"No hay peor cuña que la del mismo palo".
Un sector de la oposición al gobierno, principalmente la de los medios de difusión hegemónicos –seguidos por algunos políticos- parece no reconocer la diferencia entre gobierno y país, y por eso se coloca en la vereda de enfrente en el conflicto entre la Argentina y los fondos buitres. Y lo hacen esgrimiendo argumentos en contra del país y descalificando cualquier medida o argumento del gobierno como descabellado, erróneo o contrario a la “realidad internacional” en consonancia a lo que esgrimen los fondos buitres en contra del país. Incluso llegan a colocarse a la derecha de la derecha internacional… Son más papistas que el Papa o, mejor dicho: más carroñeros que los buitres...
Un sector de la oposición al gobierno, principalmente la de los medios de difusión hegemónicos –seguidos por algunos políticos- parece no reconocer la diferencia entre gobierno y país, y por eso se coloca en la vereda de enfrente en el conflicto entre la Argentina y los fondos buitres. Y lo hacen esgrimiendo argumentos en contra del país y descalificando cualquier medida o argumento del gobierno como descabellado, erróneo o contrario a la “realidad internacional” en consonancia a lo que esgrimen los fondos buitres en contra del país. Incluso llegan a colocarse a la derecha de la derecha internacional… Son más papistas que el Papa o, mejor dicho: más carroñeros que los buitres...
Pero
esta conducta política de caranchos locales no es una novedad en nuestra historia, ya padecieron algo parecido los gobiernos de
Dorrego (la traición de Lavalle junto a Inglaterra), Rosas (la alianza entre
los Unitarios y el Imperio del Brasil), Perón y la alianza entre la “libertadora” y la flota inglesa
o yanqui (ver aquí). Incluso en esta década hay ejemplos de esta anomalía
política nacional. Este antikirchnerismo ciego se parece demasiado al
inveterado cipayismo criollo de esos períodos históricos, y que aquí hemos señalado varias veces, pero este caso de los fondos buitres expone
como nunca a quienes se colocan directamente en la vereda opuesta a la del país,
ni siquiera caminan por el medio de la calle.
Para ilustrar mejor lo que señalamos, veamos primero cómo califican y qué dicen sobre esta disputa financiera (aunque es también política y económica) entre un país soberano (que defiende su reestructuración de pagos de su deuda externa) y un grupo financiero privado (que hace de la usura y el oportunismo su modo de vida), actores internacionales insospechables de kirchnerismo, y que algunos de ellos ni siquiera de tener simpatía por nuestro país. Encontramos entre ellos desde el G20 hasta el Fondo Monetario Internacional (FMI), pasando por el G77 más China, la Comunidad de Estados Latinoamericanos y el Caribe (CELAC), el Mercosur y la Unasur. También, países como Estados Unidos, México, Francia y Brasil, que presentaron escritos (amicus curiae) ante la Corte Suprema de los Estados Unidos apoyando a Argentina, y 106 parlamentarios británicos también solicitaron un apoyo al país. Asimismo, distintas Organizaciones No gubernamentales (ONGs), como la Red Jubileo y bancos, como Gramercy y Puente, han apoyado nuestra reestructuración de deuda soberana.
Para ilustrar mejor lo que señalamos, veamos primero cómo califican y qué dicen sobre esta disputa financiera (aunque es también política y económica) entre un país soberano (que defiende su reestructuración de pagos de su deuda externa) y un grupo financiero privado (que hace de la usura y el oportunismo su modo de vida), actores internacionales insospechables de kirchnerismo, y que algunos de ellos ni siquiera de tener simpatía por nuestro país. Encontramos entre ellos desde el G20 hasta el Fondo Monetario Internacional (FMI), pasando por el G77 más China, la Comunidad de Estados Latinoamericanos y el Caribe (CELAC), el Mercosur y la Unasur. También, países como Estados Unidos, México, Francia y Brasil, que presentaron escritos (amicus curiae) ante la Corte Suprema de los Estados Unidos apoyando a Argentina, y 106 parlamentarios británicos también solicitaron un apoyo al país. Asimismo, distintas Organizaciones No gubernamentales (ONGs), como la Red Jubileo y bancos, como Gramercy y Puente, han apoyado nuestra reestructuración de deuda soberana.
Pero veamos
primero la posición de los actores extranjeros sobre el tema.
En
la revista Finantial Times (mascarón de proa de la economía globalizada)
podemos leer:
Hay que defender a la
Argentina de los buitres.
Si la Argentina se ve
obligada a pagar la totalidad a los holdouts, el precio caerá sobre los hombros
de los argentinos.
No lejos de las oficinas
londinenses del Financial Times estaba la prisión de Marshalsea a donde eran
enviados los deudores. En el siglo XVIII, más de la mitad de los reclusos de
Londres eran encarcelados por deudas impagas. Los talibanes insistían en que se
trataba de un peligro moral por el que eran necesarias penas así de duras.
Luego, en 1869, la prisión por deudas fue abolida y se introdujo el concepto de
quiebra. Tanto la economía como la sociedad sobrevivieron.
A veces las cosas salen
mal. En algunas oportunidades, es por mala suerte y en otras, por
irresponsabilidad. Pero la sociedad necesita una manera de permitir que la
gente comience de nuevo. Es por eso que tenemos la bancarrota. De hecho,
permitimos a los actores privados más importantes de nuestras economías las
empresas–asumir responsabilidad limitada. Eso autoriza a los accionistas a
desentenderse de las deudas de las compañías.
La facilidad con la que
las corporaciones norteamericanas no cumplen con sus acreedores es
impresionante. Pero es mejor que la responsabilidad ilimitada.
Una lógica similar se
aplica a los países. A veces sus gobiernos se endeudan más de lo que después
pueden pagar. Si tomaron deuda en moneda local, pueden reducir su deuda
mediante la inflación. Pero si las obligaciones son en divisa extranjera, esa
posibilidad desaparece.
Cuando los costos del
servicio de esas deudas se vuelven demasiado elevados, pasa a ser necesaria una
reestructuración. Argentina se encontró en esa posición a principio de siglo.
Era difícil sentir mucha compasión por el país, que venía sufriendo de malas
administraciones ya antes de su default en diciembre de 2001.
(...) Pero se había vuelto imposible pagar su deuda
pública de u$s 132.000 millones a un costo tolerable. Además, los acreedores
habían sido compensados por la posibilidad de un default.
Un acreedor al que se lo
compensa por el riesgo de un default no puede sorprenderse si luego se produce
la cesación de pagos. La solución está en la diversificación de la cartera de
inversiones.
Si bien el principio de
reestructuración de deuda soberana es convincente, en la práctica es difícil.
Ningún tribunal puede embargar y luego liquidar todos los activos de un país.
Ese limbo legal crea dos peligros opuestos: el primero es que sea demasiado
fácil que un país no pague sus deudas; el segundo es que sea demasiado difícil.
La historia de Argentina ilustra ambos: enfrentados a un gobierno
intransigente, los tenedores del 93% de la deuda defaulteada aceptaron canjes
por deuda con valor nominal muy inferior; pero los holdouts, que rechazaron esa
reestructuración, bloquearon un acuerdo limpio. Este desbarajuste lleva más de
12 años desde el default.
Todo eso hace más
difíciles las reestructuraciones. ¿Por qué razón los acreedores aceptarían en
el futuro un canje por instrumentos con menor valor? Pero los acreedores que
han aceptado los canjes y los holdouts no son casos iguales. No parece correcto
obligar a los deudores a tratarlos en forma igualitaria. Asimismo, es absurdo
el argumento de que los holdouts están ayudando a los argentinos porque están
castigando la corrupción. Le corresponde a los argentinos elegir el gobierno
que quieren. Y peor, si Argentina se ve obligada a pagar la totalidad a los
holdouts, ese precio caerá sobre los hombros de los argentinos. Esta es una
extorsión respaldada por el poder judicial norteamericano.
El problema inmediato es
cómo hará Argentina para resolver estos casos. Las opciones –pagar a los
holdouts, llegar a un acuerdo con ellos, transferir deuda a la ley local y
directamente defaultear– parecen costosas, humillantes, difíciles o
perjudiciales. Peores son las
implicancias a largo plazo para las reestructuraciones de deuda.
Sin embargo, en un mundo
de flujos de capitales globales, no es un optativo crear un mecanismo factible
para la reestructuración de deuda soberana. Es posible que Argentina sea un caso
excepcional. Es más probable que la interpretación de la cláusula pari passu y
la capacidad de embargar activos ahora dificulten más la reestructuración de
deudas. Un mundo donde la alternativa que tienen los países es pagar en todo o
no pagar nada sería tan malo como el que exigía a los deudores elegir entre
morirse de hambre o ir a prisión. Hay que encontrar un mejor sistema.
La prestigiosa revista Foreign Affairs (históricamente ligada a
los Rockefeller) calificó de “fundamentalista”
y “peligrosa” a la Corte Suprema de los EE.UU.:
Sostuvo que el máximo tribunal norteamericano tomó una
posición "fundamentalista peligrosa" cuando se negó a aceptar la
apelación presentada por Argentina en el caso contra los fondos buitre.
"No hay muchas instituciones lo
suficientemente poderosas para poner de rodillas a una nación soberana. La
mayoría de las que ejercen su poder lo hacen con cuidado, el resto son
fundamentalistas peligrosas".
"La última semana, la Corte Suprema de Estados
Unidos -y el resto del sistema judicial federal de Estados Unidos- se puso de
lleno en la última posición cuando se negó a aceptar una apelación presentada
por Argentina contra una decisión de un tribunal inferior", agregó.
El autor del documento, Félix Salmon, aseguró además que "las consecuencias están determinadas a ser terribles para Argentina".
"En términos más generales, la sentencia hará que sea más difícil que los países se liberen de la carga del sobre endeudamiento. Será muy malo para los mercados de capital internacionales. Ah, y también disminuirá la soberanía nacional", advirtió.
Salmon, un reconocido periodista financiero, mencionó que con la confirmación del fallo de los tribunales inferiores, "los inocentes están siendo castigados" siendo que los tenedores de bonos que entraron en los canjes de 2005 y 2010, "no han hecho nada malo y no hay manera de que vayan a obtener su pago en su totalidad y a tiempo, como a Argentina le gustaría".
No obstante, "el fallo va más allá de castigar a los inocentes. También da vuelta el orden natural de la deuda" ya que "solía ser que tener un bono era bueno pero tener un dictamen era mucho mejor. Ahora, sin embargo, es al revés: los dictámenes no te llevarán a ningún lado, mientras que los bonos, si tienen una cláusula de pari passu, pueden convertirte en todopoderoso".
El analista económico dijo por último que "si alguien comenzó criticando al país por estar en default sobre los bonos, Argentina siempre podría decir, con toda sinceridad, que ha tenido la capacidad como la voluntad de pagar y que la única razón por la que los tenedores de bonos que ingresaron a los canjes no se les paga es porque las cortes de Estados Unidos no le permite pagar".
"Tanto la Corte de Apelaciones del Segundo Circuito como la Corte Suprema tuvieron todas las oportunidades para evitar este desastre, y en su lugar, tiraron la pelota fuera de la cancha. Ellos son quienes deberían ser considerados los responsables de las consecuencias", concluyó Salmon.
El autor del documento, Félix Salmon, aseguró además que "las consecuencias están determinadas a ser terribles para Argentina".
"En términos más generales, la sentencia hará que sea más difícil que los países se liberen de la carga del sobre endeudamiento. Será muy malo para los mercados de capital internacionales. Ah, y también disminuirá la soberanía nacional", advirtió.
Salmon, un reconocido periodista financiero, mencionó que con la confirmación del fallo de los tribunales inferiores, "los inocentes están siendo castigados" siendo que los tenedores de bonos que entraron en los canjes de 2005 y 2010, "no han hecho nada malo y no hay manera de que vayan a obtener su pago en su totalidad y a tiempo, como a Argentina le gustaría".
No obstante, "el fallo va más allá de castigar a los inocentes. También da vuelta el orden natural de la deuda" ya que "solía ser que tener un bono era bueno pero tener un dictamen era mucho mejor. Ahora, sin embargo, es al revés: los dictámenes no te llevarán a ningún lado, mientras que los bonos, si tienen una cláusula de pari passu, pueden convertirte en todopoderoso".
El analista económico dijo por último que "si alguien comenzó criticando al país por estar en default sobre los bonos, Argentina siempre podría decir, con toda sinceridad, que ha tenido la capacidad como la voluntad de pagar y que la única razón por la que los tenedores de bonos que ingresaron a los canjes no se les paga es porque las cortes de Estados Unidos no le permite pagar".
"Tanto la Corte de Apelaciones del Segundo Circuito como la Corte Suprema tuvieron todas las oportunidades para evitar este desastre, y en su lugar, tiraron la pelota fuera de la cancha. Ellos son quienes deberían ser considerados los responsables de las consecuencias", concluyó Salmon.
Asimismo, varios periodistas y medios de prensa de los
EE.UU. se pronunciaron a favor de los argumentos argentinos:
Una dura crítica a los buitres desde el corazón de
Estados Unidos.
Un prestigioso columnista económico estadounidense
alertó sobre los peligros del caso Argentino para el mundo financiero y, sobre
todo, para el futuro de su propio país.
Weisbrot, columnista en medios como el New York Times,
The Guardian y Folha de S. Paulo, aseguró en un artículo publicado en News and
World Report titulado ¿Por qué dispararle a la Argentina? que el rechazo del
tribunal norteamericano lo que hace es "destruir" el acuerdo que
nuestro país, o cualquier otro en el futuro, alcanzó con los bonistas
defaulteados.
Además, hace hincapié en que la decisión judicial
"limita severamente la capacidad de los acreedores y los deudores para
llegar a un acuerdo ordenado en caso de crisis de deuda soberana".
El especialista deja claro además que el caso
argentino no se trata sólo de una puja judicial - económica, sino que detrás
hay intereses políticos bastante claros. Entre ellos, menciona a los lobbistas
de los fondos buitre y a políticos del Congreso interesados en que la coyuntura
incida poderosamente en las próximas elecciones nacionales en pos de un nuevo
partido en el Gobierno.
En tanto, en otra publicación realizada en el New York
Times titulada Los fondos buitre tienden una trampa, Weisbrot alerta sobre el
peligroso camino que ha abierto la decisión de la Corte. "Incluso los
Estados Unidos lo más probable es que se vea afectado negativamente",
advierte el autor.
"En los Estados Unidos, y la mayoría de los
países, existen leyes de quiebra diseñadas para permitir a las empresas e
individuos que enfrentan una deuda impagable hacer un nuevo comienzo. No existe
tal mecanismo legal para los países, por lo que estos acuerdos de
reestructuración son una importante forma de resolver los problemas de la deuda
soberana impagable", continúa.
"Esta sentencia a favor de los fondos buitres
hará un daño permanente en la gente común de todo el mundo, que aparecerá en
futuras crisis de deuda", concluye el especialista.
Pero también más de 130 países (Grupo 77 + China) se
pronunciaron en ese sentido:
Apoyo del G-77 y China.
El Grupo de los 77 países en desarrollo (G-77) + China
envió una carta al juez neoyorquino Thomas Griesa, a la Corte Suprema de
Justicia de Estados Unidos y al secretario de Estado, John Kerry, en la que
expresaron su “plena solidaridad y apoyo a la Argentina” frente a la
negociación con los fondos buitre. En la nota, firmada por el presidente del
G-77 + China, Sacha Llorenti Soliz, se resalta la “preocupación sobre las
serias consecuencias de la sentencia (de la Corte norteamericana y el fallo de
Griesa), que van más allá de Argentina y que podrían afectar a cualquier país
enfrentando situaciones similares”.
El texto destaca que las decisiones judiciales de
Estados Unidos podrían “tener consecuencias sistémicas adversas, ya que la
renegociación voluntaria de deudas y las reestructuraciones de deudas podrían
convertirse en procesos complejos, si no imposibles”, detalló el documento.
La carta enviada a Griesa, Kerry y a la Corte Suprema
recordó además que en la Declaración de Santa Cruz, firmada en Bolivia hace
diez días, los jefes de Estado y representantes de gobierno del G-77 + China
señalaron que “una nueva preocupación emergió relacionada con las actividades
de los fondos buitre”.
“Los recientes ejemplos de las acciones de estos
grupos de poder en tribunales internacionales han revelado su naturaleza
altamente especulativa. Tales fondos representan un riesgo para todos los
procesos de reestructuración de deuda futura, tanto para países en desarrollo
como desarrollados. Por lo tanto, hacemos hincapié en la importancia de no
permitir a los fondos buitre paralizar los esfuerzos de reestructuración de
deuda de los países en desarrollo”, indicó el G-77 + China. “Estos fondos no
deberían sustituir el derecho de un Estado de proteger a su pueblo bajo la ley
internacional”, agregó Sacha Llorenti Soliz.
Por último, el escrito reiteró “la urgente necesidad
de la comunidad internacional de examinar opciones para un mecanismo
internacional de resolución de deuda eficaz, equitativo, duradero,
independiente y orientado al desarrollo”. En este sentido, llamó a todos los
países a promover y contribuir a las discusiones en las Naciones Unidas y otros
foros internacionales.
Y siguen las firmas:
El embajador del gobierno brasileño ante la ONU,
Antonio Patriota, lo dijo en un perfecto inglés: "Lo que este caso ilustra
es un comportamiento irresponsable, especulativo y moralmente cuestionable, con
impactos tanto económicos como sociales para un país, e impactos destructivos y
sistémicos para la arquitectura financiera internacional por ser perfectamente
legal".
Patriota no se anduvo con vueltas y lo definió
como un fallo "irracional" y "esquizofrénico".
La representante de Nicaragua prefirió definirlo
como "una situación de pillaje internacional" y pidió a sus colegas
allí presentes "tener una acción urgente". En tanto, la embajadora de
Colombia, María Emma Mejía, dijo que se hacía imperioso "analizar los
caminos y alternativas" para evitar este tipo de maniobras contra la
Argentina que "realizó un proceso exitoso de reestructuración de su deuda
y que se busca abortar con la decisión de la justicia".
El año pasado, antes del fallo de la Corte Suprema de
los EE.UU., el Premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz ya advertía sobre los
peligros de fallos como estos:
La victoria de los buitres.
Una reciente decisión de un tribunal de apelaciones
estadounidense amenaza con cambiar drásticamente a los mercados mundiales de
deuda soberana. Puede incluso conducir a que ya no se considere a EE. UU. como
un buen lugar para la emisión de deuda soberana. Como mínimo, torna inviables
todas las reestructuraciones de deuda según los contratos estándar. En el
proceso se anuló un principio básico del capitalismo moderno: cuando los
deudores no pueden pagar a los acreedores, es necesario volver a empezar.
El problema comenzó hace una docena de años, cuando
Argentina no tuvo otra opción que devaluar su moneda e incurrir en la cesación
de pagos de su deuda.
En los años siguientes, hasta la erupción de la crisis
financiera mundial en 2008, el crecimiento del PBI anual argentino fue del 8%,
uno de los más rápidos en el mundo. Incluso los antiguos acreedores se
beneficiaron con este rebote. En una jugada muy innovadora, Argentina cambió la
deuda vieja por otra nueva –con un valor de aproximadamente 30 centavos por
dólar, o un poco más– a la que agregó un bono indexado por el PBI. Cuanto más
crecía Argentina, más pagaba a sus anteriores acreedores. Los intereses de
Argentina y los de sus acreedores estaban entonces alineados: ambos deseaban el
crecimiento.
Hace mucho tiempo, esos contratos se hacían cumplir a
través de la intervención armada, como aprendieron –a un altísimo costo–
México, Venezuela, Egipto y gran cantidad de países en los siglos XIX y XX.
Después de la crisis argentina, la administración del presidente George W. Bush
vetó las propuestas para crear un mecanismo de reestructuración de la deuda
soberana. En consecuencia, no existe ni siquiera la pretensión de una búsqueda
de reestructuraciones justas y eficientes.
A menudo los países deudores son exprimidos en tal
medida que vuelven a quebrar unos pocos años más tarde. Los economistas
aplaudieron el intento argentino para evitar este resultado a través de una
profunda reestructuración, acompañada por los bonos vinculados al PBI. Pero
unos pocos fondos «buitre» –entre los cuales destaca el fondo de cobertura
Elliott Management, dirigido por el multimillonario Paul E. Singer –percibieron
las tribulaciones argentinas como una oportunidad para obtener enormes
beneficios a expensas del pueblo argentino. Compraron los viejos bonos a una
fracción de su valor nominal y litigaron para obligar a Argentina a pagar 100
centavos por cada dólar.
Si este principio prevalece, nadie aceptará nunca una
reestructuración de la deuda. Nunca se podrá volver a empezar –con todas las
desagradables consecuencias que esto implica. En las crisis de la deuda, se
suele culpar a los deudores.
Que el Fondo Monetario Internacional, el Departamento
de Justicia de EE. UU. y las ONG de lucha contra la pobreza se hayan unido en
oposición contra los fondos buitre es un hecho revelador. Pero también lo es la
decisión del tribunal, que evidentemente asignó poco peso a sus argumentos.
Para quienes viven en países con mercados emergentes o en desarrollo y se
sienten injustamente tratados por los países avanzados, existe ahora un motivo
más para el descontento frente una marca de globalización administrada para
servir a los intereses de los países ricos (especialmente, a los intereses de
sus sectores financieros).
El fallo tendencioso y económicamente peligroso del
tribunal estadounidense muestra por qué necesitamos ya mismo un sistema de esas
características.
En el ámbito académico de EE UU también hubo
reacciones. "La decisión tiene implicancias significativas", aseveró
Mitu Gulati, profesor de leyes de la Universidad de Duke al New York Times. Y
agregó que "el mundo ha cambiado". En la misma línea, Mark
Weidemaier, experto en leyes de la Universidad de Carolina del Norte, consideró
que "los efectos de lo ocurrido se extenderán al sistema financiero
global".
Hasta la mismísima ONU consideró pronunciarse contra el fallo:
La ONU advirtió que el fallo de Griesa “amenaza” al
sistema financiero internacional.
La Organización de Naciones Unidas (ONU) advirtió este miércoles que los fallos de la Justicia de los EEUU que obligan a la Argentina a pagarles a los fondos buitre amenazan con "profundas consecuencias" al sistema financiero internacional.
A través de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Comercio y el Desarrollo (UNCTAD, por sus siglas en inglés), el organismo reiteró su llamado de larga data para un "mecanismo de reestructuración" de la deuda soberana en default. Así, la ONU respaldó la intención de la Argentina de acercar a los denominados "fondos buitre" a un canje de deuda sin mejorar las condiciones que fueran ofrecidas en las reestructuraciones encaradas en 2005 y 2010.
El organismo multilateral se expresó contra el fallo emitido por el juez neoyorquino Thomas Griesa que fuera ratificado por la Cámara de Apelaciones del Segundo Circuito de la misma ciudad y, finalmente, por la Corte Suprema de los Estados Unidos.
La ONU analizó los dos fallos de la Corte Suprema contra la Argentina: el que niega una revisión de la sentencia de primera instancia y el que permite entregar información a los fondos de cobertura sobre activos pasibles de embargo.
Dijo el organismo que esas dos resoluciones dirigidas que benefician a los tenedores de bonos emitidos bajo legislación de Nueva York "resuenan mucho más allá de las fronteras de Argentina y Estados Unidos".
"Las resoluciones son una rotunda victoria de los fondos específicos de cobertura" que se han negado a ingresar al canje de deuda y "les abren la puerta a otros fondos 'buitre' para que soliciten el pago total de alrededor de 15.000 millones de dólares", precisó la ONU.
Y en esa línea el organismo advierte que si la Argentina responde al pasivo con los "holdouts" debe extender el pago total a los tenedores de bonos que aceptaron los canjes de 2005 y 2010, dado que así lo indican las cláusulas del acuerdo.
Eso, según la ONU, sentaría "precedentes jurídicos que podrían tener profundas consecuencias para el sistema financiero internacional". Eliminaría cualquier incentivo financiero para conseguir que los acreedores de cualquier otro país acepten participar en nuevas reestructuraciones de deuda, "en particular para los bonos en circulación sin una cláusula de acción colectiva, cuya cantidad real se desconoce, pero es probable que sea mucha".
En segundo lugar, obligaría a las instituciones financieras de terceros a proporcionar información sobre los activos de los prestatarios soberanos, lo que tendrá un "impacto significativo en el sistema financiero internacional". Eso obligará a las instituciones de servicios financieros a proporcionar información confidencial sobre las transacciones financieras globales de los países, lo que facilitará la ejecución de los contratos de deuda para los acreedores. Y en tercer lugar, el fallo "erosionará la inmunidad soberana".
Veamos ahora qué dice el FMI (no precisamente un amigo de la
política económica del gobierno) sobre esta disputa:
Fondos buitre: el FMI, "preocupado" por el
fallo de la Corte de Estados Unidos.
El organismo internacional manifestó su alarma por las
"por las posibles implicancias sistémicas más amplias" del rechazo
del pedido a revisión del caso contra los holdouts.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) aseguró hoy que
está "preocupado por las posibles implicancias sistémicas más
amplias" que puedan surgir tras la decisión de la Corte Suprema de
Justicia de Estados Unidos de rechazar el pedido de revisión del caso contra
los fondos buitre.
El organismo multilateral se encuentra además
"considerando muy cuidadosamente" el fallo del máximo tribunal que
resolvió no tomar la causa de Argentina contra los holdouts.
Ahora bien, luego de esta
defensa de los argumentos argentinos de tantos actores extranjeros, resalta
violentamente los esgrimidos por cierta oposición furibunda argentina, la que
parece directamente trabajar a favor de los fondos buitres. Pero veamos primero
lo que dicen y comparemos sus palabras con las precedentes:
Dijo Luis Alberto Romero en La Nación:
La patria, los buitres y el enano nacionalista.
Pues quien más, quien menos, todos tenemos un "enano nacionalista" sumergido que emerge cuando es interpelado adecuadamente o cuando un sacudón inesperado conmueve nuestras seguridades.
Nuestro nacionalismo patológico se ha caracterizado por combinar la soberbia y la paranoia: los argentinos podríamos ser los mejores del mundo, pero lo impiden nuestros enemigos, de afuera y de adentro.
En algún momento del siglo XX -puede discutirse cuándo-, las certezas se tornaron en incertidumbres y luego en frustraciones crecientes. Entonces el orgullo se transformó en soberbia y a la vez en paranoia. Alguien -nunca nosotros- debía ser el responsable de que nuestro destino de grandeza no se concretara.
Culpamos a Inglaterra, que, según descubrimos en 1930, siempre nos había explotado. Posteriormente cambiaron las ideas y, con ellas, los culpables: el imperialismo, el comunismo, el Fondo Monetario, la subversión, los grandes poderes mundiales y sus socios y agentes locales. Pero siempre hubo un responsable para concentrar la furia: una jefa de gobierno británica, tan nacionalista como los nuestros, un técnico de laboratorio que hizo un simple análisis de orina o un juez norteamericano que se tomó en serio su tarea. Todos "nos cortaron las piernas".
Las definiciones eran diferentes, pero coincidían en una visión unanimista e intolerante que moldeó el sentido común nacional. Para quien puede manipularlo, su utilidad política es enorme, pues sirve para convocar a la unidad nacional cuando las papas queman y para colocar los problemas del país bien lejos, más allá de cualquier responsabilidad local.
Así ocurrió en 1982 cuando el gobierno militar, corroído por luchas intestinas y asediado por la protesta social, encontró una salida en las invasión a las Malvinas.
Pero luego de la crisis de 2001, que conmovió las recientes y poco consolidadas certezas democráticas y pluralistas, la vieja cultura nacionalista volvió a aflorar de la mano del kirchnerismo, su práctica y su discurso. A lo largo de estos trece años nos regocijamos atacando al enemigo de afuera: humillamos al presidente Bush, nuestro invitado; nos liberamos del Fondo Monetario; amonestamos a los poderes mundiales con lecciones de economía política.
El discurso oficial es insostenible por donde se lo mire. El Gobierno tiene buitres en su periferia y en su centro mismo. Los problemas que enfrenta no se deben a la hostilidad del mundo -en general, poco interesado en nuestras cosas-, sino a su impericia e improvisación.
Estos argumentos podrían ampliarse y ejemplificarse, pero difícilmente convencerán a quienes miran el mundo con los ojos de la fe y cuya convicción sólo vacila en el instante del cachetazo.
Néstor y Cristina Kirchner descubrieron la utilidad del antagonismo y de la apropiación facciosa de la Nación. Pero el mayor problema no está en ellos, sino en quienes los escuchan y se reconocen en ese discurso. Su éxito muestra, como ocurrió en la plaza de Galtieri, lo arraigado de la patología nacionalista.
Incluso está presente entre sus opositores, vacilantes cuando se invoca a la Nación amenazada por los "fondos buitres", un nombre que todos usan y que nadie se ha detenido a examinar y cuestionar.
El 15 de junio de 1982 muchos argentinos tomaron conciencia de que habían apoyado y alentado una empresa desastrosa, que sólo podía terminar en derrota y desastre. Por un tiempo se escucharon otras voces y se siguió a otros dirigentes, y el desahogo de las malas pasiones se limitó al fútbol. Hoy el enano volvió para legitimar otra batalla perdida. En su nombre el Gobierno y sus seguidores se rebelan contra el destino adverso y también en su nombre lo aceptan, sin confesar una renuncia a sus principios. Hay muchos argentinos sensatos que, si se empeñan, podrían volver a controlar al enano. Pero me temo que su neutralización definitiva está más allá de nuestras modestas posibilidades.
"La situación puede ser resolver pero sin irritar a la gente, nosotros perdimos el juicio porque abrimos la boca. Ahora necesitamos extender lo máximo que se pueda la negociación", consideró el economista Miguel Ángel Broda.
"El problema tiene solución pero no estábamos preparados. La Presidente dijo que esperaba esta resolución pero se le olvidó decírselo al equipo económico", señaló el economista, y agregó: "Ayer la Presidente dijo que va a intentar pagar la deuda, y que hay extorsión. No hay alternativa, tenemos que negociar con los fondos."
Nota completa
"El problema tiene solución pero no estábamos preparados. La Presidente dijo que esperaba esta resolución pero se le olvidó decírselo al equipo económico", señaló el economista, y agregó: "Ayer la Presidente dijo que va a intentar pagar la deuda, y que hay extorsión. No hay alternativa, tenemos que negociar con los fondos."
Nota completa
Dijo Joaquín Morales Solá en La Nación:
La decisión de ayer de la Corte Suprema de Estados Unidos , que ratificó
la derrota del gobierno argentino en las dos instancias inferiores.
Cuestiona la estrategia de la conducción
económica sobre la deuda e interpela el manejo (y la dirección) de la política
exterior argentina.
La Argentina no puede desobedecer la orden que ayer le dio
indirectamente la Corte norteamericana, pero cumplirla significará una nueva
hemorragia para la escasas reservas de dólares del Banco Central. Es la
consecuencia de la autoritaria política del cepo al dólar y de la prohibición
de repatriar utilidades para las empresas multinacionales.
El gobierno norteamericano hizo lo imprescindible, pero no fue suficiente. ¿Existió la voluntad de Washington de hacer más? No parece. Es más que evidente que el gobierno de Cristina Kirchner no hizo ningún intento coherente para establecer una relación normal con la administración de Barack Obama durante sus seis años de poder.
En Washington, ya sea en su gobierno o en sus jueces, existe cierto cansancio con el caso argentino.
No sólo hay cansancio, entonces, sino también desconfianza. Distancia, cansancio, desconfianza.
Nota completa
El gobierno norteamericano hizo lo imprescindible, pero no fue suficiente. ¿Existió la voluntad de Washington de hacer más? No parece. Es más que evidente que el gobierno de Cristina Kirchner no hizo ningún intento coherente para establecer una relación normal con la administración de Barack Obama durante sus seis años de poder.
En Washington, ya sea en su gobierno o en sus jueces, existe cierto cansancio con el caso argentino.
No sólo hay cansancio, entonces, sino también desconfianza. Distancia, cansancio, desconfianza.
Nota completa
Dijo Carlos Pagni en La Nación:
Un choque cultural.
Cristina Kirchner está de nuevo ante una opción molesta: debe elegir entre preservar su identidad o mantener la gobernabilidad.
Preservar su identidad significa ser fiel a su discurso. En este caso, no negociar con los fondos buitre o "depredadores seriales", como ella llama a los tenedores de bonos en default.
Ella cultiva un reduccionismo político que le impide pensar que existen decisiones autónomas de la voluntad del que manda. Los jueces estadounidenses siguieron otro criterio. Las obligaciones asumidas en un contrato pueden ser más coercitivas que la razón de Estado. O, dicho de otro modo, cabe imaginar que el poder se incline ante un derecho. Para el kirchnerismo se trata de un choque cultural.
Un choque cultural.
Cristina Kirchner está de nuevo ante una opción molesta: debe elegir entre preservar su identidad o mantener la gobernabilidad.
Preservar su identidad significa ser fiel a su discurso. En este caso, no negociar con los fondos buitre o "depredadores seriales", como ella llama a los tenedores de bonos en default.
Ella cultiva un reduccionismo político que le impide pensar que existen decisiones autónomas de la voluntad del que manda. Los jueces estadounidenses siguieron otro criterio. Las obligaciones asumidas en un contrato pueden ser más coercitivas que la razón de Estado. O, dicho de otro modo, cabe imaginar que el poder se incline ante un derecho. Para el kirchnerismo se trata de un choque cultural.
Dijo
Fernando Laborda en La Nación:
Siamo
fuori de la Copa de la Deuda.
Si lo que ocurrió ayer en
Washington se vivía, en medio de la actual pasión mundialista, como el partido
decisivo para la Argentina en el camino hacia la imaginaria Copa Mundial de la
Deuda , podría concluirse con la típica frase que popularizó un relator de
fútbol italiano tras la eliminación de Italia en el recordado Mundial de 1990:
"Siamo fuori".
Esperaban, por eso, que el tribunal al menos
"ayudara" a la Argentina a ganar tiempo, haciendo una consulta a la
Procuración del Tesoro norteamericano, o que comprendiera que un fallo como el
que finalmente emitió ayer podría afectar al sistema financiero internacional y
complicar nuevas reestructuraciones de deudas de otros países.
La Corte de los Estados Unidos les demostró con
absoluta crudeza que la Justicia de ese país se maneja con mucha más asepsia
política que los magistrados argentinos. En otras palabras, que juzgan los
contratos de acuerdo con lo que está escrito en ellos.
La decisión del máximo tribunal norteamericano de
no hacer lugar a la apelación de los abogados del Estado argentino y apartarse
del partido en el que los llamados "fondos buitre" vienen ganando por
goleada, ahora vuelve a trasladarle la pelota al juez de Nueva York Thomas Griesa.
Podría concluirse que el partido ya está perdido. La vía judicial parece
cerca de su fin, pero no la vía de las negociaciones con los "fondos
buitre".
Tal vez ahí la Argentina tenga una oportunidad de negociar una forma de pago especial.
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Tal vez ahí la Argentina tenga una oportunidad de negociar una forma de pago especial.
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Dijo Bernardo Saravia
Frías en La Nación:
O se responde con seriedad o el país lo pagará muy caro.
La reestructuración de la deuda luego del aplaudido y patético default de 2001 tuvo un error de origen: se pretendió imponer una quita de 66%, muy superior a las negociaciones soberanas de la época, que rondaban, en promedio, el 55%. Lo que se presentó altaneramente como una patriada estimuló, en rigor, el reclamo de los fondos buitre.
Siguió después una estrategia jurídica endeble a lo largo de varios años, que no hizo más que profundizar el problema.
Se intentó imponer una dinámica de política menuda y contingente a un proceso judicial en otro país. Autoridades de la más alta jerarquía política e institucional abusaron de las diatribas, como si los juicios se ganaran desde un atril.
Por mucho tiempo, el Gobierno se comportó como un deudor de puño cerrado en su decisión de no pagar. Ahora está obligado a revisar esa estrategia. Aunque los tiempos sean cortos, es momento de enfrentar el problema y resolverlo de una buena vez. La inercia impasible hacia el incumplimiento, para culpar a otros, no es el camino.
O se responde con seriedad o el país lo pagará muy caro.
La reestructuración de la deuda luego del aplaudido y patético default de 2001 tuvo un error de origen: se pretendió imponer una quita de 66%, muy superior a las negociaciones soberanas de la época, que rondaban, en promedio, el 55%. Lo que se presentó altaneramente como una patriada estimuló, en rigor, el reclamo de los fondos buitre.
Siguió después una estrategia jurídica endeble a lo largo de varios años, que no hizo más que profundizar el problema.
Se intentó imponer una dinámica de política menuda y contingente a un proceso judicial en otro país. Autoridades de la más alta jerarquía política e institucional abusaron de las diatribas, como si los juicios se ganaran desde un atril.
Por mucho tiempo, el Gobierno se comportó como un deudor de puño cerrado en su decisión de no pagar. Ahora está obligado a revisar esa estrategia. Aunque los tiempos sean cortos, es momento de enfrentar el problema y resolverlo de una buena vez. La inercia impasible hacia el incumplimiento, para culpar a otros, no es el camino.
Dijo Ricardo Kirschbaum
en Clarín:
La mala praxis, sin castigo.
El Gobierno llegó hasta el borde del precipicio y se detuvo. Pero llegó a esa situación dramática envuelto en idas y venidas, en invocaciones patrióticas públicas y desesperadas gestiones secretas. Es lo de siempre: relato público que se contradice con los actos concretos.
La mala praxis, sin castigo.
El Gobierno llegó hasta el borde del precipicio y se detuvo. Pero llegó a esa situación dramática envuelto en idas y venidas, en invocaciones patrióticas públicas y desesperadas gestiones secretas. Es lo de siempre: relato público que se contradice con los actos concretos.
Dijo Pepe Eliaschev en
Perfil:
Nacionalismo patológico.
Hace pocas horas, coherente con su manera de ver el mundo, la Presidente, pretendiendo hacer una comparación futbolística, dijo que desde el exterior nos “bombean”, aludiendo a que hay árbitros que sistemáticamente resuelven en contra de nosotros. Esto lleva a la idea de que el problema siempre está afuera y nunca adentro: cuando la Argentina decide mirarse hacia adentro, lo hace de manera tan destructiva y auto negadora que ni siquiera sirve para compensar lo que suele prevalecer habitualmente, la idea de que confrontamos enemigos permanentes articulados para hacernos daño, porque somos tan importantes, ricos y decisivos que lo que importa es que la Argentina no prospere.
Nacionalismo patológico.
Hace pocas horas, coherente con su manera de ver el mundo, la Presidente, pretendiendo hacer una comparación futbolística, dijo que desde el exterior nos “bombean”, aludiendo a que hay árbitros que sistemáticamente resuelven en contra de nosotros. Esto lleva a la idea de que el problema siempre está afuera y nunca adentro: cuando la Argentina decide mirarse hacia adentro, lo hace de manera tan destructiva y auto negadora que ni siquiera sirve para compensar lo que suele prevalecer habitualmente, la idea de que confrontamos enemigos permanentes articulados para hacernos daño, porque somos tan importantes, ricos y decisivos que lo que importa es que la Argentina no prospere.
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Dijo Nicolás Pechersky en Infobae:
Los buitres son argentinos.
Ahora que somos todos expertos en narcotráfico, luego de devorar los 113 capítulos del Patrón del Mal, aprendimos que a lo único que le tuvo miedo uno de los tipos más peligrosos y poderosos del mundo fue a los jueces norteamericanos. Algo en común entre Cristina y Pablo Emilio, el patrón.
Pero Griesa no es argentino y Cristina no puede tolerarlo. Se evidencia en el cambio constante de discurso oficial entre pagar y no pagar, negociar o no y los ridículos y torpes insultos al juez en la solicitada en el Wall Street Journal,
El país no puede caer en jaque por 1.3 mil millones de dólares. Que los holdouts pidan lo que quieran, que ganen o pierdan, pero no podemos desangrarnos por una deuda tan chica. Si eso fuese cierto, mejor vendamos el país a Bill Gates o a Facebook que para ellos eso es un vuelto. De hecho, seguramente nos gobernarían bastante mejor.
Si esa ínfima cantidad de plata para nosotros es un problema, empecemos a mirar por dentro, acusemos a nuestros buitres, persigámoslos judicialmente que acá si tenemos jurisdicción. Para el relato oficial el problema de los buitres es por sus rentas extraordinarias.
Hablemos de rentas extraordinarias con las tierras compradas por monedas y vendidas por millones por Nestor y Cristina en el sur. Hablemos de sus compras de dólares.
El problema definitivamente es de rentas extraordinarias. Pero en este caso, los buitres fueron argentinos, y en gran medida, los votamos nosotros.
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Dijo Tomás Bulat en Infobae:
Honrar las deudas u honrar los fallos.
Sin embargo, en el mundo, las reglas y las leyes están para cumplirlas independientemente sobre qué opinemos de ellas.
Sinceramente, no
es relevante la opinión de la Presidente -ni de nadie- acerca del grado de
justicia o injustica que tenga el fallo de Estados Unidos, o si es fruto de una
conspiración internacional. Lo importante es considerar que las decisiones de
política nacional no son una cuestión de opinión personal sino de estrategia de
desarrollo para todo un país.
Tampoco es serio que se hable de extorsión. Puede parecerle injusto, como me parece a mí (y a tantos). Puede parecerle inmoral, como también me parece a mí (y a tantos). Pero son opiniones. Un país cumple reglas cuando le suman y cuando le restan: es la condición de vivir en una comunidad internacional.
Hay que honrar las reglas de juego si uno quiere seguir jugando en el mundo.
Tampoco es serio que se hable de extorsión. Puede parecerle injusto, como me parece a mí (y a tantos). Puede parecerle inmoral, como también me parece a mí (y a tantos). Pero son opiniones. Un país cumple reglas cuando le suman y cuando le restan: es la condición de vivir en una comunidad internacional.
Hay que honrar las reglas de juego si uno quiere seguir jugando en el mundo.
El mundo al revés.
Pagar una deuda se
hace con un principal objetivo: volver a tomar créditos. Pero la primera
condición para volver a tomar créditos, no es que pagues deudas que podés
refinanciar, sino que si vas a juicio y fallan en tu contra, lo vas a acatar.
Esa es la mejor garantía para seguir consiguiendo créditos. Así que, ante la opción,
sería preferible honrar fallos a honrar deudas.
Hemos visto que muchos
actores internos han traspasado la frontera entre oposición política y cipayismo, contradicen los dichos y opiniones no sólo de su gobierno sino de los mismos actores más importantes del capitalismo internacional, por lo que es saludable tenerlo en cuenta al informarnos y formar nuestra
opinión o tomar partido sobre este tipo de debates.
Un par de acotaciones finales sobre el tema para tener en cuenta antes de formarse una opinión definitiva sobre el tema, de parte de alguien que sabe mucho más que este humilde Basurero:
Dice Alfredo Zaiat:
"Si continúa en su abierta parcialidad a favor del fondo buitre Elliott, del financista republicano Paul Singer, como manifiesta en cada una de las audiencias convocadas en su juzgado, Thomas Griesa puede convertir el caso contra Argentina en único en la historia financiera mundial: sería la primera vez en ocho siglos que por una orden judicial los acreedores no pueden cobrar pese al pago efectuado por el país deudor. Sería el default Griesa, categoría hasta ahora desconocida en los mercados internacionales. El deudor paga en tiempo y forma, pero los acreedores no pueden recibir los dólares por un fallo judicial. Este inédito acontecimiento financiero puede ser provocado por el juez de primera instancia del distrito sur de Nueva York, área donde opera Wall Street.
En el período 1800-1945 se registraron 127 episodios de países que declararon el default con una duración promedio de seis años. En los años que van de 1946 a 2006, la interrupción en el pago de deudas se repitió 169 veces de lapso medio de tres años. El inventario también abarca de 1300 a 1799, cuando países europeos considerados hoy muy ricos (Alemania, Francia) contabilizaron varias cesaciones de pago, al igual que Austria, España y Portugal. Estados Unidos no declaró formalmente un default, pero alteró en dos oportunidades la paridad del dólar con el oro (1933 y 1971), lo que implicó pagar su deuda con una moneda depreciada, que en los hechos significó una quita de capital a los acreedores. Este recorrido histórico por 66 países de los cinco continentes forma parte de una investigación apabullante en cifras e indicadores de los economistas Kenneth Rogoff (ex economista jefe del FMI) y Carmen Reinhart en Ocho siglos de crisis financieras. Historia mundial de los defaults.
Todos esos defaults fueron decididos por el país deudor; nunca por un juez que impide a los acreedores cobrar el pago del deudor, como lo dispuso Griesa el viernes pasado.
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Un par de acotaciones finales sobre el tema para tener en cuenta antes de formarse una opinión definitiva sobre el tema, de parte de alguien que sabe mucho más que este humilde Basurero:
Dice Alfredo Zaiat:
"Si continúa en su abierta parcialidad a favor del fondo buitre Elliott, del financista republicano Paul Singer, como manifiesta en cada una de las audiencias convocadas en su juzgado, Thomas Griesa puede convertir el caso contra Argentina en único en la historia financiera mundial: sería la primera vez en ocho siglos que por una orden judicial los acreedores no pueden cobrar pese al pago efectuado por el país deudor. Sería el default Griesa, categoría hasta ahora desconocida en los mercados internacionales. El deudor paga en tiempo y forma, pero los acreedores no pueden recibir los dólares por un fallo judicial. Este inédito acontecimiento financiero puede ser provocado por el juez de primera instancia del distrito sur de Nueva York, área donde opera Wall Street.
En el período 1800-1945 se registraron 127 episodios de países que declararon el default con una duración promedio de seis años. En los años que van de 1946 a 2006, la interrupción en el pago de deudas se repitió 169 veces de lapso medio de tres años. El inventario también abarca de 1300 a 1799, cuando países europeos considerados hoy muy ricos (Alemania, Francia) contabilizaron varias cesaciones de pago, al igual que Austria, España y Portugal. Estados Unidos no declaró formalmente un default, pero alteró en dos oportunidades la paridad del dólar con el oro (1933 y 1971), lo que implicó pagar su deuda con una moneda depreciada, que en los hechos significó una quita de capital a los acreedores. Este recorrido histórico por 66 países de los cinco continentes forma parte de una investigación apabullante en cifras e indicadores de los economistas Kenneth Rogoff (ex economista jefe del FMI) y Carmen Reinhart en Ocho siglos de crisis financieras. Historia mundial de los defaults.
Todos esos defaults fueron decididos por el país deudor; nunca por un juez que impide a los acreedores cobrar el pago del deudor, como lo dispuso Griesa el viernes pasado.
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Finalmente, este humilde servidor público señala, como dice el conocido dicho popular,: "con amigos como estos ¿quién necesita
enemigos?..." O, mejor aún, cuando necesitemos defensores para nuestra patria miremos bien antes de
elegir uno en nuestro alrededor porque, como dice otro dicho popular que recordamos al princípio: "No hay peor cuña que la del mismo palo…"