Vayamos, entonces, a los textos:
Golpe más terrorismo de Estado.
Por Felipe Pigna.
A no pocos miembros de la clase media comenzó a caerles simpático aquel hombre de orejas exageradas cuando, retrasando el tipo de cambio, les permitió viajar a Miami y competir por comprar al menos dos productos igualmente inútiles. Era la época en que la plata empalagaba a quien sabía especular y su ausencia amargaba los estómagos de los trabajadores, que veían cerrar sus fábricas y fuentes de trabajo ante la desleal competencia del ingreso irrestricto de todo tipo de artículos importados.
(...) aquel fatídico 24 de marzo de 1976, cuando las Fuerzas Armadas asumieron el poder político como representantes de las clásicas minorías a las que les era imposible acceder al gobierno por el voto popular. Para aplicar aquella "reorganización nacional" -que gustaba imaginarse a sí misma como la continuadora de la "Organización Nacional" iniciada por Mitre en 1862-, los usurpadores del poder creyeron necesario destruir todo vestigio de oposición a aquel modelo antinacional, de concentración de la riqueza en pocas manos y socialización de la miseria.
Se había perpetrado un nuevo golpe de Estado cívico-militar que, al igual que los anteriores, contaba con el apoyo de importantes sectores: los grandes grupos económicos, nacionales y extranjeros; ciertos comunicadores sociales que colaboraron en la preparación de la sociedad para aceptar el golpe como única alternativa para salir de la crisis; la jerarquía católica; dirigentes políticos y sindicales que aunque no dieron un apoyo explícito, tampoco se pronunciaron claramente en contra. El nuevo gobierno contaba también con el desconcierto y las expectativas de una población que, harta del desastroso gobierno de Isabel Perón y de la violencia cotidiana, pensaba que un "gobierno de orden" traería las soluciones esperadas.
Las primeras medidas de la dictadura encabezada por el general Jorge Rafael Videla, ungido presidente por sus pares, no dejaron lugar a dudas sobre su carácter: establecimiento de la pena de muerte, clausura del Congreso Nacional y de todas las legislaturas provinciales y municipales, remplazo de todos los miembros de la Corte Suprema de Justicia por jueces adictos al nuevo régimen, allanamiento e intervención de los sindicatos, prohibición de toda actividad política y censura previa sobre todos los medios de comunicación.
Los ministerios, con excepción del de Economía y el de Educación, fueron ocupados por militares. Los gobiernos provinciales también fueron repartidos en su mayoría entre uniformados de las tres fuerzas. Hasta los canales de televisión fueron adjudicados con ese criterio. Se creó, según decían ellos en remplazo del Congreso.
(...)
La barbarie del nuevo gobierno y su desprecio por la cultura quedaron claramente sintetizados por el almirante Massera, miembro de la Junta: "La crisis actual de la humanidad se debe a tres hombres. Hacia fines del siglo XIX, Marx publicó tres tomos de El Capital y puso en duda con ellos la intangibilidad de la propiedad privada; a principios del siglo XX, es atacada la sagrada esfera íntima del ser humano por Freud, en su libro La interpretación de los sueños, y como si fuera poco, para problematizar el sistema de los valores positivos de la sociedad, Einstein, en 1905 hace reconocer la teoría de la relatividad, donde pone en crisis la estructura estática y muerta de la materia" (1). Así hablaban los supuestos defensores del pensamiento "occidental y cristiano".
A dos días de producido el golpe militar, el Fondo Monetario Internacional le otorgó un crédito a la flamante dictadura y anunció su satisfacción por la designación del nuevo ministro de Economía, José Alfredo Martínez de Hoz.
La opinión del establishment internacional le era unánimemente favorable. El banquero David Rockefeller declaraba: "Siento gran respeto y admiración por Martínez de Hoz. Es muy obvio para mí, como para todo el segmento bancario y económico internacional, que las medidas de su programa son las indicadas" (2). Mientras Martínez de Hoz aplicaba los conceptos económicos monetaristas de la Universidad de Chicago, los militares aplicaban la Doctrina de Seguridad Nacional aprendida en la academia de West Point y la Escuela de las Américas de Panamá. Represión y plan económico iban de la mano.
Se aplicó un primer plan de ajuste aconsejado por el inefable FMI: liberación de precios, devaluación del peso, congelamiento salarial y disminución del déficit fiscal. Las consecuencias fueron que en el primer semestre de 1976 los precios al consumidor aumentaron el 87,5%, garantizando la tasa de ganancia de los sectores dominantes. Para disminuir el déficit fiscal, se redujeron los sueldos, se despidió personal estatal y se aumentaron los impuestos al consumo y las tarifas de las empresas públicas. La pérdida del poder adquisitivo del salario real fue del 40%, lo que implicó una transferencia de ingresos de los asalariados al sector privado del 17% del Producto Bruto Interno.
(...) A no pocos miembros de la clase media comenzó a caerle simpático aquel hombre de orejas exageradas cuando, retrasando el tipo de cambio, les permitió viajar a Miami y competir por comprar al menos dos productos igualmente inútiles. Era la época en que la plata empalagaba a quien sabía especular y su ausencia amargaba los estómagos de los trabajadores, que veían cerrar sus fábricas y fuentes de trabajo ante la desleal competencia del ingreso irrestricto de todo tipo de artículos importados.
Pero no todos callaron. Entre ellos, los organismos de Derechos Humanos, con las Madres y Abuelas a la cabeza, y sectores del movimiento obrero que entre 1976 y 1979, en la etapa más feroz de la represión, llevaron adelante más de 300 conflictos gremiales.
Nota completa
Así, el 24 de marzo de 1976 comenzaron los “años de plomo”.
Por Norberto Galasso.
Las organizaciones armadas se hallaban, por entonces, sumamente debilitadas. Algunos operativos importantes habían fracasado, como el intento de tomar el cuartel de Viejobueno a fines del ’75. La represión las había golpeado duramente y, además, el pase a la clandestinidad significó la desconexión con las mayorías populares. Sin embargo, la dictadura militar descargó toda su fuerza, al margen de toda disposición legal, sobre quienes consideraba sus enemigos, con el propósito de aniquilarlos. Así proliferaron los campos de concentración, los fusilamientos sin juicio, las torturas, los vuelos de la muerte... ¿Por qué razón hubo tanta saña, podría preguntarse, tanta barbarie desencadenada ferozmente? Probablemente, la única explicación resida en que la clase dominante se había estremecido de terror ante el levantamiento de masas producido desde 1969 y juzgó que debía dar un escarmiento. El pavor ante la probable pérdida de sus privilegios vigorizó su recóndito fascismo. El odio de clase se descargó en plenitud en las salas de torturas, y el miedo recurrió al secuestro de bebés, no fuera a ser que aquella descendencia pudiera alguna vez ensoberbecerse y venir de nuevo a reclamar derechos.
Nota completa
El otro golpe.
Las transformaciones en la estructura social por el terrorismo de estado.
Como señalara Eduardo Basualdo en un reciente artículo, .en Marzo de 1976, la dictadura militar modificó el régimen social interrumpiendo la industrialización basada en la sustitución de importaciones que en ese momento se encontraba en los albores de su consolidación. El nuevo régimen estuvo en consonancia con el orden neoliberal que acabó con la economía mundial surgida de la posguerra y se sustentó en la valorización financiera, cuyo predominio en el país se prolongó hasta el año 2001.
(...)
Hasta mediados de la década del setenta, la sociedad Argentina mostraba (ostentaba incluso) fuertes señales de homogeneidad social que constituían su signo distintivo respecto a otras sociedades en desarrollo. La clase media, actor central del acontecer económico, político y cultural desde el primer cuarto de siglo en el país, fue sin duda una pasión argentina. Símbolo vital de la movilidad social ascendente característica del país clausurado por la última dictadura, sufrió desde entonces una extensa secuencia de planes de supuesta .estabilización y ajuste. neo-liberales, que lograron impactarla hasta hacerla declinar.
(...)
Permítasenos entonces concluir el estudio señalando que la nueva pobreza, el fenómeno de declinación socioeconómico más extendido y específico de la Argentina y que aún perdura con gran intensidad, como tantas otras calamidades sociales que hoy estigmatizan el cuerpo social, tuvo su bautismo a gran escala tras el golpe de estado genocida de marzo de 1976, momento histórico fundacional del modelo de sociedad dual y desintegrada que se extiende hasta nuestros días.
Informe completo
Cables secretos de EE.UU. sobre el golpe en Argentina, tomados de WIKIPIS (el WikiLeaks del Basurero Nacional).
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Titulo: Los Militares toman conocimiento del tema de los Derechos Humanos.
Tipo: Cable [clasificación desconocida], Departamento de Estado
De: Robert C. Hill, Embajador de Estados Unidos en Argentina
Para: Secretario de Estado.
"1. Diego Medus (proteger), Jefe de la Oficina para Norteamérica en el Ministerio de Relaciones Exteriores, me confió en un almuerzo el 13 de febrero que ´El Grupo Militar de Planificación le ha pedido preparar un estudio y hará recomendaciones de cómo el futuro gobierno militar puede evitar o minimizar el tipo de problemas que han tenido los gobiernos chileno y uruguayo con los EEUU sobre el tema de los derechos humanos. Medus dijo que les ha dicho que ellos tendrán problemas si comienzan a ejecutar gente. Los oficiales respondieron que ellos tienen la intención de llevar a cabo una guerra total contra los terroristas y que por lo tanto algunas ejecuciones probablemente serán necesarias. Quisieran minimizar cualquier problema resultante con los EEUU, sin embargo, y por lo tanto le pedían a Medus preparar el estudio".
"2. Además, Heriberto Kahn de La Opinión dijo a nuestra sección política el 13 de febrero que en una reciente conversación con el General Viola, él [Kahn] trajo a colación el tema de los derechos humanos y le señaló que cualquier gobierno militar futuro debe evitar pasos que puedan llevar a problemas con el Congreso de EEUU tales como los que esta teniendo el gobierno de Pinochet... [Viola] remarcó, sin embargo que mientras él, Videla y varios otros altos oficiales entienden el problema completamente, hay muchos oficiales debajo de ellos que no y que desean tomar medidas contundentes aún cuando tales medidas ofenden al Congreso de EEUU. Él enfatizó que se necesitará paciencia y comprensión de ambas partes".
"3. Comentario: Es alentador notar que los militares argentinos están conscientes del problema y ya están concentrándose en vías para evitar que los derechos humanos se conviertan en un irritante en las relaciones EEUU-Argentina.
Hill"
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16-03-1976 Conversación del Embajador con el almirante Massera.
Emisión: Embajada de Estados Unidos en Buenos Aires
Destino: Departamento de Estado Washington
Ref: Conversación del Embajador con el Almirante Massera
Para el Subsecretario de Asuntos Interamericanos Rogers del Embajador Hill.
1. Acompañado por el consejero político, hoy fui a tomar café con Alejandro Shaw, presidente del Banco Shaw. El almirante Massera, Comandante en Jefe de la Marina, también estaba presente. Massera buscó la oportunidad para hablar en privado conmigo y con el consejero político. Dijo que no es un secreto que los militares van a tener que entrar pronto en el vacío político. No querían hacerlo, pero a esta altura las alternativas parecen ser la intervención militar o un caos total que llevaría a la destrucción del Estado argentino. Massera dijo que no quería debatir sobre la posible intervención porque estaba seguro de que yo lo consideraría como diplomáticamente incorrecto. Sin embargo, dijo que quería dirigirse a mí como a un amigo para decirme que los militares están terriblemente preocupados sobre sus relaciones públicas en Estados Unidos en caso de que tengan que intervenir. Admitió que los militares eran inexpertos en términos de los problemas de relaciones públicas en Argentina, más aún en Estados Unidos, y me pidió si podía indicarle una o dos agencias respetables de relaciones públicas de Estados Unidos que puedan encargarse del problema para un futuro gobierno militar.
2. Enfaticé que el gobierno de Estados Unidos no puede de ninguna forma involucrarse en las cuestiones internas de la Argentina. Dije que mientras no podía darle un consejo tal como el que me había pedido, podía poner a su disposición la lista de empresas de relaciones públicas que está disponible en la biblioteca comercial de la Embajada. Massera indicó que estaba bien, y que apreciaría recibir dicha lista “dentro de los próximos días”.
3. Massera dijo que los militares eran totalmente conscientes de la necesidad de evitar problemas de derechos humanos en caso de que tengan que tomar el poder. Dijo que la intervención militar argentina, si se lleva a cabo, no va seguir la línea de la toma del poder de Pinochet en Chile. Por el contrario, dijo que tratarían de proceder dentro de la ley y con pleno respeto por los derechos humanos. […] su intención es intensificar la guerra contra el terrorismo y la subversión, pero dentro de la ley. No tienen intención de tomar represalias extra-legales o medidas contra civiles no involucrados. Los comandantes en jefe tienen que movilizarse, dijo, su intención es hacerlo de la manera más “democrática” y moderada posible.
Mencionó que están teniendo dificultades en restringir a los que quieren actuar impulsivamente, pero expresó que confían en que serán capaces de hacerlo.
4. Massera dijo que dudaba en plantearme el tema a mí, pero que al mismo tiempo quería asegurarme a mí y a los representantes de otros gobiernos que si los militares se sienten llamados a actuar no van a lastimar a la señora Perón. Dijo que es un problema complicado pero que, hasta el momento, el pensamiento de los tres comandantes en jefe es que probablemente la mejor opción sería que la señora Perón simplemente abandone el país. Por otra parte, entre los militares había muchos que querían tomar medidas más duras contra ella. Una posible solución de compromiso sería detenerla en Argentina en la isla Martín García o en algún centro turístico militar como Ascochinga hasta que se pueda tomar una determinación final sobre su futuro.
5. Comentario: el almirante Massera fue muy correcto a lo largo de la conversación. Formuló escrupulosamente todos sus comentarios en el tiempo condicional, y varias veces enfatizó que sólo estaba hablando de posibilidades hipotéticas. No obstante, el consejero político y yo tuvimos la clara impresión de que Massera estaba hablando de un golpe que probablemente se llevará a cabo en los próximos días, inclusive antes del fin de semana.
6. Mis planes: tengo planificado y tengo reservas para partir de Argentina la noche del 17 de marzo. Si cancelo estos planes ahora y el golpe se lleva a cabo, por ejemplo el 18 de marzo, esto será interpretado por muchos como prueba de que teníamos previo conocimiento del accionar militar. Además, es posible que se argumente que cancelé mis planes y me quedé acá para ayudar a dirigir el golpe. Por lo tanto, creo que, según los intereses del gobierno de Estados Unidos, lo mejor es que proceda con mis planes como si no hubiéramos sido advertidos. Seguramente, todos los diarios y revistas están especulando que el golpe tendrá lugar pronto, pero eso es sólo un rumor. El hecho de que esté fuera del país cuando el golpe ocurra, creo que será un hecho a nuestro favor que indicará el no involucramiento de la Embajada y el gobierno de Estados Unidos. Por consiguiente, mi intención es partir a la hora prevista. Sin embargo, estoy cambiando mis planes y volaré desde Miami a Washington. Estaré llegando allí la tarde del 19 de marzo, y estaré disponible para consultas esa tarde y la mañana del 20 o más de ser necesario.
Hill.
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26-03-1976 Secretario de Estado Kissinger-Jefe de Gabinete
ROGERS: […] En Argentina, aunque la junta ha tenido bastante éxito, estamos tratando de hacer todas las estimaciones que podamos sobre lo que va a pasar. Le pedimos tanto a la misión como a Washington que hagan sus propios diagnósticos, para poder compararlos. Pero creo que la estimación preliminar debería ser que está yendo cuesta abajo. La junta está testeando la hipótesis de que Argentina no es gobernable, y que entonces van a triunfar donde todos los demás han fallado. Creo que es una elección exitosa.
Creo que vamos a esperar un esfuerzo considerable por involucrar a Estados Unidos, particularmente en el campo financiero. Creo que vamos a ver bastante…
SECRETARIO KISSINGER: Sí, pero eso está en nuestro interés.
ROGERS: Si hay posibilidad de que triunfe y si no nos piden que pongamos demasiado en juego. Lo que intentaremos hacer, cuando y si es que proponen ese plan, es lo que estábamos preparados para hacer hace seis meses. Habíamos elaborado como intermediarios un programa razonable de asistencia internacional, usando a los bancos privados y a las instituciones monetarias.
No sé si podremos lograrlo, pero creo que pronto tendremos noticias de ellos sobre programas financieros.
Creo que también debemos esperar un nivel considerable de represión, probablemente mucha sangre, en Argentina en el corto plazo. Creo que tendrán que reprimir no sólo a los terroristas sino a los disidentes de los sindicatos y sus partidarios.
SECRETARIO KISSINGER: Pero…
ROGERS: El punto que quiero hacer es que aunque ahora tienen buena prensa, la línea básica de toda la intervención fue que tenían que hacerlo porque ella no podía gobernar el país. Entonces creo que el punto es que en este momento no debemos apresurarnos y apoyar al nuevo régimen, que tres-seis meses después será considerablemente menos popular con la prensa.
SECRETARIO KISSINGER: Pero tampoco deberíamos hacer lo opuesto.
McCLOSKEY: ¿Qué dijimos sobre el reconocimiento?
ROGERS: Bueno, esta mañana vamos a enviar una nota formal en respuesta a su pedido de reconocimiento, como han hecho casi todos los países de América Latina. Pero más allá de eso, Hill mantendrá la boca cerrada.
SECRETARIO KISSINGER: Sí, pero ¿qué significa eso concretamente? Tengan la posibilidad que tengan, van a necesitar un poco de estímulo de nuestra parte. ¿Qué les está diciendo?[Hill]
ROGERS: ¿Qué? Ah, nada. No ha hablado con ellos todavía. Todavía no ha sido invitado a hablar con ellos. Está listo para ir y a hablar con ellos cuando y si es que piden una reunión. Pero los generales que están ocupando los cargos ministeriales están temporariamente, probablemente por esta semana, hasta que la junta tome su decisión final sobre a quién van a designar. En una semana lo definirán. Creemos saber quién es el Ministro de Relaciones Exteriores, que es el nombramiento crucial.
SECRETARIO KISSINGER: ¿Quién?
ROGERS: Probablemente un hombre llamado Vanck???, con quien hemos trabajado en el pasado. Si es nombrado, creo que nuestra posición es trabajar con él.
SECRETARIO KISSINGER: ¿Pero puedo ver algunas de las instrucciones que le vas a dar a Hill si alguien se acerca…
ROGERS: Sí.
SECRETARIO KISSINGER: … porque quiero animarlos. No quiero darles la idea de que son hostigados por Estados Unidos.
ROGERS: No. Por lo que estaba preocupado en un principio era por la postura pública.
SECRETARIO KISSINGER: Estoy de acuerdo.
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Marzo 30, 1976 - La Línea Moderada de Videla Prevalece.
Fuente: Proyecto de Desclasificación del Departamento de Estado sobre Argentina de 2002. Originalmente desclasificado por petición FOIA del Suplemento Zona del Diario Clarín en 1998.
Publicado previamente en 2001 en la gacetilla electrónica "El Estado terrorista desenmascarado"; una colaboración entre el National Security Archive y el Centro de Estudios Legales y Sociales CELS
Casi una semana después de la asonada militar, en un tono extremadamente optimista, el Embajador envía un balance global de siete páginas sobre la nueva Junta Militar que revela contradicciones entre valoraciones reales y sus ilusiones respecto del régimen:
"Videla está al menos por el momento en una posición suficientemente poderosa para controlar a los duros e imponer una orientación moderada (...) El golpe puede ser ahora definitivamente considerado como moderado (...) no han atacado al peronismo ni a ningún otro partido. Han arrestado a algunos altos funcionarios como Raúl Lastiri, Julio González y Carlos Menem a los que se cree culpables de malversación y abuso de poder (...) pero es claro que no han hecho arrestos masivos. Nadie ha sido puesto contra un paredón (....) La mayoría de los diputados, gobernadores y funcionarios depuestos han sido simplemente enviados a sus casas (...) La actividad política ha sido suspendida temporalmente y los partidos tienen que quitar sus carteles en los locales. Sus organizaciones están intactas y varias de las fuentes de la embajada en los partidos han expresado su esperanza de que se permita volver a cierta actividad política en no más de seis meses (...) Antes del golpe se temía que los militares duros se excedieran en sus órdenes y arbitrariamente asesinaran o arrestaran a sindicalistas, peronistas o izquierdistas que les disgustaran, pero no ha sucedido (...) Muchos líderes sindicales han hecho las paces con los militares y desean colaborar"
El Embajador concluye que "este es probablemente el mejor ejecutado y el más civilizado de los golpes en la historia de Argentina. Ha sido único en otros aspectos también. Los Estados Unidos no han sido acusados de estar detrás de el, excepto por Nuestra Palabra, el órgano del PCA (...) Los Estados Unidos por supuesto no deben ser identificados muy estrechamente con la Junta, pero en tanto que el nuevo gobierno pueda mantener la línea moderada el gobierno de Estados Unidos debe alentarlo examinando con ojos positivos cualquier petición de asistencia."
[Nota: A principios de Abril de 1976, el Congreso de Estados Unidos aprobó la petición de la Administración Ford, redactada y justificada por el Secretario de Estado Henry Kissinger, de entregar 50 millones de dólares en asistencia militar a los generales argentinos.]
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02-04-1976 ARGENTINA: EL GOLPE EN PERSPECTIVA. CIA.
Todo lo que la junta militar argentina ha dicho y hecho indica clara preparación y un ojo para las relaciones públicas. Los oficiales manejaron la toma del poder hábilmente, y desde ese entonces han trabajado para maximizar la aceptación pública, y a la vez llevar a cabo los cambios radicales que consideran necesarios. Los nuevos líderes militares están utilizando la tranquilidad política temporaria entre la partida de Perón y el inicio de sus propias iniciativas políticas para proyectar una imagen de moderación y construir un apoyo popular. El alivio público con la expulsión del caótico gobierno de Perón, combinado con la campaña de la junta para atraer comprensión, ha creado un período de luna de miel durante el cual los problemas están siendo pasados por alto.
Énfasis en conciliación.
Las declaraciones públicas de los oficiales enfatizan la necesidad de conciliación mientras evitan la venganza y diseños totalitarios. La junta rápidamente levantó la censura de prensa que había impuesto, eliminó el control de rutas, y redujo la prominencia de las tropas armadas, todo en un esfuerzo de mostrar normalidad. Además, la junta ha reemplazado el gabinete interino completamente militar por uno permanente que incluye dos ministros civiles. El gobierno también ha impuesto una reducción de precios simbólica en ciertos bienes de consumo. El golpe en sí mismo fue una culminación de un proceso que había empezado hace mucho tiempo y se benefició de la casi unanimidad de la opinión entre la aquiescencia de los militares y del público en general. A la vista de todo el mundo, las fuerzas armadas planificaron por muchos meses los detalles sobre cómo derrocar a María Estela Perón. El gobierno anterior no tenía poder para controlar a los oficiales, que veían cada paso en falso de la inepta Perón como uno más en una larga lista de razones que justificaban su expulsión. Al demorar tanto, las fuerzas armadas esperaban darle a la administración todas las posibilidades de reformarse o desacreditarse completamente. Juzgando por la falta de resistencia y algún comentario de prensa elogioso después del golpe, los militares triunfaron en el último objetivo. La toma del poder fue acompañada por declaraciones articuladas pero
relativamente breves sobre su justificación y objetivos. La proclamación del golpe se concentró en el “agotamiento” de todas las medidas constitucionales, una clara referencia a las repetidas fallas de los civiles – en particular el Congreso – para remover a Perón o al menos restringir su autoridad. La proclamación apeló al cansancio de los argentinos respecto de la violencia, haciendo notar que la inhabilidad de los civiles para resolver problemas básicos sólo “aumentaba el extremismo de todos los tipos”.
Revitalizando las instituciones constitucionales.
En su lista de “objetivos básicos”, la junta intentó minimizar sus obvios objetivos de seguridad nacional. Dio alta prioridad a “revitalizar” las instituciones constitucionales ubicando al interés nacional por sobre todos intereses particulares. El nuevo gobierno puso a la implementación de una “moralidad cristiana” en segundo lugar, y sólo después incluyó la erradicación de la subversión. El propósito aquí era claramente demostrar que la junta tiene metas abarcadoras y que los terroristas no tienen el poder para monopolizar la atención del gobierno. Los líderes del golpe pueden dirigir este mensaje tanto a sus colegas y subordinados de línea dura como a la población en general.
En un esfuerzo relacionado de relaciones públicas, la junta distribuyó paquetes de información a los agregados militares que contenían una declaración sobre la “filosofía” de la rebelión militar y una biografía del Presidente Videla. Ambas son declaraciones largas y detalladas destinadas a dar la mejor imagen de la toma del poder. Videla es descripto como un oficial del ejército con una carrera sobresaliente, pero más importante, es presentado como el único hombre capaz de superar intereses individuales y tener una perspectiva global de los problemas importantes.
La institucionalización del gobierno de la junta. Los oficiales ya han comenzado a institucionalizar su gobierno. Aunque colectivamente tienen amplios poderes, han establecido un sistema que busca minimizar la influencia de algún hombre en particular, mientras se esfuerzan por alcanzar el consenso. La junta de tres hombres, compuesta por Videla, el jefe de la Armada Almirante Emilio Massera y el jefe de la Fuerza Aérea General Agosti, designa al presidente pero retiene la autoridad suprema. El Presidente debe trabajar estrechamente con un consejo legislativo de nueve hombres compuesto por oficiales de alto rango de las tres fuerzas. El Consejo servirá para comunicar las opiniones de las Fuerzas Armadas a la junta y el Presidente, y tendrá una fuerte voz en la promulgación de las leyes. Al menos inicialmente, el efecto neto parece ser una difusión de la autoridad y la representación de diversos puntos de vista. Sin embargo, el hecho es que un régimen militar no electo controla la Argentina una vez más y pronto será juzgado por su historial. Para asegurarse el control, la junta ha reemplazado a prácticamente todos los funcionarios de los niveles nacional y regional por militares. El Congreso ha sido disuelto, toda la actividad política ha sido suspendida, y las principales organizaciones sindicales han sido puestas bajo el control del gobierno. Algunos partidos disidentes han sido prohibidos. Está en vigencia un estado de sitio y se puede disparar abiertamente a quienes cometan actos de violencia. Las cortes militares impondrán duras condenas o la pena de muerte a aquéllos que intenten paralizar los servicios públicos.
Los oficiales están enfatizando su intención de conservar una postura imparcial evitando la represión extrema, pero los problemas en varias áreas podrían rápidamente poner a prueba su ecuanimidad. Además, de ninguna manera hay unanimidad completa entre los militares respecto de la idea de moderación. El virulento movimiento terrorista ya ha intentando provocar a la junta al reanudar su violenta campaña. La violencia terrorista, la posible oposición civil de los peronistas derrocados, o reveses económicos tempranos podrían reforzar los argumentos de aquellos oficiales que abogan por medidas más rigurosas. De hecho, la misma facilidad con la que los militares tomaron el poder haría que incluso pequeños reveses en cualquier área fueran extremadamente difíciles de explicar.
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Fecha: 25 de mayo de 1976, 11:56 horas
Titulo: Conversación con el Subsecretario de la Presidencia
Tipo: Cable secreto, Departamento de Estado
De: Robert C. Hill, Embajador de Estados Unidos en Argentina
Para: Secretario de Estado.
El propio Embajador Hill reporta una conversación mantenida por él con Ricardo Yofre, Subsecretario General de la Oficina de la Presidencia, y otros oficiales de la Embajada deEstados Unidos. Luego de que Hill comienza la reunión con frases de preocupación por la situación de las violaciones a los derechos humanos, Yofre informa a Hill que los militares argentinos lanzarán una ofensiva que traerá mas violaciones. Sin embargo Hill no expresa sorpresa ni oposición, continúa confiando en la inocencia de Videla y debatiéndose sobre su capacidad para imponerse sobre los duros para detener las violaciones a los derechos humanos.
"2. El Embajador Hill abrió la conversación diciendo que los EEUU estaban muy preocupados por el tema de los derechos humanos, especialmente luego del secuestro de Michelini y Gutiérrez Ruiz. Según Yofre, Videla y sus oficiales se encontraban consternados por los secuestros..."
"6. Dr. Yofre remarcó que había dos complicaciones especificas para controlar a los duros y las violaciones sobre los derechos humanos: a) La primera es que el país se encuentra en una guerra total contra la subversión. Al calor del combate, seguramente habrá violaciones a los derechos humanos. Y Yofre advirtió que el gobierno tiene planes para intensificar drásticamente su lucha contra los terroristas en breve. b) Segundo, mencionó que existen grupos que operan solos..."
"8. El Embajador Hill indicó que las relaciones entre nuestros dos gobiernos son excelentes, pero que estamos teniendo algunos problemas de comunicación..."
"10... Bien puede ser que sus enemigos de línea dura asesinaran a Michelini con el objetivo principal de abochornar al Presidente Videla. Pero esto es mayor razón para que Videla desee ponerlos bajo control. De hecho, debe ponerlos bajo control sino ellos se encargarán de deshacer su gobierno. Hill"28 de mayo de 1978- Más de 700 académicos han sido expulsados de sus trabajos, y se han hecho redadas en varios institutos de investigación con el pretexto de localizar ‘extremistas’. De hecho, está claro por los discursos de Videla y los demás generales, que su definición de la ‘subversión’ es tan amplia que incluye casi todas las formas de actividad intelectual. (760528LANL)
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Octubre 1, 1976 - IR 6 804 0334 76: Operaciones Especiales
Fuente: Colección de documentos desclasificados sobre Chile por el Departamento de Defensa de los EEUU en Junio 30 de 1999. Identificado y recabado por varios investigadores del National Security Archive
Este informe de inteligencia (IR - Intelligence Report) de la Agencia de Inteligencia de la Defensa de los EEUU, (Defense Intelligence Agency - DIA) da cuenta de una operación de contrainsurgencia conjunta de los países del Cono Sur conocida como Operación Cóndor. En particular, el documento informa sobre una razzia conjunta entre agencias de inteligencia de Argentina y Uruguay en Buenos Aires en la que fueron capturados los Zaffaroni. El documento trae a colación la misión militar de alto nivel a Montevideo mencionada días atrás en otro cable de la DIA (citado más arriba), probablemente en preparación de esta operación.
"Operación Cóndor es el nombre clave dado a la recolección de inteligencia sobre izquierdistas, comunistas y marxistas en el área del Cono Sur. Fue establecida recientemente para la cooperación de servicios de inteligencia de América del Sur a fin de eliminar actividades terroristas marxistas en los países miembros con Chile, se dice, siendo el centro de operaciones. Otros miembros que participan son Argentina, Paraguay, Uruguay y Bolivia… Los miembros que muestran el mayor entusiasmo hasta la fecha han sido Argentina, Uruguay y Chile. Estos tres países están embarcados en operaciones conjuntas , principalmente en Argentina, contra blancos terroristas. Durante la semana del 20 de septiembre de 1976, el director del Servicio de Inteligencia del Ejercito argentino viajó a Santiago a consultar con sus contrapartes chilenas sobre Operación Cóndor (Este viaje es similar al viaje reportado en el IR 6 804 0309 76.)"
"Durante el período entre el 24 y 27 de septiembre de 1976, miembros de la Secretaria de Inteligencia del Estado de Argentina (SIDE), operando con oficiales del Servicio de Inteligencia militar de Uruguay llevaron a cabo operaciones contra la organización terrorista uruguaya OPR-33 en Buenos Aires. Como resultado de esta operación conjunta, oficiales de la SIDE dicen que toda la infraestructura del OPR-33 en Argentina ha sido eliminada…"
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ARGENTINA PROJECT (S200000044)
U.S. DEPT. OF STATE, A/RPS/IPS
Margaret P. Grafeld, Director
4/10/76
DECLARACIÓN DE (censurado)
Los siguientes comentarios fueron hechos por [censurado] el 4 de octubre, 1976, durante una entrevista privada en [censurado] traté de tomar notas textuales.
A. Detención y tortura: El 30 de abril, tomé un micro para ir a casa. Había dejado panfletos anti gubernamentales sobre un banco en una plaza para evitar tenerlos conmigo. No tomé en cuenta que el día siguiente era 1º de mayo (Día del Trabajador). Fui arrestada por individuos vestidos de civil y otros de uniforme. El micro fue detenido y me tomaron del pelo y literalmente me bajaron del micro arrastrándome y también a un muchacho que estaba conmigo. Una docena de huevos que cargaba fueron destrozados. Empecé a decir que no era una terrorista. Fui revisada y llevada a un auto de policía. Dije que el joven no tenía nada que ver conmigo. Encontraron un papel que estaba llevando que tenía los nombres de personas con las que estudiaba. Arrebaté el papel para intentar proteger los nombres. Fui golpeada violentamente. El micro fue detenido por bastante tiempo; fui llevada a la estación de policía.
Tuve una conversación con un individuo y traté de salir de mi problema conversando. Entonces me pegó una cachetada. Un soldado o policía me dijo que hablara o que sería torturada. Fui llevada a una habitación en la comisaría --decía Servicio de Informaciones (Esto probablemente era SIDE – Servicio de Informaciones del Estado).
Hablé con un hombre. Dijo que me dieron un ojo morado durante el arresto.
De ahí en adelante no recuerdo claramente. Mis ojos fueron tapados, mis manos atadas y fui puesta contra una pared. Un artefacto eléctrico tocó mis manos. Después estaba en el piso. Parecía que estaba siendo golpeada. No se. Mi ropa estaba siendo arrancada. Entonces creo que estaba sobre una mesa con 4 o 5 hombres inmovilizándome. Empezaron a usar la picana (un dispositivo eléctrico). Después me ataron y me echaron agua encima. Podía sentir un ventilador. Me interrogaron, pero más que nada era dale. Ahí. Ahí. Ahí. En el área genital. Fui amordazada. Ahí fue cuando quizá me mordí. Debo haber estado amordazada después porque al principio hablé. Dijeron que me arreglarían para que no pudiera tener hijos.
En un punto parece que me relajé y se asustaron. Fui revisada por un doctor. Entonces comentaron que ella debe estar entrenada. Se fueron.
(Una chica, la noche anterior, había sido colgada cabeza abajo y aguijoneada. Sus vellos púbicos habían sido arrancados y tenía quemaduras de cigarrillo. Pudo haber tenido amigos terroristas, pero ella no era una. Estaba en una casa que había sido allanada).
Fui dejada en el piso. Me desataron, me vistieron y me dejaron en el piso. Mi boca estaba seca, pero no me dieron agua. Temían que afectara mi sistema nervioso.
Fui llevada a otra habitación. Cada tanto era visitada, mis ojos eran destapados, se me daba cigarrillos o comida. Otras veces era golpeada o un arma era disparada cerca de mí para asustarme.
Todo el tiempo temía que me llevaran otra vez a la sala de torturas. Tenía que dormir con mis manos atadas detrás de mi espalda.
El 5 o 6 (mayo) fui llevada a la cárcel. No sé cuanto tiempo había pasado. Finalmente me permitieron tomar una ducha.
Entonces supe que mi esposo estaba en la cárcel. Tuve una pequeña oportunidad para hablar con él. Más o menos nos encontramos en la cárcel. No creía que hubiera alguna acusación. Creo que había ido a buscarme y fue detenido. Dijo que no le habían tocado un pelo de la cabeza.
La tarde siguiente fui nuevamente a la oficina de la SIDE. Esta vez fui acompañada por una guarda femenina que se quedó conmigo o cerca mío. Esto parecía protegerme; sólo fui amenazada. Destrozarían a mi esposo frente a mí. Fui golpeada sobre las orejas muy fuerte. Tres me pegaron al mismo tiempo. Después empezaron a tomar declaración. Empezaron a escribir Dijeron te vamos a tener esta noche. Después empezaron a hablar sobre encontrar a otros – mis amigos.
Se me preguntó si salía con alguien más. Estoy separada. Había pertenencias de otra persona en mi departamento. Di su nombre y él esta en prisión.
Dijeron que lo iban a matar. Hicieron una exposición de sus armas y munición. Salieron a ubicar donde trabaja mi esposo. Volvieron con alguien que simplemente tenía el mismo nombre que mi esposo. Él ya tenía un hermano en prisión. Le arrancaron el pelo a este individuo.
Esa noche, o ese mismo día mi novio fue traído. Aparentemente no estaba lastimado. Es muy arbitrario a quien se lastima. Me llevaron de nuevo a la cárcel, y vi al Cónsul Sherman al día siguiente.
B. Acceso Consular: Las autoridades nunca me dijeron que podía ver al Cónsul. Simplemente me llevaron a verlo. Creo que pedí ver a un oficial de la Embajada; no estoy segura. Simplemente me informaron.
Mi esposo probablemente le dijo al empleado de USIS que estaba en la cárcel.
C. Acusaciones: Admití que había repartido literatura, pero eso en realidad no era así. La dejé en el banco de una plaza. Ellos aseguraban que estaba tirando panfletos desde el micro.
Los panfletos eran material del PCR (Partido Comunista de Rosario). Eran panfletos anti Videla, del 1º de mayo pidiendo la libertad de los presos políticos.
(En respuesta a mi pregunta dijo) Santucho no estaba en la portada. La policía tenía volantes del ERP pero no eran míos. Fui acusada de ser miembro del PRT. Eso es completamente falso. Tenía contacto con una chica que me dio los panfletos del PCR el 30 de abril. Los panfletos del 1º de mayo eran panfletos del PCR. No sé si la chica era miembro del PCR o simplemente en contacto con ellos. El PCR se oponía al terrorismo. Esto no estaba en los panfletos pero el PCR se oponía a los Montoneros y al ERP. Sentían que el terrorismo sólo podía provocar un golpe.
Mi esposo no es un miembro del PCR. Tenía algunos libros políticos, incluyendo literatura marxista.
Mi novio es aún menos un miembro.
Yo era cercana al PCR. Había muy poca gente dejada afuera de los círculos izquierdistas en la universidad. Yo era una estudiante en la Universidad de Rosario.
D. Trato subsiguiente: Recuerdo decir el 6 de mayo que no quería ser torturada más.
El 6, vi a Sherman en la presencia de argentinos. Se nos requirió que hablemos español y tuvimos una visita muy corta
El Cónsul Español había visitado a un prisionero y había ordenado a los argentinos que salgan de la habitación.
La segunda vez (26 de mayo), la entrevista fue en inglés.
No recibí exámenes médicos el 8 de mayo ni el 13. Sí hable con un médico y le dije al segundo que había sido torturada.
El número de chicas en la prisión de Rosario aumentaba constantemente, en un rango de 32 a 38. Al final estábamos en un área de detención subterránea que pudo haber sido una enfermería en algún momento. De noche éramos encerradas en una habitación adentro que tenía 12 camas y 7 colchones, eso es 19 espacios para dormir. Excepto por las muy enfermas, dormíamos dos en una cama. No podíamos salir de la habitación de noche para ir al baño. Usábamos un balde.
No se nos permitían libros, tejer ni cualquier tipo de actividad. Ni siquiera lapiceras. Jugar a las cartas se nos quitó. Hacíamos cosas de los huesos de puchero. Se me permitió conservar mis cartas.
E. Mal trato en Buenos Aires: Fui llevada a Buenos Aires para deportación y después fui informada que no me iría. Al final de mi estadía en Buenos Aires, fui puesta en una celda sin luz ni comida. Estaba frío y lluvioso. Fui dejada ahí durante 40 horas. No había una frazada ni aire fresco. No había un inodoro. Había un banco de concreto. Tenía que orinar en el piso. Lloré y me puse histérica durante este periodo.
Comentario: [censurado] me habló muy cándidamente. Prometí cuidar sus confidencias.
Mencionó al Cónsul [censurado] en varias oportunidades, quien creía que realmente se preocupaba por ella. La familia [censurado] pretende agradecer a [censurado] quien escoltó a [censurado] a su vuelo de partida y vio que partiera segura. Esta obviamente muy agradecida a [censurado] y sabe que él habló varias veces a la policía acerca de su trato y confina-miento.
En general, [censurado] esta extremadamente agradecida por lo que el Departamento y la Embajada hicieron por ella. No puede creer que este en casa y se la ve muy bien.
CC: ARA - Sr. Bray
ARA - Sr. Shlaudeman
ARA - Sr.-Lister
ARA/PAF - Sr. Yohn
L - Sra. Chester
L - Sr. Runyon
SCS - Sra. Pelletreau
Amembassy B.A. - Sr. Chaplin
Amembassy B.A - Sr. Whitman
Borrador: ARA/ECA:FE Rondon:jc
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(Más cables secretos en WIKIPIS (el WikiLeaks del Basurero Nacional))
Y, finalmente, un extracto de la confesión del principal protagonista de aquel trágico golpe de estado donde, además de varias mentiras y justificaciones falaces, el exdictador confiesa las verdaderas razones del golpe (en su visión autoritaria y paternalista) y la colaboración de algunas instituciones y personajes de la època. Veamos lo que confiesa (sin autocrítica ni remordimiento) Videla en estos dìas:
Llegamos así, ya en plena lucha contra el terrorismo, al mes de marzo de 1976, en donde padecemos una situación alarmante desde el punto de vista social, político y económico. Yo diría que en ineficacia la presidenta había llegado al límite. Sumando a esto la ineficiencia general se había llegado a un claro vacío de poder, una auténtica parálisis institucional, estábamos en un claro riesgo de entrar en una anarquía inmediata. El máximo líder del radicalismo, Ricardo Balbín, que era un hombre de bien, 42 días antes del pronunciamiento militar del 24 de marzo, se me acercó a mí para preguntarme si estábamos dispuestos a dar el golpe, ya que consideraba que la situación no daba para más y el momento era de un deterioro total en todos los ámbitos de la vida. "¿Van a dar el golpe o no?", me preguntaba Balbín, lo cual para un jefe del ejército resultaba toda una invitación a llevar a cabo la acción que suponía un quiebre en el orden institucional. Se trataba de una reunión privada y donde se podía dar tal licencia; una vez utilice este argumento en un juicio y me valió la dura crítica de algunos por haber incluido a Balbín como golpista. Los radicales apoyaron el golpe, estaban con nosotros, como casi todo el país. Luego algunos dirigentes radicales, como Alfonsín, lo han negado.
El hecho efectivo es que el 24 de marzo se produce el levantamiento militar.
Padecíamos vacío de poder, parálisis institucional y riesgo de una anarquía, y frente a este estado de cosas el clamor ciudadano, con sus dirigentes a la cabeza, pidiendo la intervención de las Fuerzas Armadas. Había un sentir general, que representaba Ricardo Balbín y otros dirigentes, en favor del cambio, de la intervención. La gente nos demandaba que interviniéramos e incluso Balbín llegó a decir en esos momentos que tenía las manos vacías de soluciones, que la clase política no podía hacer más.
En general, el consenso era que había que hacerlo, quizá porque en Argentina de una forma natural siempre se ha creído que las soluciones políticas cuando los gobiernos fracasaban se arreglaban con golpes de Estado. Y esta ocasión, además, se veía la intervención de una forma justificada ante los extremos a los que habíamos llegado. Hacía falta una medida de fuerza y la gente compartía esa visión. Si nosotros no lo hacíamos, el vacío de poder iba a ser aprovechado por la subversión para llegar al poder y ocupar todo el espacio dejado por otros. Así de sencillo. O tomábamos el poder o la subversión se hacía por la vía de las armas con las instituciones.
Pero, además, el gobierno que teníamos, que actuaba de una forma pusilánime y anarquizante, no estaba en condiciones de hacer frente a la amenaza que vivíamos en esos momentos, en que cada día el deterioro era mayor.
Videla: Había unidad total, sin ningún género de dudas. Así como la hubo en lo que fue la lucha contra la subversión, también la hubo en lo que fue la necesidad de llevar a cabo la intervención militar para poner orden en el país.
R.A.:¿Cómo podría definir lo que se denominó entonces como el Proceso de Reorganización Nacional (1976-1982)?
Videla: El 24 de marzo se produce el pronunciamiento militar, que no fue una sorpresa para la mayoría de los argentinos porque era evidente que tarde o temprano se iba a producir y ocurrir. Estaba previsto en el guión y todos los sectores políticos y sociales habían sido consultados para confluir en ese resultado esperado. Nosotros éramos conscientes de la situación que se vivía, no podíamos dejar que el país siguiera inmerso en esa crisis y teníamos que actuar. Nuestra intención era ayudar a enderezar el rumbo y teníamos previsto que es lo que había que hacer con urgencia. Salimos a hacer lo que creíamos que había que hacer y estaba en nuestros planes.
La Iglesia cumplió con su deber, fue prudente, de tal suerte que dijo lo que le correspondía decir sin que nos creara a nosotros problemas inesperados. En más de una oportunidad se hicieron públicos documentos episcopales en donde, a juicio de la Iglesia, se condenaban algunos excesos que se podían estar cometiendo en la guerra contra la subversión, advirtiendo de que se corrigieran y se pusiera fin a esos supuestos hechos. Se puso en evidencia de que se debía concluir con esos excesos y punto, pero sin romper relaciones y sin exhibir un carácter violento, sino todo lo contrario. No rompió relaciones, sino que nos emplazó a concluir con esos hechos. Expresó lo que consideraba que no se estaba haciendo bien, porque podía corresponder a su terreno, pero no fue a más. Mi relación con la Iglesia fue excelente, mantuvimos una relación muy cordial, sincera y abierta. No olvide que incluso teníamos a los capellanes castrenses asistiéndonos y nunca se rompió esta relación de colaboración y amistad. El presidente de la Conferencia Episcopal, Cardenal Primatesta, a quien yo había conocido tiempo atrás en Córdoba, tenía fama de progresista, o sea proclive a la izquierda de entonces, pero cuando ocupó su cargo y yo era presidente del país teníamos una relación impecable. Y debe reconocer que llegamos a ser amigos y en el problema del conflicto, de la guerra, también tuvimos grandes coincidencias. La Iglesia argentina en general, y por suerte, no se dejó llevar por esa tendencia izquierdista y tercermundista, politizada claramente a favor de un bando, de otras iglesias del continente, que sí cayeron en ese juego. No faltó que algún miembro de esa Iglesia argentina entrara en ese juego pero eran una minoría no representativa con respecto al resto.
R.A.:¿Y con los empresarios cómo fue esa relación?
Videla.: Los empresarios también colaboraron y cooperaron con nosotros. Incluso nuestro ministro de Economía de entonces, Alfredo Martínez de la Hoz, era un hombre conocido de la comunidad de empresarios de Argentina y había un buen entendimiento y contacto. Hubo algún roce, claro, como suele suceder, porque cada uno defiende sus intereses siempre. Pero, en general, fue una buena relación.
El tema es que el desaparecido no sabe donde está, no tenemos respuesta a esta cuestión. Sin embargo, ya sabemos quienes murieron y en qué circunstancias. También más o menos cuántos murieron, luego cada cual que invente sus cifras.
Aunque quiero decirle algo, los decretos de Luder nos dieron todo el poder y competencias para desarrollar nuestro trabajo e incluso excedían lo que habíamos pedido; Luder, prácticamente, nos había dado una licencia para matar, y se lo digo claramente. La realidad es que los decretos de octubre de 1975 nos dan esa licencia para matar que ya he dicho y casi no hubiera sido necesario dar el golpe de Estado. El golpe de Estado viene dado por otras razones que ya explique antes, como el desgobierno y la anarquía a que habíamos llegado. Podía desaparecer la nación argentina, estábamos en un peligro real. No es que los militares nos levantáramos un día de la cama y nos hubiéramos dicho: ¡vamos a ir de cacería o a matar "jóvenes idealistas"! Nada de eso, había otras razones de otra índole. Pero realmente Luder nos había dado para la guerra todas las formas y medios que necesitábamos, en nosotros estaba el ser prudentes o no, queriendo reconocer que en algunos casos hubo excesos.