12 de julio de 2011

Macri finalmente dio en el clavo… otra vez.

Hace unos meses decíamos desde aquí que Mauricio Macri había acertado finalmente en una medida política (político-electoral, en realidad) por primera vez desde que había asumido como Jefe de Gobierno. Y lo decíamos así: “Quien había sido premiado con un 60% de votos frente al exministro de Educación de Aníbal Ibarra y Néstor Kirchner, haciendo gala de poseer equipos de expertos en todos los temas, (…) se convirtió en un par de años en un torpe elefante bailando en un bazar: lo que tocaba lo rompía.” Y lo poníamos en contexto argumentando que: “La derecha mostraba así su orfandad de representantes en el campo polìtico. Su “esperanza blanca” se convertía en el muchacho tilingo, caprichoso y pagado de sí mismo (…). No fueron suficientes los consejos de un prestigioso asesor extranjero ni de los cuadros peronistas y conservadores que reclutó en la ciudad, duchos en las tumultuosas mareas políticas locales, porque el jóven millonario no sabía mentir, no sabía elaborar un discurso coherente donde ocultar su verdadera ideología, ni pergeñar un simple camuflage para endulzar sus medidas, y ante la menor crítica le echaba la culpa al cuco kirchnerista. (…) en su futuro político se atisbaba una muerte anunciada“.

Pero señalábamos que era evidente el trabajo del experto ecuatoriano Durán Barba, quien vió venir un certero centro a la olla enviado por la realidad política local, representado por el incidente de la toma de terrenos del Parque Indoamericano, y entonces le indicó a su discípulo puntero por derecha cómo tenía que moverse en el área y patear al arco: “Ante este escenario, la estrategia de Macri en esos días, ya sea que el drama de Villa Soldati haya sido fogoneado por punteros macristas con este propósito o haya sido un fallido plan compravotos que los desbordó por su escalamiento o por su conocida ineficacia para hacer política, la misma resultó exitosa porque le permitió tomar la delantera con vistas a las elecciones de 2011, lo posiciona como un referente de la derecha con peso político propio que interpela los valores de este electorado, con vistas al momento en que los votantes decanten en el medio político-eleccionario cuando florezcan las distintas ofertas electorales.”

Eso le permitió a su equipo publicista y asesor político cambiar el escenario a su favor, tapando su ineficacia en la gestión, tomando la delantera y poner “el foco de la atencion en sus principios, fijando agenda en un tema por primera vez desde 2007.” Su estrategia se centraba, naturalmente, en el universo de votantes no kirchneristas, porque “el macrismo no compite por los mismos votos con el kirchnerismo sino con Estensoro, Terragno y algún peronista disidente en la jefatura de la ciudad, o con un arco que va desde Carrió, López Murphy hasta Pino Solanas (…) Esos votos, desparramados sobre la mesa de la derecha clasemediera y burguesa argentina, son a los que puede aspirar, y la estrategia del macrismo fue hacer punta y apoderarse de algunos, cooptar una base, una masa crítica que hasta hace días le era esquiva”.


Según OPSM, las encuestas mostraban en enero este escenario:

Candidatos a Jefe de Gobierno en la ciudad:
Macri: 29,9%
Filmus: 24,8%
Coalición Cívica: 4,7%
UCR: 7,9%

Y señalábamos entonces que: “Como vemos, hay un porcentaje consolidado de votantes, un núcleo duro de votos macristas de otrora al que puede invocar todavía, sumando una parte del 15 al 17% que aún no ha decidido su voto y que adhiera a un pensamiento de derecha. En esta franja parece estar trabajando Macri (…) Y ésta es su fortaleza electoral actual, y es de esperar que, de no mediar otra metida de pata suya, coseche una parte importante de los votos potenciales que le asigna la sociedad al discurso al que él adhiere“. Pero, a princípio de año Macri todavía no se había decidido entre ser candidato a Presidente o a Jefe de Gobierno, y las encuestas todavía no mostraban el ascesnso arrollador e imparable de Cristina Fernández, y ella ni siquiera había informado si lo haría, por lo que nos preguntábamos: “Pero ¿le alcanzará esto a Macri para ganar la presidencia? (…) Podemos decir que frente a Cristina Fernández como candidata, todo señala que no. Frente a otro candidato kirchnerista, está por verse, pero cuando se conozca ese candidato muletto K (que abriría un poco el panorama electoral) Macri deberá moderar su discurso para atraer a la oposición anti-K centrista, crítica de su propia gestión, obligándola a optar por el mal menor, tratando de emular la UCD de Alsogaray en los ochenta y noventa, para aspirar a esos votos desparramados hoy en varias fuerzas“.

Finalmente, ante la perspectiva de un triunfo cristinista para la presidencia, el equipo macrista se volcó a la reelección en la ciudad, y adoptó la estrategia que sugeríamos que usaría frente a un candidato K si Cristina no se lanzaba a la reelección. Y, como vemos hoy (con el diario del lunes) el equipo de asesores del PRO, con Durán Barba a la cabeza, puede vanagloriarse por el éxito del “niño mimado” (¿niño?) de la derecha conservadora. Los números finales se parecen mucho a los que aspiraban a princípio de año con la suma de votos remanentes de la derecha porteña:

PRO: 47,08%
FPV: 27,78%
P. SUR: 12,82%
C. Cívica: 3,32%
UCR: 2,06%
Otros: 6,94%

No hay lugar para el asombro al ver el triunfo electoral del macrismo (de la derecha) en la ciudad más importante del país, tan refractaria al peronismo como a la izquierda tanto en su versión marxista como nacional y popular. Y más aún cuando luego de 10 años de crecimiento económico y de un consumo popular y clasemediero (la categoría clasemediera no sólo involucra un estatus socioeconómico, sino ideológico, de la misma manera que mucha clase media comparte la ideología de la clase alta oligárquica, aunque los intereses sean contrapuestos, el menemismo es, en parte, un ejemplo de esto) y sabiendo que la población que vota PRO no utiliza los hospitales publicos, las escuelas públicas, los medios de transporte públicos (en su mayoría), ni nada de lo que el macrismo desdeña en su gestión política, ni se interesa por lo que el PRO ningunea (aclarando que la muy buena política de punteros del PRO en los barrios del sur de la ciudad agregó votos de quienes sí utilizan los servicios públicos pero aún así votaron a Macri). Sin embargo, el voto de la derecha conservadora (como cualquier otro) no sólo se explica por la pertenencia a una clase social sino también por lo ideológico (que no siempre está atados).
Sí, quizás pueda señalarse que la brecha entre ambas fuerzas fue mayor que la que vaticinaban en los días previos muchas encuestadoras. Pero lo que surge claramente es que los principales ganadores de este 10 de julio fueron Durán Barba y Mauricio Macri (en ese orden), y que los principales perdedores fueron la UCR y Elisa Carrió, a quienes el PRO arrebató votos, y Pino Solanas, quien perdió muchos votos a manos tanto del PRO como del kirchnerismo. Vemos así que la ciudadanía porteña se polarizó nuevamente mostrando su tradicional perfil ideológico.

Como decimos en el título, Macri dió en el clavo nuevamente, pero ¿y ahora, qué sigue? Bueno, además de las elecciones en otras provincias, el horizonte es octubre y el previsible triunfo de Cristina Fernández por una abultada diferencia de votos sobre sus antagonistas, entre los que no estará el Jefe de Gobierno, ya reelecto. Y esto conlleva que el niño mimado de la derecha y los medios hegemónicos deberá volver a la gestión que, como decíamos en enero, sigue siendo su materia previa, con miras a las elecciones presidenciales de 2015. Pero esta ya es otra historia…


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