A 200 años del asesinato de Mariano Moreno (inspirador y guardián de nuestra tarea en la web) en alta mar, a manos de un capitán inglés, se esboza aquí un sentido homenaje de este humilde basurero.
"Es máxima aprobada que las fortunas agigantadas en pocos individuos a proporción de lo grande de un Estado, no sólo son perniciosas sino que sirven de ruina a la sociedad civil, cuando no solamente con su poder absorben el jugo de todos los ramos de un Estado, sin cuando también en nada remedian las grandes necesidades de los infinitos miembros de la sociedad, demostrándose como una reunión de aguas estancadas..."
Mariano Moreno
Ahora apelamos a las palabras más apropiadas de otros argentinos:
Hace 200 años, Mariano Moreno moría en alta mar a bordo de la Fragata inglesa Fame, producto de una dosis letal de ácido tartárico suministrada por el capitán Bathurst Walte. Su cuerpo fue arrojado a las aguas, a unos kilómetros de la costa de Brasil, cerca de la isla de Santa Catarina, hoy muy visitada por los argentinos.
La figura de Mariano Moreno tuvo dificultades para incorporarse en la reivindicación histórica de los relatos de nuestro país. Generalmente se lo retrata con una estampita de carilindo y se lo recuerda por ser fundador de La Gazeta, olvidando que su pensamiento marca los inicios de la politología argentina, disciplina que llamaba “la sublime ciencia que trata del bien de las naciones”.
Es que para la corriente liberal era demasiado jacobino y al revisionismo le molestaba su librecambismo. Sin embargo, tras la crisis de 2001, este joven revolucionario fue ganando espacios en los discursos políticos. Y es que Mariano Moreno se mete de lleno en el presente al marcar orientaciones en la construcción del gobierno. Ese llamado a construir el Estado era como un grito de libertad para quienes querían reconstruir una Argentina en crisis.
Junto a figuras como Manuel Belgrano, Bernardo de Monteagudo, Juan José Castelli o Mariquita Sánchez de Thompson; las ideas de Moreno revindicaban una Democracia en plena igualdad de sus miembros, es más, el concepto de participación está presente en su visión, cuando sostenía que “El pueblo no debe contentarse con que sus jefes obren bien; él debe aspirar a que nunca puedan obrar mal.”
Además, a diferencia de una visión conductista y disciplinadora de la educación, Moreno impulsaba una formación emancipatoria, que dote a la ciudadanía de la capacidad crítica ante al poder. Expresa esta visión ese Quijote andante representado por Tato Bores que recitaba su frase: “Si los pueblos no se ilustran, si no se vulgarizan sus derechos, si cada hombre no conoce lo que vale, lo que puede y lo que sabe, nuevas ilusiones sucederán a las antiguas y después de vacilar algún tiempo entre mil incertidumbres, será tal vez nuestra suerte, mudar de tiranos, sin destruir la tiranía.”
Si bien cada ciudad de nuestro país tiene su calle, plaza o escuela con el nombre de Mariano Moreno, lo mejor que le puede pasar a la política argentina no es recordarlo en placas o afiches o actos oficiales, sino poner en práctica su visceral lucha por la democracia, ese es el mejor tributo.
Por Ricardo Romero
Politólogo. Asociación Civil Mariano Moreno.
Nota tomada de aquí
A 200 años de la muerte ocurrida en forma confusa en altamar del conductor del proceso revolucionario de 1810 en Buenos Aires, los actuales objetivos de integración impulsados por varios gobiernos del continente retoman aquellas viejas banderas levantadas por Miranda, Bolívar, San Martín, Artigas, Sucre y Moreno, entre otros.
Además de despachar fuerzas militares hacia el Alto Perú y Paraguay, el Secretario de la Primera Junta concibió un plan revolucionario de insurrección continental. En la “Introducción” a dicho Plan de Operaciones – el documento más importante, sin dudas, del período–, se ponía en claro cuáles eran los objetivos: Expresar las ideas que “han de servir para regir en parte el móvil de las operaciones que han de poner a cubierto el sistema continental de nuestra gloriosa insurrección”. O sea que para Mariano Moreno la revolución que había nacido en Buenos Aires el 25 de mayo de 1810, no era un proceso rioplatense sino que, desde el vamos, la concebía como parte de la revolución continental. (...) La concepción revolucionaria de Moreno y sus seguidores resultaba peligrosa para los criollos conservadores, por lo que la contrarrevolución no tardó en germinar en la capital del ex virreinato: “Un distinguido comandante de milicias, entrado en años –nos cuenta José Ingenieros– y un fracasado aspirante a obispo, símbolos del viejo régimen en que se habían formado, deshacían, por una intriga y un motín, la obra revolucionaria pensada por jóvenes enciclopedistas de carrera universitaria que se llamaron Moreno, Castelli, Paso, Belgrano… Los dos primeros no estaban ya en la Junta; a Belgrano se le quitó el mando militar; Rodríguez Peña, Larrea, Azcuénaga y Vieytes, destituidos; French y Berutti, expatriados por los facciosos, lo mismo que Donado, Posadas y otros.”
El mejor homenaje a Mariano Moreno en el bicentenario de su trágica muerte, y a todos los revolucionarios de la guerra de la independencia que pertenecieron al “partido americano”, como definía su pertenencia San Martín, es este andar por el camino de la integración de los pueblos y gobiernos de Nuestra América, hoy una gran realidad en marcha.
Por Horacio A. López
Historiador. Subdirector del C. C. de la Cooperación Floreal Gorini.
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