Pero el ataque
sistemático a todo lo que huela a popular (o populista, como suele llamárselos
ahora a estos gobiernos), no se limita tan solo a sus medidas de gobierno sino
también a sus cuadros políticos, militantes, simpatizantes o hasta votantes.
Incluso esas diatribas pueden provenir de excompañeros de militancia.
Declaraciones de Marcelo
T. de Alvear, diario La Razón, Buenos Aires, 8 de septiembre de 1930:
“Yrigoyen con una ignorancia absoluta de toda la
práctica de gobierno democrático, parece que se hubiera complacido en
menoscabar las instituciones. Da pena cómo ese hombre, que encarnaba los
anhelos de la libertad del sufragio, que tenía un puesto ganado en la historia
al dejar su primera presidencia, destruyó su propia estatua.”
“Él, que dirigió varias revoluciones, en las que
nosotros participamos, no logró hacer triunfar ninguna. En cambio, ve triunfar
la primera que le hacen a él. Más le valiera haber muerto al dejar su primer
gobierno; al menos, hubiera salvado al partido, la única fuerza electoral del
país, rota y desmoralizada por la acción personal de su personalismo.”
Una gran cantidad de
periódicos se sumó a la campaña de destitución del presidente: Crítica, La
Prensa, La Nación, La Razón, La Vanguardia se ensañaron con el jefe de Estado
al que caracterizaron de "tirano", "totalitario",
"anticonstitucional", "déspota", "dictador",
"inepto", "corrupto". El diario de extrema derecha
nacionalista "La Fronda", representativo del racismo y clasismo del
nacionalismo aristocratizante -en el que abrevaba uno de los principales
impulsores del golpe de estado, el germanófilo general retirado José Félix
Uriburu- desacreditaba al radicalismo desde una matriz analítica que abrevaba
en el racismo y el clasismo:
"El triunfo del radicalismo en toda la
República, ha tenido, como principal consecuencia, un predominio evidente de la
mentalidad negroide".
Incluso Yrigoyen fue el
primer expresidente argentino que tuvo que enfrentar a un juez; eso sucedió
poco después de ser derrocado el 6 de setiembre de 1930 por el primer golpe
militar de la historia argentina, encabezado por el general Uriburu.
El caudillo radical fue satanizado por el régimen, que constituyó una comisión
especial para investigar sus actos del gobierno e hizo abrir una causa por
supuestos hechos de corrupción, que incluían desde compras hechas por el Estado
hasta la administración de Lotería Nacional.
Quince meses pasó preso
Yrigoyen, hasta que Uriburu lo indultó en febrero de 1932. A pesar de que
intentó rechazar el gesto, fue liberado y volvió a Buenos Aires, desde la isla
Martín García, el mismo día en que asumía el gobierno Justo, sucesor del
dictador Uriburu (fraude electoral mediante), en la inauguración de la llamada
luego "Década Infame’’. En diciembre del mismo año, Yrigoyen pasaría el
último fin de año de su vida detenido nuevamente en Martín García, acusado esta
vez de conspirar.
Repasemos más diatribas
contra Yrigoyen o el yrigoyenismo provenientes de los intelectuales o
periódicos del momento:
“Aparecieron en manadas los radicales del Parque,
surgieron “dotores y más “dotores”, cuyas melenas cortadas en el cogote a filo
de navaja y los cuellos altos, no siempre limpios, denunciaban larga
ascendencia de pañuelo al cuello y pantalón bombilla. Las chinas, pintadas de
albayalde, trepadas a sus tacones Luis XV, decoraban las antesalas y repartían
miradas tropicales entre la canalla ensoberbecida, candombe peor que de negros,
de mulatos. Color chocolate en los rostros y color chocolate en las
conciencias”.
Valenti Ferro, Enzo. “Qué
quieren los nacionalistas”, Bs As, 1933
“El espectáculo que presentaba la casa de
gobierno...era pintoresco y bullicioso. Como en un hormiguero, la gente, en su
mayoría mal trajeada, entraba y salía hablando y gesticulando con fuerza. Un
ordenanza me condujo a la sala de espera... Ví allí un conjunto de personas de
las más distintas cataduras: una mujer de humilde condición con un chiquillo en
los brazos, un mulato en camiseta, calzado con alpargatas, que fumaba y escupía
sin cesar, un señor de edad que parecía funcionario jubilado, dos jóvenes
radicales que conversaban con vehemencia de política con un criollo medio viejo
de tez curtida, al parecer campesino, por su indumentaria y su acento”.
Ibarguren, Carlos, “La
historia que he vivido”, Bs As, EUDEBA, 1969, pág. 300.
“Ya por entonces el Congreso estaba lleno de chusma y
guarangos inauditos. Se había cambiado el lenguaje parlamentario usual, por el
habla soez de los suburbios y los comités radicales. Las palabras que soltaban
de sus bocas esos animales no habían podido ser dichas nunca ni en una asamblea
salvaje del Africa o del Asia. En el Congreso ya no se pronunciaban discursos,
sino que se rebuznaba y la barra secundaba los actos de su amigos”.
Bosch, Mariano “Historia
del partido Radical”, Bs As, pág . 214
“Hubo el encumbramiento por el favor presidencial de
los elementos más inferiores de la sociedad... En realidad, una verdadera turba
allí acampada, en espera permanente del beneficio, la dádiva, el empleo
prometido... Fue un pronunciamiento de la plebe, de la masa popular
desheredada.”
Federico Pinedo (abuelo
del actual senador de Cambiemos), “En tiempos de la República”, Edit. Mundo
Forense, Bs As, 1946, pág. 40.
(Textos extractados de
"La Causa Radical contra El Régimen Conservador (1850-1928)" Norberto
Galasso.)
“Este hombre (Yrigoyen) no tiene energías, ni tiene
voluntad, tiene una obstinación, un deseo de decidir el voto de los electores
por medio de favores, servicios, prebendas y promesas, se puede llegar a
situaciones insostenibles. Hay una clase de parasitismo populachero, que es insaciable…
Todo esto prepara situaciones sociales realmente pavorosas, tan serias y tan
complicadas, que muchas veces imponen la necesidad de apelar a recursos
extremos…”
Diputado Nicolás Repetto
en la Cámara de Diputados.
“Yrigoyen significó un anacronismo, un paso atrás
hacia la barbarie y un ultraje a la cultura alcanzada. Fue la invasión del bajo
fondo en su parte enferma al poder, el fandango de la cocina instalada en la
sala, el asalto a las arcas públicas por todo género de delincuentes, la
humillación de toda manifestación de cultura por la hez del conventillo… ¡Es el
ciudadano que ha irrogado más daños a su patria!”
Benjamín Villafañe en "La
Tragedia Argentina".
“Se han resucitado las prácticas de la mazorca
llevando el terror a todas partes… El pueblo creyó en su caudillo con fe ciega.
Y no vio nada, no vio la Patria… El líder pudo convivir con todos y vibró con
unos pocos, con los peores… Por eso ha terminado solo, absolutamente solo”.
Extractado de Revista El
Hogar de 1930, luego del derrocamiento de Yrigoyen.
“Una horda, un hampa había acampado en las esferas
oficiales y plantado en ellas sus tiendas de mercaderes, comprando y
vendiéndolo todo, desde lo más sagrado hasta el honor de la Patria… La época
yrigoyenista ha pasado ya vomitada por el pueblo al gheto de la historia.”
Discurso de Sánchez
Sorondo en 1930, luego del derrocamiento del presidente Yrigoyen.
(Textos extractados de El
Golpe Militar del 6 de Setiembre de 1930 de Norberto Galasso.)
"En los bajíos y entresijos de la sociedad hay
acumuladas miseria, dolor, ignorancia, indigencia más mental que física,
infelicidad y sufrimiento. Cuando un cataclismo social o un estímulo de la
policía moviliza las fuerzas latentes del resentimiento, cortan todas las contenciones
morales, dan libertad a las potencias incontroladas, la parte del pueblo
que vive ese resentimiento y acaso para su resentimiento, se desborda en las
calles, amenaza, vocifera, atropella, asalta a diarios, persigue en su furia
demoníaca a los propios adalides permanentes y responsables de su elevación y
dignificación".
Partido Socialista.
"No sólo por los bombos, platillos, triángulos y
otros improvisados instrumentos de percusión (esa gente) me recuerda las murgas
de carnaval, sino también por su indumentaria: parecen disfrazados de
menesterosos. Me pregunto de qué suburbio alejado provienen esos hombres y
mujeres casi harapientos, muchos de ellos con vinchas que, como a los indios de
los malones, les ciñen la frente y casi todos desgreñados. ¿O será que el día
gris y pesado o una urgente convocatoria, les ha impedido a estos trabajadores
tomarse el tiempo de salir a la calle bien entrazados o bien peinados, como es
su costumbre ¿O habrán surgido de ámbitos cuya existencia yo desconozco".
María Rosa Oliver,
escritora del grupo "Sur" y camarada de ruta del partido comunista.
Pasemos ahora a recordar
algunos juicios de valor lanzados contra el presidente Juan Domingo Perón o los
peronistas en general:
"El malón peronista - con protección oficial y
asesoramiento policial- que azotó al país, ha provocado rápidamente -por su
gravedad- la exteriorización del repudio popular de todos los sectores de la
República en millares de protestas. Se plantea así para nuestros militantes,
una serie de tareas que para mayor claridad, hemos agrupado en dos rangos:
higienización democrática y clarificación política. Es decir, por un lado,
barrer con el peronismo y todo aquello que de alguna manera sea su expresión:
por el otro, llevar adelante una campaña de esclarecimiento de los problemas
nacionales, la forma de resolverlos y explicar ante las amplias masas de
nuestro pueblo, más aún que lo hecho hasta hoy, lo que la demagogia peronista
representa. En el primer orden, nuestros camaradas deben organizar y
organizarse para la lucha contra el peronismo hasta su aniquilamiento.
Corresponde aquí también señalar la gran tarea de limpiar las paredes y las
calles de nuestras ciudades de las inmundas ’pintadas’ peronistas. Que no quede
barrio o pueblo sin organizar las brigadas de reorganización democrática.
Nuestras mujeres deben visitar las casas de familia, comercios, etc, reclamando
la acción coordinada y unánime contra el peronismo y sus hordas. Perón es el
enemigo número uno del pueblo argentino."
Declaración del Partido
Comunista.
"Los acontecimientos de los días 17 y 18 (de
octubre de 1945) de este mes han dejado perplejos y confundidos a los
stalinistas, socialistas y en general a toda la pequeña burguesía que se
hallaba bajo el influjo ideológico de la oligarquía y del imperialismo... La
misma masa popular que antes gritaba ¡Viva Yrigoyen!, grita ahora ¡Viva Perón!
Viene a cuento repasar un
comentario sobre lo señalado aquí, proveniente de la izquierda más lúcida de
esa época, para no señalar los argumentos en defensa del peronismo provenientes del propio peronismo:
Así como en el pasado se intentó explicar el éxito del
yrigoyenismo aludiendo a la demagogia que atraía a la chusma, a las turbas
pagadas, a la canalla de los bajos fondos, etc., así tratan, ahora, la gran
prensa burguesa y sus aliados menores, los periódicos socialistas y stalinistas,
de explicar los acontecimientos del 17 y 18 en iguales o parecidos términos.
Con una variante: comparan la huelga a favor de Perón con las movilizaciones
populares de Hitler y Mussolini. Identificar el nacionalismo de un país
semicolonial con el de un país imperialista es una verdadera ’proeza’ teórica
que no merece siquiera ser tratada seriamente... La verdad es que Perón, al
igual que antes Yrigoyen, da una expresión débil, inestable y en el fondo
traicionera, pero expresión al fin, a los intereses nacionales del pueblo
argentino. Al gritar ¡Viva Perón!, el proletariado expresa su repudio a los
partidos pseudo-obreros cuyos principales esfuerzos en los últimos años
estuvieron orientados en el sentido de empujar al país a la carnicería
imperialista. Perón se les aparece, entre otras cosas, como el representante de
una fuerza que resistió larga y obstinadamente esos intentos y como el patriota
que procura defender al pueblo argentino de sus explotadores imperialistas.
Por primera vez, en muchos años, la clase obrera ha
salido a la calle y ha influido de manera importante en el curso político del
país... Las grandes masas explotadas se están poniendo de nuevo en
movimiento".
Grupo "Frente
Obrero".
(Textos extractados de
"El 17 de Octubre de 1945" de Norberto Galasso.)
Apelemos ahora a la pluma
de otro expresidente argentino derrocado e injuriado en su momento, Arturo Frondizi, de
origen radical, para corroborar lo postulado aquí sobre la injuria sistemática
que las clases altas, seudoaristocráticas, lanzan contra todo movimiento
popular. En su libro “Estrategia y Táctica del Movimiento Nacional”, publicado
en 1964, hay un capítulo titulado “La corrupción, pretexto para derribar gobiernos
populares” donde el exmandatario ensaya un razonamiento que aún hoy mantiene
una llamativa vigencia:
"LA CALUMNIA CONTRA LOS LIDERES POPULARES
"Estas sabias reflexiones de Berutti demuestran que
hace siglo y medio ya se conocían las tácticas políticas basadas en la
denigración gratuita del adversario y había quienes eran capaces de desentrañar
sus ocultos designios.
"Es lamentable, entonces, que esa práctica desleal haya
llegado intacta hasta nuestro días y que las calumnias que antes se lanzaron
contra los próceres de nuestra independencia y organización nacional, desde San
Martín hasta Rosas y Urquiza, se hayan repetido contra gobernantes
contemporáneos y siempre con el mismo propósito denunciado por Berutti
“Acarrearles el odio público, que su partido y amigos no pudiesen revivir y el
gobierno que reemplazaba al caído se pudiese sostener sin temor de que los
caídos pudiesen voltearlo”.
"Más lastimoso todavía es que se presten al juego
partidos y hombres sinceramente dedicados a la causa popular, cuyos propios
líderes y ellos mismos fueron víctimas de la insidia cada vez que, desde el
gobierno o desde la oposición, ponían en peligro las posiciones y los
privilegios de la minoría.
"A Lisandro de la Torre estuvieron a punto de
asesinarlo en el Senado de la Nación cuando desnudaba las maquinaciones de los
monopolios exportadores. Pero si esa vez falló el intento y abatió en cambio a
uno de sus discípulos más queridos, el arma más sutil y menos riesgosa de la
calumnia se había ensañado antes con el ilustre tribuno en ocasión de su
candidatura a presidente. Todos recordamos el libelo publicado por un ex socio
de don Lisandro, con quien mantenía una controversia judicial, en el que se
formulaban acusaciones indignas contra el candidato presidencial y que tuvo
amplia acogida en la prensa y en los círculos que auspiciaban la candidatura
rival. El doctor de la Torre replicó eficazmente al calumniador, pero siempre
guardó su amargo recuerdo del episodio.
"¿Qué no se dijo de la corrupción de los gobiernos de
Hipólito Yrigoyen?
"Y el senador Benjamín Villafañe, en pleno recinto de
la cámara alta, dijo: “Al yrigoyenismo lo forman ciento diez mil prontuariados
en la sección Robos y Hurtos, sesenta mil pederastas y cincuenta mil más que
viven al margen de la ley, del juego y la explotación de mujeres.
"Como en el caso ulterior del gobierno peronista, se
practicaron centenares de investigaciones, hubo incautación y secuestro de bienes
e inhabilitaciones civiles. Nada pudo comprobarse y la justicia absolvió a los
acusados, les restituyó en algunos casos sus bienes y les levantó las
interdicciones. Pero el objetivo político estaba cumplido y ya no interesaba
sancionar a los supuestos delincuentes. También se cumplía el propósito reaccionario
de paralizar el desarrollo económico, como en el caso de la fábrica Mercedes
Benz, que el gobierno de la Revolución Libertadora cerró y que la firma alemana
resolvió instalar en el Brasil, con el consiguiente perjuicio para la naciente
industria automotriz de la República.
"La calumnia organizada, publicitada profusamente,
recogida y amplificada por los más caracterizados dirigentes de la oposición,
logró movilizar a amplias capas populares -de trabajadores, estudiantes y
profesionales- para derribar a gobernantes elegidos por la inmensa mayoría del
pueblo.
"Y la lección no fue aprovechada, porque los mismos
yrigoyenistas que sufrieron en carne propia las infamias contra Yrigoyen, los
mismos demócratas progresistas que lloraron la muerte trágica de Lisandro de la
Torre, abrumado por la ingratitud y la mentira, los mismos peronistas que
salían apenas de su propio proceso de persecución y descrédito, los mismos
socialistas que durante años soportaron campañas de calumnias, se unieron a los
voceros de la oligarquía antinacional y a los aliados de los monopolios
belicistas extranjeros para combatir y calumniar despiadadamente a otro
gobierno elegido en 1958 por la más amplia coalición nacional que registra
nuestra historia democrática. Se apoyaron en la calumnia y la intriga para
justificar y promover la quiebra de las instituciones y la secuela de retroceso
económico, desocupación, y angustia de productores, trabajadores y consumidores
que siguió al golpe de estado de marzo de 1962.
Como vemos, si repasamos
los diarios y medios hegemónicos de estos últimos años vemos que no hay nada
nuevo bajo el sol en materia de crítica de los gobiernos populares. Sólo
cambian los nombres de líderes populares o de sus movimientos, pero las
críticas o argumentos en su contra son casi los mismos. De la misma manera que
las medidas de gobierno de esos movimientos se parecen bastante. Como así
también se parecen las de los gobiernos reaccionarios o conservadores que los
suceden.
Es por eso que podemos
afirmar que, más allá de las grandes diferencias entre momentos históricos,
protagonistas y contextos internacionales, para la derecha autoritaria y
liberal autóctona, los gobiernos kirchneristas, peronistas e yrigoyenistas (como
así cualquier otro gobierno nacional y popular que venga en el futuro) "se
robaron todo".