15 de febrero de 2017

Errar es humano, pero errar siempre es de economistas neoliberales...

Para los medios de difusión hegemónicos, que un economista o una consultora erre un pronóstico económico para el año no es suficiente para que no lo vuelva a consultar al año siguiente, y el siguiente y el siguiente... Lo importante de ese pronóstico es si ratifica o no lo que ese medio quiere imponer en el sentido común de la sociedad, es decir, de los intereses de ese medio.
Esto lo venimos probando anualmente en Basurero Nacional desde hace años, e incluso hemos creado el premio anual Manochanta del Año para premiar a quienes equivocan más desvergonzadamente sus pronósticos.
Hoy reproduciremos algunas partes de un texto de un economista que revela lo sucedido en 2016 sobre ese mismo tema, con un par de agregados de otras fuentes.
Veamos lo que señala el economista y profesor universitario Mariano Kestelboim:


Hay una larga lista de pronósticos apocalípticos fallidos a lo largo de la historia nacional; los más recientes fueron grotescos, a pesar de que hayan podido pasar desapercibidos. Consecutivamente, en 2015 y 2016, consultoras muy reconocidas erraron en el signo de variación del PIB. Y, en 2017, vuelven a la carga sin autocríticas y con vaticinios que, otra vez, parecen poco ajustados a la realidad.
En los hechos, a fines de septiembre de 2014 un grupo de once influyentes consultoras preveía una baja del PBI, en promedio, del -0,9 por ciento para 2015 (www.lanacion.com.ar/1731002-preven-un-2015-con-recesion-alta-inflacion-y-reservas-en-baja). La única estimación buena fue la del Estudio Bein, que había previsto un crecimiento del 3 por ciento, muy próxima a la suba real (2,65 por ciento).
En cambio, los titulares de los centros de estudios que después se integraron al gobierno de Cambiemos habían pronosticado una fuerte recesión para ese mismo año. Uno de ellos fue el de Elypsis, Eduardo Levy Yeyati, quien asumió en el directorio del banco BICE. Su consultora había anticipado una caída del PIB del 2,5 por ciento. También el director de Empiria Consultores y actual ministro de Economía de la provincia de Buenos Aires, Hernán Lacunza, había previsto esa baja. En un escalón inferior (-2 por ciento) se ubicó el titular de Analytica, Ricardo Delgado, economista del Frente Renovador que posteriormente fue designado subsecretario de Coordinación de la Obra Pública Federal, en la cartera que conduce Rogelio Frigerio.

No hubo cambios bruscos en el escenario internacional ni factores climáticos que permitieran justificar los gruesos desaciertos. Al contrario, los sucesos externos con más impacto en la economía local jugaron a su favor. La economía de Brasil inició su derrumbe en 2015, contrayéndose un 3,8 por ciento, cuando los analistas consultados por el Banco Central de ese país preveían, en septiembre de 2014, que iba a crecer un 1 por ciento. Es decir, si el PIB de Brasil hubiera aumentado como se anticipaba, el error de las consultoras locales hubiera sido más grosero todavía. Las inundaciones afectaron la cosecha esperada y, por lo tanto, también apaciguaron sus errores.
El pesimismo se interrumpió de forma abrupta ante la perspectiva de cambio de gobierno. Para 2016, las consultoras pronosticaron un período de ajuste muy corto y que volvería el crecimiento con vigor desde el célebre segundo semestre. Elypsis fue vanguardista. En su informe de febrero de 2015, titulado “2016: el año del rebote”, preveía un alza del PIB de 4 por ciento. Más eufórica resultó la proyección del economista Luis Secco que, en marzo de 2015, confirmó el vaticinio de recesión también previsto antes por sus colegas y auguró que, en la segunda mitad de 2016, el ritmo de crecimiento sería del “7/8 por ciento”. Cuando Macri asumió la presidencia, Secco fue nombrado jefe de Gabinete del Banco Nación. Analytica también se entusiasmó; en enero de 2016, con las principales políticas ya en funcionamiento, su nuevo Director, Rodrigo Alvarez, pronosticó un alza del 1 por ciento para ese año. Empiria Consultores presentó la previsión menos favorable; después de su fallida expectativa de recesión en 2015, calculó, en enero de 2016, un virtual estancamiento (-0,1 por ciento).
En 2017 vuelve a reinar el optimismo entre los gurúes más conocidos; prevén un incremento del PIB de entre 3 y 5 por ciento.
El modelo de alimentar expectativas positivas para tratar de inducir un comportamiento expansivo de empresas y consumidores, sobreestimando el nivel de crecimiento y recortando las proyecciones a medida que se vislumbran que serán incumplibles, se ha aplicado ininterrumpidamente en Brasil desde 2012. En un escenario donde el gobierno viene empleando medidas de corte liberal similares a las de nuestro mayor socio comercial, deberíamos esperar que la misma estrategia de engañosa promoción del crecimiento se repita en Argentina, como ya empezó a suceder con los recortes en las proyecciones de crecimiento del FMI.

Pronóstico  papelón:
Eduardo Levy Yeyati dijo que 2016 sería “el año del rebote” y pronosticó un crecimiento del 4 por ciento.
Luis Secco auguró que en el segundo semestre el ritmo de expansión del PIB sería del 7 u 8 por ciento.
Rodrigo Alvarez fue más moderado, pero arriesgó que en 2016 el crecimiento sería al menos del 1 por ciento.
Hernán Lacunza y Ricardo Delgado, ahora funcionarios de la provincia de Buenos Aires y del gobierno nacional, eran pesimistas para 2015, cuando la economía creció, y aventuraban un 2016 promisorio.
Consultoras y bancos encuestados por LatinFocus decían que el año pasado la economía tendría una baja moderada del 0,3 por ciento, cuando se ubicó en torno a -2,5.


Eduardo Levy Yeyati
Luis Secco
Hernán Lacunza
Ricardo Delgado

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Veamos lo que el mismo Ministro de Hacienda de Cambiemos pronosticaba, al comienzo de su gestión, para el 2016:

Prat Gay pronosticó de 0,5 al 1% de crecimiento en 2016 y anticipó el préstamo de un pool de bancos para la semana próxima.
14.01.2016
El ministro de Hacienda, Alfonso Prat Gay amplió hoy las metas comunicadas ayer y pronosticó que la economía tendrá un suave crecimiento de entre 0,5 y 1 por ciento en 2016. También estimó que entre 2017 y 2019 la tasa de expansión será del orden de 4,5%.
Ayer había especificado que anticipaban una reducción del 1% del déficit primario y una contracción de la inflación a una tasa del 20 al 25 por ciento anual, con un crecimiento económico producto de "la liberación de las fuerzas productivas y creativas" reprimidas por los condicionamientos y restricciones de la política económica del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner.
De acuerdo con agencias internacionales, Prat Gay señaló que "el gobierno de Mauricio Macri debe ordenar variables económicas luego de cuatro años de estancamiento" y reiteró que espera "una mejor performance de la economía durante el segundo semestre del año cuando maduren las decisiones económicas que comenzó a implementar la nueva administración". 
Por su parte, el economista José Luis Espert consideró de acuerdo a sus estimaciones que si se verifican las condiciones de que "haya un acuerdo pronto con los holdouts y el Tesoro lograra colocar deuda significa, puede que Prat Gay llegue al margen superior de la meta de inflación para 2016, un 25%. 
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Como vemos, ni el mismo ex ministro Prat Gay es confiable en materia de pronosticar lo que puede suceder en la economía argentina, como ya lo habíamos advertido en Basurero Nacional al otorgarle el Premio "Manochanta de Oro 2016"
Es oportuno mencionar que en plena campaña proselitista de 2015 afirmó livianamente que "una devaluación no provocaría grandes costos en materia inflacionaria porque en la práctica la economía se manejaba con la cotización de otros tipos de cambio, como el contado con liquidación o el blue. 'El mismo dijo “Con nuestra propuesta, que será coherente con un programa económico, lo que va a suceder es que subirá el dólar oficial, que prácticamente no afecta a nadie, y van a bajar los otros, que afectan a la gran mayoría de la población”, afirmó. “El dólar a 9,50 no existe”, aseguraba más desafiante el propio Mauricio Macri. Las advertencias sobre los riesgos de ocasionar una estampida de precios al mover el dólar de 9,65 a 15 pesos, como estimaba el candidato en aquel momento, eran descartadas, y quienes las hacían eran tratados de ignorantes. “Es algo que Daniel Scioli no entiende”, apuntaba por ejemplo Prat-Gay".
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