1 de octubre de 2013

Premio "Manochanta de Oro 2013"

En sintonía con el postulado de este blog de transitar los medios recogiendo la cacona que muchos "expertos", algunos aventurados y demasiados vivos van dejando a su paso para que todos consumamos, este humilde servidor de la sanidad informativa ha creado el premio Manochanta de Oro del Año, el que es otorgado a la personalidad (político, periodista o experto en una determinada disciplina) que se destaque por su temeridad, bizarría o desfachatez a la hora de lanzar afirmaciones tan grandilocuentes, osadamente expresadas y contundentes como desacertadas. Se premia, en definitiva, el hecho de que la distancia entre el candidato y un verdadero experto o estudioso del tema, noticia u opinión, sea la misma que la que separa a un médico recibido y un “manosanta” (o, mejor dicho, manochanta). Por supuesto, la validez de la postulación se comprueba ex post facto: con el diario del día después, o del mes o del año posterior, de acuerdo con el tipo de afirmación de que se trate. Este premio es otorgado al merecedor de tan alta distinción de cada año, pero esta vez creemos que el ganador se lo merece por su constante trabajo y esfuerzo en proferir tantos pronósticos desacertados año a año, no cejar en su intento de eclipsar a sus competidores en repetir su fracaso todos los años y en hacerlo en toda ocasión y ante cada medio gráfico, radial o televisivo sin ponerse colorado por sus constantes desaciertos que creemos que es el honorable acreedor al premio de esta año incluso antes de que finalice periódo de evaluación anual.

Es por eso que anuciamos aquí que
el ganador de este aaaañooo eeeeessss:


¡Roberto Cachanosky!


Roberto Cachanosky es de profesión economista y columnista del tema en varios medios. Hagamos ahora un breve repaso (sí, breve, porque sus desaciertos son innumerables a lo largo de los últimos 10 años) de los méritos que hizo para que se le otorgara este premio. Empecemos por el año 2004 y acerquémonos a la actualidad.



En el 2004 Roberto Cachanosky ya arremetía con sus artículos críticos sobre el rumbo de nuestra economía:



Jueves 19 de Febrero de 2004

El problema de fondo es que la Argentina es un país de saqueadores
Los problemas coyunturales que hoy se discuten –la renegociación de la deuda y la posibilidad de que bienes argentinos sean embargados en el exterior– no se van a resolver nunca si previamente no cambiamos las bases y valores sobre los que hoy está funcionando el país.
El otro día, por ejemplo, escuchaba cómo el ministro de Economía Roberto Lavagna se enorgullecía de haber frenado las importaciones de tela de jean o denim desde Brasil porque decía que la competencia era muy fuerte contra los productores locales. ¿Quién es el saqueador en este caso concreto? El productor local que pide la protección. ¿Y, nuevamente, quién paga esa protección? La está pagando, finalmente, el consumidor local que tiene que comprar una tela más cara.
¿Qué empresario va a invertir en un país en el que sabe que va a venir el Estado y le va a sacar la plata vía carga impositiva y le va a decir: “usted ganó mucho, por eso se lo tengo que dar aquel o me lo tengo que llevar yo para financiar mi estructura política”? ¿Quién puede invertir en un país de saqueadores?

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Jueves 11 de Marzo de 2004

Piratas profesionales con dedicación full time.
El debate económico que tiene pendiente a todo el país es la reestructuración de la deuda pública. Sin embargo, en el fondo de esta cuestión, el problema es el choque entre dos culturas: la costumbre argentina de no respetar los contratos y, por el contrario, la tradición internacional de cumplirlos.
El debate económico que tiene pendiente a todo el país es la reestructuración de la deuda pública y, en los últimos días, estuvo centrado en el pago o no pago al FMI por el vencimiento del martes pasado.
En Argentina, desde hace décadas, estamos acostumbrados a que los contratos se firman pero no tienen por qué cumplirse. Si una de las partes pretende que se cumpla un contrato firmado es visto como un egoísta, desalmado y miserable que no tiene compasión por la otra parte que firmó el contrato y no lo cumplió.
A diferencia de la Argentina, en el resto del mundo desarrollado el concepto es totalmente inverso. Los contratos se firman para ser cumplidos.
Lo que viene haciendo Kirchner con el FMI y los tenedores de bonos es justamente aparecer como víctima porque los acreedores pretenden que Argentina cumpla con su parte del contrato, tratando de despertar un falso nacionalismo al sostener que quienes quieren cobrar son enemigos de la patria.
Lo cierto es que hoy buena parte de la dirigencia política argentina parece estar mirando al exterior diciéndole: ¿Uds. no saben que los contratos se firman pero no es de estilo cumplirlos? Mientras tanto, desde el exterior nos miran y nos dicen: ¿Uds. no saben que los contratos se firman para ser cumplidos?
Este choque cultural es más grave aún porque los políticos argentinos pretenden que el resto del mundo desarrollado adopte las reglas de juego de Argentina: firmar contratos para no cumplirlos. Y si el resto del mundo desarrollado no acepta adoptar las reglas de Argentina, entonces, nosotros somos víctimas de los fondos buitres, de los centros de poder y de una mano negra que pretende destruirnos.
Argentina es un país en permanente decadencia porque el estado se ha convertido en el principal saqueador y en el principal violador de los contratos. Nuestro país viene siendo gobernado por saqueadores profesionales que tiene la habilidad de convencer a la opinión pública que sus acciones están movidas por la solidaridad y la compasión hacia los pobres.
La pobreza y decadencia argentina se explica, en gran medida por este comportamiento destructivo de la producción. No son los fondos buitres, ni el FMI, ni los poderosos del mundo los que destrozan sistemáticamente la Argentina, sino estos vendedores de ilusiones y piratas profesionales con dedicación full time.
El primer paso en el camino hacia el progreso consiste en empezar a cambiar esta cultura, desenmascarando a estos pseudo defensores de pobres que lucran con la ignorancia ajena y se aprovechan del monopolio de la fuerza que les da LA CONSTITUCIÓN violando nuestros derechos.

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Jueves 25 de Marzo de 2004


El túnel del tiempo I
Como en una pesadilla que nos trae al presente los errores del pasado, hoy vuelve a vislumbrarse la posibilidad de caer en una crisis energética, igual a la que ocurrió durante el gobierno de Alfonsín. ¿El motivo? El capricho populista de querer manejar las tarifas de los servicios públicos con fines políticos.
Salvo los jóvenes que hoy tienen menos de 18 años, ¿quién no recuerda los famosos cortes de energía programados durante el desastroso gobierno de Alfonsín? ¿Quién no recuerda las calles del microcentro repletas de generadores de energía que alquilaban los bancos para poder funcionar durante los cortes de electricidad? ¿Quién no recuerda a funcionarios públicos hablando por televisión, recomendándole a la gente que subiera por el ascensor y bajara por la escalera o que las señoras plancharan a las cuatro de la mañana? Hoy, como una pesadilla, asoma en el horizonte una nueva crisis energética fruto de las mismas causas que la de la época de Alfonsín: el capricho populista de manejar con objetivos políticos las tarifas de los servicios públicos hasta hacer estallar la infraestructura básica del país. Es como si Argentina se hubiese metido en el túnel del tiempo y hubiera retrocedido 20 años.
La causa de fondo es el intentar contener el precio de los servicios públicos para no tener problemas con la población. Creen que semejante truco estadístico es gratis en términos económicos, cuando se sabe que este tipo de trucos termina mal porque, guste o no, el mercado siempre ajusta por algún lado.
Le pasó a Alfonsín y le va a pasar a Kirchner. Los dos creen que pueden derogar la ley de la oferta y la demanda. O, para estar más a tono con los disparates jurídicos que hoy vive nuestra patria, en vez de derogarla, pretenden “anular” la ley de la oferta y la demanda.
¿Qué viene pasando con el gas? Que como es artificialmente barato, la demanda aumentó en todos sus segmentos. Por ejemplo, entre 1998 y 2001 el promedio de autos que se convertían a GNC era de unos 7.000 vehículos mensuales. En 2003 el promedio saltó a 30.000 vehículos mensuales.
Lo que los burócratas y populistas no entienden es que corren el riesgo de abortar la reactivación industrial por falta de energía. Entonces, podrán mostrar índices de precios artificialmente más bajos pero con menor nivel de actividad o, llegado el caso, no tendremos incrementos en los precios de los servicios públicos pero, al igual que en la época de Alfonsín, tampoco tendremos servicios públicos, o los tendremos de baja calidad.
Alfonsín tuvo que irse 6 meses antes del gobierno por la innumerable cantidad de disparates que cometió. Si Kirchner sigue cometiendo los mismos disparates que hizo Alfonsín, ¿cuánto tiempo antes tendrá que irse?

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Domingo 2 de Mayo de 2004

Vuelven el estatismo y la soberbia de los iluminados 
El presidente Kirchner acaba de anunciar que quiere crear una empresa estatal de energía. Tengo que confesar que unos tres años atrás me resultaba inimaginable que en Argentina pudiera volver la discusión sobre la conveniencia de las empresas estatales. Francamente, creía que esa etapa estaba completamente superada por las nefastas experiencias que tuvimos en el pasado. Lamentablemente, mi equivocación al respecto demuestra el grado de retraso que estamos teniendo los argentinos. Volver a discutir cosas de las que está científicamente comprobada su ineficiencia, genera un cierto grado de desilusión sobre el futuro inmediato del país.
Pero si Kirchner tiene conocimientos básicos de economía, también debería preguntarse: ¿si es tan buen negocio producir energía, por qué no aparecen capitales privados que, en forma voluntaria, inviertan en el sector?
Kirchner descubriría que el problema de la crisis energética está en las características de su gobierno, que no termina de creer en la capacidad de innovación de la gente, en la iniciativa privada y en la ganancia empresarial. Descubriría que sus políticas populistas crean tal grado de desestímulos a la inversión que, finalmente, terminan produciendo, por ejemplo, la crisis energética.
El Sr. Kirchner simplemente pretende sustituir la ausencia de instituciones por un acto compulsivo. La historia muestra que la mayoría de los dictadores crearon empresas estatales de todo tipo porque, en su locura de superioridad, creyeron que ellos eran seres iluminados que sabían mejor que la gente lo que les convenía.

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Jueves 13 de Mayo de 2004


¡Que Dios nos ampare! 
El gobierno se ha propuesto salir de una crisis creada por el populismo con un fuerte intervencionismo: controles distorsivos de los mercados y creación de empresas públicas. El resultado no puede ser otra cosa más que el desastre.
Finalmente el presidente se dio el gusto de anunciar la creación de una nueva empresa estatal para producir energía. No es este un paso aislado que lejos está de marcar un rumbo económico, sino que, muy por el contrario, es otro paso más hacia el retroceso de la economía argentina que se suma a otros recientemente dados.
Mientras tanto, como cortina de humo para disimular esta redistribución del ingreso, las palabras soberanía nacional, políticas sociales y cuidar a los más pobres serán esgrimidas como fundamento del nuevo despojo al que será sometida la población. El problema le quedará al resto de los argentinos. Total, en nuestro país los políticos pueden pasar por el gobierno y hacer todo tipo de destrozos sin que ni Dios ni la Patria se los demanden.
Ejemplos: Alfonsín sumergió al país en la hiperinflación y terminó de destruir su economía y, aun con estos antecedentes, sigue hablando sin ningún sentimiento de culpa; Duhalde hizo un destrozo fenomenal con la devaluación y hoy es la alternativa política a Kirchner.
Pero volviendo al discurso del presidente del martes a la noche, lo que queda claro es que su estrategia de gobierno lo lleva, indefectiblemente, a ir enredándose cada vez más con el tema económico hasta el colapso final. ¿Por qué? Porque a las distorsiones que producen las medidas intervencionistas que aplica, trata de resolverlas con más intervenciones.
La mayor intervención del Estado en la economía sólo permite pronosticar una creciente inseguridad jurídica para invertir, dado que la rentabilidad no será fruto de la buena gestión empresarial, sino que estará determinada por los caprichos del burócrata de turno..
Nuestro país, que ha sido transformado por los políticos en un laboratorio de ensayos de los proyectos más disparatados, está a punto de vivir una experiencia inédita.
Si el gobierno persiste en esta estrategia, la crisis de enero de 2002 puede llegar a ser un juego de niños comparado con lo que puede venir.
¡Que Dios nos ampare!

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Jueves 3 de Junio de 2004

Salir del default no significa dejar de ser bárbaros 
La concreción de la reestructuración de la deuda no es el remedio para todos los males que aquejan al país. Las causas de nuestra decadencia son más profundas y graves. El desafío no pasa sólo por pagarle a los acreedores, sino por reconstruir nuestra imagen de país civilizado y racional, hoy totalmente devaluada.
Finalmente el gobierno anunció su última (¿?) propuesta para salir del default. Con algunas mejoras porque, a diferencia de lo presentado en Dubai, ahora se pagarían los intereses caídos desde enero de 2002, con lo cual la quita terminaría siendo menor, aunque el gobierno se esmere por mostrar que no se movió del 75 por ciento.
Disfrutar como si fuera un acto de soberanía el no respetar los compromisos asumidos, insultar a los acreedores y “patotear” a cuanto organismo multilateral de crédito existe es mucho más delicado que no pagar la deuda por un tiempo.
Nuestro principal pasivo no es la deuda pública. Nuestro principal pasivo es la existencia de una dirigencia política que hace gala de su ignorancia y, encima, es aplaudida y votada por una población que, por momentos, se asemeja muchísimo a sus gobernantes.
Nuestro problema es la ignorancia en la que estamos sumergidos. Gobernantes y gobernados.
El mundo podrá condonarnos toda la deuda externa, pero si seguimos comportándonos como pueblos bárbaros e incivilizados, no vamos a cosechar otra cosa más que pobreza y decadencia, porque la prosperidad no se construye únicamente con dinero, sino que se construye con inteligencia, sentido común y credibilidad en nuestros actos.

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Lunes 7 de Junio de 2004

Autocomplot
Néstor Kirchner y Raúl Alfonsín parecen compartir una misma actitud para hacerse cargo de sus responsabilidades al frente del país: colocarse en el papel de víctimas y denunciar la presencia de enemigos por doquier para camuflar administraciones ineficientes. En el ’89 la historia no tuvo final feliz. ¿Qué piensa hacer, hoy, el gobierno para cambiar el desenlace?
Antes de acusar a profesionales o determinados sectores de querer hacer inviable al gobierno, los funcionarios deberían mirarse a sí mismos y pensar si su tendencia a reestatizar la economía, hacerle la vida imposible a quienes invierten en el país o generar incertidumbre sobre las reglas de juego, no sólo hacen inviable al gobierno sino a la misma Argentina.
El gobierno tiene un discurso que retrotrae a nuestro país a sus peores momentos de hiperinflación, fuga de capitales y deterioro en la calidad de vida de sus habitantes.
Hoy está de moda demonizar los ’90.
El discurso setentista del gobierno es el principal factor que conspira y hace inviable a la Argentina porque mete miedo en cualquiera que tenga que invertir un dólar en el país.
Kirchner parece tener el mismo problema que tuvo el también “progresista” Alfonsín cuando fue presidente. A los dos les encanta hacer discursos de barricada, arengar a la gente contra supuestos enemigos y quitarse de encima la responsabilidad de la crisis a la que conducen al país inventando conspiraciones para que la gente se compadezca de ellos.
Alfonsín se la pasó denunciando complots. El complot militar-sindical durante la campaña electoral, el complot de golpe de 1985 y luego el golpe de mercado, cuando había lanzado al país a la hiperinflación. La realidad es que la falta de capacidad para administrar que tuvo Alfonsín terminó siendo su propio autocomplot. Si Kirchner va a ensayar la misma fórmula de Alfonsín, lo que va a hacer inviable su gobierno no van a ser los discursos de economistas que piensan distinto, sino su falta de dedicación para resolver eficientemente los problemas que padece la Argentina. Lo que debería preguntarse el presidente es lo mismo que se pregunta la gente que razona.
¿Qué debería preguntarse Kirchner? ¿Por qué, si hago lo mismo que hizo Alfonsín, voy a terminar diferente a como terminó el ex líder radical?

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Jueves 17 de Junio de 2004

El germen autodestructivo del populismo 
Las políticas populistas que hoy vuelven a azotar el país se basan en la creencia de que la prosperidad de un país consiste en redistribuir la riqueza existente. Por eso no se preocupan por crearla, se dedican a violar los derechos de propiedad y desalientan las inversiones. A la larga, sin crecimiento, la riqueza se agota y ya no queda nada para repartir.
El populismo no cree en la inversión como fuente del crecimiento. Cree que el estado debe quitarle a unos para darle a otros. De esa forma, los gobernantes populistas declaran ganadores y perdedores, lo que, transitoriamente, les otorga el apoyo de la población beneficiada por la redistribución.
El germen de su autodestrucción consiste en que el modelo populista termina generando un enfrentamiento de todos contra todos por una porción del ingreso cada vez menor, porque bajo un modelo populista el progreso de unos sólo puede darse gracias a que se le pisa la cabeza al vecino.
También el populismo puede financiar la redistribución por medio del endeudamiento, de la venta de activos o del incremento de los impuestos a los sectores de mayores ingresos. Pero en todos los casos, siempre se llega al punto en que ya no es posible seguir financiando la fiesta y todos caen en una profunda depresión.
Como los populistas necesitan violar los derechos de propiedad para poder redistribuir, permanentemente conspiran contra la inversión, con lo cual, el país entra en un proceso de pérdida de productividad, caída del salario real, aumento de la desocupación e inestabilidad económica general. Dicho en otros términos, la cantidad de riqueza que genera la economía va disminuyendo hasta que el gobierno populista de turno se encuentra con que ya no puede satisfacer las demandas de los distintos sectores que él mismo incentivó.
El populista le hace creer a la gente que tiene derecho a que otros le transfieran parte de sus ingresos y patrimonios para mantenerlo. El problema es que cuando los otros dejan de producir y ya no tienen patrimonios para que el estado se los confisquen, el populista se encuentra con que se quedó sin financiamiento para sostener su política. En ese momento colapsa, no ya la economía, sino la sociedad y el gobierno.
Considerando las crisis económicas que venimos padeciendo y la forma en que terminaron los anteriores gobiernos populistas, sería bueno que el actual gobierno meditara profundamente sobre su política económica.
¿Está creando las condiciones institucionales para crecer y mejorar las condiciones de vida de la población en forma sostenida en el largo plazo?
Dependiendo de las respuestas que encuentre para cada uno de estos interrogantes, puede imaginar la forma en que, más tarde o más temprano, va a terminar.

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Jueves 8 de Julio de 2004

Proteccionismo y distribución del ingreso 
El gobierno argentino ha resuelto imponer restricciones a las importaciones. Una nueva ocasión en la que el Estado vuelve a decidir proteger a empresarios poco competitivos y castigar a los consumidores. ¿Los argumentos? Falacias. ¿El resultado? Otra vez, sopa.
Cuando leí la noticia de que Argentina había decidido restringir las importaciones de electrodomésticos desde Brasil, en seguida me acordé de los padecimientos de los consumidores bajo el modelo de sustitución de importaciones.
Dado que el proteccionismo no permite crear puestos de trabajo competitivos, lo que logra es que los salarios reales sean más reducidos. Con la sustitución de importaciones, la gente puede comprar menos productos con su ingreso porque los productos son más caros que en una economía abierta.
Lo que escandaliza es que los mismos que se desgarran las vestiduras hablando de los pobres y de la concentración del ingreso, sean los mismos que aplican medidas que hacen caer el salario real y, encima, impulsan una mayor concentración del ingreso en favor unos pocos privilegiados

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Jueves 12 de Agosto de 2004

El costo de la soberbia 
Las políticas “progresistas” -hoy tan de moda y aplaudidas por algunos sectores de la sociedad-, son las que nos condenaron a seguir estancados en la miseria y sin posibilidad de subirnos al tren del crecimiento.
Si los dirigentes políticos que suelen argumentar que las causas de todos nuestros males nacen en la década del ’90 se tomaran el trabajo de mirar algunos datos sobre la evolución de nuestro país en los últimos 30 años, podrían advertir que las políticas que hoy llevan a cabo, que son muy parecidas a las de las últimas 3 décadas, no terminarán en otra cosa que en una nueva caída en el nivel de vida de la población, lo que profundizará nuestro retroceso respecto a otros países.
Ni hablar de España, cuyos habitantes tenían que venir a la Argentina en busca de un país mejor. Claro, en los ’70 teníamos un ingreso per cápita 1,24 veces mayor a de los españoles. Hoy, ellos tienen un ingreso per cápita 6 veces mayor al nuestro.
¡Y los irlandeses que estaban sumergidos en la pobreza y emigraban constantemente! Nosotros también los superábamos en ingreso per cápita gracias a que nos dedicábamos a producir cosas importantes. Los superábamos en un 20% en su ingreso. Ellos siguieron “paveando” y por eso hoy tienen un ingreso per cápita casi 12 veces mayor al nuestro.
Los ejemplos podrían seguir, pero no hace falta. Estos simples datos muestran que la soberbia de buena parte de nuestra dirigencia política hizo de la Argentina un país en permanente decadencia. Estupideces como proteccionismo, altos impuestos, políticas sociales progresistas y legislación laboral de avanzada nos han conducido no ya a la miseria, sino a la indignidad.
Todos esos países se integraron al mundo, fueron previsibles en sus reglas de juego, respetaron los derechos de propiedad, dejaron de lado el populismo demagógico de una supuesta legislación laboral con sentido social y le dieron al sector privado la libertad para que la gente desarrollara su capacidad de innovación.
¿No habrá llegado la hora de que en nuestra patria prime la sensatez y nos limitemos a imitar lo que hacen los países que han progresado?

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Lunes 30 de Agosto de 2004

¿Por qué se desacelera la economía?
La incertidumbre política y económica está frenando los procesos de inversión, que son los únicos que realmente pueden hacer crecer a un país. Los signos de enfriamiento del nivel de actividad ya están empezando a verse. El gobierno está advertido de este hecho pero, equivocadamente, cree que puede cambiar esta tendencia con una suba de salarios.
En el segundo trimestre de 2004, el nivel de actividad económica desaceleró su aumento a aproximadamente la mitad de la tasa de crecimiento que venía registrando en el último trimestre del año pasado y el primero de éste. Pero todo parece indicar que lo ocurrido en el segundo trimestre puede profundizarse en el segundo semestre del año. Es decir, la actividad económica seguiría creciendo a un menor ritmo en lo que resta de 2004. El gobierno sabe que la economía está enfriándose y por eso insiste con el aumento de salarios, creyendo que una expresión de deseos volcada en un papel puede sustituir la riqueza realmente generada por la economía en base a sólidas instituciones.
Éste es un modelo económico que tiende a agotarse con el tiempo porque no tiene en consideración la inversión como mecanismo de crecimiento. Y si la tuviera, el gobierno hace todos los esfuerzos posibles por espantar a cualquiera que piense en invertir un centavo en la Argentina. El comportamiento caprichoso, arbitrario y totalmente impredecible de la dirigencia política en general y del gobierno en particular hace de la Argentina un país de altísimo riesgo para invertir.
Como el gobierno sabe que la actividad económica tiende a desacelerarse, no tiene mejor idea que impulsar un incremento de salarios en el sector privado, partiendo del falso supuesto de que ese incremento de salarios aumentará la demanda global.
El error en que cae el gobierno es más que evidente. Si los salarios no suben porque las empresas están demandando más personal o porque la productividad de la economía crece, toda suba de las remuneraciones surgidas de un decreto o de un forzado acuerdo entre algunas personas que “dicen” representar a los trabajadores y algunas personas que “dicen” representar a las empresas, lo que va a generar es una simple transferencia de ingresos de las empresas hacia los trabajadores en relación de dependencia.
Las empresas tendrán menos utilidades y las personas que reciban el incremento de salarios tendrán mayor capacidad de compra. Las primeras ajustarán sus costos por algún lado y disminuirán la demanda, y las segundas incrementarán sus gastos y aumentarán su demanda. Ahí se acaba todo el proceso. Es un juego de suma cero donde no hay más riqueza para repartir y, por lo tanto, ese forzado aumento de salarios no va a sacar a la economía de su tendencia a la desaceleración.
Lo que no ve el gobierno es que, dada la ausencia de un contexto pro inversiones, va a llegar un punto donde, en el mejor de los escenarios, siempre va a producirse la misma cantidad de bienes y eso es lo único que va a haber para repartir.
Una vez más, asistimos al triste espectáculo por el cual los dirigentes políticos quieren que el salario aumente pero no están dispuestos a hacer nada que lleve a una genuina mejora de los ingresos. Todo el esfuerzo que están dispuestos a hacer es volcar sus deseos en un papel y esperar que, por arte de magia, lo que escribieron se haga realidad.
Pero si alguno no se acuerda de la película o no la vio puede preguntarle a Alfonsín sobre cómo el abrazo con los sindicalistas le volteó el inconsistente Plan Austral y lo llevó a la hiperinflación.

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Lunes 4 de Octubre de 2004

Si no cambiamos, nos desintegramos 
En uno de esos típicos cruces en los que uno se encuentra con algún conocido por la calle, la semana pasada me paró un amigo y me preguntó: “Roberto, ¿cuándo explota esto?”. Miré a mi interlocutor y le dije: “Por ahora yo no veo nada que me haga pensar que esto va explotar. Esto se desintegra”.
¿Por qué pienso que la Argentina tiende a la desintegración más que a la explosión? Porque observo un fuerte acostumbramiento de la gente con la situación de degradación que vive el país.
Es como si cada uno de nosotros hubiera dicho: “la Argentina es así y lo único que queda es ver cómo se hace para sobrevivir en un país decadente”.
La gente está como adormecida y sólo cree recuperar su dignidad cuando el gobierno le endilga la culpa de nuestra crisis a Wall Street y al Fondo Monetario Internacional. Mucha gente ve en el falso nacionalismo que busca en el exterior a los responsables de nuestra situación, el liderazgo que va a sacarnos de la decadencia. Comportamiento típico de un país inculto y presa fácil del populismo.
El gran desafío está en hacerle comprender a la gente que a nada bueno conduce el sobrevivir indignamente gracias a las migajas que les tiran los gobernantes de turno. Migajas que no son solamente los planes Jefes y Jefas de Hogar. Migajas son también de las que viven los pseudo empresarios que prefieren la protección que les da el Estado para venderle a un mercado interno compuesto por un 50% de pobres y 30% de indigentes.

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Y al año siguiente, Cachanosky, sin amedrentarse por la falibilidad de sus pronósticos insistió con su visión negativa del desarrollo de la economía argentina. Veamos qué dijo en 2005:




Martes 25 de Enero de 2005

Todo es cuestión de esperar y ver 
Néstor Kirchner llegó a la presidencia con muy pocos votos y gracias al manejo de las elecciones que logró implementar Duhalde. De entrada, Kirchner cometió una serie de arbitrariedades, algunos miembros de la Corte Suprema fueron removidos a través mecanismos arbitrarios y el manejo de los fondos públicos hoy en día es casi un secreto de Estado.
Sin embargo, el presidente sigue teniendo una imagen positiva alta, si es que uno acepta las encuestas que andan circulando por los medios.
Como hoy la gente tiene una sensación de más tranquilidad económica comparada con el desastre que vivimos a principios de 2002 –gracias a que las condiciones económicas internacionales juegan a favor de la Argentina (alto precio de los productos de exportación, baja tasa de interés, países vecinos que siguen creciendo) –, pareciera ser que el gobierno puede cometer cualquier tipo de torpezas que la gente ni se inmuta.
A mí me gustaría ver las encuestas de opinión sobre Kichner con una economía estancada, mayores presiones inflacionarias y renovado temor hacia el futuro económico.
Es cierto que la dirigencia política argentina es, en promedio, detestable, impresentable, incapaz y corrupta. La pregunta que me formulo es: ¿le importa realmente a la gente la calidad promedio de esta dirigencia? Con toda franqueza creo que existe un algo grado de hipocresía dentro de la misma sociedad argentina.
Y, para terminar, me juego a afirmar que el día en que la economía empiece a estancarse, los precios a subir aceleradamente y el salario real se deteriore cada vez más, más de un medio de comunicación y la gente en la calle van a empezar horrorizarse por la falta de información sobre los fondos de Santa Cruz, por los poderes extraordinarios que el Congreso le otorgó al presidente y por setentismo adolescente que hoy impera en el país.
Cuando la economía ya no satisfaga a la población, hasta el desabrochado saco cruzado y los mocasines serán motivos de crítica e indignación pública.
Todo es cuestión de esperar y ver

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Martes 8 de Febrero de 2005

¡Y dale con el canje! 
La atención del periodismo y, por consiguiente, de la opinión pública se concentra por estos días –casi con exclusividad– en el proceso de canje de la deuda en default. Mientras esta novela nos mantiene entretenidos, seguimos olvidándonos de ocuparnos de los temas que verdaderamente importan y pueden llegar a cambiar nuestro futuro como Nación.
Muchas veces me pregunto: ¿de qué van a hablar los medios cuando se termine el tema del default?
El problema de la Argentina se soluciona teniendo políticas públicas sensatas de largo plazo que generen una fuerte corriente inversora en el sector real de la economía, de manera tal de poder crecer en forma sostenida.
Mi visión es que si mañana los acreedores de la Argentina decidieran condonarnos toda la deuda, en este contexto de insensatez política es muy difícil que los argentinos retornen sus capitales o que los extranjeros inviertan en un país que tienen reglas de juego arbitrarias y, por lo tanto, imprevisibles.
El apuro que mostró el Gobierno por sancionar esta ley refleja lo mal que debe venir la aceptación del canje, porque, si éste viniera bien, no se entiende para qué sancionar esta ley y mucho menos la rapidez con que está siendo tratada en el Congreso.
Pero lo gracioso es que un país que está sumergido en la más absoluta inseguridad jurídica pretenda convencer a los tenedores de bonos recurriendo a un argumento jurídico. El Gobierno les dice a los bonistas: “miren que vamos a sacar una ley y si no entran ahora esa ley nos impedirá hacer una mejor oferta en el futuro. Así que agarren lo que les damos o no cobren nada”.
Mientras Kirchner lo recibe a Chávez y deja una señal sobre el rumbo de la Argentina, los medios siguen analizando el tema del canje de la deuda como si se tratara de un partido de fútbol, relatando cada paso como si se tratara de una nueva jugada.
Francamente el tema del canje de la deuda me tiene saturado, porque mientras la gente se entretiene con este asunto, el país sigue sumergido en la incertidumbre. Es como si los medios prefirieran ocuparse del canje para no tratar los temas que verdaderamente comprometen nuestro futuro.
Por otro lado, me resulta difícil imaginar que el mundo termine aceptando la postura del gobierno argentino, en la que, después de declarar el default, le dijo a los acreedores: “les voy a pagar lo que quiera, cuando quiera y como quiera”. ¿Alguien puede pensar que van a dejar que se siente como precedente que un país puede no pagar su deuda y después pagar lo que quiere y como quiere sin tener que afrontar ningún costo? Porque si el negocio está en defaultear la deuda y después hacer lo que a uno se le ocurre, el resto de los países endeudados pueden llegar a seguir el ejemplo argentino.
Que los acreedores no tengan muchas alternativas para recuperar su capital y acaben aceptando lo que les ofrece el Gobierno no quiere decir que la Argentina vaya a tener éxito en el canje. En todo caso, seremos vistos como el vivo del barrio que le debe plata a medio mundo y, encima, da cátedras de moralidad. Esto quiere decir que seguiremos siendo los chantas del barrio.
Finalmente, a los medios: por favor, paren con el tema del canje y empiecen a ocuparse de los temas importantes.

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Martes 8 de Marzo de 2005

El canje: cómo vender espejitos de colores 
El fin del proceso de reestructuración de la deuda en default es presentado por el Gobierno como un éxito más de su gestión. Pero si se analizan con un poco más de cuidado las verdaderas consecuencias del canje, se descubre que la realidad es bastante distinta a la que nos quieren mostrar.
Francamente es sorprendente la falta de pudor con que el Gobierno pretende convencernos de que el canje fue un éxito y que, en la soledad más absoluta, enfrentó a los poderosos del mundo.
En primer lugar, difícilmente pueda afirmarse que la negociación fue un éxito cuando en rigor nunca hubo negociación. De la misma forma que un tipo insolvente puede reírse de sus acreedores cuando no les paga porque el juez no tiene qué ejecutarle, con el canje pasó algo parecido. Más que negociar una salida del default, el Gobierno aprovechó la circunstancia de que los acreedores no tienen qué embargarle a la Argentina e impuso sus condiciones. La propuesta era muy clara: tómelo o déjelo, total no puede hacernos nada.
Hay un solo punto en el cual estoy de acuerdo con Kirchner. Y el punto es que muchos, no todos, de los que salieron lastimados de este “canje” invirtieron sus ahorros en tasas y rendimientos que a todas luces eran impagables. Tampoco puede pedirse que uno tenga una rentabilidad extraordinaria sin ningún riesgo. Si alguien devenga una rentabilidad del 12% anual en dólares es porque está asumiendo un altísimo riesgo de confiscación.
En el punto en el que no estoy de acuerdo con Kirchner es en la forma de imponer el canje. Lo mejor para el pueblo argentino hubiera sido que la Argentina reestructura su deuda acompañada de un plan de crecimiento de largo plazo que le diera solidez a los nuevos bonos emitidos y que no le colgara al país el cartel de impresentable como lugar para invertir.
De todo el lío en que nos metieron el peronismo y el radicalismo, Kirchner eligió la parte más fácil: pagar lo que se le daba la gana. Sabía que en ese punto llevaba las de ganar.
No me sorprendería que mucha gente vea el canje como un éxito sin evaluar las consecuencias futuras para la Argentina, después de todo en buena parte de la población está arraigada la idea de que la madre de todas nuestras desgracias son Wall Street y el FMI.

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Martes 29 de Marzo de 2005

Política económica: sus contradicciones
El corazón del modelo productivo actual es la sustitución de importaciones. Pero las presiones inflacionarias y por aumentos salariales están comenzando a producir tensiones que difícilmente podrán resolverse bajo este esquema económico. Más tarde o más temprano, las variables tenderán a sincerarse.
Mientras el Gobierno pretende frenar la inflación dejando que los piqueteros boicoteen a determinadas empresas, es decir, combatir la inflación utilizando palos y capuchas (toda una innovación en materia de política económica), a lo que estamos asistiendo es al comienzo de un proceso en el cual empiezan a quedar en evidencia las profundas contradicciones del modelo económico.
La primera contradicción del Gobierno consiste en intentar un crecimiento económico a partir del mercado interno. Si hay algo que es sumamente claro dentro de la política económica es que la sustitución de importaciones es el corazón del “modelo productivo”. ¿Qué mecanismo utiliza el Gobierno para sustituir importaciones? La existencia de un salario en dólares que sea lo suficientemente bajo como para que la gente no pueda comprar productos importados. Dicho más directamente, este modelo económico cierra sólo con salarios paupérrimos en dólares. Por lo tanto, la primera contradicción del Gobierno es vender su modelo económico como un modelo que apunta a defender a los más pobres, cuando en la realidad el modelo sólo puede funcionar manteniendo salarios bajísimos. Para que quede más claro: si el tipo de cambio sigue manteniéndose en los 3 pesos por dólar y el salario nominal en pesos continúa subiendo por medio de decretos, el salario en dólares terminará aumentando y, por lo tanto, se le arruina la estrategia de sustitución de importaciones porque la gente, al tener un salario en dólares más alto, podrá comprar productos importados. Por lo tanto, el Gobierno no puede aumentar mucho los salarios sin arruinar su esquema.
La segunda contradicción del Gobierno pasa por el crecimiento de largo plazo. Si el modelo es de sustitución de importaciones y para ello se necesita un salario muy bajo, la pregunta es: ¿quién va a invertir en un país para abastecer a un mercado interno con muy bajo poder de compra y, encima, con el 50% de la población bajo la línea de pobreza?
¿Invertir para venderle a quién si la gente tiene que ganar monedas de acuerdo al modelo del Gobierno?
Si a esta falta de mercado interno lo suficientemente atractivo como para invertir, se le agrega el discurso histérico y las amenazas de las fuerzas de choque, imaginar una Argentina atrayendo inversiones es casi un ejercicio de ciencia ficción. Por lo tanto, la reactivación de los dos últimos años es de muy bajo vuelo
Pero la mayor contradicción de todas tiene que ver con el progresismo que vende el Gobierno. Según ellos, luchan para sacar a la gente de la pobreza. Sin embargo, en los hechos, lo que han puesto en práctica es una fenomenal redistribución regresiva de los ingresos. Lo que han hecho es generarle rentas extraordinarias a los que sustituyen importaciones. Esas rentas extraordinarias se transfieren desde los sectores de menores ingresos que se ven limitados en su libertad de elegir dada la restricción en la oferta que surge de la sustitución de importaciones.
Este Gobierno está generando una fuerte concentración del ingreso en unos pocos sectores beneficiados por la devaluación. En vez de crear las condiciones institucionales necesarias para que se produzca una avalancha de inversiones que permita primero bajar la tasa de desocupación y luego aumentar en forma genuina los ingresos reales,
No es este un modelo de crecimiento de largo plazo basado en inversiones, más trabajo y mejores salarios reales. Es un modelo de crecimiento basado en la redistribución regresiva del ingreso y en Santa Soja.

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Martes 5 de Abril de 2005

Kirchner: el presidente que la Argentina no necesita
La gestión del presidente Néstor Kirchner, caracterizada por revanchismos, decisiones arbitrarias y una gestión económica cuestionable, no se preocupa por crear las condiciones para que el pueblo argentino pueda progresar y soñar con un futuro mejor. Lamentablemente, así no saldremos de la decadencia.
En un país como la Argentina, con una larga decadencia económica e institucional, uno espera de su presidente que implemente políticas públicas de largo plazo que hagan pensar que estamos saliendo de esa prolongada crisis, es decir, que lidere un verdadero cambio hacia el progreso y el bienestar de la población.
Mal que le pese a quienes sostenían que había que darle tiempo a Kirchner para primero tener poder político y luego avanzar en las políticas públicas, el presidente ha dado acabadas muestras de, a pesar de la reactivación de corto plazo, ser un presidente que lejos está de liderar la recuperación económica e institucional de país.
Sobre el default que Kirchner heredó de Rodríguez Saá sólo puede decirse que hizo una negociación tan poco amigable con los acreedores que todavía hoy seguimos en veremos sobre este tema, al tiempo que nos ha dejado a los argentinos con una marca de desprestigio en el mundo entero.
Tampoco puede decirse que, si bien Kirchner está pifiando en lo económico, por lo menos está terminando con la falta de transparencia en los actos de gobierno.
Al igual que esas personas que tienen un golpe de suerte en lo económico y disfrutan de esa situación sin pensar en el futuro, Kirchner también ha tenido un golpe de suerte en lo económico gracias a las condiciones que imperaron en la economía mundial. Para conseguir la reactivación de estos dos años no tuvo que hacer nada. En vez de aprovechar la coyuntura internacional para cambiar el país, se ha limitado a consumir los beneficios de esa coyuntura, de la misma forma que muchos argentinos vivieron de la fortuna de sus antepasados, hasta que se les acabaron los activos y tuvieron que ponerse a trabajar para poder subsistir.
En todo caso, al final de su mandato terminaremos un poco más hundidos en este pantano que ha caído la Argentina. Esperemos que después de esta nueva experiencia, los argentinos recapacitemos seriamente sobre la calidad de los gobernantes que necesitamos para, en serio, volver a tener un futuro de prosperidad.

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Martes 24 de Mayo de 2005

Dos años de Kirchner: Duhalde lo hizo
El balance de los dos primeros años de gobierno de Néstor Kirchner arroja como resultado un país que ha perdido sus sueños de grandeza, que no respeta los derechos de los ciudadanos honestos y que se ha vuelto imprevisible, impresentable y prepotente ante los ojos del mundo.
Es muy probable que algunos sectores de la sociedad se sientan hoy muy contentos con la situación económica que están viviendo.
En estos dos años de gobierno, Kirchner ha mantenido el rumbo económico que le dejó Duhalde, limitándose a sostener esta regresiva distribución del ingreso y a expoliar a los contribuyentes. Sin embargo, esto no es lo más grave de los dos años de gobierno de Kirchner. Lo más grave, desde el punto de vista económico, es la total ausencia de un país con sueños de grandeza. La Argentina ha dejado de ser un país con espíritu de pujanza y progreso, para limitarse a convivir con la permanente decadencia. Es como si los argentinos nos conformáramos con aceptar un constante retroceso hasta llegar a transformarnos definitivamente en un típico país subdesarrollado sin más ambición que la de zafar el día a día.
Si nos comparamos contra ese piso, hoy estamos fantástico, porque, en vez de caer en picada, estamos cayendo más lentamente. ¡Éste ha sido todo el logro económico de Kirchner! Conseguir que nos estrellemos más lentamente.
El orden jurídico ha sido pisoteado sin miramientos, prevaleciendo el “derecho” de la fuerza bruta. El que trabaja decentemente no sólo tiene que sostener a los piqueteros y a burócratas incapaces, sino que también tiene que bancarse que le impidan producir.
Por su escaso caudal electoral, Kirchner entró por la puerta trasera a la Casa de Gobierno gracias a los manejos que hizo Duhalde. Más por fruto de la casualidad que por la voluntad popular, Kirchner hoy ocupa el cargo de presidente. Lamentablemente, hasta ahora no ha sabido aprovechar esa carambola del destino que lo puso en el lugar en que está para construir un país.
Señor presidente, por si no se dio cuenta, estamos esperando que deje de pelearse con todo el mundo y empiece a construir las bases para el desarrollo del país. Déjese de revolver el pasado y comience a construir un futuro. Es lo que todos estamos deseando.

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Lunes 18 de Julio de 2005

Tres formas de expoliar a los pobres 
A través de un modelo de sustitución de importaciones, un tipo de cambio artificialmente alto y una profusa emisión de bonos, el gobierno nacional lleva adelante una política económica que perjudica a la gran mayoría de la población en beneficio de unos pocos sectores.
Voy a dar tres ejemplos de cómo la política económica del Gobierno es absolutamente contraria a los intereses de la inmensa mayoría de la población, generando rentas extraordinarias para pocos sectores. Lo que podríamos definir como una política económica que lleva a una fuerte concentración del ingreso a costa de los más débiles.
Primer ejemplo. El Gobierno aplica una política de sustitución de importaciones. ¿Qué significa esto en castellano básico? Que les otorga a los productores locales el beneficio de no tener que competir con productos importados.
Con este mecanismo, el Gobierno redistribuye ingresos de los asalariados y jubilados hacia los que sustituyen importaciones, concentra el ingreso en los segundos, los pocos beneficiarios del modelo.
Segundo ejemplo. Para sustituir importaciones el Gobierno estableció un tipo de cambio artificialmente alto.
Dicho de otra manera: el sostenimiento del tipo de cambio alto se logra, en parte, cobrándole el impuesto inflacionario a los asalariados y jubilados. Así, estos dos sectores son expoliados por una doble vía de carácter progresista: a) son consumidores cautivos de los productores locales, y b) pagan el impuesto inflacionario para implementar la sustitución. Es decir, el Gobierno los liquida licuándoles el salario real y restringiendo su libertad de elección.
Al igual que Alfonsín, un declarado pogre, Kirchner está armando un circo de negocios financieros como los que vimos en la década del 80 con el famoso gasto cuasifiscal y el festival de bonos que, en su momento, denunció el actual ministro Lavagna.
La verdad es que con esta política económica a la gente la están violando descaradamente. Pero, eso sí, como siempre hacen los progres y los populistas, mientras violan a la gente, por lo menos le dicen que la quieren.

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Lunes 25 de Julio de 2005

Después de esta piñata no hay más caramelos 
El aumento sostenido de la tasa de inflación comienza a mostrar el verdadero trasfondo de la política de redistribución regresiva del ingreso del Gobierno, que beneficia a unos pocos a costa de la gran mayoría de la población.
Es evidente que la tasa de inflación viene teniendo escalones cada vez más altos, al punto de que hoy tenemos una tasa de inflación anual (siempre según los precios al consumidor) que es casi 4 veces mayor a la tasa de inflación de principios de 2004.
La primera cuestión que debe quedar en claro es que estos incrementos en la tasa de inflación se dan a pesar de que las tarifas de los servicios públicos no se han ajustado y de los precios “administrados” que viene aplicando el Gobierno sobre determinados productos (“administración” de precios que va extendiéndose cada vez más).
¿Cuál es ese problema más profundo? Que a pesar del discurso del Gobierno a favor de los más pobres, está quedando en evidencia el costo de la política de redistribución regresiva del ingreso iniciada por Duhalde y seguida por Kirchner, a pesar de que éste sostenga que le dejaron un país incendiado y sin ningún problema resuelto (¿qué problema habrá resuelto Kirchner como para diferenciarse de su antecesor?).
A lo que estamos asistiendo me hace acordar a las fiestas de cumpleaños de los chicos en las que todos se abalanzan sobre los caramelos cuando se rompe la piñata. Los más rápidos se llenan los bolsillos de caramelos y los lentos, si tienen suerte, pueden llegar a manotear alguno. Digamos que, además, en esta piñata que es la política económica argentina, el que pinchó el globo tuvo el cuidado de pincharlo sin avisarles a todos. Solo unos pocos privilegiados supieron de antemano (o impulsaron) que se pinchara la piñata mientras el resto estaba distraído. Así que hoy tienen los mejores lugares al momento de recoger los caramelos.
Pero hay algo que es obvio: en algún momento los caramelos de la piñata se van a acabar y como no va a haber más piñatas para pinchar porque nadie está invirtiendo en nuevas piñatas, los sectores de ingresos fijos no van a poder llevarse ni siquiera el miserable caramelo que habían manoteado. En ese momento, las exigencias por mejoras en los ingresos reales van a ser tan fuertes que la situación tenderá a complicarse seriamente.
En síntesis, la pregunta que debería formularse Kirchner es la siguiente: ¿cuál es la tasa de inflación máxima que está dispuesta a tolerar la población sin que yo caiga en desgracia? Si logra acertar con el numerito mágico, podrá saber hasta dónde puede mantenerse su modelo “productivo” sin que tenga que subirse a un helicóptero.

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Martes 29 de Noviembre de 2005

Lavagna saltó a tiempo
El desplazamiento de Roberto Lavagna del Ministerio de Economía y su reemplazo por Felisa Miceli, hasta ahora titular del Banco Nación, implica la caída del último dique de contención frente a los desvaríos del Ejecutivo en materia de política económica.

Podemos hacer mil conjeturas sobre las causas del alejamiento de Lavagna dada la ausencia de información oficial. De lo que no tengo ninguna duda es de que Lavagna saltó a tiempo de un barco que se hunde. En vez de seguir bailando en la cubierta del Titanic, Lavagna decidió rumbear hacia los botes salvavidas mientras el resto del pasaje festeja y baila envuelto en una borrachera mezcla de soberbia e inconciencia.

Lavagna se va en el momento justo en que la actividad económica va a estar limitada en su expansión por falta de inversiones. También se va justo antes de que la tasa de inflación se dispare a niveles insospechados. Y, sobre todo, se va justo antes de que se desate una feroz lucha por la distribución del ingreso. A mi juicio, Lavagna, sabiendo que el barco ya fue dañado por el iceberg, sabe que la cosa no tiene solución y que sería suicida quedarse festejando en la cubierta como lo hace el resto del pasaje
En realidad, el principal pasivo que tiene la Argentina para poder crecer es el mismo Kirchner. Su incontinencia verbal, sus ataques de cólera y su comportamiento autoritario no le dejan ver que es él quien ha potenciado la desconfianza que hoy padece la Argentina a la hora de captar inversiones.
Teniendo en cuenta que Kirchner es más el problema que la solución a la crisis económica argentina, es evidente que cualquier economista que acepte formar parte de su gobierno comparte el estilo agresivo y autoritario del presidente, sin que le importe crear un ambiente de negocios y sin entender que no hay política económica que pueda funcionar sin un mínimo de institucionalidad.

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Jueves 15 de Diciembre de 2005

Y ahora, ¿a quién van a culpar? 
La decisión de cancelar nuestra deuda con el FMI no soluciona los graves problemas de inseguridad jurídica y de reglas de juego poco claras, principales razones que impiden el crecimiento de la inversión productiva que el país precisa.
Kirchner todavía no se dio cuenta de que el problema no es el FMI, sino su ideología de confrontación, la inseguridad jurídica, la imprevisibilidad de los actos de gobierno.
Kirchner cree que si se saca al FMI de encima va a poder hacer lo que quiera desde el punto de vista económico. Y la verdad es que se equivoca, porque si las propuestas del FMI pueden parecerle duras, las leyes económicas son mucho más severas.
Kirchner se ha metido en un lío fenomenal. Y el lío no es porque se saque de encima al FMI, organismo al que personalmente le tengo muy poco respeto, sino porque ha creado las condiciones para que, ante el más mínimo chispazo económico o político, se produzca una gran corrida cambiaria que será imposible de detener.
Kirchner se dio el gusto de decir que le paga todo al FMI. De lo que no parece estar consciente es de que ahora será él el que tendrá que asumir los costos de los errores que cometa, porque, habiéndole pagado al FMI, ¿a quien podrá echarle la culpa de nuestros problemas?

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Sin que los fracasos de sus profecías económicas, Robertito la emprendió nuevamente en 2006 contra el rumbo económico del gobierno. Veamos cómo:


Lunes 6 de Febrero de 2006

Combatir la desigualdad: haciendo que todos sean pobres
El sueño de movilidad ascendente que tenían los inmigrantes que llegaban a nuestro país ya no existe más. Hoy, el modelo propuesto consiste en igualar hacia abajo.
Ese sueño de progresar y mejorar constantemente hace rato que se hizo trizas, pero con el gobierno de Kirchner todo parece indicar que el modelo propuesto apunta a igualar hacia abajo. La idea es que sólo unos pocos puedan acceder a un altísimo nivel de vida, mientras el resto de la sociedad tiene que tender a la igualdad, entendiendo por tender a la igualdad que la mayoría de la población sea pobre. Para la inmensa mayoría de la población, el modelo de país que implementa Kirchner no deja lugar a los sueños de progreso de los más pobres. El único consuelo que les puede caber es que verán cómo las filas de la pobreza se van engrosando. Una especie de mal de muchos, consuelo de tontos.
Si los ganaderos tienen más rentabilidad hay que igualar hacia abajo y confiscarles de alguna manera esa rentabilidad. No interesa si durante años los productores ganaderos padecieron los problemas de la aftosa con mercados internacionales cerrados. Ahora que tienen posibilidades de revertir años de falta de oportunidad, hay que cortarles la posibilidad de aprovecharla porque el gobierno quiere igualar hacia abajo.
Si las empresas privatizadas quieren aumentos de tarifas, hay que congelarlas porque en los noventa ganaron demasiado. No interesa si mañana nos quedamos sin luz, agua o teléfonos. Si los productores de soja tienen más ingresos, hay que sacarles parte de su ganancia con retenciones.
La Argentina marcha hacia una muy fuerte concentración del ingreso en la que los ganadores son los pseudo-empresarios que viven del lobby que les otorga el privilegio de explotar a los consumidores y algunos sectores políticos que disfrutan de los beneficios del Estado.
La inmensa mayoría de los argentinos padece hoy la falta de horizonte que, en otras épocas, padecían en sus países los inmigrantes que vinieron a la Argentina a hacerse la América.
La Argentina tiene hoy en día un modelo económico por el cual el progreso de un sector puede darse a costa de otro sector.

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Lunes 6 de Marzo de 2006

Salarios bajos: el corazón del nuevo modelo 
El presidente Néstor Kirchner, aunque le cueste reconocerlo, es un fabricante de pobreza porque su modelo económico se basa en abaratar la mano de obra y
La realidad es que el modelo de Kirchner parte de una premisa que es la siguiente: dado que tenemos dos grandes recursos productivos, trabajo y capital, y el capital tiene un costo alto en la Argentina, lo que tenemos que lograr es que la mano de obra sea barata. Es decir, entre los dos recursos mencionados, opta por abaratar deliberadamente uno de ellos: la mano de obra.
En definitiva, el problema que tiene Kirchner es que sigue recurriendo al viejo modelo económico argentino de ignorar la relación que existe entre la seriedad institucional, el crecimiento económico y el bienestar de la población. Aunque le cueste reconocerlo, Kirchner es un fabricante de pobreza porque al no reducir el costo del capital mediante la construcción de la seriedad institucional, encuentra como única salida a su proyecto económico salarios de hambre que sean un insumo barato para los poseedores de capital.

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Lunes 27 de Marzo de 2006

Regreso al estatismo: lo que nos espera
Al restaurar la era de las empresas públicas, Kirchner condena a los argentinos a volver a tener problemas de infraestructura y a soportar nuevos bolsones de corrupción.
El Estado se ha quedado con Aguas Argentinas. La pregunta que viene inmediatamente es: ¿cómo va a hacer el Estado para financiar las obras de ampliación? ¿De dónde saldrán los recursos?
La tercera alternativa consistiría en financiar las obras incrementando las tarifas de agua. Es decir, se estaría aplicando la medida que se le negó a la empresa privada a la cual se le quitó la concesión.
En fin, para qué me voy a gastar explicando lo que nos espera con el estatismo de Kirchner. Basta con leer los diarios viejos para saberlo.

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Lunes 31 de Julio de 2006

¿Un nuevo paradigma de modelo económico?
Los signos positivos de la macroeconomía parecen ser fruto de un modelo económico que se basa en superávit fiscal, precios regulados y una economía cerrada. Sin embargo, estos hechos esconden una realidad muy distinta que finalmente saldrá a la luz.
Días atrás, hablando de la situación económica argentina, un amigo me preguntaba si no estaríamos frente a un nuevo paradigma de modelo económico, dado que con superávit fiscal, precios regulados y economía cerrada los números macroeconómicos mostraban signos positivos.
Claro, el primer dato que, a primera vista, sorprende es el crecimiento del Producto Bruto Interno (PBI), que creció el 29,6% comparado con el piso de 2002. Dicho en otras palabras, el “nuevo” modelo logró recuperar todo lo perdido con la caída del 15% del PBI entre 2001 y 2002 y agregar valor sobre ese 15%.
Pero lo que me interesa destacar es que quienes hoy se encandilan con los números del PBI, pueden revisar la historia reciente y descubrir que también pueden encandilarse con los datos de principios de los 90. Ambos números encandilan y ambos números podrían dar lugar a la misma pregunta: ¿estamos frente a un nuevo paradigma de modelo económico?
En el caso actual, se hace difícil hablar de “nuevo paradigma”, porque nada tienen de nuevo los controles de precios, la sustitución de importaciones, las estatizaciones y los impuestazos.
El supuesto “nuevo modelo” no es otra cosa que sostener un nivel de consumo interno más elevado consumiendo el stock de capital acumulado en años anterior.
 Lo que hace el Gobierno puede asimilarse a una familia que vende la casa para irse de vacaciones, salir a cenar todas a las noches a restaurantes caros y comprarse ropa. Mientras dure la plata de la venta de la casa aparentarán prosperidad y todos estarán felices. Cuando se acabe el dinero, la realidad saldrá a la luz y se acabarán las apariencias. Esto no tiene nada de “nuevo paradigma”.
Si la gente tuviera que pagar el verdadero precio del combustible, el gas, la luz, el teléfono o el boleto de colectivo, dudo que hoy estuviésemos hablando un supuesto “nuevo paradigma”. Probablemente el helicóptero le resultaría demasiado lento a Kirchner para salir corriendo de la Casa Rosada, porque la onda expansiva generada por la explosión de tantas distorsiones en los precios relativos alcanzaría al helicóptero.
Si la Argentina logra crecer en forma sostenida sin instituciones sólidas y sin inversiones, no habremos descubierto un nuevo paradigma de modelo económico, habremos descubierto que la riqueza se genera sola y la escasez no existe.

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Lunes 6 de Noviembre de 2006

Vano esfuerzo por desmentir un futuro “Rodrigazo”
A pesar de que son muchos quienes se empeñan en negar que el actual rumbo económico está haciendo agua por todos los costados, los mismos argumentos que utilizan para defender esta causa perdida confirman que el ajuste de los precios relativos puede ocurrir en el corto plazo.
En varias oportunidades afirmé que la actual distorsión de precios relativos, junto con la sostenida expansión monetaria para sostener el tipo de cambio en los $ 3,10, finalmente conducirán a un fuerte ajuste de precios relativos. Para ilustrar esa potencial situación, he dicho que, de continuar en esta línea de emisión monetaria más los crecientes controles de precios, terminaremos en una especie de “Rodrigazo”, aquel violento cambio de precios relativo que implementó Celestino Rodrigo en 1975 para corregir los disparates económicos que había llevado a cabo José Ber Gelbard sin implementar una sola reforma estructural.
En definitiva, entiendo que los defensores del modelo kirchnerista hagan sus mejores esfuerzos por tratar de diferenciarse del peronismo de los 70, pero, lamentablemente, en ese intento por diferenciarse no hacen más que confirmar las similitudes de ambos períodos: distorsión de precios relativos, retrasos tarifarios, lucha por la distribución del ingreso y, sobre todo, un ambiente de odios, resentimientos y venganzas disfrazados de supuesta justicia.

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Lunes 4 de Diciembre de 2006

La economía empieza a crujir 
Las dificultades para mantener controlada la inflación y la cada vez más cercana emergencia energética empiezan a hacer más evidentes las inconsistencias de una política económica que se basa en el impuesto inflacionario y carece de visión de largo plazo.
A pesar de los esfuerzos que viene haciendo el secretario de Comercio, Guillermo Moreno, para evitar que el Índice de Precios al Consumidor (IPC) refleje la realidad inflacionaria, los precios siguen subiendo o, para ser más preciso, la moneda continúa devaluándose.
Ahora los interrogantes son qué tasa de inflación está dispuesta a tolerar la sociedad antes de empezar a huir de la moneda y cuánto tiempo más resistirá esta avalancha de parches que se le están poniendo a la economía para tapar los agujeros que uno atrás de otro se van produciendo en el sistema económico.
La economía está crujiendo por la fenomenal distorsión de precios relativos. Si a esto se le suma la ausencia de políticas públicas de largo plazo y un clima adverso a la inversión, es bastante obvio el final de esta película que ya hemos visto infinidad de veces y conocemos de memoria cómo termina.

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Lunes 18 de Diciembre de 2006

¿Hará Kirchner la “gran Lavagna”? 
La posibilidad de que Néstor Kirchner decida renunciar a un nuevo mandato podría deberse a que, en su fuero interno, el presidente sea consciente de todos los problemas que ha venido acumulando durante su gestión.
En materia de inflación, la batería de controles de precios, prohibiciones de exportación, retenciones, precios sugeridos, controles de costos y utilidades, sanciones sólo han conseguido reducirla del 12,3% anual al 10,5%. Menos de dos puntos porcentuales al año, con el enorme costo que estas medidas tienen en materia de inversión y de distorsión de precios relativos.
Dos problemas claves aparecen, entonces, en el horizonte económico, que pueden complicar políticamente a Kirchner en 2007. Uno el de la crisis energética y el otro el de la inflación reprimida.
Por el lado fiscal, el Gobierno también está dejando una hipoteca que va a resultar bastante complicado de resolver en el futuro.
El problema es que el descomunal aumento del gasto público de los últimos tres años deja poco margen para poder corregir rápidamente este problema.
Si el presidente es consciente de todos los problemas que ha venido acumulando hasta ahora, no me extrañaría que haga la “gran Lavagna”, es decir, que abandone el barco antes de que se hunda.
Lavagna vio venir el problema inflacionario y un año atrás hizo lo imposible para que le pidieran la renuncia. Por eso no me extrañaría que, en 2007, el presidente imite a su ex ministro de Economía y decida subirse al bote salvavidas, dejándole la bomba con la mecha encendida a su esposa u otro kirchnerista.

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Nada le impidió a Cachanosky, consuetudinario errador de pronósticos, seguir con sus "proféticos" artículos en 2007:



Lunes 30 de Julio de 2007

¿Rumbo al próximo default? 
A pesar de que el Gobierno alardea de haber solucionado el default de la deuda pública decretado luego de diciembre de 2001 y de haber cancelado todos los pagos pendientes con el FMI, el festival de bonos emitidos para mantener alto el tipo de cambio es señal de un nuevo conflicto en el horizonte.
Bien, luego de haber defaulteado la deuda, de haber hecho una quita del 75% del capital a los tenedores de bonos y de haber pagado todo lo adeudado al Fondo Monetario Internacional (FMI), la política de desendeudamiento del Gobierno ha llevado la deuda a U$S 136.7000 millones al 31 de diciembre de 2006, sin incluir los U$S 25.000 millones que tienen los holdout ni el festival de bonos que hizo el BCRA para “controlar” la orgía de emisión monetaria. Si se sumaran estos dos conceptos, y luego de haber cometido todo tipo de aberraciones jurídicas y económicas, hoy estaríamos peor que en diciembre de 2001.
¿Mejoró tanto la composición de la deuda a pesar de haber crecido? El 53% del stock está en moneda extranjera, básicamente dólares y euros, y el 41,4% en pesos ajustables por CER. Es decir, el 94% de la deuda tiene ajustes que pueden transformarse en impagables, como de hecho está ocurriendo. Por eso, no sería exagerado pensar que vamos rumbo a otro default.

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Lunes 3 de Septiembre de 2007

En el búnker con Cristina 
Mientras cada vez son menos quienes continúan sin advertir la crisis que se asoma por el horizonte, la candidata del Gobierno a la presidencia no parece enterada de los problemas.
Por otro lado, debe ser bastante difícil encontrar hoy en día a algún empresario que no esté prevenido sobre los tormentosos tiempos que se avecinan, porque –no nos engañemos– por más que algunos “aplaudidores” profesionales canten loas sobre la situación económica y aseguren que tienen confianza en el futuro del país, cuando vuelven a su trabajo adoptan medidas macroeconómicas exactamente inversas a las de sus declaraciones públicas.
Hasta me animaría a decir, viendo el comportamiento de los partidos opositores, que nadie quiere ganar las elecciones por los costos políticos que habrá que pagar en el futuro para corregir la fenomenal distorsión de precios relativos que tenemos.
Para ir sin más rodeos al punto, lo que quiero dejar en claro es que debe ser bastante difícil encontrar hoy en día a alguien que no perciba que vamos directo hacia una colisión. Los únicos que parecieran no estar enterados de ese rumbo son los miembros del Gobierno, que dan por descontada la victoria oficialista el 28 de octubre.
El gran interrogante que surge es si la señora de Kirchner tiene noción de los problemas que recibirá de su esposo,
Por el momento, sin embargo, el matrimonio presidencial parece moverse sin tener conciencia de la verdadera situación en que se encuentra la Argentina.
Imaginemos ahora la segunda hipótesis. Que el matrimonio advierte la tormenta. El interrogante es saber si tiene noción de su envergadura. Si cree que lo que se aproxima es una simple garúa, adoptará medidas tan insignificantes que impedirán afrontar la tormenta. Si, por el contrario, es consciente de la magnitud del problema, uno puede pensar que Néstor Kirchner adoptará todas las medidas antipáticas antes de diciembre. En ese caso, tendrá que olvidarse de ser reelegido y los demonios que se desatarán harán que su esposa empiece su gestión con el pie izquierdo. Sin un apoyo político sólido y en el medio del vendaval, tendrá que pensar cómo hace para no hundirse.
En cambio, si postergan el ajuste para después de diciembre, Cristina Kirchner comenzará su gobierno igual que Fernando de la Rúa, quien en vez de generar optimismo anunció un impuestazo que frenó los atisbos de reactivación que se veían hacia fines de 1999.

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Lunes 15 de Octubre de 2007

De Gelbard al Rodrigazo, de Kirchner al …
La maraña de controles y medidas represivas que se establecieron durante los primeros años de la década de 1970 desembocaron en una violenta recomposición de precios relativos que produjo un estallido económico y social. ¿Vamos por el mismo camino?
Cuando Celestino Rodrigo trató de corregir los precios relativos, el precio del combustible aumentó más de un 100%. Hoy, tenemos el mismo precio del combustible que en 2002, aunque el valor del barril del petróleo más que duplica los 30 dólares que costaba 5 años atrás. ¿Pura coincidencia?
Todos sabemos que en el mediano plazo habrá problemas serios. El mismo gobierno kirchnerista lo sabe cuando preanuncia un “pacto social” como el que puso en práctica Gelbard. Puede ser que, si Cristina Fernández de Kirchner gana las elecciones, ese “pacto social” se lleve a cabo y dure un tiempo. Gelbard tuvo que modificarlo antes del año de vigencia porque las variables se le habían desbordado. El problema es que, ahora, se pretende hacer un “pacto social” al estilo Gelbard, pero partiendo de las distorsiones que recibió Rodrigo. Todo un desafío que equivale a tratar de derogar la ley de gravedad

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Lunes 26 de Noviembre de 2007

El ajuste ya llegó 
Lo que estamos viviendo en estos momentos son los primeros movimientos, luego de las elecciones, en el proceso de reacomodamiento de los precios relativos. Habrá que ver cómo se las arregla el Gobierno para que los aumentos no afecten demasiado a los asalariados.
En síntesis, salvo que el gobierno gire 180 grados en su política, el ajuste ya llegó y el show de precios y salarios recién comienza. La pregunta es: ¿por qué la función tendrá un final diferente a los del pasado si el espectáculo es el mismo?

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El año 2008 lo encontraría a Cachanosky, quien ha hecho del error un arte, en su mismo rumbo de colisión con la realidad:



Jueves 14 de Febrero de 2008

Un país a la deriva 
Mientras los problemas siguen estallando por doquier, el matrimonio presidencial se dedica a otros temas que, pareciera, ellos consideran más urgentes.
Pareciera ser que el gobierno nacional no tiene temas urgentes que resolver como la inflación, la crisis energética, la caída del ingreso real, el creciente desabastecimiento, la inseguridad y mil problemas estructurales más,
Hoy cualquiera puede advertir que Argentina es un país a la deriva. Sin rumbo ni nadie que realmente se haga cargo de resolver los problemas que preocupan a la gente.
La pobreza sigue avanzando hasta niveles extremos.
Que se entienda bien: la economía no está en piloto automático. Está a la deriva.

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Lunes 12 de Mayo de 2008

¿Puede haber otro “corralito”? 
Sin ánimo de impulsar a los argentinos a retirar sus depósitos de los bancos, una evaluación del escenario actual y sus posibles desenlaces.
Esta nota no es un intento por fogonear una corrida financiera o crear un clima de incertidumbre (en todo caso, es el Gobierno solito quien se encarga de poner todos los ingredientes necesarios para producir pánico en la población mediante su discurso y sus acciones), sino que tiene que ver con la pregunta que me han formulado en los últimos días muchas personas y que circula fundamentalmente entre la gente común.
Digamos que si todo es posible en la Argentina, bajo la era kirchnerista ninguna medida puede ser descartada por descabellada.
De manera que la pregunta que es título de esta nota se explica porque el gobierno ha demostrado no ser creíble y porque la ciudadanía percibe que la economía es un caos: se da cuenta que la inflación está descontrolada, que los precios relativos están distorsionados, que se vive un clima de alta tensión política, social y económica y que no se sabe quién gobierna.
En el 2001, la Argentina tenía cerrado el acceso a los mercados financieros internacionales, al igual que ahora. Además, los números fiscales estaban deteriorados, del mismo modo que por estos días tienden a deteriorarse a causa –entre otras– de los crecientes subsidios que deben otorgarse para mantener artificialmente bajos ciertos precios.
En síntesis, los datos que tenemos hoy son: a) que la estructura de precios relativos es un descalabro; b) que la inflación sigue creciendo, c) que el Gobierno no le hace asco a ninguna medida intervencionista, por más confiscatoria que sea, como lo demuestran las retenciones al campo o el default de la deuda ajustada por CER; d) que las expectativas inflacionarias de la gente son crecientes; y e) que la confianza en el Gobierno viene cayendo rápidamente.
El contexto en sí mismo es un caldo de cultivo para una fuga de capitales. De ahí a que el Gobierno establezca un “corralito” o alguna medida confiscatoria de los ahorros de los argentinos hay un trecho. Ese trecho estará definido por la intensidad que adquiera la crisis económica en la que ya estamos metidos.

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Lunes 10 de Noviembre de 2008

Confiscación de ahorros: otro arrebato autoritario de los Kirchner 
Ayer fue el turno del campo, ahora les tocó a los ahorros de los argentinos depositados en las AFJP… ¿qué sigue?
Los Kirchner están a punto de darse el gusto de terminar de destruir el escaso mercado de capitales que aún quedaba en Argentina, pero los más grave es el impacto que tiene sobre la propiedad privada. Un tema gravísimo porque le han transmitido pánico a la gente a través de sus acciones. Ayer fueron por el campo, ahora por los ahorros de la gente en las AFJP y mañana cualquier activo líquido puede ser presa de la voracidad del gobierno.
En síntesis, la relación costo beneficio para el país es catastrófica. Yo diría que es puro costo y cero beneficio. Para el matrimonio, la relación costo beneficio finalmente podría no ser tan importante en tanto que, probablemente, con esta iniciativa hayan terminado de licuar su imagen ante la sociedad.

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Jueves 18 de Diciembre de 2008

¡¡¡Y el Rodrigazo ya llegó!!! 
La inconsistencia del modelo kirchnerista está comenzando a hacerse evidente incluso para quienes lo defendieron por largo rato.
A mediados de este año, Mariano Grondona tuvo la gentileza de invitarme a su programa Hora Clave para analizar la situación económica. En esa oportunidad, luego de describir el lío que estaba haciendo el Gobierno, sostuve que, dada la distorsión de precios relativos que había implementado el kirchnerismo y los problemas de inflación, endeudamiento público y fiscales, íbamos de cabeza a un Rodrigazo.
Luis Novaresio, que hace un muy buen trabajo acompañando a Mariano Grondona en su programa, me preguntó cuándo iba a producirse ese Rodrigazo. Luego de su insistencia, le respondí que antes de fin de año íbamos a tener una situación complicada.
Para todos aquellos que continuamente me insultan y dicen que siempre pronostico cosas que no ocurren, tanto en el foro de www.economiaparatodos.com.ar como cuando escribo para La Nación.com, puedo decirles que, ante tamañas barbaridades que cometieron los Kirchner, un economista medianamente serio es raro que se equivoque en sus pronósticos. Y, la realidad es que, como dije en el programa de Grondona, antes de fin de año íbamos a tener un Rodrigazo. La factura de luz es la primera muestra del botón de lo que viene.
Por cierto, hoy es fácil para muchos colegas economistas montarse en la crítica a la política económica, la cuestión era jugarse en los pronósticos sobre la inconsistencia del modelo K cuando estaba el viento de cola de afuera. Ahora son todos gallitos que cacarean ante la tormenta que se viene. ¿Por qué no hablaron antes? Si no vieron venir el problema, son pésimos profesionales. Si lo vieron venir y se callaron, actuaron con hipocresía ante la sociedad. Que cada uno se ponga el sombrero que le corresponde. Los pocos que vimos venir el problema y lo anunciamos en el momento de esplendor de los K tenemos la conciencia tranquila.

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Cebado quizás con el conflicto entre el gobierno y las patronales del campo y las elecciones de 2009, Cachanosky, maestro del pifie en materia de pronósticos económicos (a quien ya podemos llamarlo cariñosamente "Chantanosky") insistió con sus agoreros presagios:



12 de Enero de 2009

De nuevo las “dos D”.
Los fantasmas de la devaluación y el default que nos visitaron en 2001 vuelven a acecharnos.
Corría el año 2001 y el comentario era que se venían las “dos D”. Una por devaluación y otra por default.
Nuevamente, aunque no en forma explícita, hoy se habla de las “dos D”: devaluación y default. Es que todos están esperando un salto importante en el tipo de cambio y, además, existen fuertes sospechas de la imposibilidad que va a tener el Gobierno para enfrentar los vencimientos de capital e intereses de la deuda pública de este año. Y mejor no hablar del 2010, porque la situación es mucho más complicada.
En definitiva, aunque parezca mentira, luego de haber puesto el corralito, confiscado y pesificado los depósitos, devaluado y defaulteado, hoy estamos igual que cuando se hizo ese fenomenal zafarrancho. Problemas para pagar la deuda, problemas cambiarios, confiscación de los ahorros en las AFJP y números fiscales que hacen agua. Otra vez las “dos D” aparecen en el horizonte producto de la incompetencia de Néstor para manejar el país.

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19 de Enero de 2009

Se les acabó la suerte
Con un contexto mundial desfavorable, los Kirchner siguen empeñados en luchar contra las leyes económicas. El resultado no puede ser bueno.
El modelo económico de Néstor Kirchner agoniza. Los datos son elocuentes. La política de mantener pisadas las tarifas de los servicios públicos se acabó y un nuevo “Rodrigazo” ha comenzado. Los incrementos de tarifas han sido salvajes porque no hay caja suficiente para mantener la ficción. Falta que, en poco tiempo más, se les agregue el dólar y los salarios, entrando en la tradicional carrera de precios, tarifas y tipo de cambio.
Cristina, haciendo gala, una vez más, de su desconocimiento de la economía, a pesar de hablar como si supiera, le ruega a la gente que consuma, porque si no consume se quedará sin trabajo.
Ella y su esposo creen que la gente puede consumir más en momentos en que la economía produce cada vez menos. Y si la economía produce cada vez menos, hay menos ingreso disponible. Si hay menos ingreso disponible el consumo cae. Si a esto se le agrega que el escaso ingreso de la gente ha disminuido por la inflación, los tarifazos, el menor nivel de ocupación y el miedo al futuro que crearon los K, es inevitable que caiga el consumo.
Hoy Argentina es, desde el punto de vista social, una bomba de tiempo. Desde el punto de vista económico un descalabro y en lo político se observa un éxodo de ex kirchneristas que por convicción o por conveniencia, al ver que el barco se hunde, no quieren saber nada de estar cerca de los Kirchner.
Hitler tuvo su momento de gloria y, cuando ya enfrentaba cara a cara la derrota y la destrucción de Alemania, se negó a reconocer su delirio y sostuvo que el pueblo alemán tenía que sufrir la derrota por no haber luchado todo lo que tenía que luchar para construir el nacionalsocialismo. El pueblo tenía que pagar.
Pareciera ser que en Argentina tendremos que asumir una situación similar. El matrimonio seguirá considerando que ellos iban a construir la gloria de la Argentina, pero el mundo y la gente no los acompañó en su glorioso proyecto. Por eso tendrá que pagar el costo de una mayor destrucción. Antes de terminar su mandato intentarán que no quede piedra sobre piedra en la Argentina.
Cuide su patrimonio. Esta gente no tiene límites y se les acabó la suerte.

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26 de Enero de 2009

Mismo final para los mismos errores.
Desde el punto de vista económico el gobierno se ha quedado sin instrumentos para enfrentar la crisis. No puede hacer política monetaria sin caer en hiperinflación. No puede tomar créditos porque nadie les presta. E intentar nuevos impuestazos en este contexto de recesión sería suicida. Solo le queda bajar el gasto público, algo que es impensable para Néstor que sustenta su ya diluido poder político en el reparto de dádivas y, sobre todo, en este año de cruciales elecciones legislativas.
Como Néstor no va a cambiar hacia una democracia republicana, porque ha dado muestras que no cree en ella, lo único que le queda es enfrentar una larga agonía económica y política en la que, en el medio veremos todo tipo de arbitrariedades, profundizando el modelo autocrático hasta que este también sea insostenible.
Lo que debe quedar en claro, entonces, es que la nueva crisis argentina que recién comienza, no es fruto solamente de una política económica primitiva e inconsistente.
En síntesis, no veo razón alguna para que el imbatible poder absoluto de Néstor, termine tan o más licuado que el de sus antecesores, por la sencilla razón de que Néstor ha hecho lo mismo que ellos, pero peor. El resultado no puede ser otro que el mismo que vimos en el pasado, aunque esta vez agravado por la agresividad que sistemáticamente mostró el matrimonio, creando rencores y resucitando odios.

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En 2010 nada ni nadie le impediría a este errador serial machacar con los malos augurios sobre la economía argentina. Veamos su arte en todo su esplendor:





15 de Febrero de 2010

CFK avisó: tirará la economía al precipicio. 
El Gobierno da señales de que piensa hacer un festival de gasto público y para ello recurrirá a la emisión monetaria, sin importar si eso acelera la inflación o provoca otros problemas.
La economía argentina ha entrado en un proceso de inflación alta (entre el 25 y el 30 por ciento anual) y, si el BCRA aplica las políticas monetarias que muchos creemos que va a aplicar, es muy probable que la tasa de inflación supere el 30% anual y se ubique más cerca del 40% o más.
El problema que tiene el matrimonio es que ya se ha metido en muchos problemas económicos y cada vez tiene menos vías de escape a la crisis terminal. Cuando digo crisis terminal quiero decir que ya estamos en crisis y que lo único que falta es que los destrozos económicos que hacen terminen eyectándolos del poder, como le ha ocurrido a tantos otros gobiernos, civiles y militares.
En síntesis, finalmente la semana pasada Cristina Fernández dio un discurso que aclara el futuro. Nos dio a entender que piensa tirar la economía argentina al precipicio.
No es un dato menor a la hora de prepararse para lo que viene.

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2 de marzo de 2010.

Toda la demagogia posible para llegar hasta donde se pueda.
El Gobierno ha mostrado que, perdido por perdido, está dispuesto a utilizar cualquier artimaña para salvar una política económica que hace agua por todos lados, por más que Cristina Kirchner pinte un mundo virtual en el cual no existe la inflación, la desconfianza de los inversores y la explosión de la pobreza. Puesto en otros términos, así como hizo estas dos jugadas ignorando la participación del Congreso, cualquier mañana la gente puede levantarse enterándose que la noche anterior el Gobierno firmó algún decreto confiscando cualquier activo líquido.
Sin inversiones por ausencia de reglas de juego claras, es imposible combatir la pobreza y la desocupación. Claro que ese no parece ser el objetivo del matrimonio.
La gran pregunta que viene a continuación es la siguiente: dado que las reservas que el Gobierno le quitó al Central son insuficientes para hacer frente al déficit fiscal que se proyecta para este año, ¿cuál será el próximo sector en ser afectado? Porque no nos equivoquemos, esto recién comienza.
Mientras tanto, el ajuste de salarios públicos y jubilaciones se mantendrán por debajo de la verdadera tasa de inflación. El resultado será un ajuste brutal sobre la capacidad de compra de la población.
El esquema parece ser muy elemental: considerando que tengo muy bajas posibilidades de continuar en el poder en el 2011, le dejo el campo minado al próximo gobierno y hago toda la demagogia posible para llegar hasta donde pueda.

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5 de Julio de 2010

Jubilaciones: el sistema estatal es inviable.
De todas maneras, por más vueltas y parches que quieran ponerle al sistema de jubilaciones estatal, es imposible arreglarlo porque es inviable. Aquí y en cualquier país del mundo.
Absolutamente inviable. Este es el primer dato a tener en cuenta. Matemáticamente, el sistema de reparto no funciona.
¿Puede hacerse algo para mejorar la situación de los actuales jubilados? La realidad es que no mucho.
La solución de fondo es pensar hacia adelante, volviendo a un sistema privado de ahorro, pero con importantes mejoras en el marco regulatorio.
¿Qué hacer con los jubilados actuales mientras cada uno empieza a armar su futuro para cuando se retire? Por un lado es imposible mejorar los ingresos de los jubilados si no mejora el salario real y para eso hay que tener inversiones.
En definitiva, lo primero que hay que tener presente es que la jubilación estatal es matemáticamente inviable. Lo segundo es dejar que la gente arme su jubilación hacia el futuro sin que papá Estado venga a estafarnos con el argumento que ellos son más ilustrados que nosotros.
En definitiva, alguno podrá pensar que mi propuesta de que cada uno arme su jubilación es de insensibilidad social. La situación de que hoy viven los jubilados me permite afirmar que mi propuesta tiene más contenido social que la demagogia populista de la jubilación estatal.

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Para Cachanosky los logros de la economía nacional no le impedirían insistir con sus malos augurios para 2011. Veámos al afamado Cachanosky haciendo gala de sus aptitudes para el desacierto:



26 de Junio de 2011

Las opciones económicas del próximo gobierno.
Más tarde o más temprano alguien tendrá que asumir el costo político de decir que se acabó la fiesta artificial de consumo. Qué haría un nuevo gobierno kirchnerista o un gobierno de la oposición.
El proceso económico normal, sin inventos raros, indica que para que un país pueda tener salarios reales cada vez más alto debe seguir la siguiente secuencia: 1) crear condiciones institucionales para atraer inversiones, 2) el ingreso de capitales que se hunden en inversiones en el sector productivo genera más demanda de mano de obra, 3) esa mayor demanda de mano de obra incrementa el salario, 4) las inversiones en bienes de capital aumentan la productividad de la economía y ese aumento de productividad permite pagar salarios más altos, conduciendo a un mayor consumo.
Este es el proceso lógico que ignoró el kirchnerismo. Fue directo a aumentar el consumo.
Se impidió la exportación de carne vacuna, los productores liquidaron sus rodeos y, durante un tiempo hubo carne barata, pero en el largo plazo ocurrió lo que tiene que ocurrir cuando uno comete gruesos errores en economía.
Es decir, las opciones de un eventual tercer mandato kirchnerista solo pasan por arruinar más la economía para sostener, con parches, un consumo artificialmente alto por otro tiempo más hasta que todo termine en una nueva crisis económica.
No veo que en un próximo gobierno, kirchnerista o no kirchnerista, vayamos a tener un aluvión de inversiones en el sector real de la economía que reemplace el consumo como motor del crecimiento. ¿Entonces? La única opción que queda será hacer barato uno de los dos factores de producción. Como el costo de capital no pueden reducirlo por el riesgo argentino, solo queda bajar los salarios. Y aquí viene el gran punto: ¿alguien se animará a bajar los salarios en términos nominales? Si la respuesta es no, el lector ya sabe cómo termina esta historia: caída del salario real con otra llamarada inflacionaria.
El final de esta historia ya lo conocemos. La única duda que me queda es cuánto colchón social tiene hoy la Argentina para que la gente acepte pacíficamente el nuevo choque contra la realidad.
El kirchnerismo nos ha metido en un gran problema. Si gana CFK las elecciones de octubre heredará su propio Frankestein económico. Si gana la oposición tendrá que lidiar con el monstruo económico que crearon Néstor y Cristina.

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9 de Octubre de 2011

¿Es posible un aterrizaje suave después de octubre? 
Cristina Fernández ha dicho en reiteradas oportunidades que ella no va a hacer el ajuste. Que si quieren eso que venga otro.
Mi impresión es que, luego de la borrachera de consumo que hemos tenido, va a ser muy difícil tener un aterrizaje suave.
Si como parece ser, el próximo 23 de octubre Cristina Fernández renueva el mandato, mi visión es que difícilmente el aterrizaje sea suave.
Lo que estoy diciendo que, más allá del resultado electoral del 23 de octubre, lo que viene es una caída del ingreso real. Menos consumo. El gobierno hará el ajuste sí o sí. Podrá postergarlo un tiempo con algunas confiscaciones más, pero al final del camino el ajuste llega. Lo único que quedaría para el debate es si ese ajuste será suave o se transformará en un aterrizaje forzoso.
(...) como yo no soy político y no necesito votos, creo que es conveniente ir poniéndose el cinturón de seguridad. Es más, y esto va gratis. Elija ese cinturón de seguridad color verde que hoy el BCRA lo está vendiendo a peso de liquidación. Y si Brasil sigue devaluando, busque varios de los cinturones de seguridad color verde que le ofrecen a precio subsidiado.

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16 de Octubre de 2011

El gobierno no enfriará la economía, lo hará el mercado.
Cristina Fernández de Kirchner no enfriará la economía como ya lo ha dicho, sino que será la misma dinámica del "modelo" la que se encaragará de enfriarla. Es que los gobiernos nunca devalúan sus monedas, es el mercado el que los fuerza a devaluar.
Mientras la gente pregunta si luego de las elecciones habrá una devaluación, Cristina Fernández dice que ella no hará el ajuste y que el modelo ha demostrado que ha sido exitoso. Sin duda que el modelo ha sido exitoso en términos de su objetivo político, al estimular artificialmente el consumo y crear un auge de prosperidad ficticio, todo esto apoyado por las buenas condiciones internacionales que prevalecieron durante los últimos 8 años. Todo lo artificial algunas vez se acaba, por eso cuando la gente me pregunta si luego de las elecciones el gobierno va a devaluar, mi respuesta es que muy raro que los gobiernos devalúen.
Nuevamente el ajuste ocurrirá no porque el gobierno lo implemente, sino porque el mercado lo llevará a cabo. Las empresas no podrán seguir afrontando costos laborales de esta envergadura. Las tarifas de los servicios públicos también tendrán que ajustar. Y tendrán que ajustar porque el gobierno no tiene recursos ilimitados para financiar cualquier nivel de subsidio.
Así como la gente hoy vota por la fiesta de consumo sin considerar los atropellos institucionales, mañana, con una economía sometida al ajuste, el voto de la gente puede cambiar como ocurrió en el 2009. Si el gobierno, en la adversidad económica, quisiera seguir reteniendo el poder, la única opción que le quedará para dominar el descontento popular será avanzar con mayor ferocidad sobre los derechos individuales, silenciando a quienes piensan diferente y reprimiendo el descontento en las calles
.
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Para no abundar demasiado ni cansar a los atentos lectores, Basurero Nacional deja a la voluntad de ellos el buscar más pruebas de la agudeza de Roberto Cachanosky, el Manochanta de Oro 2013 (difícil encontrar un más justo merecedor de este premio al error), para lograr errar tanto y año tras año en sus pronósticos económicos sobre nuestro país, lo que ya lo perfila para consagrarse en el Manochanta de la década...


Finalmente, decimos ¡hasta la próxima edición del Premio Manochanta!



Ganador del Premio Manochanta de Oro del 2012



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