18 de junio de 2012

WikiPis: Relación Argentina-Gran Bretaña. Opiniones de Mariano Moreno y la Sociedad Rural + Tratado entre Gran Bretaña y Argentina de 1825.

WikiPis (el Wikileaks basurero). acerca hoy documentos reveladores referidos a la relación de nuestro país con el reino de la Gran Bretaña.

Wikipis
no es otra cosa que el compendio de las “deposiciones” de funcionarios, políticos y periodistas de hoy y de siempre, que cimentaron el sentido común vernáculo.

Basurero Nacional continua aquí con la publicación de cables, cartas y mensajes que consideramos necesario que sean conocidos por todos. Como comprenderán, no podemos revelar las fuentes de nuestros informes, pero nadie podrá desmentir ni negar la veracidad de los mismos. La cuadrilla de jaquers basureros de este blog, acostumbrados a lidiar con filtraciones y derrames de información, se dedicará no a “hackear” sino a “chorear” este material de los medios de difusión, portales de internet de toda laya, correos, correos electrónicos, memorias y pasillos de todo el país, con el único propósito de dar a conocer lo que generalmente no estaba destinado a ser conocido por el gran público (es decir: el pueblo).

En esta oportunidad, WikiPis publica documentos y opiniones sobre las relaciones entre ambos países en todos los tiempos, entre ellos las de Moreno y un presidente de la Sociedad Rural, el texto del Tratado de Amistad entre ambos países, muy útiles para compararlas con las distintas posiciones sostenidas en la actualidad con respecto a ese tema; y, a modo de yapa, WikiPis reproduce el discurso de Margaret Thatcher después al finalizar la guerra de Malvinas. Veamos, entonces, los cables de hoy:
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Gaceta de Buenos Aires.

"El que observe las relaciones políticas de la Europa en estos últimos tiempos descubrirá que todas ellas no giran sobre otro eje que el interés recíproco de las naciones que contratan… El espíritu mercantil parece que se ha introducido hasta en los mismos tronos…
"…Una general proscripción de todas las pretensiones de la Francia, un franco y libre comercio con la nación inglesa, reglamentos liberales que aumentasen estas relaciones sobre la firme base de recíprocas ventajas, una amistad previniente dispensada a todo individuo inglés residente en este suelo, tales han sido las medidas que la Inglaterra debió pretender de nosotros, y que hemos anticipado generosamente…
"Es un deber del Gobierno exhortar al pueblo a que deponga cualquier prevención contra los ingleses: pero debe al mismo tiempo recomendar y aplaudir el celo con que se ha manifestado inflamado por esta ocurrencia [la conducta del capitan inglés Elliot con motivo del bloqueo. Los pueblos deben estar siempre atentos a la conservación de sus intereses y derechos, y no deben fiar sino de sí mismos. El extranjero no viene a nuestro país a trabajar en nuestro bien, sino a sacar cuantas ventajas pueda proporcionarse. Recibámoslo enhorabuena, aprendamos las mejoras de su civilización, aceptemos las obras de su industria, y franqueémosle los frutos que la naturaleza nos reparte a manos llenas, pero miremos sus consejos con la mayor reserva, y no incurramos en el error de aquellos pueblos inocentes que se dejaron envolver en cadenas, en medio del embelesamiento que les habían producido los chiches y abalorios."

Aprendamos de nuestros padres, y que no se escriba de nosotros los que se ha escrito de los habitantes de la antigua España con respecto a los cartagineses que la dominaron:

Libre, feliz España, e independiente
Se abrió al cartaginés incautamente:
Viéronse estos traidores
Fingirse amigos, para ser señores;
Y el comercio afectando,
Entrar vendiendo para salir mandando”

«Si los pueblos no se ilustran, si no se vulgarizan sus derechos, si cada hombre no conoce lo que vale, lo que puede y lo que se le debe, nuevas ilusiones sucederán a las antiguas, y después de vacilar algún tiempo entre mil incertidumbres, será tal vez nuestra suerte mudar de tiranos sin destruir la tiranía»


Mariano Moreno.
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¿Argentina colonia inglesa?

"Densos nubarrones se levantan que presagian tormentas proteccionistas en las colonias inglesas, y la tendencia imperialista que va mordiendo fuerte el espíritu británico no es por cierto una garantía para el porvenir de nuestro comercio internacional. Mucho hablamos de abrir nuevos mercados, sin notar acaso que más valdría asegurar los que ya tenemos, como el de Inglaterra, para quien deberíamos tratar de convertirnos mercantilmente en su mejor colonia, a fin de hacerle imposible dar preferencia a nuestros competidores de Canadá y de Australia."

Discurso pronunciado por el Dr. Ezequiel Ramos Mejía, presidente de la Sociedad Rural Argentina, en la inauguración de la exposición rural de 1902.
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Tratado de Amistad, Comercio y Navegación celebrado entre las Provincias Unidas del Río de la Plata y Su Majestad Británica.

Habiendo existido por muchos años un comercio extenso entre los dominios de Su Majestad Británica y los territorios de las Provincias Unidas del Río de la Plata, parece conveniente a la seguridad y fomento del mismo comercio, y en apoyo de una buena inteligencia entre Su Majestad y las expresadas Provincias Unidas, que sus relaciones ya existentes, sean formalmente reconocidas y confirmadas por medio de un tratado de amistad, comercio y navegación.

Con este fin han nombrado sus respectivos Plenipotenciarios; a saber:

S. M. el Rey del Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda al Sr. Woodbine Parish, Cónsul General de S. M. en Buenos Aires; y las Provincias Unidas del Río de la Plata al Sr. Dr. Manuel J. García, Ministro Secretario en los departamentos de Gobierno, Hacienda y Relaciones Exteriores del Ejecutivo Nacional de las dichas Provincias.

Quienes habiendo canjeado sus respectivos plenos poderes, y hallándose estos extendidos en debida forma, han concluido y convenido en los artículos siguientes:

Artículo 1- Habrá perpetua amistad entre los dominios y súbditos de S. M. el rey del Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda y las Provincias Unidas del Río de la Plata y sus habitantes.

Artículo 2- Habrá entre todos los territorios de S. M. B. en Europa y los territorios de las Provincias Unidas del Río de la Plata una recíproca libertad de comercio.

Los habitantes de los dos países gozarán respectivamente la franqueza de llegar segura y libremente con sus buques y cargas a todos aquellos parajes, puertos y ríos en los dichos territorios, a donde sea o pueda ser permitido a otros extranjeros llegar, entrar en los mismos y permanecer y residir en cualquiera parte de dichos territorios respectivamente.

También alquilar y ocupar casas y almacenes para los fines de su tráfico; y generalmente los comerciantes y traficantes de cada nación respectivamente, disfrutarán de la más completa protección y seguridad para su comercio siempre sujetos a las leyes y estatutos de los países respectivamente.

Artículo 3- Su Majestad el Rey del Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda se obliga además, a que en todos su dominios fuera de Europa los habitantes de las Provincias Unidas del Río de la Plata tengan la misma libertad de comercio y navegación estipulada en el artículo anterior; con toda la extensión que en el día se permite o en adelante se permitiere a cualquier otra nación.

Artículo 4- No se impondrán ningunos otros ni mayores derechos a la importación en los territorios de S. M. B., de cualquiera de los artículos de producción, cultivo o fabricación de las Provincias Unidas del Río de la Plata; y no se impondrán ningunos otros ni mayores derechos a la importación en la dichas Provincias Unidas de cualesquiera de los artículos de producción, cultivo o fabricación de los dominios de S. M. B. Que los que se paguen o en adelante se pagaren por los mismos artículos, siendo de producción, cultivo o fabricación de cualquiera otro país extranjero, ni tampoco se impondrán ningunos otros ni mayores derechos en los territorios o dominios de cada una de las partes contratantes a la extracción de cualquiera artículo en los territorios o dominios de la otra, de aquellos que se pagan o en adelante se pagaren, a la extracción de iguales artículos a cualquiera otro país extranjero, ni tampoco se impondrá prohibición alguna a la extracción o introducción de cualquiera de los artículos de producción, cultivo o fabricación de los dominios de S. M. B. o de las Provincia Unidas a ellas, o desde las dichas Provincias Unidas que no comprendieren igualmente a todas las otras naciones.

Artículo 5- No se impondrá mayor ni alguna otra clase de derechos o cargas por razón de toneladas, fanal, puerto, pilotaje, salvamento, en caso de avería o naufragio, ni otro algún derecho local en cualquiera de los puertos de las dichas Provincias Unidas a los buques británicos de más de ciento veinte toneladas, que aquellos que se pagaren en los mismos puertos por los buques de las dichas Provincias Unidas del mismo porte; ni en los puertos de cualesquiera de los territorios de S. M. B. a los buques de las Provincias Unidas de más de ciento veinte toneladas, que aquellos que se pagaren en los mismos puertos por los buques británicos del mismo porte.

Artículo 6- Los mismos derechos se pagarán a la introducción en las dichas Provincias Unidas de cualquier artículo de producción, cultivo o fabricación de los dominios de S. M. B.; ya se haga dicha introducción en buques de las Provincias Unidas o en buques británicos; y los mismos derechos se pagarán a la introducción en los dominios de S. M. B. de cualquier artículo de producción, cultivo o fabricación de las Provincias, ya sea que tal introducción se haga en buques británicos o en buques de las dichas Provincias Unidas. Los mismos derechos se pagarán y las mismas concesiones y gratificaciones por vía de reembolso de derechos se abonarán a la exportación de cualquiera artículos de producción, cultivo o fabricación de los dominios de S. M. B. a las Provincias Unidas, ya sea que la referida exportación se haga en buques de las dichas Provincias Unidas o en buques británicos; y los mismos derechos se pagarán y las mismas concesiones y gratificaciones, por vía de reembolso de derechos se abonarán a la exportación de cualquiera artículos de producción, cultivo o fabricación de las Provincias Unidas a los dominios de S. M. B., ya sea que la referida exportación se haga en buques de las dichas Provincias Unidas.

Artículo 7- Con el fin de evitar cualquiera mala inteligencia por lo tocante a los reglamentos que puedan respectivamente constituir un buque Británico o un buque de las dichas Provincias Unidas, se estipula por el presente que todos los buques construidos en los dominios de S. M. B. que sean poseídos, tripulados y matriculados con arreglo a las leyes de la Gran Bretaña, serán considerados como buques británicos; y que todos los buques construidos en los territorios de dichas Provincias debidamente matriculados y poseídos por los ciudadanos de las mismas, o cualquiera de ellos, y cuyo capitán y tres cuartas partes de las tripulaciones sean ciudadanos de las Provincias Unidas, serán considerados como buques de las dichas Provincias Unidas.

Artículo 8- Todo comerciante, comandante de buque y demás súbditos de S. M. B., tendrán en todos los territorios de las dichas Provincias Unidas la misma libertad que los naturales de ellos para manejar sus propios asuntos, o confiarlos al cuidado de quien quiera que gusten, en calidad de corredor, factor, agente o intérprete; ni se les obligará a emplear ninguna otra persona para dichos fines, ni pagarles salarios ni remuneración alguna, a menos que quieran emplearlos; concediéndose entera libertad en todos los casos, al comprador y vendedor para contratar y fijar el precio de cualquiera efecto, mercaderías o renglones de comercio que se introduzcan o extraigan de las dichas Provincias Unidas, como crean oportuno.

Artículo 9- En todo lo relativo a la carga y descarga de buques, seguridad de mercaderías, pertenencias y efectos, disposición de propiedades de toda clase, y denominación por venta, donación, cambio, o cualquier otro modo; como también a la administración de justicia, los súbditos y ciudadanos de las dos partes contratantes gozarán en sus respectivos dominios de los mismos privilegios, franquezas y derechos como la nación más favorecida, y por ninguno de dichos motivos se les exigirá mayores derechos o impuestos que los que se pagan, o en adelante se pagaren por los súbditos nacionales o ciudadanos de la potencia en cuyos dominios residieren: estarán exentos de todo servicio militar obligatorio, de cualquier clase que sea, terrestre o marítimo; y de todo empréstito forzoso, de exacciones o requisiciones militares; ni serán obligados a pagar ninguna contribución ordinaria, bajo pretexto alguno, mayor que los que pagaren los súbditos naturales o ciudadanos del país.

Artículo 10.- Cada una de las partes contratantes está facultada a nombrar cónsules para la protección del comercio, que residan en los dominios y territorios de la otra; pero antes que ningún cónsul pueda ejercer sus funciones, deberá, en la forma acostumbrada, ser aprobado y admitido por el Gobierno cerca del cual haya sido enviado; y cada una de las partes contratantes podrá exceptuar de la residencia de cónsules aquellos puntos especiales que una u otra de ellas juzgue oportuno exceptuar.

Artículo 11- Para la mayor seguridad del comercio entre los súbditos de S. M. B. y los habitantes de las Provincias Unidas del Río de la Plata se estipula que, en cualquier caso en que por desgracia aconteciese alguna interrupción de las amigables relaciones de comercio o un rompimiento entre las dos partes contratantes, los súbditos o ciudadanos de cada cual de las dos partes contratantes residentes en los dominios de la otra, tendrán el privilegio de permanecer y continuar su tráfico en ellos, sin interrupción alguna, en tanto que se condujeren con tranquilidad, y no quebrantasen las leyes de modo alguno, y sus efectos y propiedades, ya fueren confiados a particulares o al Estado, no estarán sujetas a embargo ni secuestro, ni a ninguna otra exacción que aquellas que puedan hacerse a igual clase de efectos o propiedades pertenecientes a los naturales habitantes del Estado en que dichos súbditos o ciudadanos residieren.

Artículo 12- Los súbditos de S. M. B. residentes en las Provincias Unidas del Río de la Plata no serán inquietados, perseguidos ni molestados por razón de su religión, más gozarán de una perfecta libertad de conciencia en ellas; celebrando el oficio divino, ya dentro sus propias casas, o en sus propias y particulares iglesias o capillas, las que estarán facultadas para edificar y mantener en los sitios convenientes, que sean aprobados por el Gobierno de dichas Provincias Unidas: también será permitido enterrar a los súbditos de S. M. B. que murieren en los territorios de dichas Provincias Unidas, en sus propios cementerios, que podrán del mismo modo libremente establecer y mantener.

Asimismo los ciudadanos de las dichas Provincias Unidas gozarán en todos los dominios de S. M. B. de una perfecta e ilimitada libertad de conciencia, y del ejercicio de su religión pública o privadamente, en las casas de su morada, o en las capillas y sitios de culto destinados para el dicho fin, en conformidad con el sistema de tolerancia establecido en los dominios de S. M.

Artículo 13- Los súbditos de S. M. B. residentes en las Provincias Unidas del Río de la Plata, tendrán el derecho de disponer libremente de sus propiedades de toda clase, en la forma que quisieren, o por testamento, según lo tengan por conveniente; y en caso que muriere algún súbdito británico sin haber hecho su última disposición o testamento en el territorio de las Provincias Unidas, el Cónsul General Británico, o en su ausencia el que lo representare, tendrá el derecho de nombrar curadores que se encarguen de la propiedad del difunto, a beneficio de los legítimos herederos y acreedores, sin intervención alguna, dando noticia conveniente a las autoridades del país y recíprocamente.

Artículo 14- Deseando S. M. B. ansiosamente la abolición total del comercio de esclavos, las Provincias Unidas del Río de la Plata se obligan a cooperar con S. M. B. al complemento de obra tan benéfica, y a prohibir a todas las personas residentes en las dichas Provincias Unidas, o sujetas a su jurisdicción del modo más eficaz y por las leyes más solemnes de tomar parte alguna en dicho tráfico.

Artículo 15- El presente tratado será ratificado, y las ratificaciones canjeadas en Londres dentro de cuatro meses, o antes, si fuere posible.

En testimonio de lo cual los respectivos Plenipotenciarios lo han firmado y sellado con sus sellos.

Hecho en Buenos Aires el día dos de febrero en el año de nuestro Señor mil ochocientos veinte y cinco.

Manuel J. García (L.S.)

Woodbine Parish (L.S.)
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Thatcher: discurso de la victoria en 1982

DISCURSO DE LA VICTORA DE LA GUERRA DE LAS MALVINAS, PRONUNCIADO EN LA REUNION DEL PARTIDO CONSERVADOR EN CHELTENHAM
[3 de Julio de 1982]

Hoy nos encontramos con los resultados de la batalla de las Malvinas. Nuestro país ha obtenido una gran victoria y nosotros tenemos el derecho de estar orgullosos. Esta nación tuvo la resolución de hacer lo que sabia que tenía que hacer, para hacer lo que sabía que era correcto.
Combatimos para mostrar que la agresión no es provechosa, y que a los bandidos no se les puede permitir que obtengan su botín. Luchamos para apoyar muchas cosas en el mundo: el Consejo de Seguridad, la Commonwealth, la Comunidad Europea y los Estados Unidos. Sin embargo, nosotros luchamos solos, luchamos por nuestro pueblo y por nuestro territorio soberano.
Ahora que todo ello ha terminado, las cosas no pueden ser las mismas de nuevo, nosotros hemos aprendido algunas cosas de nosotros mismos una lección que desesperadamente debíamos aprender. Cuando comenzamos, había personas irresolutas y pusilánimes: aquellos que pensaron que Gran Bretaña no podía por mucho tiempo llevar la iniciativa por sí misma; la gente que pensó que no podríamos por mucho tiempo hacer las grandes cosas que hicimos; y aquellos que creían que nuestro declive era irreversible —que nosotros nunca podríamos volver a ser lo que fuimos. Estaban aquellos que nunca podrían admitir —quizá algunos estén aquí hoy— que el pueblo podía haber estrepitosamente negado la idea —en el centro de sus corazones— y que ellos temían que fuera verdad con su secreto temor: que Gran Bretaña no era la nación que había construido un Imperio y controlado una cuarta parte del mundo.
Bien, ellos estaban en un error. La lección de las Malvinas es que Gran Bretaña no ha cambiado y que esta nación todavía tiene sus excelentes cualidades que la han caracterizado a lo largo de la historia. Esta generación puede igualar a la de sus padres y abuelos en habilidad, coraje y resolución. No hemos cambiado. Cuando los temores de guerra y los peligros para nuestro pueblo nos llaman a las armas, entonces los británicos son como siempre han sido: competentes, con coraje y resolutos.
Cuando se llama a las armas ¡ah!, ese es el problema
Se debió tomar para la batalla en el Atlántico Sur los astilleros para adaptar los buques en forma, antes de tiempo, para reacondicionar los buques mercantes y los buques de crucero, para fijar plataformas de helicópteros, para convertir los barcos hospitales, todo lo mas rápido posible de lo que se pensaba; y se debió afrontar las demandas de la guerra por cada parada para ser retirada y cada hombre y mujer para hacer lo mejor.
El pueblo británico fue amenazado por soldados extranjeros y el territorio británico fue invadido por ellos, y de ese modo la respuesta fue incomparable. Sin embargo, ¿por qué necesitamos una guerra para mostrar nuestras cualidades y reafirmar nuestro orgullo? ¿Por qué hemos sido invadidos antes de que dejáramos aparte nuestras egoístas intenciones y empezáramos a trabajar juntos como sólo nosotros podemos trabajar, y realizar cosas como sólo nosotros las podemos lograr?
Ese realmente es el cambio en nosotros y con la nación que tenemos. Hemos visto que el espíritu en el Sur Atlántico —el espíritu real de Gran Bretaña— se encendió por la guerra, pero ahora puede ser encendido por la paz.
Tenemos el primer pre-requisito. Sabemos que podemos hacerlo —no hemos perdido el talento. Ese es el factor Malvinas. Nosotros nos hemos probado a nosotros mismos por nosotros mismos. Esa es la lección que no debemos olvidar. Sin embargo, es una lección que debemos aplicar a la paz justo como nosotros hemos aprendido en la guerra. La vacilación y nuestras dudas nos han proporcionado el camino para el éxito y el orgullo. Tenemos la confianza y debemos usarla.
Basta con mirar a la fuerza de tareas, como lección objetiva. Cada hombre tenía su propia tarea que hacer y la hizo estupendamente. Oficiales y soldados, suboficiales superiores y nuevos reclutas, cada uno cuenta que su contribución fue esencial para el éxito del conjunto. Todos son igualmente valiosos, cada uno fue calificado de otra manera.
Al trabajar juntos, cada uno fue capaz de hacer algo más que lo que podía hacer en su mejor momento. Como un equipo levantaron el promedio del nivel de los mejores y por cada uno, haciendo todo lo posible lograron en conjunto lo imposible. Esa es una imagen exacta de Gran Bretaña en la guerra, no aún de Gran Bretaña en la paz. Pero el espíritu ha despertado y la nación ha empezado a afirmarse. Las cosas no volverán a ser lo mismo otra vez.
En todo el Reino Unido, los hombres y mujeres se preguntan ¿por qué no podemos alcanzar en la paz lo que podemos hacer tan bien en la guerra?
Y tienen buenas razones para preguntarlo.
Miren lo que los trabajadores británicos aeroespaciales hicieron cuando su avión Nimrod [1] necesitaba modificaciones importantes. Ellos sabían que sólo rebasteciendolo en el aire de combustible podria su grupo de tareas ser debidamente protegido, y manejaron en la mesa de dibujo aquellos cambios complicados para aviones aeronavegables en dieciséis días; un año más rápido de lo que normalmente se necesitaba para el caso.
Así esos logros, de haber sido hechos en tiempo de paz, podrían establecernos como fabricantes de aviones para el mundo.
Este desempeño récord se logró no sólo por el excelente trabajo en equipo, sino también por la brillante perfomance de nuestras fábricas en el país, que reflejaron nuestras fuerzas en ultramar. Es uno de los elementos duraderos de nuestro éxito en el Atlántico Sur, por los que nuestras tropas fueran magníficamente conducidas. Ningún elogio es demasiado alto para la calidad y la experiencia de nuestros comandantes en el campo.
Su ejemplo, también debe ser tomado a pecho. Ahora es el momento de la gestión para levantar la mira y conducir con la profesionalidad y la eficacia que se sabe que es posible. Si las lecciones del Atlántico Sur deben ser aprendidas, entonces tienen que ser aprendidas por todos nosotros. Nadie puede permitirse el lujo de quedarse fuera. El éxito depende de todos nosotros -diferentes en calidades, pero igualmente valioso.
He leído otra vez durante la semana pasada, un discurso poco conocido de Winston Churchill, que hizo justo después de la última guerra. Esto fue lo que dijo: "Tenemos que encontrar los medios y el método de trabajar juntos no sólo en tiempos de guerra, y de angustia mortal, sino en tiempos de paz, con todas sus desconciertos y el clamor y el ruido de las lenguas."
Treinta y seis años, tal vez estamos empezando a aprender nuevamente la verdad que Churchill tan claramente nos enseñó.
Vimos las señales cuando, esta semana, la NUR llegó a entender que la huelga en los ferrocarriles y en el metro no encajaba -no coincide con el espíritu de estos tiempos. Y, sin embargo el martes, ocho hombres, los líderes de ASLEF, entendiendo mal el nuevo estado de ánimo de la nación, se dispusieron a llevar el ferrocarril a un paro. Ignorando el ejemplo de la NUR, a los viajeros a quienes se supone deben servir, y los empleos y el futuro de sus propios miembros, este minúsculo grupo decidió utilizar su poder indudable ¿para qué? para retrasar la recuperación británica, que todo nuestro pueblo tardo mucho tiempo para ver.
Sin embargo, podemos recordar que el lunes, casi una cuarta parte de los miembros de la NUR volvió a trabajar.
Hoy, apelamos a cada conductor de tren para poner primero a su familia, sus compañeros, y su país, continuando su trabajo mañana. Esa es la verdadera solidaridad que puede salvar puestos de trabajo y que se encuentra en la orgullosa tradición de los ferroviarios británicos. Pero no es sólo en los ferrocarriles que tenemos que encontrar los medios y el método de trabajar juntos. Es tambien aplicable en el NHS (el Sistema Nacional de Salud). Todos los que trabajan allí están cuidando, de una manera u otra a los enfermos.
Para hacer frente a sus necesidades ya hemos ofrecido a los trabajadores auxiliares casi exactamente lo que le hemos dado a nuestras Fuerzas Armadas y a nuestros maestros, y más de nuestros funcionarios han aceptado. Todos nosotros sabemos que hay un límite a lo que todo empleador puede darse el lujo de gastar en salarios. Los aumentos propuestos a las enfermeras y trabajadores auxiliares en el Servicio de Salud son el máximo que el gobierno puede permitirse el lujo de pagar.
Y no podemos evitar una verdad incuestionable. El Gobierno no tiene dinero propio. Todo lo que necesita lo toma de los impuestos o lo toma prestado con interés. Es todo de ustedes - cada uno aquí - los que pagan.
Desde luego, hay otro camino. En lugar de tomar el dinero abiertamente de nuestro pueblo, de los impuestos o préstamos, podemos tomarlo a escondidas, mediante subterfugios. Podemos imprimir el dinero para pagar con la inflación más alta lo que no nos atrevemos a cobrar en impuestos y no podemos tomar prestado.
Pero ese método de mala reputación ya no esta abierto para nosotros. Correctamente este Gobierno lo ha abjurado. Cada vez más esta nación no lo tendrá. Nuestra gente tiene ahora confianza suficiente para afrontar los hechos de la vida. Hay un nuevo espiritu de realismo en Gran Bretaña.
Eso también forma parte del factor Malvinas.
La batalla del Atlántico Sur no fue ganada por ignorar los peligros o negar los riesgos.
Fue alcanzado por hombres y mujeres que no se hacia ilusiones sobre las dificultades. Las afrontamos directamente y fuimos determinados a vencer. Eso es cada vez más el estado de ánimo de Gran Bretaña. Y es por eso que la huelga ferroviaria no es aceptable. Ya no estamos dispuestos a poner en peligro nuestro futuro sólo para defender las prácticas de dotación acordada en 1919, cuando las máquinas de vapor surcaban las pistas del ferrocarril Grand Central y el automóvil aún no se había hecho cargo del caballo.
De verdad ahora ha pasado otra vez aquello Gran Bretaña no está preparada para ser empujada alrededor.
Hemos dejado de ser una nación en retroceso.
Tenemos en nuevo lugar recién descubierto –la confianza que nace en las batallas económicas en el país y probado y encontrado verdadero a 8,000 millas de distancia.
Aquella confianza viene del redescubrimiento de nosotros mismos, y crece con la recuperación de nuestra dignidad.
Y así, hoy, podemos alegrarnos de nuestro éxito en Islas Malvinas y se enorgullecen del logro de los hombres y las mujeres de nuestro grupo de trabajo.
Pero lo hacemos así, no como en algún parpadeo pasado de una llama que pronto debe estar muerta. No nos alegramos de que Gran Bretaña haya vuelto a encender aquel espíritu que encendieron las generacioines pasadas y que hoy ha comenzado a arder tan intensamente como antes.
Gran Bretaña se encontró otra vez en el Atlántico Sur y no mirará hacia atrás a partir de la victoria que ha ganado.
MARGARET THATCHER
(Traducción libre: © www.constitucionweb.com)
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Compilación de WikiPis anteriores aquí.

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