12 de julio de 2013

Del Súperagente 86 a Sigfrido... Los antepasados de Snowden.

Ante las recientes filtraciones realizadas por el llamado "topo" de la inteligencia norteamericana, Edward Snowden, muchos recordaron las realizadas por Bradley Manning al sitio WikiLeaks, pero este fenómeno no es nada nuevo en el mundo de la inteligencia. Y tampoco se trata de un fenómeno glamoroso o lleno del suspenso de las películas o series de espías, es la fría realidad. No es un ficción, es la vida real: nos están espiando a todos.

Pero empecemos con lo más actual y conocido:


¿Quién es este "topo" de la agencia NSA?

Edward Joseph Snowden (Elizabeth City, Carolina del Norte 21 de junio de 1983) es un consultor tecnológico estadounidense, informante, antiguo empleado de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA). En junio de 2013, Snowden hizo públicos, a través de los periódicos The Guardian y The Washington Post, documentos clasificados como alto secreto sobre varios programas de la NSA, incluyendo el programa de vigilancia PRISM.

Snowden fue quien dijo:

"No quiero vivir en una sociedad que hace este tipo de cosas… No quiero vivir en un mundo donde se registra todo lo que hago y digo. Es algo que no estoy dispuesto a apoyar o admitir"
.
Edward Snowden, hablando con The Guardian, en junio de 2013


Avancemos un poco más en el caso:


EL TOPO QUE REVELO EL ESPIONAJE DE EE.UU. HABLO DE SU SITUACION
Snowden, satisfecho con lo que hizo.
Edward Snowden está satisfecho con el debate que provocó al revelar secretos de espionaje estadounidense. Pese a estar bloqueado en el aeropuerto de Moscú hace 17 días sin pasaporte, el informático está tranquilo y sin miedo, según dijo al periodista Glenn Greenwald tras hablar con él el martes.
El primer contacto de Snowden con Greenwald fue en diciembre de 2012. El ex contratista de la NSA pidió al columnista del diario británico The Guardian que instalara un programa para encriptar correos electrónicos a fin de compartir una información que le sería de interés.
“Cuando comencé a hablar con él, ya estaba en Hong Kong, y me pidió que viajara y lo encontrara allá. Le dije que necesitaba ver algunos documentos para ver si valía la pena ir hasta allá. Me mandó unos veinte documentos aproximadamente y era la cosa más impresionante que había visto en mi vida. Al día siguiente viajé a Nueva York y un día después a Hong Kong”, recordó.
El ex consultor de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) estadounidense, de 30 años, sin pasaporte y varado en Moscú, está prófugo de la Justicia de su país tras haber sido acusado de espionaje, después de filtrar a la prensa informaciones sobre un programa secreto de Estados Unidos para vigilar las comunicaciones mundiales.
Las revelaciones de Snowden sobre espionaje estadounidense en varios países desataron una lluvia de pedidos de explicaciones a Washington de parte de sus cancillerías. El diario O Globo, que tuvo acceso a varios de los documentos divulgados por Snowden, informó que Brasilia formó parte de una red de 16 bases de espionaje operadas por los servicios de inteligencia de Estados Unidos, que intervinieron millones de llamadas telefónicas y correos electrónicos.

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Ahora repasemos la historia de los "topos" de la CIA:



David contra Goliat: filtraciones que cambiaron la historia.
Julian Assange, Bradley Manning y Edward Snowden son los últimos guerreros de una orden cuya bandera es la transparencia.
La palabra “whistleblower” viene de la antigua costumbre de los gendarmes de hacer sonar un silbato para indicar que se está produciendo un crimen. Hoy la policía sólo silba en las películas antiguas y el chivato o alertador -que es como lo llamamos aquí- es aquel que utiliza su posición privilegiada para denunciar un abuso, destapar un fraude o airear una corruptela dentro de la propia empresa, organización o partido.
Como Bradley Manning y Edward Snowden, son personas ordinarias que, ante la encrucijada moral de proteger sus propios intereses o denunciar crímenes contra toda la sociedad, tomaron la decisión más d
ifícil. Sus historias demuestran que a veces basta el valor de una sola persona para cambiar el mundo, y también que vivimos tiempos donde el valor paga un alto precio.

Los papeles del Pentágono: Daniel Ellsberg

Quizá el más paradigmático porque sus circunstancias son paralelas a las de Manning y Snowden -un analista militar de la RAND Corporation que copió y diseminó una serie de documentos clasificados que hoy se conocen como Los papeles del Pentágono y que demostraban, en palabras del New York Times, que “la Administración Johnson había mentido sistemáticamente, no solo a los ciudadanos sino también al Congreso, acerca de un asunto de suma importancia y trascendencia nacional”. Los documentos demostraban que Lyndon Johnson sabía que iban a perder la guerra de Vietnam y que mintió sobre los informes de inteligencia, y que siguió enviando tropas norteamericanas a lo que ya sabía que era una trampa mortal.
Hay un antes y después de Ellsberg para la libertad de expresión. Cuando el Times quedó maniatado por la presión del Gobierno, Ellsberg mandó copias de todos los papeles al Washington Post y otros 17 medios, una jugada que repitió cuatro décadas más tarde Julian Assange. El escándalo pringó al Gobierno de Kennedy, el de Johnson y el de Nixon y creó un precedente importantísimo para la democracia: Ellsberg fue llevado a juicio por el mismo acto de espionaje que Manning y lo ganó. Es muy probable que Manning reciba una sentencia distinta.

Watergate: Garganta Profunda

Fue Howard Simons, subdirector del Washington Post, quien bautizó a la misteriosa fuente del Watergate con la película escándalo del año, pero sólo después de que sus reporteros Bob Woodward y Carl Bernstein le hablaran de los tensos encuentros del primero en garajes desiertos a altas horas de la madrugada. Mark Felt tardó tres décadas en salir del armario y lo hizo en el número de junio 2005 de Vanity Fair, con un muy flaubertiano: Yo soy Deep Throat. En su época de garaje, Felt había sido el tercer hombre más poderoso del FBI.
Dicen que el soplo fue su venganza contra Nixon por elegir a L. Patrick Gray como director de la agencia tras la muerte de su fundador, J. Edgar Hoover en 1972, pero todo alertador se enfrenta necesariamente a campañas de descrédito. Lo importante es que su colaboración con el Washington Post sacó a un presidente corrupto de la Casa Blanca y mandó a su jefe de Gabinete a la cárcel junto con sus consiglieri Charles Colson y John Dean y su mano derecha John Ehrlichman, entre otros. Y que el escándalo y su leyenda dio lugar a la película que más periodistas ha generado en la historia: Todos los hombres del presidente, con Dustin Hoffman y Robert Redford.

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Manipulación de la CIA: Las Dolorosas Verdades Dichas por Phil Agee.
El periodismo verdaderamente objetivo valora los datos concretos y la precisión por encima de todo lo demás, pero la prensa corporativa – mientras pretende ser “objetiva” valora más el patriotismo falso como ha resultado evidente con los recientes denunciantes igual que hicieran anteriormente con Phil Agee quien expusiera los crímenes de la CIA.
Lo que informó Agee todavía es considerada la información más alarmante e importante sobre la política exterior de los Estados Unidos que cualquier denunciante del gobierno estadounidense haya revelado.
Philip Agee trabajo 12 años (1957-69) como oficial de la CIA (operativo en el servicio de inteligencia) la mayoría del tiempo en America Latina. Su primer libro, Dentro de la Compañía: El Diario de la CIA, publicado en 1974—un trabajo pionero sobre los métodos de la agencia y sus devastadoras consecuencias—se distribuyo en 30 idiomas alrededor del mundo y se convirtió en uno de los mas cotizados en muchos países; el libro incluyó un apéndice de 23 paginas con los nombres de cientos de operativos encubiertos de la agencia y organizaciones.
Bajo la manipulación, dirección, y usualmente, financiamiento de la CIA, había actuales y pasados presidentes de México, Colombia, Uruguay y Costa Rica, “nuestro ministro de trabajo,” “nuestro vice-presidente”, “mi policía”, periodistas, líderes laborales, estudiantiles, diplomáticos, y muchos otros.
Si la agencia deseaba diseminar propaganda anticomunista, causar fracturas en grupos de izquierda, o provocar la expulsión del personal de una embajada, solo necesitaba preparar unos documentos falsos, presentárselos a los ministerios de gobierno y periodistas adecuados, y – presto! – un escándalo instantáneo.
La meta de Agee al revelar los nombres de todos esos individuos era sencillamente dificultar lo más posible el trabajo sucio de la CIA.
Una táctica común de la agencia era escribir editoriales y noticias falsas para ser publicadas en los medios de America Latina sin dejar indicios o rastros de la autoría o financiamiento de la CIA.
El valor propagandístico de esas “noticias: podía multiplicarse al ser retransmitidas o publicadas por otras emisoras en América Latina quienes las diseminaban a través de una agencia o radio emisora propiedad de la CIA.
En contraste con Agee, WikiLeaks ocultó los nombres de los cientos de informantes mencionados en los casi 400,000 documentos que publicó sobre la guerra en Irak.
En 1969, Agee renunció a la CIA (así como colegas quienes “desde hace mucho tiempo dejaron de creer en lo que ellos estaban haciendo”).
Mientras huía de la CIA cuando estaba escribiendo “Dentro de la Compañía” – a veces literalmente corriendo por su vida – Agee fue expulsado o le rehusaron la entrada en Italia, Gran Bretaña, Francia, Alemania Occidental, Holanda y Noruega. (Alemania Occidental termino dándole asilo porque su esposa era una prominente bailarina en el país.)

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Philip Agee: “La CIA es una mafia estatal a la que se permite hacer cualquier cosa en el mundo”.
La historia del filtrador Edward Snowden evoca a la figura de Philip Agee, un antiguo agente de la CIA que dejó su cargo en 1968, y que publicó un libro en el que contaba las actividades criminales de la agencia de inteligencia.
El periodista Jean-Guy Allard, quien conoció a Philip Agee en persona, explicó a RT cómo su historia se asemeja al caso de Edward Snowden.
“La CIA fundamentalmente es una mafia estatal que actúa de manera secreta y a la que se permite hacer cualquier cosa en el mundo de hoy y está presente en todo el planeta, donde esté autorizada y donde no lo esté. Y para las personas nobles, yo diría, humanas, vivir dentro de una maquinaria semejante debe ser un desafío terrible. Se vuelven depresivos o deciden actuar”, comentó el periodista.

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Veámoslo al periodista Jean-Guy Allard en persona hablando sobre el ex espía:





Un antecedente reciente (del año 2007) de secretos de la CIA revelados:




¿Y qué opinaba el ex agente Philip Agee sobre esos documentos?









¿Y qué más pudo aportar sobre la actualidad el antepasado del  topo de la CIA antes de morir?


El carácter de la intervención de los servicios secretos estadounidenses en Venezuela.
por Philip Agee.

Ex agente de la CIA y actualmente editor de Covert Action Quaterly, Philip Agee analiza para la agencia Alia2 los métodos que utilizan hoy los servicios estadounidenses para desestabilizar a Venezuela. Esos métodos son los mismos que utilizaron en América Latina durante la Guerra Fría aunque usan también nuevas vías de intervención adaptadas a la situación actual. ¿Puede el conocimiento de la historia impedir que ésta se repita?
«Empecé a darme cuenta de que lo que mis colegas y yo hacíamos con la CIA en América Latina no era más que la continuación de prácticamente 500 años de explotación y de genocidio. Comencé entonces a pensar en escribir un libro -cosa antes inimaginable- para explicar el mecanismo.»
El libro, Inside the Company: CIA Diary, se convirtió rápidamente en un best-seller y se publicó en más de 30 idiomas. En 1978, tres años después de su publicación, Agee y un grupo de periodistas comenzaron a publicar un boletín Covert Operations Information Bulletin (Boletín de Operaciones Encubiertas), que se llamaría más tarde Covert Action Quarterly, en el marco de una guerrilla periodística de denuncia de las actividades de la CIA.
Cuando yo trabajaba en la agencia, a fines de los años 50 y hasta finales de los años 60, ésta emprendía operaciones a escala internacional, regional y nacional para penetrar y manipular los órganos de poder en diferentes países del mundo, eso era parte de mi trabajo en la CIA -la penetración y manipulación de partidos políticos, sindicatos, movimientos de jóvenes y estudiantes, de los círculos de intelectuales, profesionales y culturales, de grupos religiosos y de grupos feministas y, sobre todo, de los medios de difusión. Por ejemplo, nosotros pagábamos periodistas para que publicaran nuestras informaciones como si se tratara de su propia información.
Las operaciones de propaganda no paraban nunca. Durante las elecciones gastábamos también grandes sumas de dinero en nuestros candidatos.
La CIA tenía del mundo una visión maniquea en la que sólo existían los que estaban con nosotros y los que estaban contra nosotros. El trabajo de la agencia era penetrar, debilitar, dividir y destruir las fuerzas políticas consideradas enemigas, situadas normalmente a la izquierda de la social democracia, en el seno de todas las instituciones que acabo de mencionar para que éstas últimas favorecieran los intereses de Estados Unidos.
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Como sucede siempre en este tipo de sucesos imprevistos, a quienes escapan de sus filas los EE.UU. tratan de convertirlos de un bonachón Súperagente 86 de Control en el malvado Sigfrido de Kaos... Pero como vimos, eso sólo sucede en el mundo de las películas, no en la vida real... 









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