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9 de julio de 2016

9 de Julio de 1816: "Ñoqayku kay Amerikaq suti suyunpi tantasqa..."

Por desgracia, muy pocos argentinos reconocemos (y menos aún entendemos) la frase reproducida en el título. Pero casi todos lo haremos si lo traducimos del quechua al castellano: "Nos, los Representantes de las Provincias Unidas en Sud América...". Esto se debe a que el espíritu reinante en 1816, cuando declaramos nuestra independencia de España, de reconocimiento a nuestras profundas raíces americanas era bastante diferente al actual.
Y este mismo espíritu americano se refleja en la letra de nuestro himno, particularmente en la siguiente frase (omitida en la versión reducida actual):

"Se conmueven del Inca las tumbas 
y en sus huesos revive el ardor 
lo que ve renovando a sus hijos 
de la Patria el antiguo esplendor." 

Pero ¿cuál es el origen de esa frase en idioma quechua? ¿Por qué se cita a los Incas (entre otros) en nuestra máxima canción patria? Es evidente que la reafirmación de la pertenencia americana de nuestro país estaba muy presente en esos años cuando era parida la Argentina, como así lo demuestran las múltiples referencias y valoraciones de nuestros próceres de princípios del siglo XIX (entre ellos, Belgrano y San Martín). Por eso, en este día de recordación de los doscientos años de la gesta de declaración de nuestra independencia, este humilde servidor público rememora algunos aspectos no siempre recordados por nosotros: 

Según cuenta Bonifacio del Carril en su obra La declaración de la Independencia: “La declaración de la Independencia ”–, “el Congreso dispuso que se hiciese una edición por separado, impresa en hoja suelta. De esta edición debían enviarse solamente a Tucumán tres mil ejemplares. En la sesión del 29 de Julio se acordó prevenir al Supremo Director del Estado para que de estos tres mil ejemplares, mil quinientos se imprimiesen en castellano, mil en quichua y quinientos en aymará, luego que fuesen remitidas las traducciones de estos idiomas. Se comisionó a este efecto al diputado Serrano, lo que no quiere decir, por cierto, que Serrano haya tomado a su cargo la tarea de realizar él mismo personalmente las traducciones, como alguna vez se ha afirmado. No debe descartarse la posibilidad de que Serrano, oriundo del Alto Perú, tuviese conocimiento de estas lenguas. Pero “El Redactor…” sólo dice, con suficiente claridad, que se comisionó al diputado Serrano para que remita las traducciones de las actas.”
“En los últimos días del mes de agosto la imprenta de M. J. Gandarillas y socios procedió a imprimir, en hoja suelta, en idioma castellano, el Acta y la Declaración de la Independencia. El mismo Gandarillas imprimió las ediciones bilingües en castellano y quichua, y castellano y aymará, ambas con la fórmula del juramento, también bilingüe, y notas explicativas. Los ejemplares fueron inmediatamente remitidos al general Belgrano para su distribución en las provincias del Norte. Todavía, en 1916, un siglo después de la Declaración de la Independencia , apareció en Bolivia un ejemplar de la edición en quichua, prueba de la incansable actividad desplegada por el benemérito general.”
“Las ediciones del Acta y la Declaración de la Independencia , impresas en el año 1816 que acabo de citar –las de la Gazeta , El Redactor, y las hojas sueltas de Gandarillas, en castellano, en castellano y quichua, y castellano y aymará- deben todas ser consideradas ediciones primigenias, verdaderos incunables del histórico documento.” 


Acta de la declaración de la independencia argentina - 9 de julio de 1816

En la benemérita y muy digna ciudad de San Miguel de Tucumán a nueve días del mes de julio de mil ochocientos diez y seis, terminada la sesión ordinaria, el Congreso de la Provincias Unidas continuó sus anteriores discusiones sobre el grande, augusto, y sagrado objeto de la independencia de los pueblos que lo forman. Era universal, constante y decidido el clamor del territorio entero por su emancipación solemne del poder despótico de los reyes de España. Los representantes, sin embargo, consagraron a tan arduo asunto toda la profundidad de sus talentos, la rectitud de sus intenciones e interés que demanda la sanción de la suerte suya, la de los pueblos representados y la de toda la posteridad. A su término fueron preguntados si querían que las provincias de la Unión fuesen una nación libre e independiente de los reyes de España y su metrópoli. Aclamaron primero, llenos del santo ardor de la justicia, y uno a uno reiteraron sucesivamente su unánime voto por la independencia del país, fijando en su virtud la determinación siguiente:

“Nos los representantes de las Provincias Unidas en Sud América, reunidos en Congreso General, invocando al Eterno que preside al universo, en el nombre y por la autoridad de los pueblos que representamos, protestando al cielo, a las naciones y hombres todos del globo la justicia, que regla nuestros votos, declaramos solemnemente a la faz de la tierra que, es voluntad unánime e indudable de estas provincias romper los violentos vínculos que las ligaban a los reyes de España, recuperar los derechos de que fueron despojadas, e investirse del alto carácter de una nación libre e independiente del rey Fernando VII, sus sucesores y metrópoli. Quedan en consecuencia de hecho y de derecho con amplio y pleno poder para darse las formas que exija la justicia, e impere el cúmulo de sus actuales circunstancias. Todas y cada una de ellas así lo publican, declaran y ratifican, comprometiéndose por nuestro medio al cumplimiento y sostén de esta su voluntad, bajo el seguro y garantía de sus vidas, haberes y fama. Comuníquese a quienes corresponda para su publicación, y en obsequio del respeto que se debe a la naciones, detállense en un manifiesto los gravísimos fundamentos impulsivos de esta solemne declaración.”

”Dada en la sala de sesiones, firmada de nuestra mano, sellada con el sello del congreso y refrendada por nuestros diputados secretarios. – Francisco Narciso de Laprida, presidente. –Mariano Boedo, vice-presidente, diputado por Salta. –Dr. Antonio Sáenz, diputado por Buenos Aires. – Dr. José Darregueyra, diputado por Buenos Aires. – Dr. Fray Cayetano José Rodríguez, diputado por Buenos Aires. – Dr. Pedro Medrano, diputado por Buenos Aires. – Dr. Manuel Antonio Acevedo, diputado por Catamarca. – Dr. José Ignacio de Gorriti, diputado por Salta. – Dr. José Andrés Pacheco Melo, diputado por Chichas. – Dr. Teodoro Sánchez de Bustamante, diputado por la ciudad y territorio de Jujuy. – Eduardo Pérez Bulnes, diputado por Córdoba. – Tomás Godoy Cruz, diputado por Mendoza. – Dr. Pedro Miguel Aráoz, diputado por la capital del Tucumán. – Dr. Esteban Agustín Gazcón, diputado por Buenos Aires. – Pedro Francisco de Uriarte, diputado por Santiago del Estero. – Pedro León Gallo, diputado por Santiago del Estero. – Pedro Ignacio Ribera, diputado de Mizque. – Dr. Mariano Sánchez de Loria, diputado por Charcas. – Dr. José Severo Malabia, diputado por Charcas. – Dr. Pedro Ignacio de Castro Barros, diputado por La Rioja. – L. Jerónimo Salguero de Cabrera, diputado por Córdoba. – Dr. José Colombres, diputado por Catamarca. – Dr. José Ignacio Thames, diputado por Tucumán. – Fr. Justo Sta. María de Oro, diputado por San Juan. – José Antonio Cabrera, diputado por Córdoba. – Dr. Juan Agustín Maza, diputado por Mendoza. – Tomás Manuel de Anchorena, diputado de Buenos Aires. – José Mariano Serrano, diputado por Charcas, Secretario. – Juan José Paso, diputado por Buenos Aires, Secretario”.


Versión traducida al Quechua del acta de la declaración:

Kay sumaq ancha kamayoq San Miguel Tukmanmanta hatun llaqtapi, waranqa pusaq pachak chunka soqtayoq wataq qanchis killaq isqon p`unchayninpi llaqtancheqrayku qhawanankupaq Hamawt’akuna hatun tantakuy, congreso nisqapi tantasqa, tukuy sonqonkuwan, tukuy yachayninkuwan unancharqanku t‘aqakuyninchiqta kunankama kamacheq qhencheq awqakunamanta huk similla tukuy neqpi llaqtancheqkunaq kay rurakunanta munasqanku, uyarikun, huk munaylla hinantin rurayninkuwan, yuyayninkuwan, wañuy, wañuy, wañuy munapayasqankuta sut`i sut`ipi rikuchinku; chaywanpis, yuyaspa kay hatun simipi kasqanta paykunaq, llaqtankunaq, wawankunaq wawanpapis kusisamin, u chikin, Hamawt’a Rantikuna alliy alliymanta huktawan huktawan kay hawa rimarqanku. Allin allinta unanchaspañari, tapusqa karqanku? 
Munankicheqchu tukuy llaqtakunapiraykuchus Ranti kankicheq España Reykunamanta t`aqakuspa, paykunaq kikin atiyninpi, kamachiyninpi qheparinankuta? Kayta uyariytawan, usqhay usqhayta hatarispa: munaykun nispa qaparinkuq; aswan kallpayoq kay sut`i munayninku kananpaqri hukmanta hukmanta munayku nerqanku; tukuypa yachayninman chayananpaqri kay hinata qellqarqanku.
Ñoqayku kay Amerikaq suti suyunpi tantasqa, llaqtakunaq Rantin, ñoqaykuman Pachakamaqta waqyaspa llaqtaykuq sutinpi, llaqtaykuq kamachiyninpi hanak-pachaman kay pacha tukuy llaqtakunaman, tukuy runakunaman sonqoykuq llamp‘u, chiqan unanchayninta, rikuchispa, rimariyku yachachiyku Muyupachaq qayllanpi; sut‘i huk munaynillan kay tukuy llaqtakunaq kasqanta, llik’iy saqra walanasta, ima wanchus yanqalla España Reykunaman watasqa karqanku: atiyninta suwankunamanta p‘ataspari huk hatun llaqta rurakunanku; paykuna kikin kunan kamachiq Rey Fernando qanchismanta, wawankunamanta, llaqtanmantawan wiñaypaq t’aqasqa; kayraykuri hatun sumaq atiywan sutipi qhecheparinku, imaynachus aswan allin kanqa kusisaminpaq tukuy imanku unanchasqa, hina kamachiyta paykuna kikin makinmanta qukunanpaq; tukuy tanta ñaupaqta, qhepamanri hukmanta hukmanta hinata qaparinku, yachachinku, huktawan huktawanri rinku; kayta hunt’anankupaqri, ñoqaykupi churakuspa puraqmanta watanakunku, kawsayninkuwan, tiyapuyninkuwan, sumaq sutinkuwan. Pikunamanchus yachachikunan, yachachisqa kachun, tukuypa uyaqrinman chayanamanpaq; hawa llaqtakunaq unanchananpaqri imaraykuchus rurancheq kay sumaq chiqan rurayta, sut‘i qellqapi tukuy churakuchun. Congreso wasipi rurasqa selloykuwan sellasqa, secretarioykuq qellqanwan kallpachasqa. 
Kay hina juramentota tukuy llaqtancheqpi tiyakuq runakuna. 
¿Jurankichu Pachakamaq Apu Yayancheqrayku santa krusraykuwanpis + t’impurichiyta, hamach’ayta, mayneqpipis kamarichiyta kay Amerikaq Anti Suyunpi tantasqa hatun llaqtakunaq t’aqakuyninta qanchis Fernando España reymanta, wawasninmanta, llaqtanmanta, tukuy hawa llaqta kamacheqkunamantawan? 
¿Jurankichu Pachakamaq Apu Yayancheqman, ari ninkichu llaqtancheqman, atiyninrayku, kamachiyninrayku tukuy kallpakiywan sayariyta kawsayniykita, sumaq sutiykita, tukuy imaykita chinkarichinaykikamaypis? 
Ari, hinatan jurani. 
Hinata ruraqtiyki Pachakamaq yanapasuchun, manari pay muchuchisuchun llaqta mamancheqri ñakasuchun.
F.N.Laprida 
San Juan llaqtaq rantin tukuy rantista kamachiq.
Hamau‘ta Antonio Saenz, Buenos Ayres llaqtaq rantin.



Traducción al aymara, de autor anónimo, del acta:


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Repasemos ahora algunas interesantes acotaciones sobre esos días que hace Felipe Pigna:


Los debates al interior del Congreso de Tucumán - julio de 1816

El 9 de julio de 1816  el Congreso de Tucumán declaró la independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata. Pero la cuestión de la emancipación no era lo único a debatirse. Durante las sesiones que se celebraron ese año, se suscitó un intenso debate respecto a la forma de gobierno que adoptarían las Provincias Unidas. A continuación transcribimos un fragmento del libro Historia Argentina, de José María Rosa, en donde el autor rescata esta polémica, y las diferentes posturas de los protagonistas de aquellas jornadas.

Fuente: José María Rosa, Historia Argentina, Tomo III,  “La Independencia (1812 – 1826)”, Buenos Aires, Editorial Oriente S. A., 1992, pág. 168- 171.

El 26 de mayo el Congreso de Tucumán aprobaba el “plan” o nota de materias que deberían tratar en sus sesiones, elaborado por Gascón, Bustamante y Serrano. (…) El 3 de julio… (el Congreso) se dispuso entrar a tratar la independencia… (…)

Solamente los diputados de Tucumán y Jujuy tenían instrucciones de hacerlo. Pero Belgrano había llegado a Tucumán con la noticia de que Inglaterra se desinteresaba de la causa de América, y por lo tanto sus consejos no tenían el valor que tuvieron los de Strangford cuando apoyaba, por lo menos de palabra, a la Revolución del Río de la Plata. San Martín era otro campeón de la independencia; por esa causa se había separado de Alvear y alejado de la logia. Güemes también la sostenía. En cuanto a las provincias de la liga de Artigas, entendían –como lo escribía Artigas a Pueyrredón el 24 de julio- que “hace más de un año enarboló su estandarte tricolor y juró independencia absoluta y respectiva” (en el Congreso de Oriente, que debió ocurrir el primer día de sus sesiones el 29 de junio de 1815. Los diputados cedieron a la presión de Belgrano, San Martín, Güemes y Artigas…

Modificación del acta, y juramento (19 de julio).
" ... Libres de los reyes de España y su metrópoli", podía permi­tir anexarse como colonia a Inglaterra como lo quiso Alvear en 1815, o a Portugal como habría de proyectarse en breve. Medrano pidió sesión secreta el 19 de julio y exigió que en la fórmula del juramento a tomarse al ejército se agregase “... y de toda otra dominación ex­tranjera", variándose de paso el acta pues "de este modo se sofocaría el rumor esparcido por ciertos hombres malignos de que el director del Estado, el general Belgrano y aun algunos individuos del Soberano Congreso alimentaban ideas de entregar el país a los portugueses". Naturalmente fue acordado, aunque tal vez a regañadientes.


La cuestión de la forma de gobierno (julio).

El 6 de julio había sido recibido Belgrano, en sesión secreta, para informar del estado de Europa y las posibilidades de la guerra contra España. Sus palabras precipitaron la declaración de la independencia.

Dijo: 1) que si la Revolución había merecido en un principio sim­patías de las naciones europeas "por su marcha majestuosa", en el día y debido a "su declinación en el desorden y la anarquía... sólo po­díamos contar con nuestras propias fuerzas"; 2) que las ideas republi­canas ya no tenían predicamento en Europa y ahora "se trataba de monarquizarlo todo", siendo preferida la forma monárquica-constitucional a  la manera inglesa; 3) que la forma de gobierno conveniente al país era, por eso, la monarquía "temperada" llamando a la dinastía de los Incas "por la justicia que envuelve la restitución de esta Casa tan inicuamente despojada del trono", el entusiasmo general se despertaría en los habitantes del interior, y podía "evitarse así una sangrienta revolución en lo sucesivo"; 4) que España estaba débil por la larga guerra contra Napoleón y "las discordias que la devoraban', pero con todo "te­nía más poder que nosotros y debíamos poner todo conato en robustecer el ejército"; que Inglaterra no ayudaría a España a subyugarnos, "siem­pre que de nuestra parte cesasen los desórdenes"; 5) que la llegada de tropas a Brasil no tenía miras ofensivas contra nosotros, y sólo "precaver la infección (del artiguismo) en el territorio del Brasil"; que el carácter del príncipe don Juan era pacífico y "enemigo de conquistas", y estas provincias no debían temer movimiento de aquellas fuerzas.

Las palabras de Belgrano encontraron eco cuatro días después en la declaración de la independencia, ya que debíamos hallarnos "librados a nuestras propias fuerzas". Y en el debate sobre forma de gobierno que empezaría en la sesión del 12, donde la gran mayoría -y después la unanimidad menos Godoy Cruz- estaría por la forma monárquica con un descendiente de los Incas.

El origen de ese debate sobre forma de gobierno, antes de una dis­cusión constitucional, es notable. El presidente, aprobada en la sesión del 12 el acta de la independencia (que sería modificada el 19), propuso se estableciese el sello del Congreso; Bustamante observó que debería esperarse a la forma de gobierno, pues de ella depen­derían las armas y timbres que lo adornarían; Acevedo empezó a tratar el tema inclinándose por "la monarquía temperada en la dinas­tía de los Incas" con capital en el Cuzco. Fue apoyado por otros ora­dores que no nombra el acta.

El debate seguiría el 15. Oro dijo que sería conveniente consultar antes la voluntad de las provincias, y si el debate seguía "precediéndose sin aquel requisito a adoptar el sistema monárquico constitucio­nal a que veía inclinados los votos de los representantes, se le permi­tiese retirarse del Congreso".

El país en 1816
Fray justo faltó a las siguientes sesiones, comunicando el 20 por boca de Laprida que "el no asistir a las discusiones acerca de la forma de gobierno era porque las consideraba extemporáneas y por la necesidad de consultar antes a su Pueblo, pero que lo haría si el Soberano Con­greso se lo ordenase" dándole un documento para satisfacer a San Juan que no le había dado instrucciones a ese respecto. Aceptado, Oro vol­vió a las sesiones. No es que fuera republicano, como ha recogido la leyenda, sino meticuloso de sus poderes. En las sesiones secretas del 4 de setiembre, donde se votó la forma de gobierno, aprobó la monarquía constitucional  - y algo más también - con el solo agregado de "que esto podrá hacerse cuando el país esté en perfecta seguridad y tranquilidad".

El 19 siguió el debate: Serrano analizó las ventajas de un gobier­no "federal" (por decir republicano) "que hubiera deseado para estas Provincias", pero ahora "por la necesidad del orden y la unión, rápida ejecución de las providencias y otras consideraciones" se inclinaba a la monarquía temperada; Acevedo renovó que se adoptase la mo­narquía del Inca, adherida por Pacheco. El 31 Castro se adhirió a la monarquía constitucional con el Inca; lo mismo hicieron Rivera, Sánchez de Lorca y Pacheco, y considerando este último suficiente­mente discutida la materia pidió votación. Acepta Acevedo siempre que se vote el agregado de que el Cuzco sería la capital del nuevo reino; opónese a esto último Gascón, que quería mantener la capital en Buenos Aires. No se votó por entender que si había pronunciamien­to general en favor de la monarquía temperada, no era lo mismo en cuanto a la dinastía del Inca y a la capital en el Cuzco. El 5 de agosto Thames, que preside, se manifiesta en favor del Inca; Godoy Cruz se expresa en favor de la monarquía pero no acepta al Inca, arrastrando a Castro, que rectifica su voto en favor del Inca dado anteriormente; Aráoz cree que debe tratarse primeramente la forma de gobierno y después establecerse la dinastía; Serrano también se pronuncia en contra del Inca y es rebatido por Sánchez de Lorca y Malabia, sostenedores del monarca indígena. El 6 de agosto, Anchorena pronunció el único discurso en favor del republicanismo del debate (que rectificaría al votar), diciendo que la forma monárquica convenía a los países aristocráticos de la zona montañosa de América, pero no sería aceptada en la llanura, de hábitos más populares. Creía que la sola manera de conciliar tipos tan opuestos era "la fede­ración de provincias".

¿Quién sería el descendiente del Inca que se proponía para rey de América del Sur? ... En las burlas de los periodistas de Buenos Aires, se dijo que al rey patas sucias habría que buscarlo en alguna pulpería o taberna del altiplano. Pero no era cierto que los partidarios de la coronación de un Inca no tuvieron en cuenta quién sería el candidato: Tupac-Amaru tenía un hermano, ya casi octogenario, preso en los cala­bozos de Cádiz, y parientes en su confinamiento de Tinta. En uno u otros pensaban los diputados de Tucumán.

Debe comprenderse que por el estado de las ideas en Europa, la forma monárquica parecía ser la conveniente para conseguir que se reconociese la independencia. Y antes que un príncipe español, o portugués, o fran­cés, o inglés, era más patriótico coronar uno nativo de América. El prin­cipio de la legitimidad era agitado por la Santa Alianza, ¿y qué monarca más legítimo en América del Sur que el descendiente de sus antiguos reyes? El proyecto no era tan descaminado, y debe reconocerse que la capital en el Cuzco como quería el catamarqueño Acevedo significaba la unidad de América del Sur.
Nota completa


Finalmente, veamos un breve video sobre las razones de los textos de la declaración de la independencia en tres idiomas y la aparición de sol en nuestra bandera:









9 de julio de 2013

9 de julio, sí, pero ¿qué es la independencia?

Aprovechando los últimos acontecimientos sufridos por el presidente de la hermana República de Bolivia y la fecha de hoy es oportuno asociar ambos hechos y analizar qué significa hoy en día "independencia".  ¿De qué manera? Bueno, recordando que aquel 9 de julio de 1816 se proclamó la independencia de los reyes de España y "de toda otra dominación extranjera"  del territorio del virreinato del Río de la Plata que incluía la zona que hoy conocemos como Bolivia, y cuya población era mayoritariamente indígena... como Evo Morales. Y es el mismo presidente Evo Morales (de origen aymara) y su pueblo quienes nos dan una clase práctica de lo que significa hoy en día independencia.

Empecemos recordando aquellos tiempos donde se construía nuestra independencia:


¿Qué pasó el 9 de julio en Tucumán?
El martes 9 de julio de 1816 no llovía como en aquel 25 de mayo de hacía seis años. El día estaba muy soleado y a eso de las dos de la tarde los diputados del congreso empezaron a sesionar. A pedido del diputado por Jujuy, Sánchez de Bustamente, se trató el "proyecto de deliberación sobre la libertad e independencia del país". Y la verdad es que no hubo discusión. Todos estuvieron de acuerdo en declarar la independencia. Ese día no hubo fiestas, pero todos se prepararon para los festejos del día siguiente.
Los actos empezaron a eso de las nueve de la mañana con una misa celebrada por un congresal: el sacerdote Castro Barros. Asistieron todos los diputados, el gobernador Aráoz y el Director Supremo Juan Martín de Pueyrredón.
En la plaza esperaba la gente. Era miércoles pero parecía un domingo. Unos con ponchos y botas, otros con galeras y chaquetas, escuchaban a los cantores que interpretaban cielitos y zambas que tenían como tema principal la Independencia, aunque siempre mezclaban en su repertorio canciones "de amor", que tanto le gustaban a las chicas.
Después de la misa los congresales tenían que seguir trabajando. Quedaban varios asuntos por resolver. Se hicieron tiempo para mezclarse con la gente y compartir unos ricos pastelitos y volvieron a sus tareas. Pero tuvieron que seguir sesionando en la casa del gobernador Aráoz, porque el salón congresal, el de la famosa "casita", estaba siendo preparado y adornado para el baile de la noche.
En una breve sesión nombraron a Pueyrredón Director Supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata y designaron a Belgrano General en Jefe del Ejército del Alto Perú, en reemplazo de Rondeau, muy desprestigiado tras la derrota de Sipe-Sipe.
El Director Supremo partió esa misma tarde para Córdoba, donde lo esperaba el general San Martín para tratar un tema secreto. Después se supo el contenido de las conversaciones que duraron dos días: el cruce de los Andes, la Independencia de Chile y el Perú. San Martín lo había preparado durante años, teniendo muy en cuenta un manuscrito de 47 páginas que había sido elaborado por el general inglés Thomas Maitland en 1800 que aconsejaba tomar Lima a través de Chile por vía marítima.
Venga a bailar
La ciudad de Tucumán estaba llena de flores, guirnaldas y banderas. Por la noche se armaron varias peñas y bailes de festejo. Se había esperado mucho para declarar la Independencia y la gente quería expresar su alegría.
En la casa histórica el baile se armó en el salón principal. Allí estaba la orquesta y algunos paisanos guitarreros. Porque se bailaba el minué, pero también la zamba. Entre los que mejor bailaban, se destacaba el general Belgrano, que no se despegó en toda la noche de la muy bonita Dolores Helguera, la fututa madre de su hija.
Por allí andaban las chicas más lindas de Tucumán, así que decidieron elegir a la reina de la fiesta. Como en un concurso de Miss Argentina, se armó un jurado y salió electa Lucía Aráoz a la que llamaron "la rubia de la Patria". Todos quisieron bailar con la reina, que al final de cuentas y de tantas discusiones y propuestas monárquicas fracasadas en el congreso, fue la única que logró, con su belleza, poner de acuerdo a monárquicos y republicanos en proclamar, aunque sea por una noche, a alguien con título real.
Más bailes
El gobernador Aráoz pensó que ese baile había sido para unos pocos y que no estaba nada mal armar uno bien grande para todo el pueblo de la ciudad. La fecha fijada fue el 25 de julio. Primero hubo un desfile militar y varios discursos, entre los que se destacó el de Belgrano, que conmovió mucho a la concurrencia. Allí el general exaltó los valores de la libertad, rindió homenaje a los caídos en la lucha por la independencia y presentó en público su idea de un gran imperio del Sur, gobernado por un descendiente de los incas.
Luego, lentamente se fue armando el baile.

Fuente.


Otro hecho que nos hermana con el pueblo boliviano se demuestra con lo siguiente:

Según cuenta Bonifacio del Carril en su obra La declaración de la Independencia:
“La declaración de la Independencia ”–, “el Congreso dispuso que se hiciese una edición por separado, impresa en hoja suelta. De esta edición debían enviarse solamente a Tucumán tres mil ejemplares. En la sesión del 29 de Julio se acordó prevenir al Supremo Director del Estado para que de estos tres mil ejemplares, mil quinientos se imprimiesen en castellano, mil en quichua y quinientos en aymará, luego que fuesen remitidas las traducciones de estos idiomas. Se comisionó a este efecto al diputado Serrano, lo que no quiere decir, por cierto, que Serrano haya tomado a su cargo la tarea de realizar él mismo personalmente las traducciones, como alguna vez se ha afirmado. No debe descartarse la posibilidad de que Serrano, oriundo del Alto Perú, tuviese conocimiento de estas lenguas. Pero “El Redactor…” sólo dice, con suficiente claridad, que se comisionó al diputado Serrano para que remita las traducciones de las actas.”
“En los últimos días del mes de agosto la imprenta de M. J. Gandarillas y socios procedió a imprimir, en hoja suelta, en idioma castellano, el Acta y la Declaración de la Independencia. El mismo Gandarillas imprimió las ediciones bilingües en castellano y quichua, y castellano y aymará, ambas con la fórmula del juramento, también bilingüe, y notas explicativas. Los ejemplares fueron inmediatamente remitidos al general Belgrano para su distribución en las provincias del Norte. Todavía, en 1916, un siglo después de la Declaración de la Independencia , apareció en Bolivia un ejemplar de la edición en quichua, prueba de la incansable actividad desplegada por el benemérito general.”
“Las ediciones del Acta y la Declaración de la Independencia , impresas en el año 1816 que acabo de citar –las de la Gazeta , El Redactor, y las hojas sueltas de Gandarillas, en castellano, en castellano y quichua, y castellano y aymará- deben todas ser consideradas ediciones primigenias, verdaderos incunables del histórico documento.”


Fuente


9 Julio, día de la Independencia. Acta en Aymará.






Fotos del texto original de nuestra declaracion independencia:

Portada

Primera hoja
Segunda hoja


Y ahora veamos una actualización de lo que sucedió en aquellos años independentistas:


Las venas abiertas de America Latina.

 
 

Clase práctica de geopolítica, neocolonialismo y dignidad nacional a cargo del vicepresidente de Bolivia, Álvaro García Linera (matemático, sociólogo, docente universitario y analista político), quien considera que el incidente con el avión del presidente Evo Morales muestra que países europeos se están comportando como colonias de EEUU.






9 de julio de 2012

9 de Julio de 1816: "Ñoqayku kay Amerikaq suti suyunpi tantasqa..."

Por desgracia, muy pocos argentinos reconocemos (y menos aún entendemos) la frase reproducida en el título. Pero casi todos lo haremos si lo traducimos del quechua al castellano: "Nos, los Representantes de las Provincias Unidas en Sud América...". Esto se debe a que el espíritu reinante en 1816, cuando declaramos nuestra independencia de España, de reconocimiento a nuestras profundas raices americanas era bastante diferente al actual.
Y este mismo espíritu americano se refleja en la letra de nuestro himno, particularmente en la siguiente frase (omitida en la versión reducida actual):


"Se conmueven del Inca las tumbas
y en sus huesos revive el ardor
lo que ve renovando a sus hijos
de la Patria el antiguo esplendor."





Pero ¿cuál es el origen de esa frase en idioma quechua? ¿Por qué se cita a los Incas (entre otros) en nuestra máxima canción patria? Es evidente que la reafirmación de la pertenencia americana de nuestro país estaba muy presente en esos años cuando era parida la Argentina, como así lo demuestran las múltiples referencias y valoraciones de nuestros próceres de princípios del siglo XIX (entre ellos, Belgrano y San Martín). Por eso, en este día de recordación de la gesta de declaración de nuestra independencia, este humilde servidor público rememora algunos aspectos no siempre recordados por nosotros:

Según cuenta Bonifacio del Carril en su obra La declaración de la Independencia: “La declaración de la Independencia ”–, “el Congreso dispuso que se hiciese una edición por separado, impresa en hoja suelta. De esta edición debían enviarse solamente a Tucumán tres mil ejemplares. En la sesión del 29 de Julio se acordó prevenir al Supremo Director del Estado para que de estos tres mil ejemplares, mil quinientos se imprimiesen en castellano, mil en quichua y quinientos en aymará, luego que fuesen remitidas las traducciones de estos idiomas. Se comisionó a este efecto al diputado Serrano, lo que no quiere decir, por cierto, que Serrano haya tomado a su cargo la tarea de realizar él mismo personalmente las traducciones, como alguna vez se ha afirmado. No debe descartarse la posibilidad de que Serrano, oriundo del Alto Perú, tuviese conocimiento de estas lenguas. Pero “El Redactor…” sólo dice, con suficiente claridad, que se comisionó al diputado Serrano para que remita las traducciones de las actas.”
“En los últimos días del mes de agosto la imprenta de M. J. Gandarillas y socios procedió a imprimir, en hoja suelta, en idioma castellano, el Acta y la Declaración de la Independencia. El mismo Gandarillas imprimió las ediciones bilingües en castellano y quichua, y castellano y aymará, ambas con la fórmula del juramento, también bilingüe, y notas explicativas. Los ejemplares fueron inmediatamente remitidos al general Belgrano para su distribución en las provincias del Norte. Todavía, en 1916, un siglo después de la Declaración de la Independencia , apareció en Bolivia un ejemplar de la edición en quichua, prueba de la incansable actividad desplegada por el benemérito general.”
“Las ediciones del Acta y la Declaración de la Independencia , impresas en el año 1816 que acabo de citar –las de la Gazeta , El Redactor, y las hojas sueltas de Gandarillas, en castellano, en castellano y quichua, y castellano y aymará- deben todas ser consideradas ediciones primigenias, verdaderos incunables del histórico documento.”



Veamos ahora un pequeño pero interesante video alusivo a estos temas:




Como complemento de la frase que titula esta nota, reproducimos ahora el acta completa en castellano y su traducción al idioma quechua en texto, y la versión en idioma Aymara en imágenes.


Acta de Independencia declarada por el Congreso de las Provincias Unidas en Sudamérica.

En la benemérita y muy digna ciudad de San Miguel de Tucumán a nueve días del mes de Julio de mil ochocientos diez y seis: terminada la sesión ordinaria, el Congreso de las Provincias Unidas continuó sus anteriores discusiones sobre el grande, augusto y sagrado objeto de la independencia de los pueblos que lo forman. Era universal, constante y decidido el clamor del territorio por su emancipación solemne del poder despótico de los reyes de España; los Representantes sin embargo consagraron a tan arduo asunto toda la profundidad de sus talentos, la rectitud de sus intenciones e interés que demanda la sanción de la suerte suya, pueblos representados y posteridad. A su término fueron preguntados ¿Si quieren que las provincias de la Unión fuese una nación libre e independiente de los reyes de España y su metrópoli? Aclamaron primeramente llenos de santo ardor de la justicia, y uno a uno reiteraron sucesivamente su unánime y espontáneo decidió voto por la independencia del país, fijando en su virtud la determinación siguiente:
DECLARACION
Nos, los Representantes de las Provincias Unidas en Sud América, reunidos en Congreso General, invocando al Eterno que preside al universo, en el nombre y por la autoridad de los pueblos que representamos, protestando al Cielo, a las naciones y hombres todos del globo la justicia que regla nuestros votos; declaramos solemnemente a la faz de la tierra, que es voluntad unánime e indubitable de estas provincias romper los violentos vínculos que las ligaban a los reyes de España, recuperar los derechos de que fueron despojadas, e investirse del alto carácter de una nación libre e independiente del rey Fernando VII, sus sucesores y metrópoli; quedar en consecuencia de hecho y de derecho con amplio y pleno poder para darse las formas que exija la justicia, e impere el cúmulo de sus actuales circunstancias. Todas y cada una de ellas, así lo publican, declaran y ratifican, comprometiéndose por nuestro medio al cumplimiento y sostén de esta su voluntad, bajo del seguro y garantía de sus vidas, haberes y fama. Comuníquese a quienes corresponda para su publicación, y en obsequio del respeto que se debe a las naciones, detállense en un Manifiesto los gravísimos fundamentos impulsivos de esta solemne declaración. Dada en la Sala de sesiones, firmada de nuestra mano, sellada con el sello del Congreso y refrendada por nuestros diputados secretarios.

Francisco Narciso de Laprida, diputado por San Juan, presidente
Mariano Boedo, vice-presidente, diputado por Salta
Dr. Antonio Saenz, diputado por Buenos Aires
Dr. José Darregueyra, diputado por Buenos Aires
Fray Cayetano José Rodriguez, diputado por Buenos Aires
Dr. Pedro Medrano, diputado por Buenos Aires
Dr. Manuel Antonio Acevedo, diputado por Catamarca
Dr. José Ignacio de Gorriti, diputado por Salta
Dr. José Andres Pacheco Melo, diputado por Chichas
Dr. Teodoro Sánchez de Bustamante, diputado por Jujuy
Eduardo Perez Vulnes, diputado por Córdoba
Tomás Godoy Cruz, diputado por Mendoza
Dr. Pedro Miguel Araoz, diputado por Tucumán
Dr. Estevan Agustin Gazcon, diputado por Buenos Aires
Pedro Francisco de Uriarte, diputado por Santiago del Estero
Pedro Leon Gallo, diputado por Santiago del Estero
Pedro Ignacio Ribera, diputado por Mizque
Dr. Mariano Sanchez de Loria, diputado por Charcas
Dr. José Severo Malavia, diputado por Charcas
Dr. Pedro Ignacio de Castro Barros, diputado por La Rioja
L. Gerónimo Salguero de Cabrera, diputado por Córdoba
Dr. José Colombres, diputado por Catamarca
Dr. José Ignacio Tames, diputado por Tucumán
Fray Justo de Santa Maria de Oro, diputado por San Juan
José Antonio Cabrera, diputado por Córdoba
Dr. Juan Agustin Maza, diputado por Mendoza
Tomás Manuel de Anchorena, diputado por Buenos Aires
José Mariano Serrano, diputado por Charca
Juan José Paso, diputado por Buenos Aires, Secretario

Es copia.-
Dr. Serrano, diputado secretario.



Versión traducida al Quechua por José Mariano Serrano, Congresal por Charcas (actual Departamento Chuquisaca – Bolivia).

Kay sumaq ancha kamayoq San Miguel Tukmanmanta hatun llaqtapi, waranqa pusaq pachak chunka soqtayoq wataq qanchis killaq isqon p`unchayninpi llaqtancheqrayku qhawanankupaq Hamawt’akuna hatun tantakuy, congreso nisqapi tantasqa, tukuy sonqonkuwan, tukuy yachayninkuwan unancharqanku t‘aqakuyninchiqta kunankama kamacheq qhencheq awqakunamanta huk similla tukuy neqpi llaqtancheqkunaq kay rurakunanta munasqanku, uyarikun, huk munaylla hinantin rurayninkuwan, yuyayninkuwan, wañuy, wañuy, wañuy munapayasqankuta sut`i sut`ipi rikuchinku; chaywanpis, yuyaspa kay hatun simipi kasqanta paykunaq, llaqtankunaq, wawankunaq wawanpapis kusisamin, u chikin, Hamawt’a Rantikuna alliy alliymanta huktawan huktawan kay hawa rimarqanku. Allin allinta unanchaspañari, tapusqa karqanku?
Munankicheqchu tukuy llaqtakunapiraykuchus Ranti kankicheq España Reykunamanta t`aqakuspa, paykunaq kikin atiyninpi, kamachiyninpi qheparinankuta? Kayta uyariytawan, usqhay usqhayta hatarispa: munaykun nispa qaparinkuq; aswan kallpayoq kay sut`i munayninku kananpaqri hukmanta hukmanta munayku nerqanku; tukuypa yachayninman chayananpaqri kay hinata qellqarqanku.
Ñoqayku kay Amerikaq suti suyunpi tantasqa, llaqtakunaq Rantin, ñoqaykuman Pachakamaqta waqyaspa llaqtaykuq sutinpi, llaqtaykuq kamachiyninpi hanak-pachaman kay pacha tukuy llaqtakunaman, tukuy runakunaman sonqoykuq llamp‘u, chiqan unanchayninta, rikuchispa, rimariyku yachachiyku Muyupachaq qayllanpi; sut‘i huk munaynillan kay tukuy llaqtakunaq kasqanta, llik’iy saqra walanasta, ima wanchus yanqalla España Reykunaman watasqa karqanku: atiyninta suwankunamanta p‘ataspari huk hatun llaqta rurakunanku; paykuna kikin kunan kamachiq Rey Fernando qanchismanta, wawankunamanta, llaqtanmantawan wiñaypaq t’aqasqa; kayraykuri hatun sumaq atiywan sutipi qhecheparinku, imaynachus aswan allin kanqa kusisaminpaq tukuy imanku unanchasqa, hina kamachiyta paykuna kikin makinmanta qukunanpaq; tukuy tanta ñaupaqta, qhepamanri hukmanta hukmanta hinata qaparinku, yachachinku, huktawan huktawanri rinku; kayta hunt’anankupaqri, ñoqaykupi churakuspa puraqmanta watanakunku, kawsayninkuwan, tiyapuyninkuwan, sumaq sutinkuwan. Pikunamanchus yachachikunan, yachachisqa kachun, tukuypa uyaqrinman chayanamanpaq; hawa llaqtakunaq unanchananpaqri imaraykuchus rurancheq kay sumaq chiqan rurayta, sut‘i qellqapi tukuy churakuchun. Congreso wasipi rurasqa selloykuwan sellasqa, secretarioykuq qellqanwan kallpachasqa.
Kay hina juramentota tukuy llaqtancheqpi tiyakuq runakuna.
¿Jurankichu Pachakamaq Apu Yayancheqrayku santa krusraykuwanpis + t’impurichiyta, hamach’ayta, mayneqpipis kamarichiyta kay Amerikaq Anti Suyunpi tantasqa hatun llaqtakunaq t’aqakuyninta qanchis Fernando España reymanta, wawasninmanta, llaqtanmanta, tukuy hawa llaqta kamacheqkunamantawan?
¿Jurankichu Pachakamaq Apu Yayancheqman, ari ninkichu llaqtancheqman, atiyninrayku, kamachiyninrayku tukuy kallpakiywan sayariyta kawsayniykita, sumaq sutiykita, tukuy imaykita chinkarichinaykikamaypis?
Ari, hinatan jurani.
Hinata ruraqtiyki Pachakamaq yanapasuchun, manari pay muchuchisuchun llaqta mamancheqri ñakasuchun.
F.N.Laprida
San Juan llaqtaq rantin tukuy rantista kamachiq.
Hamau‘ta Antonio Saenz, Buenos Ayres llaqtaq rantin.



Versión bilingüe (Castellano/Aymara) del acta. (Hacer click en las fotos para agrandarlas.)






Un ejemplo de este espíritu americano puede verse en la proclama de Juan José Castelli en el cuartel general del ejército auxiliar y combinado, de la libertad, en Tiahuanaco del 25 de mayo de 1811, donde dijo: "En este caso se consideran los naturales de este distrito, que por tantos años han sido mirados con abandono y negligencia, oprimidos y defraudados en sus derechos y en cierto modo excluidos de la mísera condición de hombres que no se negaba a otras clases rebajadas por la preocupación de su origen. (...) que los indios son y deben ser reputados con igual opción que los demás habitantes nacionales a todos los cargos, empleos, destinos, honores y distinciones por la igualdad de derechos de ciudadanos, sin otra diferencia que la que presta el mérito y aptitud: no hay razón para que no se promuevan los medios de hacerles útiles reformando los abusos introducidos en su perjuicio y propendiendo a su educación, ilustración y prosperidad con la ventaja que presta su noble disposición a las virtudes y adelantamientos económicos.
En consecuencia, ordeno que siendo los indios iguales a todas las demás clases en presencia de la ley, deberán los gobernadores intendentes con sus colegas "


8 de julio de 2011

Declaración Permanente de la Independencia.


Todos conocemos o alguna vez leímos el texto de la declaración de nuestra independencia, pero no todos conocemos la cocina del mismo, y los intereses que se movían alrededor de esas largas deliveraciones en la famosa Casa de Tucumán durante aquellos meses de 1816. Por eso este basurero invita a repasar esos días y ver qué podemos aprender sobre el trillado tema de nuestra independencia. Empecemos por el acta misma:


Acta de la Declaración de la Independencia Argentina

En la benemérita y muy digna ciudad de San Miguel de Tucumán a nueve días del mes de julio de mil ochocientos diez y seis, terminada la sesión ordinaria, el Congreso de la Provincias Unidas continuó sus anteriores discusiones sobre el grande, augusto, y sagrado objeto de la independencia de los pueblos que lo forman. Era universal, constante y decidido el clamor del territorio entero por su emancipación solemne del poder despótico de los reyes de España. Los representantes, sin embargo, consagraron a tan arduo asunto toda la profundidad de sus talentos, la rectitud de sus intenciones e interés que demanda la sanción de la suerte suya, la de los pueblos representados y la de toda la posteridad. A su término fueron preguntados si querían que las provincias de la Unión fuesen una nación libre e independiente de los reyes de España y su metrópoli. Aclamaron primero, llenos del santo ardor de la justicia, y uno a uno reiteraron sucesivamente su unánime voto por la independencia del país, fijando en su virtud la determinación siguiente:

“Nos los representantes de las Provincias Unidas en Sud América, reunidos en Congreso General, invocando al Eterno que preside al universo, en el nombre y por la autoridad de los pueblos que representamos, protestando al cielo, a las naciones y hombres todos del globo la justicia, que regla nuestros votos, declaramos solemnemente a la faz de la tierra que, es voluntad unánime e indudable de estas provincias romper los violentos vínculos que las ligaban a los reyes de España, recuperar los derechos de que fueron despojadas, e investirse del alto carácter de una nación libre e independiente del rey Fernando VII, sus sucesores y metrópoli. Quedan en consecuencia de hecho y de derecho con amplio y pleno poder para darse las formas que exija la justicia, e impere el cúmulo de sus actuales circunstancias. Todas y cada una de ellas así lo publican, declaran y ratifican, comprometiéndose por nuestro medio al cumplimiento y sostén de esta su voluntad, bajo el seguro y garantía de sus vidas, haberes y fama. Comuníquese a quienes corresponda para su publicación, y en obsequio del respeto que se debe a la naciones, detállense en un manifiesto los gravísimos fundamentos impulsivos de esta solemne declaración.”

”Dada en la sala de sesiones, firmada de nuestra mano, sellada con el sello del congreso y refrendada por nuestros diputados secretarios. – Francisco Narciso de Laprida, presidente. –Mariano Boedo, vice-presidente, diputado por Salta. –Dr. Antonio Sáenz, diputado por Buenos Aires. – Dr. José Darregueyra, diputado por Buenos Aires. – Dr. Fray Cayetano José Rodríguez, diputado por Buenos Aires. – Dr. Pedro Medrano, diputado por Buenos Aires. – Dr. Manuel Antonio Acevedo, diputado por Catamarca. – Dr. José Ignacio de Gorriti, diputado por Salta. – Dr. José Andrés Pacheco Melo, diputado por Chichas. – Dr. Teodoro Sánchez de Bustamente, diputado por la ciudad y territorio de Jujuy. – Eduardo Pérez Bulnes, diputado por Córdoba. – Tomás Godoy Cruz, diputado por Mendoza. – Dr. Pedro Miguel Aráoz, diputado por la capital del Tucumán. – Dr. Esteban Agustín Gazcón, diputado por Buenos Aires. – Pedro Francisco de Uriarte, diputado por Santiago del Estero. – Pedro León Gallo, diputado por Santiago del Estero. – Pedro Ignacio Ribera, diputado de Mizque. – Dr. Mariano Sánchez de Loria, diputado por Charcas. – Dr. José Severo Malabia, diputado por Charcas. – Dr. Pedro Ignacio de Castro Barros, diputado por La Rioja. – L. Jerónimo Salguero de Cabrera, diputado por Córdoba. – Dr. José Colombres, diputado por Catamarca. – Dr. José Ignacio Thames, diputado por Tucumán. – Fr. Justo Sta. María de Oro, diputado por San Juan. – José Antonio Cabrera, diputado por Córdoba. – Dr. Juan Agustín Maza, diputado por Mendoza. – Tomás Manuel de Anchorena, diputado de Buenos Aires. – José Mariano Serrano, diputado por Charcas, Secretario. – Juan José Passo, diputado por Buenos Aires, Secretario”.


Pasemos ahora, a inmiscuirnos en los pasillos de aquella casa histórica:

Los debates al interior del Congreso de Tucumán - julio de 1816
El 9 de julio de 1816 el Congreso de Tucumán declaró la independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata. Pero la cuestión de la emancipación no era lo único a debatirse. Durante las sesiones que se celebraron ese año, se suscitó un intenso debate respecto a la forma de gobierno que adoptarían las Provincias Unidas. A continuación transcribimos un fragmento del libro Historia Argentina, de José María Rosa, en donde el autor rescata esta polémica, y las diferentes posturas de los protagonistas de aquellas jornadas.
Fuente: José María Rosa, Historia Argentina, Tomo III, “La Independencia (1812 – 1826)”, Buenos Aires, Editorial Oriente S. A., 1992, pág. 168- 171.

El 26 de mayo el Congreso de Tucumán aprobaba el “plan” o nota de materias que deberían tratar en sus sesiones, elaborado por Gascón, Bustamante y Serrano. (…) El 3 de julio… (el Congreso) se dispuso entrar a tratar la independencia… (…)

Solamente los diputados de Tucumán y Jujuy tenían instrucciones de hacerlo. Pero Belgrano había llegado a Tucumán con la noticia de que Inglaterra se desinteresaba de la causa de América, y por lo tanto sus consejos no tenían el valor que tuvieron los de Strangford cuando apoyaba, por lo menos de palabra, a la Revolución del Río de la Plata. San Martín era otro campeón de la independencia; por esa causa se había separado de Alvear y alejado de la logia. Güemes también la sostenía. En cuanto a las provincias de la liga de Artigas, entendían –como lo escribía Artigas a Pueyrredón el 24 de julio- que “hace más de un año enarboló su estandarte tricolor y juró independencia absoluta y respectiva” (en el Congreso de Oriente, que debió ocurrir el primer día de sus sesiones el 29 de junio de 1815. Los diputados cedieron a la presión de Belgrano, San Martín, Güemes y Artigas…

Modificación del acta, y juramento (19 de julio).
" ... Libres de los reyes de España y su metrópoli", podía permitir anexarse como colonia a Inglaterra como lo quiso Alvear en 1815, o a Portugal como habría de proyectarse en breve. Medrano pidió sesión secreta el 19 de julio y exigió que en la fórmula del juramento a tomarse al ejército se agregase “... y de toda otra dominación extranjera", variándose de paso el acta pues "de este modo se sofocaría el rumor esparcido por ciertos hombres malignos de que el director del Estado, el general Belgrano y aun algunos individuos del Soberano Congreso alimentaban ideas de entregar el país a los portugueses". Naturalmente fue acordado, aunque tal vez a regañadientes.

La cuestión de forma de gobierno (julio).
El 6 de julio había sido recibido Belgrano, en sesión secreta, para informar del estado de Europa y las posibilidades de la guerra contra España. Sus palabras precipitaron la declaración de la independencia.

Dijo: 1) que si la Revolución había merecido en un principio simpatías de las naciones europeas "por su marcha majestuosa", en el día y debido a "su declinación en el desorden y la anarquía... sólo podíamos contar con nuestras propias fuerzas"; 2) que las ideas republicanas ya no tenían predicamento en Europa y ahora "se trataba de monarquizarlo todo", siendo preferida la forma monárquica-constitucional a la manera inglesa; 3) que la forma de gobierno conveniente al país era, por eso, la monarquía "temperada" llamando a la dinastía de los Incas "por la justicia que envuelve la restitución de esta Casa tan inicuamente despojada del trono", el entusiasmo general se despertaría en los habitantes del interior, y podía "evitarse así una sangrienta revolución en lo sucesivo"; 4) que España estaba débil por la larga guerra contra Napoleón y "las discordias que la devoraban', pero con todo "tenía más poder que nosotros y debíamos poner todo conato en robustecer el ejército"; que Inglaterra no ayudaría a España a subyugarnos, "siempre que de nuestra parte cesasen los desórdenes"; 5) que la llegada de tropas a Brasil no tenía miras ofensivas contra nosotros, y sólo "precaver la infección (del artiguismo) en el territorio del Brasil"; que el carácter del príncipe don Juan era pacífico y "enemigo de conquistas", y estas provincias no debían temer movimiento de aquellas fuerzas.

Las palabras de Belgrano encontraron eco cuatro días después en la declaración de la independencia, ya que debíamos hallarnos "librados a nuestras propias fuerzas". Y en el debate sobre forma de gobierno que empezaría en la sesión del 12, donde la gran mayoría -y después la unanimidad menos Godoy Cruz- estaría por la forma monárquica con un descendiente de los Incas.

El origen de ese debate sobre forma de gobierno, antes de una discusión constitucional, es notable. El presidente, aprobada en la sesión del 12 el acta de la independencia (que sería modificada el 19), propuso se estableciese el sello del Congreso; Bustamante observó que debería esperarse a la forma de gobierno, pues de ella dependerían las armas y timbres que lo adornarían; Acevedo empezó a tratar el tema inclinándose por "la monarquía temperada en la dinastía de los Incas" con capital en el Cuzco. Fue apoyado por otros oradores que no nombra el acta.

El debate seguiría el 15. Oro dijo que sería conveniente consultar antes la voluntad de las provincias, y si el debate seguía "precediéndose sin aquel requisito a adoptar el sistema monárquico constitucional a que veía inclinados los votos de los representantes, se le permitiese retirarse del Congreso".

Fray justo faltó a las siguientes sesiones, comunicando el 20 por boca de Laprida que "el no asistir a las discusiones acerca de la forma de gobierno era porque las consideraba extemporáneas y por la necesidad de consultar antes a su Pueblo, pero que lo haría si el Soberano Congreso se lo ordenase" dándole un documento para satisfacer a San Juan que no le había dado instrucciones a ese respecto. Aceptado, Oro volvió a las sesiones. No es que fuera republicano, como ha recogido la leyenda, sino meticuloso de sus poderes. En las sesiones secretas del 4 de setiembre, donde se votó la forma de gobierno, aprobó la monarquía constitucional - y algo más también - con el solo agregado de "que esto podrá hacerse cuando el país esté en perfecta seguridad y tranquilidad".

El 19 siguió el debate: Serrano analizó las ventajas de un gobierno "federal" (por decir republicano) "que hubiera deseado para estas Provincias", pero ahora "por la necesidad del orden y la unión, rápida ejecución de las providencias y otras consideraciones" se inclinaba a la monarquía temperada; Acevedo renovó que se adoptase la monarquía del Inca, adherida por Pacheco. El 31 Castro se adhirió a la monarquía constitucional con el Inca; lo mismo hicieron Rivera, Sánchez de Lorca y Pacheco, y considerando este último suficientemente discutida la materia pidió votación. Acepta Acevedo siempre que se vote el agregado de que el Cuzco sería la capital del nuevo reino; opónese a esto último Gascón, que quería mantener la capital en Buenos Aires. No se votó por entender que si había pronunciamiento general en favor de la monarquía temperada, no era lo mismo en cuanto a la dinastía del Inca y a la capital en el Cuzco. El 5 de agosto Thames, que preside, se manifiesta en favor del Inca; Godoy Cruz se expresa en favor de la monarquía pero no acepta al Inca, arrastrando a Castro, que rectifica su voto en favor del Inca dado anteriormente; Aráoz cree que debe tratarse primeramente la forma de gobierno y después establecerse la dinastía; Serrano también se pronuncia en contra del Inca y es rebatido por Sánchez de Lorca y Malabia, sostenedores del monarca indígena. El 6 de agosto, Anchorena pronunció el único discurso en favor del republicanismo del debate (que rectificaría al votar), diciendo que la forma monárquica convenía a los países aristocráticos de la zona montañosa de América, pero no sería aceptada en la llanura, de hábitos más populares. Creía que la sola manera de conciliar tipos tan opuestos era "la federación de provincias".

¿Quién sería el descendiente del Inca que se proponía para rey de América del Sur? ... En las burlas de los periodistas de Buenos Aires, se dijo que al rey patas sucias habría que buscarlo en alguna pulpería o taberna del altiplano. Pero no era cierto que los partidarios de la coronación de un Inca no tuvieron en cuenta quién sería el candidato: Tupac-Amaru tenía un hermano, ya casi octogenario, preso en los calabozos de Cádiz, y parientes en su confinamiento de Tinta. En uno u otros pensaban los diputados de Tucumán.

Debe comprenderse que por el estado de las ideas en Europa, la forma monárquica parecía ser la conveniente para conseguir que se reconociese la independencia. Y antes que un príncipe español, o portugués, o francés, o inglés, era más patriótico coronar uno nativo de América. El principio de la legitimidad era agitado por la Santa Alianza, ¿y qué monarca más legítimo en América del Sur que el descendiente de sus antiguos reyes? El proyecto no era tan descaminado, y debe reconocerse que la capital en el Cuzco como quería el catamarqueño Acevedo significaba la unidad de América del Sur.

Nota completa


Pero, además, la declaración de independencia estaba inscripta en una situación geopolítica mundial muy compleja, con las pretenciones de los reinos europeos y las incipientes voluntades autonomistas americanas del momento. Entre ellos, los intereses británicos, los que pueden verse en el artículo siguiente:
Los intereses británicos y la independencia del Río de la Plata


También existían intereses internos atados ideológicamente a los intereses foráneos, que también aparecen más tarde, lo que se puede ver en estas palabras:

"Densos nubarrones se levantan que presagian tormentas proteccionistas en las colonias inglesas, y la tendencia imperialista que va mordiendo fuerte el espíritu británico no es por cierto una garantía para el porvenir de nuestro comercio internacional. Mucho hablamos de abrir nuevos mercados, sin notar acaso que más valdría asegurar los que ya tenemos, como el de Inglaterra, para quien deberíamos tratar de convertirnos mercantilmente en su mejor colonia, a fin de hacerle imposible dar preferencia a nuestros competidores de Canadá y de Australia."
Discurso pronunciado por el Dr. Ezequiel Ramos Mejía, presidente de la Sociedad Rural Argentina, en la inauguración de la exposición rural de 1902.


Y tampoco hoy, en pleno siglo XXI, podemos librarnos de esa visión colonizada del país, como este humilde basurero ya trató en estas notas:

Mitos Argentinos. Hoy: "¡Qué lástima que echamos a los ingleses...!"

Macri almuerza en la Embajada


Como conclusión, este humilde servidor público se atreve a afirmar que la independencia de estas tierras, nuestras tierras morenas, no sólo no es una tarea emprendida aquel 9 de julio de 1816 ni es una empresa de héroes, sino que es una tarea permanente, y somos nosotros quienes debemos construirla todos los días, siguiendo aquellos ideales y sin perder el rumbo que nos muestra la declaración misma, y comportarnos como "una nación libre e independiente del rey Fernando VII, sus sucesores y metrópoli y de toda otra dominación extranjera".

Esa debe ser nuestra Declaración Permanente de la Independencia.

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