Según La Nación, el socialismo es el camino para que un país pobre se convierta en uno desarrollado e igualitario. Claro, siempre y cuando pertenezca a la "civilización" y no a la "barbarie", como Argentina, y siga, por lo tanto, el modelo socialista noruego del siglo XXI y no el vetusto estatismo (intervencionista y agobiante) autóctono...
Si el atento lector no lo cree, este humilde Basurero reproduce aquí partes de un artículo de La Nación, "una tribuna de doctrina" (según decía su fundador, Bartolomé Mitre) que nos lo explica claramente. Veamos:
Noruega, el único socialismo del siglo XXI.
Hace 50 años era una de las economías más pobres de Europa y pasó a ser la más desarrollada e igualitaria del mundo; el rol del petróleo y el ahorro para el futuro.
Por Juan Pablo De Santis
OSLO (Enviado especial).
Slyngstad es el jefe del Banco Noruego de Manejo de Inversiones (NBIM, por su sigla en inglés) y gestiona el mayor fondo del mundo, donde Noruega inyecta casi toda la renta petrolera que recibe del Estado. Con el horizonte puesto en el largo plazo, es la mayor reserva del mundo destinada a pensiones (161.000 dólares por habitante).
Noruega logró los niveles más altos del mundo en calidad de vida e igualdad de oportunidades para su población. La educación es pública, gratuita y bilingüe. Es difícil encontrar a personas de menos de 50 años que no hablen inglés fluidamente. Todos poseen cobertura de salud; la esperanza de vida al nacer es de 81 años; la brecha salarial entre varones y mujeres es casi inexistente; no hay pobreza ni desocupación y la renta por habitante -57.300 dólares- es la cuarta más elevada del planeta.
El Fondo Global de Pensiones el Gobierno (FBPG) -su nombre actual- fue creado en 1990 por el parlamento para contrarrestar la merma futura de ingresos, aislar la volatilidad del precio del barril de crudo y, por supuesto, pagar jubilaciones futuras [no actuales].
Al Fondo van a parar los miles de millones de dólares que recauda el Estado a través de: impuestos al sector petrolero, regalías por yacimientos y dividendos por su participación mayoritaria en Statoil, la petrolera noruega que a su vez es la mayor operadora de offshore en el mundo.
Esta especie de ANSES noruega es un ejemplo para La Nación, sin embargo la versión criolla es "un pozo sin fondo"...
Sigamos leyendo el artículo:
Noruega, sin embargo, está en la lista de los países con costo de vida más alto del mundo. El día a día es caro, aunque salir a comer afuera mucho más. Una taza de café o una lata de Coca Cola cuesta 25 coronas (31 pesos para un argentino que paga con tarjeta de crédito) o un menú Big Mac de Mc Donald's, 89,5 coronas ($108).
Medio siglo atrás Noruega no sabía que su mar alberga una de las diez reservas de petróleo más grandes del planeta. Por entonces, antes de que se convirtiera en una nación petrolera, era una de las economías pobres de Europa, cuando la dieta más común en el interior del país era a base de zanahoria, papa y pescado.
El costo de vida en Noruega es altísimo, y eso es bueno. Si pasara en Argentina sería una tragedia típica de un país subdesarrollado...
Sigamos revisando la nota:
EL ORGULLO DE COBRAR IMPUESTOS ALTOS
Los impuestos son la principal fuente de contribución para el Fondo. La cuestión es muy sencilla: en la estructura impositiva deben pagar proporcionalmente más impuestos los que más ganan, esta es la base del progresismo del sistema. El Estado grava la producción petrolera con una alícuota del 78% sobre sus ganancias netas.
El crudo fluye con tanta fuerza desde el subsuelo marino que los altos impuestos no conspiran contra la rentabilidad. Sin necesidad de leyes de expropiación, a través de sus tributos Noruega se asegura que gran parte de la producción de los privados vaya hacia el fisco.
En perspectiva, el petróleo es el gran motor de la economía de este país nórdico. El sector presenta al 26% de su PBI, el 51% de sus exportaciones, el 24% de la inversión y 36% de los ingresos que administra el Gobierno.
En este último grupo de ingresos pesa el 67% de la propiedad de Statoil. Opera en 36 países (Brasil es el único de Sudamérica) y tiene una valuación de mercado de 80.000 millones de dólares.
Sin impuestos no existe el Estado: en Noruega son altos y, en consecuencia, el Estado está muy presente en todos los aspectos de la vida pública. Un noruego promedio entrega al Estado en torno al 60% de sus ganancias para que este lo reinvierta en mejorar las condiciones de vida de la población.
El elogiable estado socialdemócrata noruego posee el 67% de la empresa petrolera, el repudiable estado estatista e intervencionista argentino posee el 51% de YPF. Las constantes críticas de La Nación a esto último no se repite al caso noruego... ¿Raro, no?
Los ciudadanos noruegos pagan impuestos inimaginables en Argentina, lo que para La Nación es destacable, en cambio aquí los moderados impuestos "agobian" a la población, según comenta cotidianamente La Nación. Sigamos:
La educación es pública y gratuita desde el preescolar hasta la universidad, sin discriminar nativos de inmigrantes, y, al mismo tiempo, se encuentra en el club de los países con los más altos niveles de excelencia educativa del mundo.
La cobertura de salud es óptima para todos los habitantes del territorio y no es necesario pagar ningún tipo de seguro ni obra social adicional. Nada tiene que envidiarle un hospital público a las mejores clínicas privadas de Estados Unidos y Europa.
El punto central son los altos niveles de igualdad en la distribución de la renta. El coeficiente de Gini (en el cual 0 es la igualdad perfecta y 1 la desigualdad absoluta) es de 0,225, el mejor del mundo, mientras que el promedio de países de la Unión Europea es 0,307; y Argentina, 0,411. Por ejemplo, un médico cirujano podría ganar tres o cuatro veces más que un mozo; mientras que en Argentina esta misma relación sería de unas 10 veces.
Todos estos logros sociales del Estado socialdemócrata noruego ¿no tendrán nada que ver con los altos impuestos que cobra? ¿Qué pasaría si el Estado argentino cobrara tasas similares de impuestos con el propósito de igualar los logros noruegos? ¿Sería una confiscación, se coartaría la libre empresa? Veamos qué sigue diciendo La Nación:
NADIE LO HACE MEJOR QUE EL ESTADO.
Otro gran ejemplo es el sistema de transporte público, en particular los trenes. Ferrocarriles Nacionales de Noruega es la empresa pública que maneja 4000 kilómetros de vías que conectan de sur a norte con servicios de corta, media y larga distancia. Desde 1996 se hizo exclusivamente estatal para aumentar los niveles de eficiencia que los privados no incorporaban.
Las formaciones son de alta velocidad (pueden alcanzar los 200 km/h), extremadamente puntuales, tienen pantallas LED, Internet inalámbrico gratuito, asientos ergonómicos y hasta cestos para reciclar basura. Si el servicio se demora, le reembolsan el pasaje.
¿"Nadie lo hace mejor que el estado"? ¿Se estatiza "para aumentar los niveles de eficiencia"? ¿Esto lo dice La Nación o un diario marxista, guevarista o el mismísimo "marxista" Axel Kicillof...?
Este interesante artículo sigue informándonos:
Noruega nunca estuvo gobernada por una élite, dado que estas se encontraban en Dinamarca y Suecia. En 1905 el país declaró su independencia y su por entonces flamante rey Haakon VII (quien hasta entonces era príncipe de Dinamarca) realizó un plebiscito para consultar a la población si elegía a la monarquía como forma de gobierno. El 80% estuvo de acuerdo.
Fuerte acuerdo político. En 1945, luego de la II Guerra Mundial, la economía del país quedó en cenizas. Las dos principales fuerzas políticas suscribieron un programa de gobierno común y de largo plazo antes de ir a las elecciones, donde se privilegió la importación de maquinaria antes que bienes para el consumo privado, como bananas o autos. Esta decisión estimuló intensamente el espíritu colectivo de sus habitantes.
Las restricciones a las importaciones en Noruega ¿las implementó "el polémico" Guillermo Moreno? ¿Y la libre empresa?
Repasemos más de la reveladora nota:
Liberalismo y estado de bienestar. Durante los '80, la preferencia de los votantes por propuestas políticas neoliberales no destruyeron el Estado de Bienestar adoptado en 1945.
Durante la década del '70 y el '80, el crecimiento económico y el auge petrolero evidenciaron algunos problemas latentes en la sociedad noruega y que todavía están en agenda: el reconocimiento de derechos nacionales a su pueblo originario (los Sami); leyes estrictas para asegurar que la industria no dañe el medioambiente; y mecanismos de integración para los inmigrantes que llegan al país desde África, Europa del Este y países árabes y del sudeste asiático en busca de mejores oportunidades.
Los noruegos han sido mucho más liberales respecto a sus vecinos nórdicos al incorporar la diversidad cultural a su sistema. Los inmigrantes, que comenzaron a llegar con el despegue económico en la década del setenta, tienen el derecho a elegir y ser elegidos representantes con más facilidad que en otros países nórdicos. De los 59 concejales del municipio de Oslo, 19 son extranjeros.
Los noruegos no conocieron los adelantos del menemismo en los noventa. No saben lo que se perdieron... Tampoco se dieron cuenta que los inmigrantes de los países vecinos vienen para usufructuar nuestros hospitales y nuestras escuelas y facultades gratis, y sacarnos nuestros puestos de trabajo... Es hora de que La Nación los avive, ¿no?
Dejemos hablar al diario:
PROBLEMAS Y ASUNTOS PENDIENTES.
Intelectuales y empresarios de Tromsø consultados por este medio coinciden en que aún existen desafíos derivados del elevado nivel de desarrollo. La igualdad de género en la crianza de los hijos no es un tema menor, dado que los derechos conquistados por las mujeres en el mercado laboral también deben traducirse al ámbito doméstico. Desde octubre de 2012, la licencia por paternidad (con goce de sueldo) se amplió de 12 a 14 semanas, para que los varones estén más presentes en el hogar cuando hay un recién nacido.
En total, un matrimonio en donde ambos trabajan posee 49 semanas de licencia: 14 obligatorias para la madre, 14 obligatorias para el padre y el resto se puede repartir entre la pareja como mejor le parezca. El beneficio se puede ampliar a 59 semanas si se acepta recibir el 80% del salario.
¿Para cuándo la flexibilización laboral que tanto elogió La Nación en los años noventa y que añora hoy en día? Salvo que la misma sólo sea buena para este rincón del mundo y no para el "centro del mundo"...
Como vemos, un gobierno de izquerda, socialista y exitoso en pleno siglo XXI, para La Nación sólo es posible en la "civilizada" Europa y no en la "bárbara" Latinoamérica...
Nota completa en La Nación
Soy el que recorre los medios recogiendo la cacona que muchos "expertos", algunos aventurados y demasiados vivos van dejando a su paso para que todos consumamos, y así vayamos construyendo nuestro "sentido común" nacional con esas "verdades" aceptadas sin dudar, sin siquiera osar ponerlas a prueba. Pero eso es lo que tratamos aquí, de dudar...
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