1 de octubre de 2012

Los barrabravas de Harvard "queremos preguntar"...

No es lógico, ni menos habitual, que una charla presidencial en una universidad extranjera levante tanta polvareda en los medios de información argentinos, pero el clima pretendidamente "enrarizado" que se promueve desde los mismos medios hegemónicos es, de hecho, capaz de hacerlo. Pasaron desapercibidas para ellos las palabras presidenciales en la ONU, la reunión entre los cancilleres de Argentina e Irán por la solución de la controversia sobre el atentado contra la AMIA. Y, como lógica consecuencia, esa polvareda mediática impide apreciar bien el panorama y sólo se pueden ver detalles menores, los que suelen distorsionar la visión global si no se colocan dentro de un contexto. Pero para eso está este humilde servidor público, para separar la basura útil de la inútil y reciclarla.
A modo de breve introducción, este Basurero señala que se propone contextualizar los dichos y hechos y verificar si las palabras de la presidenta en la Universidad de Harvard, al igual que las preguntas de los alumnos y las respuestas presidenciales fueron fielmente reflejadas en los medios. Además, si las preguntas fueron libres, transparentes, libremente confeccionadas por los alumnos, y si el tipo de preguntas y el clima reinante en la conferencia son los habituales en ese tipo de eventos en dicha universidad. Y, por último, qué tipo de claustro universitario es el de Harvard.
Por eso es menester comenzar desde el princípio. Veamos qué dijeron los medios hegemónicos sobre la conferencia de Cristina Fernández en la Universidad de Harvard. Medios que por su enorme poder de llegada al gran público fueron quienes impusieron la manera de analizar los hechos (los párrafos resaltados pertenecen a este humilse Basurero):


TN informó lo siguiente:
Desde el arranque, se percibió que este encuentro entre Cristina Kirchner y los estudiantes de la Universidad de Harvard iba a dejar mucha tela para cortar. El moderador, profesor David T. Ellwood, cometió dos imprecisiones durante la presentación de Cristina y de la historia argentina: por un lado, indicó que Eva Perón había sido presidenta. Por el otro, que la mandataria había nacido en 1960, cuando en verdad nació en 1953. Rápida de reflejos, Cristina marcó la cancha, corrigió los errores Otro dato de color. De color de la frutilla. Más temprano, los bonistas en default, que no entraron al canje de deuda, repartieron una tarjeta roja, símil a las usadas por los árbitros de fútbol, con la leyenda, en inglés: "Por favor levante esta tarjeta si desea hacerle una pregunta a la presidenta Kirchner".
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Para La Nación: No aprobó el examen.
Si la Presidenta se tomara el trabajo de desmenuzar la mayoría de las preguntas que le formularon en los últimos dos días los estudiantes de las universidades de Georgetown y Harvard, debería ensayar una fuerte autocrítica sobre la visión que se tiene de la Argentina y de su gobierno en el exterior. Pero a partir de sus propias respuestas todo parece indicar que no se apartará de su costumbre de endilgarles la responsabilidad a los medios de comunicación.
Una vez más, las preguntas fueron más relevantes que las respuestas. No obstante, en materia económica la Presidenta dejó una definición, cuando pareció admitir que las restricciones cambiarias, como la prohibición de compra de moneda extranjera con fines de atesoramiento, obedecían a la necesidad de honrar las obligaciones de la deuda en dólares. Pese a tal reconocimiento, insólitamente, afirmó que "no hay ningún cepo cambiario".
Mauricio Macri: "Se está deteriorando mucho el país por esta inflación y es una lástima que el Gobierno no la reconozca. Los estudiantes estaban muy bien informados"

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Lanata: "Esto demuestra que el Gobierno no está acostumbrado a responder"
Sostuvo que en la universidad "nadie duda de cómo se seleccionó a la gente" y que los que llegaron a pregunta "con dudas, se fueron con más dudas".
Lanata también opinó que "ir a otros país a explicarles cómo tienen que ser capitalistas es un poco raro, no es como muy cortés" y dijo que le llamó la atención "Cristina hablaba como si estuviera en un bar y no es consciente de su rol", por ejemplo, al "decirles 'chicos, están en Harvard no en La Matanza'". "Es increíble que haya sido una cuestión de Estado el hecho de que cinco o seis estudiantes le pregunten a la Presidenta".

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Este Basurero coincide con Lanata sobre el hecho de que algunas preguntas a la presidenta resulte en un tema de estado. Pero el Grupo Clarín y los diarios La Nación y Perfil son quienes deberían explicarlo.
Pasemos ahora a conocer la opinión de reconocidas figuras nacionales que son o fueron alumnos o profesores de la Universidad de Harvard:

La escritora Beatriz Sarlo quien fue invitada a participar de la charla porque se encuentra desde hace tres semanas dictando clases en esa alta casa de estudios en Boston.
En diálogo con La Cornisa, Sarlo desmintió que los estudiantes hayan sido influenciados por algunos de los periodistas presentes: "No estaba nada organizado, ni tampoco había periodistas dándole preguntas a los estudiantes". Y agregó: “Un estudiante de Harvard tiene una idea bastante consolidada de sí mismo como para aceptar preguntas en papelitos que le entreguen desconocidos.
El que lanzó eso no sabe donde estaba parado porque es totalmente inverosímil”.
Luego, en diálogo con La otra Pata, que se emite por radio Mitre, agregó: “Si Cristina piensa que algún periodista pudo pasar papelitos con preguntas, es porque no conoce Harvard”.

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Beatriz Sarlo: "A la salida, el joven sanjuanino que más incomodó a Cristina Kirchner estaba aterrorizado por su propia audacia. No formaba parte de ninguna conspiración antikirchnerista. Caminaba solo, en la noche, y parecía tener miedo. La idea de una conspiración, la alocada hipótesis de que había periodistas argentinos sugiriendo preguntas a los estudiantes proviene del desconocimiento del ámbito en que la Presidenta hizo su intervención.
Cristina Kirchner fue aplaudida, pero también fue silbada por una parte del auditorio. Creo que habría podido decir lo mismo que dijo y no la hubieran silbado.
Cristina Kirchner tenía muchas armas para ganar a su auditorio, que, en mi opinión, estaba enteramente dispuesto a escucharla. Su posición contra los monopolios comunicacionales sintoniza perfectamente en un país donde los diarios no pueden ser dueños de radios o emisoras de televisión. La explicación que dio fue clarísima.

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El ex ministro de Economía Domingo Cavallo dijo:
“Decir que les pasan papelitos es realmente algo sin sentido porque demuestra un desconocimiento de la actitud y las características de los jóvenes”, agregó Cavallo.
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Miguel Braun, director ejecutivo de la Fundación Pensar, un centro de estudios de centroderecha, dijo: Pasé cinco años en Harvard, y cada semana pasaba algún presidente o figura internacional a exponer. Pero lo más grave fue la revelación, la parte más sincera de su discurso en mi opinión, de que vive día a día, sin planificar. En un amigo me caería simpática la frase, en un presidente que dirige un gobierno que parece reaccionar arbitrariamente frente a cada novedad de la coyuntura, confirma mis peores sospechas. Como país necesitamos un rumbo claro y compartido de desarrollo, y hoy ni los funcionarios económicos ni Cristina Kirchner lo brindan.
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Veamos ahora qué es lo que dicen los alumnos presentes en la conferencia:

“Después de la charla, entre los estudiantes hubo dos cosas que se destacaron. Por un lado, hubo mucha sorpresa por la capacidad de oratoria de la Presidenta y por el otro, sobre su cambio de humor luego de la segunda pregunta, donde se notó el menosprecio y el poco respeto que tuvo hacia los estudiantes que preguntaban”, explicó a PERFIL Juan MaquiJuan, el alumno argentino que le preguntó sobre una posible reforma constitucional.
La estudiante que vivió seis años en Argentina explicó: “Leí varios artículos periodísticos e incluso miré las declaraciones juradas para hacer la pregunta, y no logré que me respondiera lo que le preguntaba”. Y agregó: “Me hubiera gustado que hable más sobre los problemas puntuales que se viven en Argentina”.
Lynn confió a este medio que antes de la conferencia de Cristina varios estudiantes, entre los que había varias decenas de argentinos, se reunieron para consensuar las preguntas y lograr una charla “lo más democrática posible”.
“Ya circula por twitter que por ser del PRO, no estaba habilitado a hablar. Primero quiero aclarar que trabajaba en el Ministerio de Educación porteño y renuncié. Igualmente creo todo lo contrario, creo que es bueno que alguien del PRO le pueda preguntar a la Presidenta, así como alguien de La Cámpora le pueda preguntar a Macri, siempre que se dé en un clima de respeto”, dijo Juan Maquieyra.
Los alumnos creen que el estilo de la mandataria en este foro en el que ya participaron los presidentes de Chile, Sebastián Piñera, y de Brasil, Dilma Rouseff, “no dejó un buen mensaje, y que incluso, varios profesores se vieron molestos por despreciar a la institución y sus alumnos cuando hizo referencia a la Universidad de La Matanza”.

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Detalles del clima que se respiró durante las preguntas que respondió la Presidenta. Maltratos, silbidos y abucheos.
En la entrada había mucha expectativa y ansiedad. Cuando comenzó la disertación me llamó la atención que el Decano Ellwood haya cometido errores en la introducción, pero lo que más me sorprendió fue que deslizó críticas a políticas del Gobierno argentino. No vi eso con Rouseff, ni con Piñera.
La presentación tuvo opiniones diversas. A algunos les gustó y a otros les pareció demasiado desconectada de la realidad argentina, porque hablo mucho más del mundo que del país. Pero la verdad es que en general ninguna de las presentaciones que dan los Presidentes sobresale demasiado. Tienden a venir a mostrar sus logros y hablar muy poco de cómo van a enfrentar los desafíos que vienen.
El momento en que noté un punto de inflexión muy fuerte fue cuando Cristina respondió la pregunta que le hicieron sobre las restricciones para la compra de dólares. “Vos estudiás en Harvard, no podés venir a preguntarme por el cepo cambiario”, le contestó al estudiante. Ahí empezó el clima feo. Escuche los primeros silbidos y abucheos. Es posible que no se hayan escuchado bien en la transmisión televisiva, porque la tribuna principal estaba arriba y detrás de las cámaras.
Cuando el venezolano preguntó sobre “libertad de expresión” y la “pluralidad de ideas” la mayoría del auditorio aplaudió.
Más adelante, cuando le respondió a un estudiante de San Juan, quien le había pedido una autocrítica y ella comenzó a hablar sobre la Ley de Medios y Clarín, la gente se sintió bastante incómoda con la situación y se empezó a ver un clima hostil. La mayoría detrás seguía silbando y abucheando sus comentarios agresivos a la vez que se escuchaban murmullos por la situación incómoda. El clima se mantuvo hasta el final.
(Estudiante de la Maestria en Administracion Publica y Desarrollo Internacional, en la Escuela de Gobierno de la Universidad de Harvard)

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Sin embargo, en la audiencia percibimos intolerancia, una actitud ofensiva y hasta fastidio, cuando desde las preguntas tratábamos de entrar en temas que algunos vivimos, a otros les contaron y la mayoría vienen leyendo sobre la situación en Argentina. En los últimos meses Harvard recibió visitas de más de cinco presidentes, decenas de ministros y representantes y funcionarios de más de quince países. A todos se les hicieron preguntas difíciles, complicadas y que no tenían que ver con su discurso, y ninguno de ellos ofendió o trató a los estudiantes de forma condescendiente. (...) en primer lugar porque dejó confundidos a la mitad de los estudiantes, que poco sabían de la geografía argentina
El autor es un alumno argentino de Harvard y ex funcionario de Pro.

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"Nos hicieron quedar mal a los alumnos de Harvard en Argentina"
Lucía es alumna de la Universidad de Harvard y participó de la charla que la presidenta Cristina Fernández de Kirchner mantuvo con estudiantes de ese establecimiento. No llegó a ubicarse entre quienes pudieron interrogar a la mandataria, pero criticó el perfil que tuvieron las preguntas. "Fue la verdad bastante poco feliz lo que sucedió", resumió.
Lucía confirmó que
antes de la llegada de Cristina "se repartieron papeles y tarjetas rojas (en referencia a los dichos del FMI sobre sacarle `tarjeta roja`a la Argentina) a los alumnos".
"El nivel de las preguntas y sobre cómo se formularon, levantando titulares de los medios de la oposición fue muy bajo"
, consideró la estudiante que acaba de terminar una maestría en Obras Públicas, luego de "estudiar toda la vida en escuelas públicas y juntar seis becas", según comentó.
Lucía señaló que quienes preguntaron a Cristina "nos hicieron quedar mal a los alumnos de Harvard en Argentina, como si fuéramos todos unos tontos. Lo que se vio dejó una sensación de que había cierto consenso previo y hubo gente bajando línea", disparó.
Lucía aclaró que "había que anotarse una semana antes, se sorteó quienes iban a asistir y una vez allí todos podían hablar, pero era el primero que llegaba al micrófono el que preguntaba".
"Algunas preguntas que se hicieron evidenciaban que la gente no tenía conocimiento de lo que pasaba y que se repitió lo que se dijo en reuniones previas, donde se consensuó lo que se iba a preguntar", dijo Lucía, que además dejó en claro que "esto no representa a la totalidad de los estudiantes argentinos en Harvard".

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Una estudiante argentina en Harvard dijo que "no eran preguntas espontáneas"
Lucía comentó que compañeros extranjeros suyos de Harvard que estaban ahí presentes "que no habían participado de toda esa previa del odio, de la generación de la agenda de preguntas, me dijeron después de la charla, sabiendo que yo era argentina: `Tu presidenta estuvo bárbara, qué buena presentación, lástima tus compatriotas".
"También me dijeron `qué lástima tus compatriotas, la Presidenta estaba marcando puntos interesantes para el mundo y ellos se quedaron con chicanas politiqueras`", reveló.
"Creo que se puso en evidencia que esas no eran preguntas espontáneas y que fue muy discutido y planeado con anticipación por algunas personas que tenían cierta agenda detrás", relató la estudiante.
"Ha habido cadenas de mails con todos los argentinos sugiriendo preguntas y diciendo `bueno, los que van a ir pregunten esto, pregunten eso`, tirando con mucho odio algunos argentinos", explicó Lucía.
La joven contó que el miércoles pasado hubo "una charla con un profesor argentino" de la misma universidad "que pretendía dar cierto contexto a la visita de la Presidenta, sobre coyuntura actual e historia de Argentina".

"Y esta charla básicamente terminó siendo un `bueno, mañana ustedes le tienen que preguntar eso, mañana le tienen que preguntar esto`. Entonces, si había alguien que no sabía cómo venía la mano y fue para escuchar de un profesor un poco de contexto desde un enfoque más bien académico, terminó escuchando de vuelta los argumentos de Clarín"
, opinó.
Finalmente, Lucía dijo sentir "mucha lástima de que hayamos (los argentinos) hecho ese rol patético, con este nivel de preguntas que era de un taxista que leyó el diario Clarín a la mañana".
"Yo esperaba más de estos chicos estudiantes de Harvard. Creo que también no sólo nos dejó mal parados como argentinos allá sino que nos dejó mal parados a los estudiantes de Harvard en la Argentina", concluyó.

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La bloguera Natalia Müller Roth se comunicó con Mariana Filgueira Risso, alumna Argentina en Harvard "quien fue la primera en realizar una pregunta a la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner en la conferencia que se realizó en la Escuela de Gobierno de dicha Universidad" y le realizó un interesante reporaje. En él "Mariana destacó la predisposición de la Presidenta para responder mas preguntas de las pactadas y resaltó que las preguntas realizadas por algunos alumnos fueron con una clara intencionalidad política que nada tenía que ver con el objetivo académico de la charla, haciendo hincapié en que las preguntas fuera de lugar no representan a la totalidad de los estudiantes de Harvard.

Veamos la entrevista:

Entrevista a Mariana Filgueira Risso alumna argentina en Harvard.




Ahora pasemos a analizar de dónde provenían las preguntas propias, "no preparadas" de los alumnos de elite de esa universidad norteamericana, ya que según Beatriz Sarlo "un estudiante de Harvard tiene una idea bastante consolidada de sí mismo como para aceptar preguntas en papelitos que le entreguen desconocidos".

Las preguntas formuladas por los alumnos fueron las siguentes:

PREGUNTA.- Soy Argentina, estudio acá en la Kennedy School, este es un año muy importante para nuestros compañeros estadounidenses pero también para todos los que estamos estudiando en la Escuela de Gobierno, porque son las elecciones de presidente de Estados Unidos. Mi pregunta es cómo cree que puede impactar eso en nuestro país, los resultados.
PREGUNTA.- Soy argentino también. La pregunta es por qué países como Chile, Brasil, Colombia y Perú pueden crecer y generar desarrollo económico sin cepo cambiario, sin inflación, y en la Argentina no podemos lograr lo mismo.
PREGUNTA: Me llamo Martín Molina y soy venezolano. Mi pregunta es: en vista de los constantes ataques que medios, intelectuales y periodistas específicos, no necesariamente opositores sino críticos, han recibido durante su gobierno, ¿usted cree que existe la pluralidad de ideas y la libertad de expresión en la Argentina?
PREGUNTA: Soy de General Pico, La Pampa. En primer lugar le quería agradecer por estar acá, por esta oportunidad única de hacerle preguntas. Mucha gente en su gobierno o en el Congreso viene hablando mucho de una posible reforma constitucional para que usted pueda ser reelegida por tercera vez, de hecho hubo una protesta en mi opinión grande, no sé qué opina usted, hace poco, entre otras cosas oponiéndose a eso, en Buenos Aires y en todo el país, y la pregunta concreta es -porque usted no se ha expedido sobre el tema- ¿usted quiere ser reelecta o reelegida por tercera vez y quiere reformar la Constitución para eso?
PREGUNTA: Gracias, mi nombre es Manuel y soy de El Salvador. En base a su última respuesta, teniendo usted el peso y la estatura política internacional que tiene, ¿cuáles son sus planes una vez que se retire de su cargo en el 2015?
PREGUNTA: Muchas gracias señora Presidenta, yo soy de los Estados Unidos pero viví seis años en la Argentina. Entiendo que usted no es economista como dijo pero quiero saber cómo se explica el aumento de su patrimonio de 2 millones de pesos a 79 millones de pesos en ocho años.
PREGUNTA: Buenas noches, soy colombiano pero vivo en Panamá. Mi pregunta es sobre Paraguay. Usted cómo ve las relaciones bilaterales entre Argentina y Paraguay ahora y cómo ve el futuro de Paraguay en el Mercosur.
PREGUNTA: Soy argentino también y me siento muy privilegiado de poder ser uno de los pocos argentinos que pueden hacerle preguntas. Después de ver los poco transparentes índices de inflación, de delincuencia y de pobreza ¿no le parece que sería momento de empezar a hacer una autocrítica y empezar a aceptar un poco distintas opiniones?
ESTUDIANTE.- Quería saber si podía empezar a haber una autocrítica y permitir más este tipo de conferencias donde pueda expresarse un poco más claramente con preguntas.
PREGUNTA.- Bienvenida a Boston. Soy de Salta Capital. No sé qué título me pondrán los diarios porque es una pregunta que no es picante o lo que ellos quieren que pregunte. No es sobre el pasado sino sobre el presente.
PREGUNTA.- Hace poco el Instituto nacional de estadística en la Argentina hizo una declaración en relación a que en un día un argentino podía comer con seis pesos.
ESTUDIANTE.- Perfecto, entonces cambio la pregunta aprovechando la oportunidad. Habiendo discutido un poco sobre los derechos humanos y lo que le comentó ahorita, yo me pregunto e insisto sobre estas declaraciones. Por qué un ciudadano argentino tiene que tenerle un poquito de miedo a la Presidenta.

Transcripción completa y preguntas.


Ante la privilegiada oportunidad de poder preguntarle a una presidenta reelecta de Argentina, miembro del Mercosur, del Unasur y del G20, y siendo alumno de Harvard con aspiraciones a un título que lo habilite a ejercer un cargo en algún gobierno, las preguntas podrían haber sido mucho más interesantes, profundas e incluso sin dejar de ser "picantes", pero vimos que no se diferenciaban de los titulares y chicanas del periodismo hegemónico opositor. Y nadie duda que cualquier alumno de un colegio secundario público argentino hubiese formulado preguntas más interesantes y fundamentadas.
Pero el panorama de esas preguntas empeora si analizamos los hechos que rodearon la presencia de la presidenta en EE.UU. Según informa el Partido Liberal Libertario argentino (minúsculo grupo político con pretensiones de formarse como partido legal) de orientación neoliberal y que participó de los últimos piquetes-cacerolazos, mantuvo correspondencia con el decano de Harvard para asesorarlo sobre la situación de nuestro país, ante la inminencia de la conferencia de Cristina. Veamos un extracto de lo que dice:

Les remitimos la carta que le mandamos a David T. Ellwood, quien será moderador en la charla que Cristina Fernández de Kirchner dará mañana en Harvard.
26 de Septiembre de 2012
Les remitimos la carta que le mandamos a David T. Ellwood, quien será moderador en la charla que Cristina Fernández de Kirchner dará mañana en Harvard. Esta carta la enviamos además a más de 1.000 medios americanos, y al centro de estudiantes de Harvard. Aquí tienen la versión en español y en inglés.


Estimado Profesor Ellwood,
Somos integrantes del Partido Liberal Libertario (PL), un partido político de Argentina (http://en.wikipedia.org/wiki/Liberal_Libertarian_Party). Dado su rol como moderador en la presentación de Cristina Fernández de Kirchner en la Universidad de Harvard, nos gustaría informarle que la situación en Argentina es realmente preocupante. Los argentinos estamos perdiendo nuestras libertades civiles y económicas, y Kirchner no da conferencias de prensa para responder preguntas. Ella no cree en la discusión racional, sino en las órdenes. De hecho, actualmente el gobierno argentino está yendo contra los medios de comunicación no oficialistas.
Sabemos que usted es un prestigioso académico, y pensamos que tiene una oportunidad histórica de democratizar el debate público en Argentina (ésta es una oportunidad que los argentinos no tenemos). Por esta razón, le mandamos algunas preguntas que, como ciudadanos argentinos, queremos que Kirchner responda en la presentación.
Hemos decidido mandarles este correo a diferentes medios de comunicación americanos, para que los ciudadanos americanos conozcan estos hechos sobre el gobierno argentino. Muchas gracias por su tiempo.
¿Cuál fue el índice de pobreza durante los 90, y cuál es el índice de pobreza actual?
¿Por qué aquellos que critican públicamente al gobierno sufren más controles impositivos que aquellos que apoyan al gobierno?
¿Por qué hace uso de la cadena nacional para hacer propaganda de su gobierno?
Muchísima gente no puede salir del país debido a la prohibición de comprar moneda extranjera. ¿Piensa que eso es constitucional?
¿Por qué el gobierno usa la TV pública para insultar a los partidos opositores y a los medios de comunicación privados que se oponen al gobierno?
¿Cómo explica la falta de insumos en las escuelas públicas?
¿Por qué acepta responder preguntas en Harvard, pero en Argentina no da ninguna conferencia de prensa?
Quedamos a su disposición para cualquier consulta.
Nuestros mejores deseos,
Partido Liberal Libertario

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Pero las sugerencias para las preguntas a la presidenta no quedan allí, ni en los mails enviados desde Argentina por "amigos de los alumnos", sino que también asesoraron (presionaron) los grupos de acreedores de la deuda externa argentina (fondos buitres). Veamos:

La libertad de expresión está en peligro en la Argentina. La presidenta Cristina Kirchner se niega a ofrecer conferencias de prensa, ataca a los medios que se le oponen y demoniza a los opositores que piensan distinto que ella. El acceso a la información es esencial en la democracia. Sin embargo, los ciudadanos argentinos encuentran cada vez más dificultades para acceder a esa información. Por eso le pedimos que tome un minuto de su tiempo para hacerle las preguntas que la gente en la Argentina no puede realizar a sus gobernantes.”El texto corresponde a uno de los panfletos que el jueves circularon desde temprano en las puertas del edificio de Harvard en el que iba a exponer la presidenta, e incluye una serie de 15 preguntas para hacerle a la mandataria argentina. Cualquier relación entre esa presentación y la muletilla que varios de los jóvenes emplearon para preguntar (cuando celebraban la posibilidad que les está vedada a los argentinos) es una pura coincidencia.
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Clarín y La Nación montaron un escándalo sobre la referencia presidencial a la Universidad de La Matanza, con oportunas columnas de sus respectivas estrellas, Jorge Lanata y Beatriz Sarlo, pero informaron en forma parcial y/o distorsionada sobre qué había dicho y en respuesta a qué pregunta.
Un estudiante argentino preguntó en forma respetuosa sobre la inflación y el “cepo cambiario”. Cristina le contestó también en forma muy seria sobre la necesidad de asignar las divisas a fines útiles para el conjunto de la sociedad y no al atesoramiento de algunos sectores, como ocurrió en las crisis históricas que arruinaron a millones. También mencionó a los miles de argentinos que acudieron a Las Vegas para alentar a Maravilla Martínez y al propio autor de la pregunta:
–Estás acá, problemas de dólares no debés tener. ¿Vos sabés la cantidad de argentinos que ni siquiera podrán llegar a la Universidad de La Matanza, nunca? Vos tenés la suerte de estar estudiando en Harvard.
Ninguno de esos medios consignó tampoco que del escrache frente al hotel de Nueva York participaron los hijos de dos socios del estudio Martínez de Hoz, Grondona & otros, que desde 2002 litigan en el Ciadi contra la Argentina en representación de empresas extranjeras. Ni le asignaron más que unas líneas a la presencia en Harvard para impulsar el cuestionario a Cristina de la Fuerza de Tareas Argentina (ése es su nombre real) creada por los fondos buitre, que pretenden cobrarle al país 100 dólares más intereses por cada título de deuda que compraron por monedas luego de la moratoria de 2002. También minimizaron el rol en la preparación de las preguntas del funcionario del gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires Juan Maquieyra.

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Panfletos con una descripción sesgada de la realidad económica y social en el país que sugerían qué preguntar. Correos electrónicos convocando a un cacerolazo a los ciudadanos argentinos residentes en Boston. Una agrupación de fondos buitre que reclama contra la Argentina manifestando en la puerta y un militante y ex funcionario del PRO que reconoció que las preguntas de los estudiantes fueron coordinadas de antemano.
Ese es el trasfondo que dejó la última actividad de la presidenta Cristina Fernández en los Estados Unidos, donde enfrentó lo que en los papeles era un diálogo con estudiantes de la Escuela de Gobierno de una de las universidades más prestigiosas del mundo, pero en los hechos terminó siendo algo muy parecido a un acto político destinado a cuestionar no sólo su figura sino también su programa de gobierno.
"La libertad de expresión está en peligro en la Argentina. La presidenta Cristina Kirchner se niega a ofrecer conferencias de prensa, ataca a los medios que se le oponen y demoniza a los opositores que piensan distinto que ella. El acceso a la información es esencial en la democracia. Sin embargo, los ciudadanos argentinos encuentran cada vez más dificultades para acceder a esa información. Por eso le pedimos que tome un minuto de su tiempo para hacerle las preguntas que la gente en la Argentina no puede realizar a sus gobernantes."
El texto corresponde a uno de los panfletos que el jueves circularon desde temprano en las puertas del edificio de Harvard en el que iba a exponer la presidenta, e incluye una serie de 15 preguntas para hacerle a la mandataria argentina. Cualquier relación entre esa presentación y la muletilla que varios de los jóvenes emplearon para preguntar (cuando celebraban la posibilidad que les está vedada a los argentinos) es una pura coincidencia.
Las preguntas iban desde la ya desmentida versión de que el Indec afirmaba que en la Argentina se podía comer por seis pesos, que uno de los estudiantes de Harvard realizó en términos muy similares a los del panfleto; hasta las restricciones para la compra de dólares (también formulada), pasando por una que plantea: "Qué quiere hacer el gobierno argentino el 8 de diciembre con el Grupo Clarín y su conglomerado de medios."
Siete de las diez preguntas que le fueron formuladas a la presidenta estaban en ese panfleto, que varios de los estudiantes tenían en sus manos a la hora de preguntar. "Tenés mala memoria que tenés que leer", preguntó irónica Cristina a un estudiante venezolano que tenía un papel en su mano frente al micrófono.
"No pregunto lo que quieren ellos", anticipó un estudiante que se presentó como salteño y luego consultó a la mandataria argentina sobre el rol de la responsabilidad social en el desarrollo económico. Nunca aclaró quiénes eran "ellos", aunque su advertencia daba cuenta de una organización previa para la realización de las preguntas.
También aparece en el panfleto la pregunta sobre la perspectiva de la re-reelección. Esa fue la que efectuó Juan Ignacio Maquieyra, ex asesor del ministro de Educación porteño, Esteban Bullrich, autor intelectual del 0-800 para receptar denuncias sobre la actividad política en las escuelas.
Maquieyra, quien rescindió su contrato con el Ministerio de Educación porteño antes de viajar dos meses atrás a Boston, destacó en su pregunta que estaba agradecido de poder efectuar las preguntas que el resto de sus compatriotas no pueden hacer y según informó la agencia Télam luego reconoció en diálogo con periodistas argentinos que las preguntas que se le iban a hacer a la presidenta fueron coordinadas previamente.
En la larga fila que ocupaba toda la extensión de la calle Kennedy, a metros de Harvard Square, un grupo de argentinos repartía tarjetas rojas y panfletos, ambos con la firma de la American Task Force Argentina (ATFA) que integran estadounidenses acreedores de fondos buitre.

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Faltaba más de media hora para que se abrieran las puertas del auditorio del Harvard Kennedy School donde expondría la presidenta Cristina Fernández cuando llegaron dos mujeres jóvenes repartiendo coloridos folletos a las personas que hacían cola para ingresar al recinto.
Uno de ellos, pequeño y de forma rectangular, los invitaba a sacarle la tarjeta roja a Cristina en clara referencia a las declaraciones de la directora del Fondo Monetario Internacional,
Christine Lagarde, que el lunes había empleado la metáfora futbolera para referirse a la acción que tomaría su organismo si la Argentina no mejoraba los índices estadísticos que elabora el Indec.
El otro folleto, tamaño A4, tenía una foto de Cristina sentada en la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y estaba titulado "¿Cuán libre es la prensa en la Argentina?", acompañado por el subtítulo "la libertad de prensa está bajo ataque".
En cambio, se hacía referencia al "deterioro de la libertad de expresión" y al "acoso constante y la intimidación de los periodistas independientes y críticos", se mencionaba peyorativamente un reconocmiento otorgado por la Universidad Nacional de La Plata al presidente de Venezuela, Hugo Chávez, por su tarea en pos de la libertad de expresión y, por último, se citaba al "diputado de la oposición" Federico Pinedo para criticar la ley que declaró de interés público la producción y distribución de papel de diario.
Del otro lado del folleto se ofrecía un formulario de preguntas encabezado con la frase "Presidenta Kirchner, la comunidad de Harvard quiere saber…" Debajo, cuatro signos de interrogación habilitaban párrafos que planteaban un escenario negativo y que eran coronados cada uno con una pregunta: "¿Cree que se están haciendo políticas para defender la libertad de prensa? ¿Qué reacción toma su gobierno para resolver el problema de los bonistas que han perdido 7000 millones de dólares en los últimos cinco años producto de unas estadísticas de inflación subvaloradas? ¿Qué pasos positivos piensa tomar para arreglar las enormes deudas con los ciudadanos de EE UU y con el gobierno de EE UU? ¿Cómo piensa sobreponerse a los obstáculos y disuadir a los líderes extranjeros para que inviertan en su país tras la renacionalización de YPF?"
Al final del folleto se invitaba a la gente a seguir vía Twitter o visitar online el sito de la American Task Force Argentina (ATFA), un grupo liderado por el abogado Robert Schapiro y la ex representante de los EE UU en el Consejo de Seguridad de la ONU, Nancy Soderberg, que reúne a fondos buitre que no quisieron aceptar la restructuración de la deuda argentina.
Detrás de la ATFA se ocultan personajes como el multimillonario Kenneth Dart, quien según el embajador argentino en los EE UU, Jorge Argüello, lleva invertidos más de 3 millones de dólares "en desplegar un agresivo lobby contra la Argentina en el Congreso de Estados Unidos y en la Legislatura del estado de Nueva York".

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De hecho, grandes prohombres del liberalismo fueron aplaudidos en la Escuela de Gobierno John Fitzgerald Kennedy Jr., de la Universidad de Harvard. Entre ellos, el cordobés Domingo Cavallo; ex ministro de Carlos Menem y Fernando de la Rúa.
El antecedente más próximo de la agrupación política es Luciano Bugallo, quien se presentó durante los cacerolazos del 6 de junio pasado como "El Cipayo Argentino".
Es sabido que el multimillonario Kenneth Dart y sus amigos de la ATFA (American Task Force Argentina) han desplegado, contra la Argentina, un lobby tan agresivo como su nombre. Su objetivo es lograr desprestigiar las políticas económicas argentinas y llevan invertidos cerca 3 millones de dólares en el Congreso de Estados Unidos y la Legislatura del estado de Nueva York. Los volantes de la ATFA, postulaban a Federico Pinedo como referente argentino.
Juan Manuel Avendaño fue uno de los estudiantes que participó el jueves pasado de la conferencia de prensa que ofreció en la Escuela de Gobierno de la Universidad de Harvard, en la ciudad de Boston, la presidenta Cristina Fernández. Avendaño, que cuestionó a la presidenta por las estadísticas del Indec y le pidió una autocrítica, se declaró además años atrás en contra de que las parejas compuestas por personas del mismo sexo reciban pensiones por viudez y en contra de la despenalización del consumo de drogas.
Lo hizo en una carta de lectores que envió al Diario de Cuyo y que fue publicada el 30 de agosto de 2008, en la que dice, con respecto a "la despenalización de drogas" y a "otorgar pensiones por viudez a parejas gays", que expresaba su "desacuerdo total".
En la carta reseña que en aquel entonces tenía 20 años. "Informo mi edad para que no piensen que soy un anciano aburrido, sino que soy un joven con mucho que perder. Entre otras cosas, una Argentina a la que amo y no quiero ver en decadencia", concluyó.
Avendaño es alumno desde hace diez meses de la Harvard Medical School y entre 2006 y 2011 estudió en la Universidad Católica de Cuyo, donde se recibió de licenciado en Bioquímica con el mejor promedio, según consigna el propio Avendaño en su perfil de LinkedIn.
Avendaño fue el estudiante que con voz temblorosa le pidió a la presidenta una autocrítica.

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Pero ¿quiénes son y cuáles son sus objetivos de estos miembros del "Grupo de Tareas Estadounidense para Argentina (ATFA, por sus siglas en inglés)"? Veamos cómo se presentan ellos mismos:

American Task Force Argentina
Quiénes somos
El Grupo de Tareas Estadounidense para Argentina (ATFA, por sus siglas en inglés) es una alianza de individuos y organizaciones unidos para una conciliación justa y equitativa del incumplimiento de pago y la reestructuración de la deuda soberana del gobierno argentino.
El proceder del gobierno argentino con relación al incumplimiento de pago no sólo atormentó a los mercados internacionales y a los inversionistas, sino que violó la ley estadounidense.
El Grupo de Tareas considera que el gobierno estadounidense (el poder ejecutivo, legislativo y judicial) debe volver a involucrarse en el tema del incumplimiento de pago y la reestructuración de la deuda de Argentina. El gobierno estadounidense debe desarrollar vigorosamente un acuerdo de negociación con el gobierno argentino para salvaguardar los intereses de los inversores estadounidenses y el respeto por la ley.
En particular, el Grupo de Tareas educará al público y aumentará la toma de conciencia sobre los peligros asociados con la incapacidad del gobierno argentino de hacerse cargo de su incumplimiento de pago conforme a normas internacionales.
El objetivo final del ATFA es reforzar la estabilidad de los mercados de crédito globales; trabajar para conseguir un resultado adecuado para los acreedores restantes; asegurar la integridad de la ley estadounidense y fortalecer las relaciones bilaterales cruciales entre Estados Unidos y Argentina.

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OBJETIVOS
Esta organización busca convencer al gobierno argentino de abrir una nueva oferta de bonos para los acreedores estadounidenses. Si lo hace, Argentina reafirmaría un compromiso con los estándares financieros internacionales y saldría de la violación de las leyes estadounidenses. Estados Unidos es el centro financiero global. Tiene un interés importante en asegurar su integridad y estabilidad. Sus intereses están debilitados profundamente por los peligros morales y la incertidumbre generada por el incumplimiento de la deuda argentina y su oferta de reestructuración insostenible.
Estados Unidos debería apalancar su influencia con el gobierno de Argentina. Asimismo, el gobierno estadounidense debería tomar medidas para que el Fondo Monetario Internacional no le otorgue préstamos a la Argentina hasta que no cumpla con sus obligaciones para con los acreedores y las leyes internacionales, según lo dispuesto por las normas del mercado crediticio generalmente reconocidas.
Hasta ahora el gobierno de los Estados Unidos ha protegido a los morosos soberanos en contra de los acreedores estadounidenses con expedientes cordiales que solicitan a los tribunales que adopten interpretaciones de la FSIA para proteger los activos soberanos. Además, Estados Unidos ha presionado a los acreedores para que acepten condiciones en los bonos, llamadas cláusulas de acción colectiva, facilitándoles así a los soberanos reestructurar la deuda. La FSIA debe examinarse y revisarse nuevamente para brindarles a los acreedores estadounidenses las herramientas que necesitan para perseguir los embargos correspondientes en escenarios de deuda morosa soberana.
La ATFA apoya las recomendaciones de un reciente ensayo de un catedrático de la Facultad de Derecho de la Universidad de Harvard, el profesor Hal S. Scott. Este trabajo sugiere fortalecer los derechos de los acreedores para permitir el embargo de los activos de deudores soberanos en caso de incumplimiento del pago de la deuda. Demuestra el ensayo que las reformas a la FSIA le pondrán freno a los soberanos a la hora de pedir demasiados préstamos.
La ATFA alienta al gobierno de Estados Unidos a tomar medidas en representación de los contribuyentes, empresas y tenedores de bonos norteamericanos.

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Pero si, como vimos, los alumnos de Harvard estaban tan mal informados sobre la realidad argentina y fueron tan fácilmente influenciados por grupos de lobistas (los barrabravas de Harvard "que querían preguntar", tanto los lobistas profesionales como algunos de los alumnos argentinos) para que hagan cierto tipo de preguntas, cualquier espectador se preguntará ¿qué tipo de claustro universitario es Harvard? Veamos:

James Petras: "El prestigio de Harvard está muy exagerado".
El profesor emérito especialista en las relaciones de América Latina con Estados Unidos, James Petras, manifestó en diálogo con Radio América: "La idea de que Harvard es un centro de gran conocimiento y de prestigio está muy exagerada".
En ese sentido, expresó: "Es una escuela para preparar funcionarios para las grandes empresas multinacionales y para los gobiernos. No es un gran centro para intercambiar ideas y teorías, como se supone comúnmente".
"Los estudiantes están dentro de los parámetros de lo que podemos llamar el establishment. Los profesores de izquierda en Harvard nunca alcanzan la permanencia", agregó Petras.
Por último, señaló: "Harvard cultiva estudiantes para ir a Wall Street y los grandes estudios de abogados vinculados con el lobby".

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Para quienes vimos la presentación que hizo el decano de la Facultad de Política y Gobierno, el profesor de David Ellwod, antes de la conferencia de Cristina Fernández, no nos debería sorprender tanto las preguntas como el desconocimiento o, algo peor, el conocimiento basado en arquetipos prejuiciosos que tienen los alumnos sobre Argentina y su historia y presente, ya que el mismo decano creía que Eva Perón había sido la primera "mujer presidente de Argentina" y que por lo tanto Cristina Fernández siendo la segunda, había sido la primera en ser "elegida" presidente... ¿Se habrá confundido a Eva Perón con Isabel Perón? ¿No podría haber buscado siquiera en Wikipedia algo sobre la historia argentina? ¿O quizás habrá googleado y caído en algún sitio trucho de historia latinoamericana?.



Para finalizar, profundicemos un poco más sobre el tratamiento que se le dispendió a la presidenta argentina en Harvard, y comparémoslo con otros antecedentes. Veamos:

Harvard tiene casi cuatro siglos de vida. Es un negocio privado dedicado a la formación de ejecutivos de bancos o grandes empresas, la mayoría de los cuales provienen de las familias de supermillonarios estadounidenses. Permite también, a quien esté en condiciones de pagar entre 50 y 100 mil dólares anuales o conseguir una beca, entrar a ese selecto mundo de quienes se autodefinen como líderes pero que tienen la curiosa situación de estudiar en el país que está generando la peor crisis del capitalismo. La Escuela de Negocios de Harvard (ésta es de las de 100 mil dólares anuales) formateó a un tipo como Sebastián Piñera, el presidente chileno que reprime estudiantes que quieren educación pública. O a Felipe Calderón, el mexicano que deja la presidencia con decenas de miles de muertos por el llamado narcotráfico y con un 50% de pobres. O a tipos como Domingo Cavallo, cuyos desmanes en la Argentina están suficientemente contados.
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En abril de este año, la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff ya había tenido que enfrentar las preguntas de los alumnos de la Universidad de Harvard, tal cual lo hizo ayer Cristina Kirchner.
Tras una conferencia de media hora de la mandataria, la primera pregunta la realizó una joven estudiante, y giró en torno a qué consejo le daría a las mujeres de su país. “Les digo que tengan certeza de que ellas pueden”, contestó Rousseff.
“Yo no soñaba con ser presidenta, soñaba con ser o bailarina o participar de un cuerpo de bomberos para apagar incendios. Hoy, las mujeres pueden soñar con una tercera opción: ser presidentas de Brasil. Y pueden también soñar en ser presidentas de Harvard”, destacó.
Luego, la segunda interpelación fue acerca de cómo deben sentirse los brasileños frente a los frecuentes casos de corrupción, que hacen decaer la credibilidad de los políticos y hacen que los brasileños no se interesen por la política.
Después, una estudiante venezolana le preguntó por la relación de Brasil con Venezuela y qué recomendación le haría al presidente Hugo Chávez. “Tengo un gran respeto por Chávez y no me arrogó el derecho de hacer recomendaciones a cualquier país, me parece muy peligroso. No me gustaría que hagan comentarios acerca de mi país”, concluyó.

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Ahora que sabemos que los alumnos de Harvard tuvieron la oportunidad de escuchar y hacerles preguntas a los presidentes Dilma Rousseff y Sebastián Piñera, comparemos las tres conferencias, las preguntas formuladas y el modo en que fueron hechas. Para resumir y ahorrarles tiempo a los amables lectores que no quieran verlas competamente, este humilde servidor público acerca su opinión:

La universidad presentó de muy distinta manera a estos tres presidentes. En los casos de Piñera y Rousseff, la presentación la hizo el decano pero la introducción sobre la historia y realidad del país y del presidente la hizo un profesor especialista en el tema, cosa que no pasó en el caso de Cristina, ya que la introducción la hizo el mismo decano, leyendo un texto corto y con los errores evidentes e imperdonables para una entidad tan prestigiosa. E incluso en el caso de Piñera, el decano en la presentación se deshizo en halagos para Chile y su presidente, quien, a su vez, siempre habló en inglés...
En cuanto a las preguntas, la diferencia entre las dirigidas a Cristina y a los otros dos mandatarios fue notable. Las realizadas a Rousseff y a Piñera fueron formuladas en un clima respetuoso, no fueron insisivas, algunas incluso fueron elogiosas hacia los presidentes y sus respuestas fueron siempre aplaudidas. Los alumnos eran mayoritariamente latinoamericanos, muchos del mismo país del presidente, igual que en el caso de Cristina, aunque la audiencia no era tan nutrida como en el caso de la presidenta argentina y nunca se vieron muestras de encono o molestia, y menos silbidos y aplausos provocadores ante ciertas preguntas chicaneras. Es decir, tanto el clima como el contexto en el que trascurrieron las tres conferencias demuestran la distinta vara con que el establishment internacional (y nacional) juzga a los distintos gobiernos. Este dato no es nuevo, pero ayuda a comprender mejor lo sucedido en Harvard después de que la polvareda levantada haya desaparecido.
Algunas de las preguntas "picantes" realizadas a la mandataria brasileña fueron las siguientes:"Como líder femenina usted es inevitablemente un modelo de inspiración para muchas chicas y mujeres jóvenes alrededor del mundo. ¿Qué consejo les daría?", "¿Cuáles son los desafíos que debe enfrentar América Latina para lograr una mayor integración regional, en especial con la Argentina y quién cree usted que va a ganar el mundial de fútbol?" "¿Qué tiene para decirle a una persona con formación e interés en la política, que no se decide a trabajar en el sector público por el estigma que existe en nuestro país de que los políticos son corruptos?",
Y una de las preguntas más "embarazosas" realizadas al presidente de Chile fue: "¿Qué le sugeriría usted al presidente de los Estados Unidos para resolver la crisis de la deuda?", (una pregunta trivial no tanto por la desproporción económica entre ambos países, sino porque Chile no se caracteriza por haber tenido problemas graves con su endeudamiento).
Esta última pregunta bien hubiera sido pertinente hacérsela a Cristina Fernández, pero parece que no figuraba en los "machetes" de Harvard...


A modo de recreo, disfrutemos ahora la visión particular del programa Duro de Domar sobre la conferencia de la presidenta en Harvard.

Informe de Duro de Domar:




Ahora sí, para quienes lo deseen, las tres conferencias completas en la versión original de la Universidad de Harvard.


A Public Address by Her Excellency Cristina Fernández de Kirchner, President of Argentina.

 


A Public Address by President of Brazil, Dilma Rousseff.

 


The Chilean Path to Development By President of Chile, Sebastián Piñera





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