“Tiempos de rara felicidad, aquellos en los cuales se puede sentir lo que se desea y es lícito decirlo”.
Tácito.
(Texto presente en el primer número de La Gaceta de Buenos Aires de Mariano Moreno.)
Mitos Argentinos. Hoy: "El Periodismo Independiente" o la "Libertad de Prensa Amenazada".
“No existe la libertad de prensa, tan sólo es una máscara de la libertad de empresa (…) Mientras los totalitarios reprimen toda manifestación de la conciencia popular, los cabecillas de la plutocracia impiden, por el manejo organizado de los medios de formación de las ideas, que los pueblos tengan conciencia de sus propios problemas y los resuelven en función de sus propios intereses (…) Porque estos periódicos tan celosos de la censura oficial se autocensuran cuando se trata del avisador; el columnista no debe chocar con la administración. Las doctrinas, los hechos, los hombres, se discriminan en función del aviso; así hay tabúes tácitos y se sabe qué no se debe mencionar, qué camino no hay que aconsejar, qué cosas son inconvenientes.” (Arturo Jauretche)
Hoy en día algunos medios "independientes" no sólo respetan a rajatabla los intereses de sus avisadores sino que son ellos mismos grupos económicos, y son sus propios intereses económicos en diversos rubros los que dictan la línea editorial de sus periodistas.
"Clarín funciona como grupo de presión."
“Precisamente, su libro reconstruye la relación de Clarín con todos los gobiernos, desde el último golpe hasta la actualidad. "Con la dictadura, el gran beneficio para Clarín fue conseguir Papel Prensa que inaugura 1978. Era un viejo proyecto de Noble y del desarrollismo".
“Una anécdota ilustra la simbiosis entre los militares y los medios: "La dictadura creó en el Ministerio del Interior una oficina de censura donde los diarios debían enviar sus páginas antes del cierre, tenían que ser aprobadas y recién ahí volvían y podían ser publicadas. Esa oficina cerró a los dos días porque la autocensura era tan eficaz (de los diarios que no cerraron, por cierto) que no hacía falta que el gobierno censurara", dijo la autora.
“Clarín - está demostrado con hechos, claramente en el libro- funciona como un grupo de presión que utiliza los medios para hacer esa presión y que en muchos casos, sobre todo en información política y lo que tiene que ver con el gobierno, esas coberturas están ligadas a lo que ocurre tras bambalinas que son conversaciones entre los ejecutivos del Grupo y los gobiernos”, definió la periodista.
No obstante lo señalado hasta aquí, esta capacidad de los medios hegemónicos (principalmente el Grupo Clarín) de presionar a los sucesivos gobiernos, no sólo es señalado por ensayistas, historiadores y expertos en medios de difusión, sino por la misma embajada de los EE.UU. en Argentina. Eso fue revelado a través de las filtraciones de los WikiLeaks. Veamos sólo un par de tramos de esos cables traducidos por Basurero Nacional en sus WikiPis:
"Clarín tiene el poder de marcar la agenda política y a menudo se lo define como un grupo con la capacidad de derrocar gobiernos. Esto es cierto al grado que Clarín sigue de cerca el curso de la opinión pública, la que mide de forma continua a través de empresas encuestadoras. Se dice que lo que más teme Kirchner, y que es lo primero que examina cada mañana, es la tapa de Clarín.
Igual que el Presidente Kirchner, lo primero que hace todas las mañanas la Embajada de Estados Unidos es leer la primera plana de Clarín. Dependiendo de cómo se presente cada tema, un titular de Clarín puede desencadenar reacciones negativas.
Aunque la Embajada y Clarín pueden tener una relación espinosa porque el diario no siempre se maneja de la manera responsable que nos gustaría, sí tenemos una sólida relación de trabajo. Nos comunicamos con todos los niveles de la administración, con la participación diaria con los editores de Clarín y los periodistas en relación con las relaciones bilaterales, y los incluimos rutinariamente en los programas de capacitación en los EE.UU. Además de colocar nuestros artículos de opinión, Clarín reconoce que nosotros apoyamos activamente a sus periodistas en su desarrollo profesional.
Leer el cable completo en nuestro WikiPis Para EE.UU. Clarín miente, voltea gobiernos o les marca agenda y hace negocios.
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La parte del Informe Rattenbach que los medios no muestran: ¿periodismo "independiente"?
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Raúl Alfonsín quiso su Ley de Medios pero Clarín se lo impidió... Y después contribuyó a su caída.
Moreau cuenta el apriete de Magnetto a Alfonsín sobre la ley de medios.
"En el gobierno de Alfonsín sufrimos ya estas consecuencias. En aquel momento no existían grupos mediáticos de esta envergadura, pero tuvimos que librar una batalla dura. Yo era presidente de la comisión de comunicaciones y en el año 86, creo, un día recibí un llamado de Magnetto que me invitó a tomar un café. Y me planeó que había que derogar el artículo 45 de radiodifusión. Porque ellos en ese momento estaban queriendo hacerse de radio mitre, y abrir el proceso de concentración de medios, y ese artículo lo prohibía.
Yo lo hable con Alfonsín y nosotros nos mantuvimos firmes en no derogar el artículo 45.
En el año 88 (habíamos perdido la elección parlamentaria del 87) nosotros presentamos un proyecto de radiodifusión el 3 de marzo del 88, que era mucho más restrictivo que éste. Éste establece un tope de 24 licencias, el nuestro establecía un tope de 4 licencias. Y no lo pudimos sancionar porque pierde Cafiero la interna frente a Menem, y ya el Grupo tenía un compromiso de Menem (tanto es así que la primera privatización que hubo en Argentina, apenas asume Menem, no fue Gas del Estado ni Aerolíneas ni YPF; fue canal 13, que se lo dan al Grupo Clarín). ¿Qué hacen? Nos impiden sancionar la ley. Nosotros mantenemos el art. 45 hasta el día en que se va Alfonsín, y esa es una de las razones por las cuales Magnetto le dice en la cara a Alfonsín, cuando Alfonsín pide apoyo para terminar el mandato porque faltaban seis meses: "No, el obstáculo es usted", empujando esta salida.
Y apenas el menemismo se hace del gobierno, con la ley de reforma del estado deroga, en una ley ómnibus, el artículo 45 y ahí abre el camino a este fenomenal proceso de concentración que termina con doscientos y pico de licencias en mano de un grupo".
Cristina Kirchner no llevaba cien días en el gobierno cuando se produjo la ruptura, por razones que detallo en Pecado Original. Clarín se alineó con la llamada protesta “del campo”; (…)
Ésta era la situación cuando Kirchner murió súbitamente. Parecía que Clarín había ganado: el día de luto nacional la Bolsa premió al Grupo con una suba espectacular del 49% en sus acciones. En el año subsiguiente, la mayoría de las demandas contra Clarín fueron demoradas en los tribunales y la Presidenta bajó el tono del enfrentamiento público. (…)
Poco después del triunfo de Cristina en las primarias de agosto, que prenunció su cómoda reelección de octubre, un ejecutivo de Clarín me confió, con profundas ojeras, que esperaban lo peor: la enemistad de la Presidenta sólo había crecido y nadie veía una salida negociada. La pelea por la supervivencia sería cruenta. ¿Cómo resistir cuatro años más?
La respuesta parece descansar más en las decisiones que tomen los accionistas de Clarín que en un improbable cambio de posición del Gobierno, que parece haber aprendido, al cabo de la experiencia de treinta años de democracia y de sus propias peripecias, que el juego de la concesión y el chantaje sólo beneficia al Grupo. Clarín ha visto disminuir su prestigio, su dinero y su influencia. ¿Cambiará para sobrevivir? ¿Aceptará lo que parece el resultado claro del enfrentamiento: que el modelo en que basó durante décadas su relación con el poder político ha terminado?
Tal vez los actuales dueños –Ernestina Herrera de Noble, Héctor Magnetto y, en porcentajes más pequeños, José Aranda y Lucio Pagliaro– ya no puedan o no quieran retroceder. Entonces, será tarea de la siguiente generación –sobre todo de Marcela y Felipe Noble, (…) (se trata de) descubrir un nuevo modelo de crecimiento, o supervivencia, para Clarín.
Le pregunto si algún hecho específico marcó el punto de no retorno en la relación. Dice que el problema principal es que “ellos quieren que los argentinos elijan pero ellos gobiernen” y por eso “viven presionando”. Agrega que “pidieron apoyo para un negocio en el que estaban interesados” y se lo negaron.
–¿Qué negocio era?
–Telecom. Querían que nosotros hiciéramos lobby para que ellos la compraran. La presidenta les dijo que su tarea no es hacer lobby por nadie sino cuidar los intereses de los argentinos. Telecom está en una situación monopólica y tiene que vender. Que le venda a quien le convenga. Pero el gobierno no es empleado de ningún grupo.
–¿Qué respondieron ellos?
–Lo que está a la vista en estos días, esa desinformación permanente, por decirlo con delicadeza.
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Escribano, el visionario.
Han sido treinta y seis horas de un carnaval decadente, que entristeció, y hasta enfureció, a muchos argentinos, tal vez porque creyeron que el haberlos privado del ballottage comprometía la gobernabilidad. Grave error: la gobernabilidad está comprometida desde antes de ahora, como se verá más adelante. (...)
"Perdió el presidente electo una oportunidad de excelencia para ponerse por encima de las rencillas asombrosas del Partido Justicialista, tanto que terminaron por involucrar al país todo. Gracias doctor Menem, al fin y al cabo, por haber liberado a quienes jamás han votado por candidatos del PJ, pero tampoco lo han hecho nunca con el signo negativo del voto en blanco o anulado, de la encrucijada morbosa que acechaba en el cuarto oscuro del domingo próximo. (...)
"Ante una sociedad ansiosa por su destino, Kirchner cayó en la trampa tendida por el rival: ahondó los odios y las diferencias con Menem y hasta se permitió la temeridad de sembrar dudas sobre cuál será el tono de su relación con el empresariado y con las Fuerzas Armadas. (...)
"Fueron cuatro palabras herméticas, pero acaso las más insinuantes y reveladoras de una campaña que movilizó de manera modesta a la opinión ciudadana. Cuando un candidato dice que goza de buena salud lo natural es que impulse un interrogante general sobre cómo andan los restantes competidores. (...)
"El Consejo para las Américas estaba reunido en Washington cuando el lunes 28 se hacían los últimos cómputos provisionales de las elecciones. Es un cuerpo que congrega a cuantos tienen en los Estados Unidos una opinión de peso que elaborar, tanto en el campo político como empresarial, sobre los temas continentales. Desde Colin Powell a David Rockefeller.
(...) "¿Qué pudieron esos hombres haberse dicho sobre la Argentina, después de conocer los resultados del escrutinio y, sobre todo, los ecos de la infortunada noche de Menem en el hotel Presidente?
Primero, se dijeron que Kirchner sería el próximo presidente. Segundo, que los argentinos habían resuelto darse un gobierno débil.
Podríamos pasar por alto una tercera conclusión, porque las fuentes consultadas en los Estados Unidos por quien esto escribe difieren de si se trata de la opinión personal de uno de los asistentes o de un juicio suficientemente compartido por el resto. Sin embargo, la situación es tal que vale la pena registrarla: la Argentina ha resuelto darse gobierno por un año. (...)
"Ha caído, al fin, el telón sobre una decepcionante obra de treinta y seis horas. No demos por el pito más de lo que el pito vale, como decían nuestros padres. Dejemos atrás este nuevo papelón de la política argentina."
José Claudio Escribano en La Nación del Jueves 15 de mayo de 2003
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¿1933 ó 1976?
Cuando el genocidio se abatió sobre nuestro país, fue Nueva Presencia (un diario judío) el que se animó a establecer paralelismos con el nazismo (pese a las críticas de numerosas instituciones judías) buscando iluminar la gravedad del aniquilamiento.
La prensa argentina (y muy en especial La Nación) no sólo calló sino que publicó infinidad de editoriales elogiosos de la dictadura que secuestró, torturó y asesinó a decenas de miles de personas, emulando muchas de las técnicas nazis.
Eso otorga una gravedad inédita al editorial de La Nación del 27 de mayo, en el que se pretende homologar al actual gobierno (sean cuales fueren las críticas que se tenga hacia él) con el nazismo. No hay un solo dato empírico que amerite la comparación.
Por el contrario, la nota culmina con la preocupación por la “distorsión de los valores esenciales de la República”. Y cabe preguntarse si dichos “valores” no son precisamente los que buscó imponer el genocidio argentino (¿la occidentalidad cristiana?), algunos de cuyos autores están siendo sometidos a la Justicia (proceso que La Nación, lejos de avalar, ha criticado profusamente en sus páginas).
El problema principal del editorial de La Nación, a mi juicio, no es que compare al nazismo con otra experiencia histórica. La historia nunca es sagrada. El problema es el cinismo de que los cómplices de los genocidas pretendan apropiarse del vocabulario que los condena para generar admoniciones y justificar nuevamente el ejercicio del terror.
Mi confianza radica en la madurez del pueblo argentino para desenmascarar el cinismo de aquellos que callando y avalando a los verdaderos genocidas, quieren hacernos creer que el peligro radica allí donde sólo hay una disputa política democrática.
Los fantasmas siguen vivos, pero en el posible ejercicio de la violencia estatal. Esa violencia que La Nación nunca ha dejado de avalar.
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Videla demolió el muro de imposturas de los defensores de la dictadura y le da la razón a Rodolfo Walsh.
Y, como extraña paradoja histórica, el dictador Videla con sus declaraciones de estos últimos años corrobora, le da la razón -35 años después- a una de las víctimas más célebres de la masacre que se llevó a cabo bajo su gobierno: Rodolfo Walsh. Así es, porque eso es lo que se verifica si se compara lo que acabamos de citar y las siguientes palabras de Walsh en su póstuma carta a la junta militar fechada un día antes de que desaparezca.
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Para finalizar realizamos un sentido homenaje a dos de los mejores periodistas argentinos, unidos además por un destino trágico:
Mariano Moreno Rodolfo Walsh