueron más que compensados por el incremento de los precios locales”, explica el documento al cuantificar la transferencia desde los sectores de ingresos fijos por vía del shock inflacionario.
“La transferencia de ingresos durante los primeros cinco meses del gobierno de Cambiemos equivale a 1762 dólares por trabajador ocupado, 451 dólares por habitante, 160 millones por día entre el 1° de enero y el 30 de abril, 7 millones de dólares por hora o 111.242 dólares por minuto que fueron apropiados por los sectores empresarios”.
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La explicación, mejor dicho, el sinceramiento del proyecto de país que pretende el macrismo estuvo en boca del economista y ex candidato a la vicepresidencia por el radicalismo en el 2011, Javier González Fraga, y la vice presidenta Gabriela Michetti:


El fin del sueño del empleado medio
Los “empleados medios” con “sueldo medio” no deberían poder comprar celulares, plasmas, autos, motos o viajes al exterior según las macrinomics, se desprende del sincericidio acometido ayer por el economista Javier González Fraga al salir en supuesta defensa de las políticas económicas del PRO. “Le hiciste creer a un empleado medio que su sueldo medio servía para comprar celulares, plasmas, autos, motos e irse al exterior. Eso era una ilusión. Eso no era normal”, dijo el ex candidato a vicepresidente de la Unión Cívica Radical en 2011 y ex presidente del Banco Central durante los primeros años de menemismo, culpando, desde ya, al “populismo” por esa distorsión que el gobierno de Mauricio Macri está dedicada en enmendar.
“No digo que si era bueno o malo. Por supuesto que era bueno, pero no era normal. No era sostenible”, quiso aclarar. González Fraga fue profesor en la universidad del ministro de Hacienda y Finanzas, Alfonso Prat-Gay, y un poco su padrino en su carrera política.
Estamos sincerando la economía para que en lugar de tener una burbuja de crecimiento que alimente proyectos populistas tengamos décadas de crecimiento”, dijo.
Las respuestas desde el peronismo no tardaron en llegar: “Si lo que dijo González Fraga armó tanto revuelo no fue porque sea una expresión aislada sino porque expresa de manera descarnada el proyecto político del macrismo”, dijo el titular del Congreso del PJ porteño, Mariano Recalde. “Cuando leímos las declaraciones hoy a la mañana, comentamos por mensaje con varios compañeros, medio en chiste medio en serio, que en definitiva estamos de acuerdo con lo que dijo González Fraga”, agregó el ex titular de Aerolíneas Argentinas. “Efectivamente, nuestro proyecto político le hizo creer a un montón de personas que tenían derecho a poder comprarse un auto. Pareciera que ya no alcanza con insultar a quienes formamos parte del gobierno anterior, y ahora atacan directamente a la gente que creyó que podía vivir todos los días un poco mejor. Algo tan simple, como la movilidad social ascendente, pareciera imperdonable para González Fraga”, concluye el texto publicado por Recalde en las redes sociales.
Desde Corrientes, el diputado y ex ministro de Economía, Axel Kicillof, reflexionó: “Ahora se entiende mejor la inclusión social de la que hablaban Néstor y Cristina, la inclusión a los que menos tienen era una política de demanda interna y desarrollo industrial. La inclusión social viene de abajo para arriba e incluye a todos los sectores”.
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La fantasía de vivir bien
En línea con el economista Javier González Fraga, la vicepresidenta dijo que “les hicieron creer” a los sectores medios bajos que “podían vivir bien de esa forma eternamente”. Michetti corrigió el pronóstico y dijo que recién en el 2017 la situación repuntará.
“Les hicieron creer que podían vivir de esa forma eternamente”, señaló ayer la vicepresidenta, Gabriela Michetti.
“Lo más difícil para nosotros es atravesar el momento en el cual salís del populismo y salís de la fantasía de una mentira importante y muy grande”, dijo la presidenta del Senado insistiendo con la teoría de la herencia dejada por el Gobierno anterior. “Estamos en un momento duro, difícil. Vamos a empezar a ver algunas luces este año que nos indican que estamos en un túnel y estamos yendo para la salida, y no para cualquier lado”, agregó justificando el ajuste económico que aplicó el macrismo en las primeras medidas de Gobierno que dejó miles de desocupados en lo que va de su gestión y anticipando que el mal momento económico continuará al menos hasta fin de año.
“La situación ha sido dura y sigue siendo dura”, apuntó Michetti en la misma línea y después de destacar “la mentira del populismo” por haber engañado a la población “al decirle que se puede vivir con recursos de emisión de dinero sin sustento y con un setecientos por ciento de inflación acumulada”.
Dejando atrás el slogan de la “herencia encontrada”, Michetti resaltó del gobierno macrista que “en muy poquito tiempo se han hecho cosas muy importantes desde el punto de vista de ordenar el país”, y agregó que eso “se nota mucho cuando uno viaja al exterior. Por un lado duro, difícil, y por otro lado, el orgullo de poder ir encaminando las cosas con un esfuerzo brutal. Se está trabajando mucho”.
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Pero ¿qué significan las palabras del economista radical y de Cambiemos? ¿Qué lleva implícito su opinión sobre los logros del gobierno kirchnerista? Su opinión y la de la vicepresidenta Michetti y, lógicamente del macrismo en sí, demuestra que la fuerza política en el gobierno piensa que Argentina debe tener una división de clases bien diferente de la que dejó el kirchnerismo, más parecida a la que dejó el menemismo o, mejor aún, la que rigió desde fines del siglo XIX y princípios del XX, la que pretende restaurar con sus medidas económicas y políticas. En ese país al que nos piensa llevar el macrismo, la mayoría de la población no tienen derecho a acceder con su sueldo a los bienes de consumo de media o alta gama, ni de viajar al exterior o disfrutar de vacaciones similares al de las clases acomodadas.
En otras palabras, en ese país no hay lugar para la movilidad social ascendente que caracterizó al país en sus años dorados del siglo pasado y comenzaba a verse en la última década.




Ya queda bien claro que el proyecto macrista aspira a hacer retornar al país al modelo agroexportador de fines del siglo XIX y princípios del XX, cuando la industria era ínfima, o al que rigió durante la última dictadura o los ruinosos años noventa, cuando la industria era la cenicienta de la Argentina. Y no olvidemos que en ese país, con la población argentina actual, sobrarían  millones de habitantes y faltarían millones de empleos.
El macrista es, como sugerimos en el título de esta nota, un gobierno de restauración conservadora, de vuelta a la Argentina desigual anterior al 2003. Es decir que el "cambio" que trajo Cambiemos al gobierno era, efectivamente, la "marcha atrás"...


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