12 de abril de 2012

La parte del Informe Rattenbach que los medios no muestran: ¿periodismo "independiente"?

Sobre su desclasificación se dijo que ya había trascendido, que no habría sorpresas... pero no es así: los 17 tomos del informe contienen mucha información desconocida sobre los actos y actitudes durante el conflicto bélico tanto de militares como civiles, y de instituciones y medios de difusión. Y esta es la parte que muchos medios y periodistas no querrían que se conociese... pero para eso está este humilde servidor público... Pero empecemos por el princípio: para saber de qué se trata el informe de la Comisión de Análisis y Evaluación de las Responsabilidades del Conflicto del Atlántico Sur, más conocido como Informe Rattenbach, ver este informe del año pasado de Basurero Nacional al respecto.

Veamos qué dijeron los principales medios sobre la desclasificación del informe:

No hay sorpresas en el Informe Rattenbach.
La desclasificación de los documentos confirma las versiones que circularon a partir de 1983
El misterio sostenido durante tres décadas fue revelado. Y no hubo sorpresas. El informe de la comisión Rattenbach sobre la guerra en las islas Malvinas presentado ayer a la presidenta Cristina Kirchner, que había ordenado su desclasificación, es copia fiel del que circuló libremente desde 1983 en revistas, diarios y libros. Sin recortes, sin censuras ni agregados.

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Habla uno de los periodistas que difundió el informe Rattenbach.
El semanario publicó en 1983 la investigación secreta sobre la Guerra de Malvinas; uno de sus periodistas relata las presiones que sufrieron por parte de la Junta militar.
Corría noviembre de 1983 cuando alguien llamó a la revista Siete Días. En su poder tenía el Informe Rattenbach , la investigación sobre la Guerra de Malvinas que Leopoldo Galtieri había encargado para darle a la sociedad una explicación sobre el conflicto bélico. Estaba dispuesto a entregarlo al semanario.
Se conocieron algunos detalles de su contenido en noviembre de 1983, cuando el semanario publicó un resumen en dos ediciones consecutivas. Héctor D'Amico era en aquel año el subdirector de Siete Días y, con motivo de la decisión presidencial de desclasificar el informe, relata en esta entrevista su experiencia.

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Rattenbach: El informe que nos mostró los absurdos de la guerra.
La Presidenta anunció su difusión. Pero el Informe que investigó los horrores de la “aventura trágica” ya era conocido. Sus principales aportes. Y la historia del general antiperonista que lo hizo.
Casi tres décadas después, la Presidenta anunció dos veces la difusión de ese trabajo “secreto”, cuyas estremecedoras conclusiones en verdad ya fueron publicadas varias veces.
Otra curiosidad del informe es la importancia que le da al “relato” de la guerra en los medios, piezas clave para la “Acción Psicológica”. Hubo “ineficiente control de la información”, y un “ambiente excesivamente permisivo”, que permitió “desbordes periodísticos con efectos triunfalistas multiplicadores en el público”.

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Para saber si es tan así como dicen estos medios, repasemos ahora partes de la declaración testimonial del Contralmirante Salvio Olegario Menéndez, a cargo de la Jefatura II de Inteligencia durante la guerra, ante la Comisión Rattenbach (contenido en el Tomo II de las Declaraciones) sobre el comportamiento de los medios de difusión y los periodistas en particular con relación a las acciones de la guerra (el resaltado en el texto lo agregó este Basurero):

(…)
Preguntado: ¿El público interno del país, fue manejado, escencialmente, en base a verdades? ¿Los comunicados por televisión, se basaban en la verdad?
Dijo: Al problema ahí, yo deseo clarificarlo perfectamente: todos los comunicados se ajustaban estrictamente a la verdad. Y no sólo por decisión mía, como Jefe de Inteligencia, sino que por orden expresa del señor Jefe de Estado Mayor Conjunto, no salía ninguna noticia que no tuviera, en principio -como mínimo- dos, barra tres fuentes de confirmación del hecho. Es decir, producido un evento bélico, de cualquier naturaleza, y recibida la información por un medio normal -y eso, en muchas oportunidades produjo, en fin, cierto disgusto, podríamos llamarlo así- no se daba la información hasta tener la certeza de que eso era real; para lo cual, recibíamos la información de dos o tres fuentes. Información que no siempre llegaba con la rapidez o con la agilidad que se requería. ¿Qué sucedía? Que desde el punto de vista operativo era muy interesante lanzar la información como acicate o como conducción o como acción psicológica sobre el público interno pero, muchas veces, desde el punto de vista táctico, no convenía que esas informaciones salieran antes de determinado tiempo.

Preguntado: ¿Para las agencias del exterior las noticias eran diferentes con respecto a las que se daban en el interior, con la intención de velar los hechos?
Dijo: No; yo no dije que fueran diferentes; eran las mismas noticias. Y se señalaban, fundamentalmente, aquellos puntos en los cuales existían discrepancias que afectaban al país y a la posición argentina ante el mundo.
Una de las acciones que sí se llevó, con carácter de acción psicológica, con fines de penetración, especialmente en la tropa y con un éxito que yo podría decir -no como opinión personal sino como resultado de los elementos de juicio con que llegamos a contar- bastante eficaz, fue la puesta en vigencia de un sistema de comunicación que se llamaba Liberty, que era algo así como la Rosa de Tokio, pero muy modificada. Que contó con adhesiones, contó con críticas, pero cuyo resultado, al final, a través de las informaciones, de agencias extranjeras -que también las tengo acá- de las informaciones levantadas por diarios propios y por las repercuciones que tuvo en el marco externo, fue realmente positivo.
(...)
Preguntado: ¿A mediados de mayo, o un poco más cuando lo de San Carlos se produce, se continúa con el criterio de divulgar la verdad para el público interno, pero sólo la verdad favorable?
Dijo: La verdad, favorable o desfavorable. La información que llegaba es lo que se transmitía. Para ser más concretos: no se inventó ni se fabricó, en los comunicados, ninguna información que no estuviera ajustada a bases de verdad.

Preguntado: ¿Cree Usted que la opinión pública argentina estaba preparada para recibir la noticia de la capitulación, o más bien -a través del criterio que se estaba siguiendo- creía que el éxito era seguro?
Dijo: Este es un punto que hay que analizarlo con mucho detalle, porque no es fácil definir con una palabra si laopinión pública estaba o no preparada. Aquí los factores de incidencia fueron varios. Por un lado, el Estado Mayor Conjunto -al que correspondió esa tarea, aunque údo haber sido otro organismo- manejaba la acción psicológica y manejaba, por así decirlo, también, los sistemas de control de lo que se publicaba.
Pero los elementos disponibles no permitían un control exhaustivo e, inclusive, hubo oportunidades en que se censuraron o se sancionaron revistas, y esas sanciones fueron levantadas. La causa fue el exitismo con que algunas revistas recogían la información, inclusive vulnerando -a través de los artículos- la seguridad, cosa que nos preocupaba muchísimo, especialmente en el caso de nuestros pilotos -fundamentalmente de Fuerza Aérea- que se realizaban toda una serie de misiones, y que las revistas daban información que podía ser comprometedora, para futuras operaciones.
Las revistas y los diarios, con sus titulares, con algunos artículos prefabricados -no me refiero a aquellos artículos de autoridades que reflejaban opinión, porque eso es una cosa totalmente distinta a lo que me estoy refiriendo, sino a todo lo que la revista fabricaba- hicieron que la opinión pública -que escuchaba que el comunicado del Estado Mayor Conjunto daba un detalle frío, y leía en la revista "Gente" sobre acciones exitosas con fotografías y con dibujos, hasta con frases inventadas- evidentemente, estuviera mal conducida o preparada por así decirlo, más para el éxito que para la derrota; sin ningún lugar a dudas. Como hecho anecdótico, pero guía de lo que estoy señalando, la señora Reneé Salas -de la Revista "Gente"- me llamó en dos oportunidades para pedirme toda una serie de información, en detalle, de carácer militar. Yo le expliqué las razones, y el argumento fue: "Yo tengo contactos en el más alto nivel y, aparte, señor Almirante, si no me lo dicen, yo lo voy a escribir igual".

(...)
Preguntado: ¿Cuánto tiempo antes del catorce de junio -o sea, del día de la capitulación- se cambió el criterio "triunfalístico" de los comunicados?
Dijo: No estoy de acuerdo, con todo respeto, en que tuvieran un sentido "triunfalístico" los comunicados, porque jamás hicimos "triunfalismo", ya que mal puedo hacer triunfalismo si soy profesional medianamente consciente, y he tenido la suerte, como militar, de poder combatir -y unas cuantas veces- de saber lo qué es un combate, aunque sea a otra escala; y así que sé perfectamente cómo pueden variar las situaciones, porque lo he vivido en carne propia.

Preguntado: ¿Cambió en al guna forma el criterio de lanzar los comunicados diarios, en vísperas del catorce de junio?
Dijo: No, se siguió con la misma tónica de dar la información que se tenía y nada más. Se dió simplemente la noticia.
(...)
Preguntado: ¿Cuáles fueron sus relaciones con la Secretaría de Información Pública de la Presiencia?
Dijo: Fluídas. El Secretario de Información Pública, que era en ese momento el señor Baltiérrez, puso de sí lo mejor que tenía. Es un hombre de prensa, fundamentalmente, de manera que muchos de los titulares que pudimos frenar, de los exitistas titulares de los diarios, lo fueron a través de los contactos con él. Otros, lamentablemente no se pudieron frenar.

Preguntado: ¿Eso quiere decir que ni ustedes ni la Secretaría de Información Pública tenían control sobre las revistas, especialmente, sobre sus titulares?
Dijo: Exactamente. Yo puedo agregar que, en dos o tres oportunidades, se reunió el Estado Mayor Conjunto con los directores de diarios y revistas. Por orden del señor Jefe del Estado Conjunto -por supuesto, con conocimiento del Comité Militar- se los reunió. Y a efectos de no generar situaciones que pudieran dar lugar a que, al revertirse la situación, dijeran: "No pautaron, no sinceraron, no nos dijeron...", les expliqué lo que era la situación bélica, los condicionamientos que la seguridad del país hacía que debieran tomarse con la prensa, les dije qué era lo que pretendíamos, les aclaré que no queríamos versiones triunfalistas, que queríamos que se ajustaran a la verdad, que las puertas estaban abiertas permanentemente. Instalamos una Oficina de Prensa y tuvieron información permanente. Yo iba a las nueve de la noche, a las dos de la mañana, a las cuatro de la mañana, a conversar con ellos.

Cuando llegaban esas informaciones totalmente deprimentes o totalmente excitantes, con respecto a los éxitos oi fracasos, les clarifiqué la situación y, así, tuvimos radios que funcionaron bien y diarios que anduvieron más o menos. Inclusive, hemos hablado en forma personal -al margen de estas reuniones, donde asistió- con el señor Gainza Paz por los artículos del hijo en Inglaterra; con el señor Bartolomé Mitre y con el señor Escribano de "La Nación"; con la gente de "Clarín"; con la gente de "Diario Popular"; con la de "Crónica", diciéndoles: "Paren, no sigan con este ritmo, con estos titulares". Porque el público argentino, en una gran mayoría -el que lee "Crónica"- lee los grandes titulares. Y donde dice: "Se abatieron tres buques", dicen: "A ver cómo los abatieron?"; pero sino, no leen, no se interiorizan.
"No deformen". Esa fue la lucha permanente, cuyo resultado no fue el deseado. No fue el deseable porque no hay concientización -tampoco en nuestro medio- de la responsabilidad que cabe en un conflicto de esta naturaleza.


Preguntado: Con respecto a las radios, ya que algunas de ellas eran oficiales, ¿quién las controlaba?
Dijo:
A las radios las manejamos exactamente de la misma manera. Y para el caso -señalo prograas claves: de Magdalena Ruiz Guiñazú, Bernardo Neustad, Llamas de Madariaga, Urtizberea, Burone, etcétera. Se los ha llamado, y hubo radios que han dicho: "Sí, vamos a tomar medidas, pero comprendan que están los avisadores; nosotros no podemos presionar". -"Muy bien, señores, ustedes hagan lo que puedan; nosotros vamos a llamar a la gente". -"Yo hablé personalmente con Magdalena Ruiz Guiñazú; hablé personalmente en dos oportunidades con Neustad; lo llamé a Gómez Fuentes, que era oficialista pero que se la iba la mano y decía cualquier cosa y levantaba la presión de la gente a niveles inauditos. Otros, inclusive habría que haber recurrido a la fuerza, para decirlo claramente; esa gente no reaccionó.
Neustad, por supuesto, al día siguiente cambió y puso la "cassette" del lado que se le dictó, pero después se fue yendo lentamente, y se fue yendo un poco cuando -a raíz de dos o tres inexactitudes muy, muy gruesas- pedimos la clausura de un diario del interior. Se dio la orden de clausura de un diario del interior y de una revista. Acá tengo anotado el pedido de despacho. Se diola orden, se ordenó implementar, se dio la orden a Interior, se ordenó a Policía Federal incautarse y, de repente, llegó de que quedaba todo en aguas de borraja. Esto, en cierto modo, descolocaba al Estado Mayor Conjunto, porque se daba cuenta de que había una pseudo impunidad para poder trabajar. Eso hay que eliminarlo, también.

(...)
Preguntado: ¿Tiene Ud. conocimiento de que algún organismo o alguna de las Fuerzas Armadas, haya contratado los servicios de una agencia de publicidad para dar a conocer las actividades desarrolladas durante el conflicto?
Dijo: No tengo conocimiento oficial de ese problema. Tengo versiones, pero no conocimiento oficial.

Preguntado: ¿Cuáles son las versiones?
Dijo: Que se había formado una agencia y que había un contrato; y que esa agencia estaba trabajando en Malvinas y que la estaba manejando el señor Kasanszew; y que llegaba acá la información que no era enviada al Estado Mayor Conjunto, sino que era canalizada por otra Fuerza. Pero no tengo ninguna prueba al respecto, ni tengo ningún documento que sea probatorio.

Peguntado: Esas versiones, ¿las conoció después de la finalización de la guerra de las Malvinas o durante el desarrollo de la misma?
Dijo: Durante el desarrollo de la guerra llegaron algunas de esas versiones; se investigaron, no se pudo obtener ningún resultado concreto. Inclusive, en algún momento, se atisbaba que se podía llegar a algo concreto y ahí se diluía temporariamente la información; de manera que no se pudo reunir elementos probatorios, que sirvieran realmente para poder concretar esto.

Preguntado: La versión ésa que usted tiene, ¿a qué se refiere, ¿a un organismo de alto nivel del Estado, como Secretaría de Información Pública, Secretaría General de la Presidencia, o algún otro tipo de organismo?
Dijo: No, concretamente se decía que había Fuerzas Armadas que estaban manejando independientemente su acción psicológica y la difusión desde Malvinas, en razón de que aparentemente no estaban de acuerdo con la forma en que era conducida a través del Estado Mayor Conjunto. Tal es así que, personalmente, yo recibía llamados telefónicos en los que, en alguna oportunidad se cuestionaba -al revés de lo que después apareció en los diarios sobre exitismo -la parquedad con que se comentaban las acciones sobre Malvinas.

Preguntado: ¿Tuvo Ud conocimiento de una denuncia efectuada por dos periodistas, de que se habían vendido fotografías del hundimiento del "General Belgrano"?
Dijo: Tuve conocimiento. Del hundimiento del "Belgrano", no. Fueron fotografías sacadas en Malvinas, que correspondían a Télam; y que después quedó todo perfectamente aclarado con el Coronel De Piano.

Preguntado: ¿Del hundimiento del "General Belgrano", no?
Dijo: Del hundimiento del "Belgrano" que se habían vendido, no; no tuve conocimiento.

Preguntado: ¿Y que hubo revistas que pretendían comprar las fotografías?
Dijo: De lo que sí tuve conocimiento -no es nuevo para el que está moviéndose en ese medio- es que diarios y revistas negociaban con las fotos e, inclusive, yo no diría que desde el punto de vista ético sea lo correcto, pero también es prefectamente normal que en estos casos el gancho fundamental que tienen para poder lograr que una publicación vuelque su esfuerzo, es hacerle tres o cuatro fotografías realmente de peso, o regaladas o a un precio conveniente, para después poder colocarle el resto de la información, realmente, en forma que sea negocio para el que la hace.

Preguntado: ¿Tuvo Ud. conocimiento o supo de rumores de que del material de "video tape" que trajo o mandó ATC Canal 7, el periodista Kasanszew, sólo el diez por ciento aproximadamente fue pasado en Buenos Aires y buena parte del resto fue vendido al exterior?
Dijo: La única información que tengo a nivel de trascendido, de rumor -que pese a lo que se pudo trabajar en ese momento con los medios disponibles, no se concretó ninguna información realmente válida- fue que no la totalidad delmaterial había llegado, inclusive algunos "video cassetes", que tenían que ser enviados al Estado Mayor Conjunto parqa su supervisión y para proyectarlos a posteriori por los canales de televisión o armar, también como se pensaba hacer, una película con todas las series de hechos, poniendo las declaraciones convenientes, controlando no sólo la imagen sino también el audio, qué era lo que se decía y qué era lo que no se decía. Bueno, de la información que uno recibía cuando pasaban los "cassetes" se encontraba que había cosas que, aparentemente, habían sido filmadas o "interviews" que habían sido hechos que ahí no aparecían. Si se perdieron, si se quemaron, si se velaron o si se vendieron, lo ignoro.
(…)

Para quien le interese, aquí puede leer el Tomo II de las Declaraciones completo.

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En estos momentos en que se encuentra en debate la "independencia" de los medios y puestas en el tapete las reacciones del pueblo antes, durante y después de la guerra, analizar el comportamiento de la prensa durante la noche de la dictadura ayuda mucho a sopesar, relativizar o explicar las reacciones de los argentinos en cada momento. Por eso, repasemos ahora algunas tapas de los medios y comprobaremos el significado de las palabras del contralmirante Salvio Olegario Menéndez sobre el triunfalismo que vertían los medios sobre la población desinformada de ese entonces.


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A modo de ampliación de lo reproducido en el Informe Rattenbach veamos ahora lo que reveló una investigación del diario Tiempo Argentino:

Malvinas: la prensa gráfica y la pauta publicitaria de la dictadura.
A las ya conocidas campañas mediáticas en radio y televisión que agitaban la recuperación de las islas, se sumó el respaldo económico que el Estado asesino otorgó a la prensa gráfica en concepto de pauta publicitaria. A cambio, por supuesto, de sostener una línea editorial acorde a sus intereses propagandísticos.
Este acuerdo se ve con claridad al repasar las publicaciones de mayor circulación de la época, como los diarios Clarín, La Nación y La Razón; y las revistas La Semana –de editorial Perfil–, Somos y Gente –ambas de editorial Atlántida– entre el 2 de abril y el 14 de junio de 1982, período en el que se extendió el conflicto bélico que terminó con la vida de 649 argentinos.
No es casual que los tres diarios que se aliaron con las tres armas para apropiarse ilegalmente de Papel Prensa hayan sido, a su vez, los máximos beneficiados de la propaganda militar.
Cuando ya había pasado más de un mes del inicio de la guerra, palabras como “coraje”, “victoria” y “futuro” se repetían con insistencia en las páginas del diario de Noble y Magnetto. Se trataba de toda una campaña publicitaria oficial, ilustrada por dos manos con los pulgares en alto, cuyo eslogan era: “Argentinos a Vencer. Cada uno en lo suyo, defendiendo lo nuestro.” La misma serie se fue publicando en el resto de la prensa gráfica.
En La Nación y La Razón, la metodología fue la misma. La propaganda militar aparecía casi siempre los mismos días que en Clarín, con idéntico tono patriótico y pro bélico.
Una de esas publicidades, publicada en tamaño gigante por los tres matutinos, apareció el 4 de mayo, apenas dos días después de que los ingleses hundieran el buque General Belgrano, donde murieron 323 personas.
Paradójicamente, con cinismo, el aviso afirmaba: “Ya estamos ganando, porque estamos haciendo de cada lugar de trabajo un puesto de combate. Porque por fin y para siempre, somos una sola fuerza.”
La misma campaña se repitió en las revistas Somos, Gente y La Semana, donde además se sumaba el apoyo de empresas privadas a la “causa” Malvinas.
En un editorial del 8 de abril, titulado “La unidad nacional”, el diario de Magnetto dudaba de los argumentos propuestos por “la propaganda británica” que “ha presentado la operación reconquista de las Malvinas como obra de un gobierno dictatorial, el cual obraría en términos de expansión territorial”.
Las opiniones del diario de Bartolomé Mitre siguieron el mismo sendero de connivencia explícita y lejanía con la realidad de una contienda bélica que se mostraba claramente negativa para la Argentina.
El 23 de mayo, en el artículo “Democracia no es colonialismo”, La Nación criticó a la primera ministra británica Margaret Thatcher por sostener que “la recuperación del enclave colonial de las Malvinas alegraría al mundo libre, porque Inglaterra representa a la democracia. Por contraposición, nuestro país sería el símbolo de la dictadura.”

Nota completa

Para conocer más en profundidad cómo se realizó el informe Rattenbach y los pormenores de la desclasificación del mismo para el conocimiento de toda la población, este humilde servidor público recomienda ver este excelente documental del canal Encuentro.




Continuará...


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