Los simpatizantes del
Viejo Vizcacha ya no disimulan su devoción por los poderosos, aunque eso
signifique arrodillarse ante ellos y bajarse los pantalones de la soberanía y
entregar la dignidad del país. Ante el primer estallido de Chasquibum recitan a coro:
"Hacete amigo del Juez
No le dés de qué quejarse;-
Y cuando quiera enojarse
Vos te debés encojer,
Pues siempre es güeno tener
Palenque ande ir a rascarse".
(Martín Fierro, de José
Hernández.)
Ese conjunto de consejos son el principal
mandamiento que enarbolan ante el menor ruido de conflicto con el poderoso de
turno. Pero este humilde servidor público aconseja repasar primero qué
significa ese personaje del principal poema gauchesco del país y la ideología que conllevan esos consejos:
El Viejo Vizcacha fue el
Maquiavelo argentino.
El personaje del Martín Fierro enseñaba las bases de
una política despojada de ética y dignidad, y sentó las bases de la
"picardía criolla". Pregonaba la abolición de las lealtades, promovía
la obsecuencia y exaltaba el oportunismo. (...)
Las enseñanzas de ese personaje lo convierten en una
suerte de Maquiavelo gauchesco: la política despojada de toda ética, de toda
raíz moral y de toda dignidad encuentra sustrato en el pensamiento de esa
renegada creación del pensamiento de Hernández.
El Viejo Vizcacha le dice a un hijo del gaucho Fierro
que debe mantener una relación de obsecuencia con el poderoso. Emplea la
metáfora de la rata y su madriguera para elogiar el conformismo; y la del burro
(antítesis de la inteligencia) para decir que lo importante es saber donde
"comer".
Desprecia a los pobres ("jamás llegués a parar /
ande veas perros flacos"), recomienda dejar que el otro trabaje, y propone
dedicarse a sacar provecho del esfuerzo ajeno.
Ahora y como complemento
de nuestra última nota, vayamos un paso más allá
y analicemos qué significa seguir este consejo del Viejo Vizcacha. Estos
adoradores de lo peor del viejo Vizcacha reclaman que obedezcamos las órdenes
de un juez de Nueva York sin más, aunque signifique un suicidio económico para
el país, y se desviven elogiando la “independencia” de la justicia
norteamericana, la seriedad y confiabilidad de sus integrantes... Algo que
los mismos ciudadanos y políticos de ese país ponen en seria duda, según puede
observarse en las siguientes notas:
Sólo el 30% de los
estadounidenses confía en su Corte Suprema.
Una encuesta realizada recientemente en EEUU indicó que sólo
el 30% de los estadounidenses confían en la Corte Suprema de Justicia de su
país.
El dato surge de una encuesta realizada entre el 5 y el 8 de junio por la encuestadora Gallup en la que los estadounidenses fueron consultados respecto de su confianza en 16 instituciones de ese país.
Según el informe publicado en el sitio web de Gallup, entre 1973 y 2006 el máximo tribunal de EEUU había mantenido una calificación de confianza de entre el 40 y el 50% y ese número comenzó a decaer desde 2007.
Al ser declarada confiable sólo por el 30% de los estadounidenses consultados, el nivel de confianza en la Corte Suprema de los Estados Unidos alcanzó su mínimo histórico, según los registros de la encuestadora.
Nota completa
El dato surge de una encuesta realizada entre el 5 y el 8 de junio por la encuestadora Gallup en la que los estadounidenses fueron consultados respecto de su confianza en 16 instituciones de ese país.
Según el informe publicado en el sitio web de Gallup, entre 1973 y 2006 el máximo tribunal de EEUU había mantenido una calificación de confianza de entre el 40 y el 50% y ese número comenzó a decaer desde 2007.
Al ser declarada confiable sólo por el 30% de los estadounidenses consultados, el nivel de confianza en la Corte Suprema de los Estados Unidos alcanzó su mínimo histórico, según los registros de la encuestadora.
Nota completa
Escuchemos ahora la
palabra de una senadora de los EE.UU. sobre el tema:
En
este caso, la demócrata Elizabeth Warren, una académica y senadora
estadounidense que busca concientizar sobre la poca justicia de la Justicia
norteamericana.
Dicha política, franca opositora a los bancos, sentó a los responsables de la Justicia frente a ella y les hizo una simple pero comprometida pregunta, "¿Hace cuánto que no se juzga a alguna empresa de Wall Street?". De los presentes nadie pudo responder pero sí le aseguraron algo clave: "No debemos enjuiciar a los grandes bancos".
Respecto a dicho archivo que data del año 2003, el análisis periodístico lo vincula a la decisión de la Corte Suprema de Justicia norteamericana de desfavorecer a la Argentina respecto a los fondos buitres. En este video la senadora te cuenta a quién responde la Corte de los EE. UU.:
Dicha política, franca opositora a los bancos, sentó a los responsables de la Justicia frente a ella y les hizo una simple pero comprometida pregunta, "¿Hace cuánto que no se juzga a alguna empresa de Wall Street?". De los presentes nadie pudo responder pero sí le aseguraron algo clave: "No debemos enjuiciar a los grandes bancos".
Respecto a dicho archivo que data del año 2003, el análisis periodístico lo vincula a la decisión de la Corte Suprema de Justicia norteamericana de desfavorecer a la Argentina respecto a los fondos buitres. En este video la senadora te cuenta a quién responde la Corte de los EE. UU.:
Pero no sólo las corporaciones son “amigas del
juez” en los EE.UU. como aconseja el viejo Vizcacha, sino que esa ventaja la
disfrutan también los estados o ciudades de ese país, los que en caso de sufrir los
mismos problemas de Argentina en relación a su deuda pública son tratados de
forma diferente. Veamos de qué estamos hablando:
La ciudad cayó en la quiebra en 2013, con un default
de entre 18 mil y 20 mil millones de dólares.
La justicia de EE UU le da un tratamiento más benigno
a Detroit que a la Argentina.
El caso reciente de Detroit, en el estado de Michigan,
muestra la doble vara con la que juega la justicia estadounidense al tratar el
amparo a dos jurisdicciones distintas como un municipio y una Nación, ante un
default o quiebra.
En 1937 el Congreso de Estados Unidos sancionó una ley
de quiebras que incorporó el capítulo 9, designado especialmente para los
municipios. La ley tuvo pocas modificaciones en todos estos años: una en
1976-78, luego de la crisis financiera
de Nueva York, y otra en 1988.
Desde 1937 se dieron más de 650 quiebras municipales
en los Estados Unidos, de las cuales las más importantes fueron las de Orange
County, California, en 1994, por U$S 1700 millones; la de Jefferson County,
Alabama, en 2011, por U$S 3400 millones; y la más importante de todas, la de
Detroit, Michigan, en 2013, por un monto que se estima que llegaría a entre U$S
18 mil y U$S 20 mil millones. Esta cifra es incluso superior a todo lo que la
Argentina le debe a los tenedores de bonos que quedaron fuera del canje,
también conocidos como holdouts.
Aunque puede ser difícil concebir cómo una ciudad
puede llegar a endeudarse en semejantes montos, sin duda, parte de la
responsabilidad es política: el alcalde entre 2002 y 2008, Kwame Kilpatrick,
fue condenado en 2013 a 28 años de prisión por evasión de impuestos, extorsión
y abuso de poder, entre otras acusaciones. El fiscal de la causa declaró que
"no es el principal culpable de la bancarrota histórica de la ciudad, pero
su administración corrupta agravó la crisis".
Aquí comienzan las diferencias legales con Argentina.
Dado que el municipio es una entidad pública subnacional, tiene ciertas
ventajas por sobre los privados y los Estados soberanos. Pedir una bancarrota
pública de la ciudad implica automáticamente un "stay" (una medida
cautelar de una corte federal) que detiene cualquier acción legal que pueda
hacerse contra el municipio o sus miembros y sus empleados. Por lo tanto, el
distrito tendrá, en tanto y en cuanto se mantenga el estado de quiebra y la
negociación con los acreedores, un paraguas legal para evitar presiones
extorsivas.
Además, la ley le da más margen para actuar: si la
ciudad tiene otros litigantes fuera de la quiebra que pueden tratar de congelar
o embargar los bienes, la ley incluye todos los pleitos en un solo foro de
negociación.
Además, se le asignará al municipio un juez experto en
reestructuraciones de deuda.
La ley también habilita a la ciudad a decidir qué
contratos asume como responsabilidad a pagar, mientras que puede rechazar al
resto.
Asimismo, la reestructuración de deuda resultante
puede ser aprobada por el juez si la mayoría está de acuerdo con la propuesta,
desoyendo a la minoría que se oponga. Basta con que el juez considere que el
acuerdo es equitativo. En ese sentido, el criterio de soberanía se aplica en su
totalidad en el caso de los municipios, en el sentido de que su propuesta de
reestructuración es tomada o rechazada sin posibilidad de modificaciones. Y así
ha sucedido con Detroit.
Todo ello muestra una serie de medidas que permiten
mucho mayor margen de acción a las ciudades que a los Estados soberanos ante
una quiebra. La inexistencia de una legislación internacional de quiebras, que
ponga énfasis en la diferencia de la bancarrota de un soberano con respecto de
un privado, ha permitido que a Argentina le hayan intentado embargar activos
supuestamente vinculados al Estado, que unos pocos bonistas pudieran impedir
una reestructuración de deuda aceptada por la enorme mayoría de los acreedores
y que la justicia de los Estados Unidos haya impedido que se impusiera una
cautelar que es automática por ley para las ciudades en situación de
bancarrota.
Para Eric Le Compte, titular de la ONG Red Jubileo de
Estados Unidos, "en la mayoría de los países tenemos alguna forma de
bancarrota. Lamentablemente, nos sigue faltando un proceso legal internacional
equivalente para los países. Este es un elemento que ya pedía el padre de la
economía, Adam Smith." Si existiera tal legislación, "los buitres
habrían sido forzados a sentarse a negociar", observó Le Compte.
Argentina intentó recorrer el mismo camino en 2002,
defaulteando y reestructurando una deuda para comenzar sin el pecado original
reproducido y ampliado por la deuda externa. Sin embargo, todo ese proceso
podría caer, dado que los holdouts podrían obligar al país a pagar el 100% de
lo adeudado. Esto gatillaría la cláusula RUFO, por lo que habría que hacer
extensivo el pago del total de la deuda al resto de los bonistas, especialmente
los que sí ingresaron a los dos canjes. En consecuencia, toda la
reestructuración de la deuda se caería y el país podría ingresar en default
nuevamente. Este escenario es la consecuencia generada por el rechazo de la
justicia estadounidense de darle a la Argentina el mismo tratamiento que sí
admite a sus municipios.
Sería más digno para ciertos aprendices de este Maquiavelo
criollo que no enfaticen esos consejos del viejo Vizcacha y presten más
atención a estos otros:
Los hermanos sean unidos
porque ésa es la ley primera,
tengan unión verdadera,
en cualquier tiempo que sea,
porque si entre ellos pelean
los devoran los de ajuera.
Porque, aunque no
parezca, tanto ellos como nosotros somos hijos de la misma Patria, ¿no? ¿O van a solazarse con algún tipo de patricidio?...
A todo esto, veamos finalmente en un video algunos ejemplos del accionar de estos seguidores de las enseñanzas del Viejo Vizcacha y de los fondos buitres, y cuáles son las cartas que está jugando nuestro país en esta especie de partida de Truco con la "independiente" justicia de Wall Street:
Fondos Buitres: Alfredo Zaiat destaca la estrategia argentina.