3 de julio de 2015

Copa América: Argentina vs Chile pero no Galtieri vs Pinochet.

Frente a la próxima final de la Copa América, es necesario puntualizar algunas circunstancias políticas o históricas que pueden teñir la disputa deportiva.
Todos conocemos la colaboración de la dictadura chilena con el Reino Unido durante el conflicto por la soberanía de las islas Malvinas, pero hay un aspecto que debemos subrayar, que debemos tener bien en cuenta al referirnos a ese episodio histórico: mientras la dictadura argentina de Galtieri nos lanzaba a una aventura trágica contra la potencia que ocupaba nuestras Malvinas, la dictadura chilena de Pinochet apoyaba y colaboraba con ella. Pero ahí termina la adjudicación de papeles en el conflicto, porque si postulamos que lo que hizo Pinochet obedeció a la voluntad de los chilenos, entonces lo que hizo Galtieri responderá, de la misma manera, a nuestra voluntad; es como si dijéramos que lo que hicieron las hordas de Videla respondió también a los deseos nuestros. Porque los hechos bárbaros o cuestionables de las dictaduras no son adjudicables a sus pueblos. Yo me niego a aceptar eso, no me hagan responsable a mí de las atrocidades de los dictadores argentinos como yo no hago responsables a los chilenos de las barbaridades de su dictador.
Como complemento de este pensamiento, acercamos aquí lo expresado por el funcionario de la cancillería argentina a cargo del tema de Malvinas:


El partido con Chile y las Malvinas.
Por Daniel Filmus *
La rivalidad entre las hinchadas de dos selecciones nacionales de países vecinos es un clásico que se suele agotar con la finalización del partido. Pocos deportes despiertan tanta pasión como el fútbol y quienes lo sentimos así solemos expresarlo genuina y eufóricamente.
En vísperas de la final de la Copa América, los cantitos de ambas parcialidades han incluido a las islas Malvinas. En el caso argentino, han implicado fuertes “cuestionamientos” a la posición chilena.
En este contexto, me gustaría enfatizar que Argentina sólo tiene palabras de agradecimiento respecto de las actitudes que Chile ha llevado adelante a partir de la recuperación de su democracia. En todos los foros multilaterales, regionales y globales Chile ha sostenido una firme posición de apoyo al reclamo argentino de soberanía sobre las islas Malvinas.
Hace pocos días, por ejemplo, fue Chile quien presentó en el Comité de Descolonización de las Naciones Unidas el proyecto de declaración a favor de resolver en forma negociada con el Reino Unido el diferendo de soberanía sobre las Malvinas. Fue emocionante escuchar al hermano chileno defendiendo nuestros derechos.
Semanas atrás, el actual ministro de Interior chileno, Jorge Burgos, en ese momento a cargo de la cartera de Defensa, sintetizó la posición del pueblo chileno respecto de la actitud que tomó Pinochet durante el conflicto armado del Atlántico Sur: “La inmensa mayoría de los chilenos no estamos orgullosos para nada de la actitud de la dictadura durante la guerra de Malvinas”. Actitud de colaboración con los británicos que fue reconocida por Margaret Thatcher al reclamar por la libertad de Pinochet cuando fue detenido en Londres por sus reiteradas violaciones a los derechos humanos en Chile. La liberación de Pinochet confirmó que al gobierno del Reino Unido sólo le preocupan los derechos humanos cuando sirven como argumento para perpetuar su política colonial en el mundo, no para condenar las dictaduras que torturaron, desaparecieron y asesinaron en esta parte del planeta.
Toda la historia de la región está cruzada por intentos de los grupos hegemónicos de generar hipótesis de conflictos entre países hermanos con el objetivo de desunir a los pueblos como estrategia de dominación.
Por suerte, la recuperación de las democracias en el continente y el surgimiento de liderazgos que priorizaron la integración regional como estrategia de desarrollo soberano, han dejado atrás esa etapa.
Muestra de ello es la reciente reunión que mantuvieron nuestras presidentas, Cristina Fernández de Kirchner y Michelle Bachelet, el pasado mes de mayo. Durante la misma Bachelet expresó “el respaldo del gobierno y del pueblo de Chile a los legítimos derechos de soberanía de la República Argentina sobre las islas Malvinas, Georgias del Sur, Sandwich del Sur y los espacios marítimos circundantes”.
Este sábado nuestras selecciones de fútbol se enfrentarán en el campo de juego y las hinchadas lo harán con sus cantitos desde las tribunas. No puede ser de otra manera. El domingo los pueblos argentino y chileno seguirán trabajando para desterrar los prejuicios y construir juntos el futuro de soberanía, justicia, paz y felicidad que próceres como San Martín y O’Higgins soñaron para América latina.

* Secretario de Asuntos Relativos a las Islas Malvinas del Ministerio de Relaciones Exteriores de la República Argentina.
Nota completa



Y, finalmente, un par de acotaciones que aclaran esta posición, y que pocas veces se mencionan al referirse al triste papel de la dictadura chilena en el citado conflicto.
Bernardo O'Higgins
El militar y dictador Augusto Pinochet era, efectivamente, chileno, como también lo fue el General Bernardo O'Higgins, amigo del General San Martín, y el Capitán Manuel Rodriguez, el sargento mayor Ramón Freire, el coronel Juan de Dios Vial Santelices, el capitán Juan Manuel Astorga, el coronel Joaquín Prieto, el coronel de milicias de Aconcagua José María Portus, el teniente coronel José Manuel Borgoño, el sargento mayor José Santiago Aldunate, el teniente coronel Santiago Sánchez, el coronel Mariano Larrazábal y otros 4000 soldados que integraron el Ejército de los Andes o el Ejército Unido que comandó el Gran Capitán en su Expedición Libertadora del Perú.



Bandera del Ejército Unido de San Martín
Y también chilenos fueron los dineros que financiaron esa campaña libertadora, ante la escasa ayuda que provenía de Buenos Aires para culminar la liberación sanmartiniana de medio continente.


Repasemos, por eso, brevemente un poco nuestra historia:



¿Qué apoyos recibe San Martín para la expedición al Perú?
Pocos días después de Maipú, San Martín volvió a cruzar la cordillera rumbo a Buenos Aires para solicitar ayuda al gobierno del Directorio para la última etapa de su campaña libertadora: el ataque marítimo contra el bastión realista de Lima. Obtiene la promesa de una ayuda de 500.000 pesos para su plan limeño de los que sólo llegarán efectivamente 300.000. San Martín regresó a Chile, donde obtuvo la ayuda financiera del gobierno de ese país y armó una escuadra, que quedará al mando del marino escocés Lord Cochrane.

¿A qué se llamó la genial desobediencia de San Martín? 
Cuando se disponía a iniciar la campaña recibió la orden del Directorio de marchar hacia el Litoral con su ejército para combatir a los federales de Santa Fe y Entre Ríos. San Martín se negó declarando: "el general San Martín jamás desenvainará su espada para combatir a sus paisanos". Desobedeció e inició la travesía hacia el Perú.
Nota completa

Más detalles en Cruce de los Andes.



Por eso, no dejemos que el fervor deportivo y el folklore del fútbol nuble nuestra visión política o geopolítica de la relación con nuestros vecinos sudamericanos, miembros al igual que nosotros de la Patria Grande que soñaron tanto San Martín como O'Higgins, porque si eso sucede estaremos abrevando y alimentando la visión contraria, la que pertenece tanto al dictador chileno Pinochet como a los dictadores argentinos Galtieri y Videla.





Y terminemos este repaso de la relación histórica entre Argentina y Chile con la excelente, famosa frase del mejor jugador de fútbol de todos los tiempos, Diego Armando Maradona, que bien viene en nuestro auxilio hoy para que no nos distraigamos ante esta contienda deportiva que nos enfrenta en la final con nuestros hermanos trasandinos:


"La pelota no se mancha".




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