12 de julio de 2012

Mitos Argentinos. Hoy: "El Periodismo Independiente" o la "Libertad de Prensa Amenazada".


Más allá de la diferencia entre "libertad de prensa" y "libertad de expresión", recordemos primero lo que decía Arturo Jauretche sobre aquel viejo mito padre (o madre que lo parió):

“No existe la libertad de prensa, tan sólo es una máscara de la libertad de empresa (…) Mientras los totalitarios reprimen toda manifestación de la conciencia popular, los cabecillas de la plutocracia impiden, por el manejo organizado de los medios de formación de las ideas, que los pueblos tengan conciencia de sus propios problemas y los resuelven en función de sus propios intereses (…) Porque estos periódicos tan celosos de la censura oficial se autocensuran cuando se trata del avisador; el columnista no debe chocar con la administración. Las doctrinas, los hechos, los hombres, se discriminan en función del aviso; así hay tabúes tácitos y se sabe qué no se debe mencionar, qué camino no hay que aconsejar, qué cosas son inconvenientes.”


Hoy en día algunos medios "independientes" no sólo respetan a rajatabla los intereses de sus avisadores sino que son ellos mismos grupos económicos, y son sus propios intereses económicos en diversos rubros los que dictan la línea editorial de sus periodistas.

Antes de seguir, veamos el mapa mundial del respeto de la libertad de prensa confeccionado por la prestigiosa ONG Reporteros Sin Froneras, donde nuestro país está catalogado entre los que más la respetan, como una manera de contextualizar correctamente el análisis que vamos a hacer.




Ahora sí, abordemos en profundidad este nuevo mito argentino, el del "periodismo independiente", descendiente directo de aquella "libertad de prensa", apelando a investigadores en el tema y a la palabra de los embajadores de los EE.UU. en Argentina revelada en los cables WikiLeaks.
Como afirma Martín Becerra, investigador del CONICET sobre el sistema de medios en Argentina, “las elites de la región, que son muy agresivas con todos los gobiernos que presentan posibilidades de cambios”, lo que lo queda reflejado en la animadversión que demuestran los medios hegemónicos de esta zona del mundo llamada Latinoamérica. Pero esto no es reconocido así por vastas mayorías de esos pueblos, sino que sólo es evidente cuando ocurre un enfrentamiento abierto por el poder entre un gobierno y esos mismos medios, los que generalmente representan o a su vez son miembros de los poderes establecidos: por ejemplo la lucha por la Ley de Medios Audiovisuales en Argentina desde 2009. Pero aún hoy esa verdad no ha calado muy profundo en el “sentido común” autóctono, sino que sólo lo ha hecho en las personas más politizadas o mejor informadas (en ese tema) y aún perdura la creencia de que la prensa es el "cuarto poder" que debe controlar o equilibrar a los demás poderes, principalmente mediar entre el poder siempre "omnímodo" del gobierno y un pueblo "indefenso" o "impotente". Pero, como este humilde servidor público se dedica a dudar de esas "verdades reveladas", se dispone aquí a analizar si esa verdad consolidada es tal. Empecemos por revisar cuál ha sido la relación de esos medios hegemónicos y los gobiernos en nuestro país. Empecemos por la palabra de una periodista que se especializó en investigar este tema, para pasar después a revisar qué dicen los cables de la embajada norteamericana en Argentina, revelados por WikiLeaks, al respecto.
Pasemos entonces a ver qué dice sobre el tema Graciela Mochkofsky (Periodista, codirectora del sitio El Puercoespin, y cuyo último libro es Pecado original. Clarín, los Kirchner y la lucha por el poder, Planeta, Buenos Aires, 2011) :

"Clarín funciona como grupo de presión."
“Precisamente, su libro reconstruye la relación de Clarín con todos los gobiernos, desde el último golpe hasta la actualidad. "Con la dictadura, el gran beneficio para Clarín fue conseguir Papel Prensa que inaugura 1978. Era un viejo proyecto de Noble y del desarrollismo".
“Una anécdota ilustra la simbiosis entre los militares y los medios: "La dictadura creó en el Ministerio del Interior una oficina de censura donde los diarios debían enviar sus páginas antes del cierre, tenían que ser aprobadas y recién ahí volvían y podían ser publicadas. Esa oficina cerró a los dos días porque la autocensura era tan eficaz (de los diarios que no cerraron, por cierto) que no hacía falta que el gobierno censurara", dijo la autora.
“Clarín - está demostrado con hechos, claramente en el libro- funciona como un grupo de presión que utiliza los medios para hacer esa presión y que en muchos casos, sobre todo en información política y lo que tiene que ver con el gobierno, esas coberturas están ligadas a lo que ocurre tras bambalinas que son conversaciones entre los ejecutivos del Grupo y los gobiernos”, definió la periodista.

Nota completa



Los vínculos entre Clarín y el poder político.
Desde sus inicios, pero sobre todo desde la creación de Papel Prensa, Clarín fue ganando peso económico e influencia política a través de relaciones de presión con los diferentes gobiernos. Hoy, en pleno debate por la intervención de Cablevisión y la ley que regula la producción de papel de diario, esa forma de construir poder está en crisis. (…)
Éste es un modelo repetido en diversos países a lo largo de la historia de los medios de comunicación en manos privadas; basta pensar en el ejemplo contemporáneo del imperio Murdoch en Gran Bretaña. Consiste en quebrar clandestinamente las reglas no escritas del juego, según las cuales los medios obtienen y transmiten información con sus mejores esfuerzos y de forma honesta (es decir, no sometida a influencias interesadas), y establecer en su lugar negociaciones tras bambalinas con los poderes económicos, sociales o políticos –en la Argentina, típicamente, el gobierno de turno, pero no en forma exclusiva–, en las que el medio ofrece cierto control sobre la información que brinda a su audiencia a cambio de beneficios económicos o estratégicos. Es un modelo que se retroalimenta: cuanto más crece el medio en términos económicos y estratégicos gracias a estas ventajas obtenidas por la puerta trasera, mayores son su peso y su capacidad de poner condiciones a los demás actores relevantes, sean los específicos de la industria (avisadores, distribuidores, fuentes de información, incluso competidores) o, cada vez más, aquellos que pueden concederle esas ventajas (otra vez, típicamente, el gobierno). (…)
La desmesura de este propósito –que a quienes conducen Clarín les parece natural: Héctor Magnetto ha dicho en privado, con fastidio y sensación de incomprensión, que por lo mismo que en otros países se aplaude como habilidad empresarial “aquí te critican porque te querés quedar con todo”– tiene un comienzo, un desarrollo y, ahora, posiblemente un final.


Comienzo.
Con Raúl Alfonsín, el primer presidente constitucional tras medio siglo de golpes militares y proscripciones, la relación fue más tensa. Clarín quería de él tres cosas: la derogación del inciso “e” del artículo 45 de la Ley de Radiodifusión aprobada por la dictadura, que impedía a una empresa dueña de un diario poseer a la vez una licencia de radio o de televisión; allanado este obstáculo, quería las licencias, respectivamente, de una estación de radio y de un canal de televisión.
Clarín pidió esto a Alfonsín una y otra vez, y, al no obtenerlo, lo presionó de todos los modos que pudo: públicamente, desde el diario y desde asociaciones empresarias que controlaba; en privado, en reuniones con miembros del gobierno, incluso en los desayunos y comidas anuales con el Presidente. Y, por supuesto, con el sesgo de la información que publicaba. (…)
Alfonsín condenó a Clarín públicamente por jugar un rol de “opositor” a su gobierno; amenazó con impulsar en el Congreso un proyecto de ley de medios (de hecho, presentó un proyecto que creaba un Consejo Nacional de Radiodifusión, según el cual los dueños de medios gráficos podrían acceder a licencias de radio y televisión “si se resguarda la libertad de expresión o el pluralismo infomativo en la zona de cobertura”, al que Clarín se opuso y que no fue aprobado); envió a un grupo de inspectores de la Dirección General Impositiva, predecesora de la actual AFIP, a instalarse en Clarín y revisar cada transacción y documento –el grupo permaneció en el periódico… durante tres años–. Magnetto llegó a denunciar que agentes de la SIDE seguían sus movimientos (era cierto). En respuesta, el diario hizo coberturas ferozmente opositoras (no sólo críticas), en especial a partir de 1987. Alfonsín interpretó la cobertura de la crisis económica y social que estalló en 1987 como parte de una maniobra destituyente.


Pero esta disputa es conocida desde hace décadas en los círculos políticos (tanto a nivel dirigencial como de las militancias), en los ambientes periodísticos y académicos, e incluso hay varios libros escritos al respecto. Sobre este mismo tema recordemos la denuncia de José Pirillo, ex dueño del diario La Razón y socio del Grupo Clarín y La Nación en Papel Prensa, que revela la metodología de esos diarios para presionar a los gobiernos o directamente desestabilizarlos si no aceptan sus exigencias.

Entrevista a José Pirillo sobre las presiones durante el gobierno de Alfonsín.




Ahora repasemos la disputa entre el Grupo Clarín con distintos gobiernos. Dice Gabriela Mochkofsky:

"En 1988, Magnetto habló con el precandidato peronista Antonio Cafiero, quien accedió a que, si ganaba la presidencia, Clarín tendría un canal. Clarín, como contrapartida, lo apoyó decididamente en las elecciones internas de su partido. Para sorpresa de muchos, Cafiero perdió ante Carlos Menem, el pintoresco gobernador de La Rioja al que muy pocos –y Magnetto no estaba entre ellos– se habían tomado en serio hasta ese momento.
En este punto, Magnetto decidió asegurarse y se dirigió a todos los candidatos que competirían en las presidenciales del 89 para comunicarles los deseos de Clarín. Menem, persuadido por dos de sus principales asesores, su hermano Eduardo y el mendocino Eduardo Bauzá, de que le convenía tener a la prensa de su lado, envió a Clarín la promesa de que, si ganaba las presidenciales, derogaría el artículo 45 y privatizaría los canales y radios estatales. (…)
El 12 de junio, invitó a Magnetto a su residencia de gobernador en La Rioja. Sin rodeos, le confirmó que privatizaría los canales; le interesaba que Clarín participara.
(…)
En 1992, cuando le preguntaron si se arrepentía de algo, a Menem sólo le vino a la mente haber permitido, con la derogación del artículo 45, que Clarín se convirtiera en multimedios. Para entonces, Menem veía a Clarín no sólo como un adversario político, sino como un grupo de desagradecidos; había confiado en que, a cambio de aquella medida, el diario se mantuviera como su aliado. Pero Clarín –que había adquirido una nueva fuerza, que le permitía sentarse a la mesa de negociaciones con otro peso– pasó de un tibio apoyo a una cobertura crecientemente crítica, en especial de la política económica y de la corrupción, (…).
Cuando advirtió el cambio, Menem decidió combatir a Clarín con la implacable lógica del mercado, que era la marca de su gobierno: alentó la competencia. Impulsó el crecimiento del CEI, improvisado grupo económico que se lanzó a comprar canales de TV y radios nacionales y del interior. Por un momento –aterrador para la cúpula de Clarín–, llegó a ser el más grande del país. Pero su avance se detuvo tan súbitamente como había arrancado, al deshacerse la ilusión de un tercer gobierno consecutivo de Menem, proyecto al que estaba inextricablemente ligado.


LOS ORIGENES DEL MONOPOLIO
Veamos ahora detalles de la relación del presidente Alfonsín con Clarín, cuando era sólo un diario, seguidos de las interesantes palabras de Héctor Magnetto, hablando en TV con Bernardo Neustadt; además de una revelación de Chiche Gelblung sobre una discución entre el presidente Menem y Magnetto, el mismo "capo" del Grupo Clarín sobre el poder.






Vayamos ahora a lo que cuenta Mochkofsky en su libro sobre la relación entre el gobierno de la Alianza y el Grupo Clarín:


Durante el medio mandato de Fernando de la Rúa, no hubo tiempo para mucho. Clarín obtuvo algunos beneficios por los que presionó –ventajas impositivas, la desregulación de la venta de diarios y revistas, entre otros—, pero no llegó a conseguir lo que más le importaba: nuevas repetidoras para multiplicar el alcance de Canal 13. Como al resto de los dirigentes políticos, a los delarruistas les molestaba la prepotencia de los ejecutivos y lobistas de Clarín, que llegaron a enviarles con un motociclista, un viernes por la tarde, el texto del decreto que querían que el Presidente firmara.
La crisis de diciembre de 2001 amenazó con devorar a Clarín. Para sobrevivir mientras renegociaba su deuda en dólares con acreedores externos, logró –con un lobby “intenso”, según admitió uno de los negociadores del grupo– que el presidente interino Eduardo Duhalde y legisladores del oficialismo y la oposición en el Congreso sancionaran una ley de cram down, que impedía que acreedores externos se quedaran con empresas argentinas declaradas en quiebra. La ley fue derogada por presión del FMI, pero Clarín logró que se sancionara otra con el mismo objetivo –llamada “de bienes culturales”–, aun más a su medida que la anterior".



Veamos ahora lo que sucedió cuando llegó el turno del debilitado nacimiento del gobierno de Néstor Kirchner (con tan sólo el 22% de los votos) tras la renuncia de Carlos Menem:

"Con la excepción de esta presidencia de transición, la lucha de poder entre Clarín y los gobiernos democráticos había transitado un crescendo. Con Néstor Kirchner, alcanzó su apoteosis.
Pero no de inmediato. Kirchner llegó al gobierno con un apoyo social minúsculo. Enseguida trazó una línea entre aliados y enemigos en la prensa: concedió a unos el acceso a la información y primicias, y retribuyó a los otros con silencio informativo y una confrontación pública en la que los señaló como opositores políticos. Desde el momento inaugural de su mandato, el adversario fue La Nación, que quedó excluido del plan informativo del gobierno –de por sí, tremendamente restrictivo–. Al mismo tiempo, Kirchner eligió a Clarín como aliado. Como sus predecesores, Kirchner creía que el “buen trato” a Clarín le garantizaría su apoyo. (…)
Durante cuatro años se reunieron –almuerzos en Olivos, cafés en Casa de Gobierno–, compartieron ideas sobre el país y hablaron de negocios. Clarín apoyó las principales medidas del Gobierno y –casi hasta el final del período– se abstuvo de criticarlo en todo lo significativo. Magnetto obtuvo de Kirchner, entre otras cosas, la aprobación para la fusión de Multicanal y Cablevisión (…)

Telecom.
Cristina Kirchner no llevaba cien días en el gobierno cuando se produjo la ruptura, por razones que detallo en Pecado Original. Clarín se alineó con la llamada protesta “del campo”; (…)
Ésta era la situación cuando Kirchner murió súbitamente. Parecía que Clarín había ganado: el día de luto nacional la Bolsa premió al Grupo con una suba espectacular del 49% en sus acciones. En el año subsiguiente, la mayoría de las demandas contra Clarín fueron demoradas en los tribunales y la Presidenta bajó el tono del enfrentamiento público. (…)
Poco después del triunfo de Cristina en las primarias de agosto, que prenunció su cómoda reelección de octubre, un ejecutivo de Clarín me confió, con profundas ojeras, que esperaban lo peor: la enemistad de la Presidenta sólo había crecido y nadie veía una salida negociada. La pelea por la supervivencia sería cruenta. ¿Cómo resistir cuatro años más?
La respuesta parece descansar más en las decisiones que tomen los accionistas de Clarín que en un improbable cambio de posición del Gobierno, que parece haber aprendido, al cabo de la experiencia de treinta años de democracia y de sus propias peripecias, que el juego de la concesión y el chantaje sólo beneficia al Grupo. Clarín ha visto disminuir su prestigio, su dinero y su influencia. ¿Cambiará para sobrevivir? ¿Aceptará lo que parece el resultado claro del enfrentamiento: que el modelo en que basó durante décadas su relación con el poder político ha terminado?
Tal vez los actuales dueños –Ernestina Herrera de Noble, Héctor Magnetto y, en porcentajes más pequeños, José Aranda y Lucio Pagliaro– ya no puedan o no quieran retroceder. Entonces, será tarea de la siguiente generación –sobre todo de Marcela y Felipe Noble, (…) (se trata de) descubrir un nuevo modelo de crecimiento, o supervivencia, para Clarín.

Nota completa


Aquí la misma periodista nos cuenta en persona cómo fueron los vínculos de Clarín con el poder, desde la dictadura hasta el gobierno de los Kirchner:




El conflicto entre el Grupo Clarín y los gobiernos de los Kirchner fue confirmado por el mismo expresidente Néstor Kirchner en enero de 2010 en dos reportajes. Primero leamos el de Horacio Verbitsky en Página/12:


Le pregunté por dos medidas de su gobierno que favorecieron al grupo económico Clarín. La primera fue la prórroga por diez años de todas sus licencias de radio y televisión. Dice que de otro modo se fundían los canales 2 y 9. José Luis Manzano, Francisco De Narváez y Daniel Hadad, le digo. Toma la mención al vuelo y dice que eso prueba que no fue una decisión personalizada. En forma indirecta, también se vio favorecido Clarín, dice. La segunda medida fue la administración conjunta de Cablevisión y Multicanal. Kirchner niega haberla autorizado y remite a un dictamen del Tribunal de Defensa de la Competencia “que dijo que se estudie” y dejó en manos del Comfer si era posible llevar adelante la fusión”.

–La secretaría de Comercio Interior la aprobó.

–Sí, pero con condiciones que ellos no cumplieron. En el dictamen del Tribunal de la Competencia, José Sbatella hizo observaciones precisas y claras sobre aspectos monopólicos.

–Pero Comercio no las tomó en cuenta y le pidieron la renuncia.

–Nunca esquivo la responsabilidad. Con los datos que tenía en la mano en aquel momento, el tema era discutible. Y lo concedimos a pesar de los ataques que ya recibíamos de Clarín. Luego quedó comprobado sin lugar a dudas que se formaba un monopolio sin control.

Le pregunto si algún hecho específico marcó el punto de no retorno en la relación. Dice que el problema principal es que “ellos quieren que los argentinos elijan pero ellos gobiernen” y por eso “viven presionando”. Agrega que “pidieron apoyo para un negocio en el que estaban interesados” y se lo negaron.

–¿Qué negocio era?

–Telecom. Querían que nosotros hiciéramos lobby para que ellos la compraran. La presidenta les dijo que su tarea no es hacer lobby por nadie sino cuidar los intereses de los argentinos. Telecom está en una situación monopólica y tiene que vender. Que le venda a quien le convenga. Pero el gobierno no es empleado de ningún grupo.

–¿Qué respondieron ellos?

–Lo que está a la vista en estos días, esa desinformación permanente, por decirlo con delicadeza.

Nota completa



Veamos ahora qué dijo al respecto el mismo Néstor Kirchner en TV:




Veamos ahora una comprobación empírica de lo revelado por José Pirillo:




Pero no sólo el Grupo Clarín suele presionar a los gobiernos, sino que también su socio en Papel Prensa, el diario La Nación dejó sus huellas digitales en la escena del crimen... Veamos qué dice Graciela Mochkofsky en su libro “Pecado Original, Clarín, los Kirchner y la lucha por el poder”


"El desayuno (del Presidente Kirchner) con (Claudio) Escribano tenía como objetivo tantear un acercamiento con el diario que Kirchner identificaba como el más crítico, actitud que adjudicaba a diferencias ideológicas. Escribano era el hombre fuerte en la redacción y quien decidía sobre la línea editorial. Representaba la tradición más antigua de un diario más que centenario: antiperonista, simpatizante de las dictaduras militantes del siglo XX - especialmente de la última -, favorable a las políticas neoliberales de la década menemista y, en general, amigo de los poderes permanentes del país.

Si a las 9 de la mañana, cuando empezó el desayuno, Kirchner creía posible un acercamiento, para las 11.30, cuando terminó abruptamente, había identificado a su principal enemigo en los medios. Su interpretación de lo que había escuchado decir a Escribano era que éste había venido a ponerle condiciones, en un tono condescendiente que no esperaba. Así se lo contó un par de semanas más tarde al periodista Horacio Verbitsky: Escribano le había presentado un programa, o un pliego de condiciones, que debía cumplir si llegaba a ser presidente. Esas condiciones eran: el alineamiento con los Estados Unidos - "No puede ser que aún no haya visitado al embajador de los Estados Unidos", dijo Kirchner que lo había reprendido Escribano -; un punto final a la revisión de lo actuado por las Fuerzas Armadas durante la "lucha contra la subversión" (la Corte estudiaba en esos días si confirmaba o no la anulación de las leyes de amnistía); una condena al régimen cubano por sus "violaciones a los derechos humanos"; una buena relación con los empresarios - "No puede ser que no haya recibido a los empresarios; están muy preocupados porque no han podido entrevistarse con usted" - y una lucha decidida contra la inseguridad "con medidas excepcionales" de orden.

Nota completa


Más detalles de este entrevero entre el presidente electo Néstor Kirchner y el diario La Nación en Escribano, el visionario de Basurero Nacional.


No obstante lo señalado hasta aquí, esta capacidad de los medios hegemónicos (principalmente el Grupo Clarín) de presionar a los sucesivos gobiernos, no sólo es señalado por ensayistas, historiadores y expertos en medios de difusión, sino por la misma embajada de los EE.UU. en Argentina. Eso fue revelado a través de las filtraciones de los WikiLeaks. Veamos sólo un par de tramos de esos cables traducidos por Basurero Nacional en sus WikiPis:

"Clarín tiene el poder de marcar la agenda política y a menudo se lo define como un grupo con la capacidad de derrocar gobiernos. Esto es cierto al grado que Clarín sigue de cerca el curso de la opinión pública, la que mide de forma continua a través de empresas encuestadoras. Se dice que lo que más teme Kirchner, y que es lo primero que examina cada mañana, es la tapa de Clarín.
Igual que el Presidente Kirchner, lo primero que hace todas las mañanas la Embajada de Estados Unidos es leer la primera plana de Clarín. Dependiendo de cómo se presente cada tema, un titular de Clarín puede desencadenar reacciones negativas.
Aunque la Embajada y Clarín pueden tener una relación espinosa porque el diario no siempre se maneja de la manera responsable que nos gustaría, sí tenemos una sólida relación de trabajo. Nos comunicamos con todos los niveles de la administración, con la participación diaria con los editores de Clarín y los periodistas en relación con las relaciones bilaterales, y los incluimos rutinariamente en los programas de capacitación en los EE.UU. Además de colocar nuestros artículos de opinión, Clarín reconoce que nosotros apoyamos activamente a sus periodistas en su desarrollo profesional.

Leer el cable completo en nuestro WikiPis Para EE.UU. Clarín miente, voltea gobiernos o les marca agenda y hace negocios.


"José Aranda, vicepresidente del conglomerado de medios Grupo Clarín (...) Citó el "sólido" éxito de Clarín en los negocios en las muchas áreas en las que opera - periódicos, TV, cable, internet y radio - y cómo se ha posicionado fuertemente en la era de Internet. Aranda recordó cómo los sucesivos gobiernos han intentado, sin éxito, limitar el poder del grupo de medios de comunicación en los últimos años.
El Grupo Clarín es el más grande y prominente conglomerado de medios de la Argentina y el líder del mercado en la mayoría de los segmentos de medios en los que opera. A través de las compañías que controla, el grupo Clarín es el dueño del diario de mayor circulación en idioma español en el mundo, las cadenas de televisión de aire y cable de mayor rating en la Argentina, distribuidoras de televisión por cable, la segunda estación de radio en términos de audiencia en sus programas de la mañana, Internet, impresión, publicación, producción televisiva y programación.
Aranda mencionó intentos de gobiernos argentinos (pasados y presente) de frenar, controlar o debilitar de cualquier manera a Clarín. Un ejemplo ilustrativo fue el intento del ex presidente Menem de aunar otras entidades de medios en un grupo pro gobierno (Grupo CEI, Telefé, Moneta, etc.) “en una violación total de la ley” para “matarnos”. Ese y todos los demás esfuerzos fracasaron.

Leer el cable completo en nuestro WikiPis Para EE.UU. Clarín es un medio abarca-todo.


Como vimos, el mito argentino del "periodismo independiente" o la "libertad de prensa amenazada" se trata de sólo eso: un mito, y es el deber de este humilde servidor público deschavarlo como tal. Pero por si a alguien le quedan dudas sobre la vigencia de la libertad de prensa en Argentina, este Basurero recomienda la lectura de su En este país no se respeta la libertad de prensa para despejarlas definitivamente y quedarse tranquilo al respecto.


Dejamos para una próxima entrada más revelaciones de los cables filtrados por WikiLeaks sobre las presiones de la prensa hegemónica tanto en Argentina como en toda la región, lo que demuestra que no se trata de un fenómeno circunscripto a estas tierras.
Continuará…


Más mitos en el compendio de Mitos Argentinos.

Otras basuras en oferta

DELIVERY BASURERO

DELIVERY BASURERO
Si querés que te avisemos cuando publicamos una nota, pedilo a basureronacional@gmail.com