15 de diciembre de 2010

¿Qué pretenden estos inmigrantes insaciables?

Viendo los sucesos ocurridos en estos últimos días de 2010, un ciudadano nativo argentino se podría preguntar:

¿Qué pretenden estos inmigrantes insaciables? ¿Por qué tenemos que hacernos cargo de los problemas de su país de orígen? ¡Que se vuelvan a su país! Porque ellos vienen a tener hijos acá porque en su país hay miseria, usan nuestros hospitales y nuestras escuelas, no hablan bien el castellano, vienen a matarse el hambre acá, son delincuentes y narcos, viven en las villas miserias, son sucios, negros, son inmigración de baja calidad. ¿Qué tenemos en común con ellos? Nosotros somos trabajadores argentinos nacidos acá y tenemos derecho a vivir aquí, ellos no porque son extranjeros. ¡Que se vayan estos verduleros y albañiles bolivianos, peruanos y paraguayos, esos negros africanos que venden biyutería barata en la calle, esos morochos que coparon el Once con sus puestos!


Viendo los sucesos ocurridos en los años ’40 y ‘50, un ciudadano nativo argentino se podría preguntar:


¿Qué pretenden estos inmigrantes insaciables? ¿Por qué tenemos que hacernos cargo de los problemas de su país de orígen? ¡Que se vuelvan a su país! Porque ellos vienen a tener hijos acá porque en su país hay miseria, usan nuestros hospitales y nuestras escuelas, no hablan bien el castellano, vienen a matarse el hambre acá, son delincuentes nazis o fascistas, viven en hoteluchos y pensiones de mala muerte, son judíos sucios sobrevivientes de los campos de concentración o eslavos que escaparon de la guerra mundial, son inmigración de baja calidad. ¿Qué tenemos en común con ellos? Nosotros somos trabajadores argentinos nacidos acá y tenemos derecho a vivir aquí, ellos no porque son extranjeros, que se queden en los escombros de su país y lo arreglen porque la guerra la empezaron ellos, que se hagan cargo de las consecuencias y no vengan acá a disfrutar de nuestro país que no tuvo nada que ver. ¡Que se vayan estos italianos fascistas, estos alemanes nazis, estos croatas, polacos y japoneses, que los mantengan los de las Naciones Unidas!


Viendo los sucesos ocurridos en los años ’20 y ‘30, un ciudadano nativo argentino se podría preguntar:

¿Qué pretenden estos inmigrantes insaciables? ¿Por qué tenemos que hacernos cargo de los problemas de su país de orígen? ¡Que se vuelvan a su país! Porque ellos vienen a tener hijos acá porque en su país hay miseria, usan nuestros hospitales y nuestras escuelas, no hablan bien el castellano, vienen a matarse el hambre acá, son delincuentes y anarquistas, viven en conventillos de mala muerte, son sucios, son inmigración de baja calidad. ¿Qué tenemos en común con ellos? Nosotros somos trabajadores argentinos nacidos acá y tenemos derecho a vivir aquí, ellos no porque son extranjeros. ¡Que se vayan estos tanos patasucias verduleros y albañiles, gallegos brutos y republicanos, comunistas o anarquistas, polacos y rusos judíos sucios que huyen del Zar y que coparon el Once con sus puestos, esos turcos nómades que venden por la calle y esos gitanos sucios que duermen en el suelo y roban anillos en la calle y secuestran chicos.


Viendo los sucesos ocurridos en las últimas décadas del siglo XIX, un ciudadano nativo argentino se podría preguntar:

¿Qué pretenden estos inmigrantes insaciables? ¿Por qué tenemos que hacernos cargo de los problemas de su país de orígen? ¡Que se vuelvan a su país! Porque ellos vienen a tener hijos acá porque en su país hay miseria, usan nuestros hospitales y nuestras escuelas, no hablan bien el castellano, vienen a matarse el hambre acá, son delincuentes, son inmigración de baja calidad. ¿Qué tenemos en común con ellos? Nosotros somos trabajadores argentinos nacidos acá y tenemos derecho a vivir aquí, ellos no porque son extranjeros. ¡Que se vayan estos turcos vendedores trashumantes que estafan a nuestros gauchos, estos gallegos brutos, estos galeses que coparon la patagonia fundando sus propios pueblos, con sus propias banderas y que no hablan castellano, estos ingleses comerciantes y terratenientes que se quedaron con nuestros campos y nuestros ferrocarriles y tranvías.


Viendo los sucesos ocurridos en los últimos cuatro siglos, un nativo americano se podría preguntar:

¿Qué pretenden estos inmigrantes insaciables? ¿Por qué tenemos que hacernos cargo de los problemas de su país de orígen? ¡Que se vuelvan a su país! Porque ellos vienen a tener hijos acá porque en su país hay miseria. Nos roban nuestras tierras, nuestras riquezas, exterminan o esclavizan nuestra gente, no hablan nuestras lenguas y pretenden que adoptemos la suya, prohiben nuestros dioses y pretenden que adoptemos el suyo, son delincuentes, asesinos, torturadores, son inmigración de baja calidad. ¿Qué tenemos en común con ellos? Nosotros y nuestros antepasados hemos nacido acá y habitamos estas tierras desde hace milenios y tenemos derecho a vivir aquí, ellos no porque son extranjeros. ¡Que se vayan estos europeos aventureros, conquistadores de tierras lejanas y apropiadores de lo ajeno!


Y, finalmente, un observador sagaz y mal pensado se podría preguntar ¿qué pasará en un par de años con la nueva inmigración que se atisba hoy en día por estos pagos; esos 1200 inmigrantes provenientes de España que según un diario español llegan cada mes huyendo de la crisis española (la mayoría de ellos, argentinos que vuelven); o esos quién sabe cuántos jóvenes latinoamericanos, europeos o estadounidenses que huyen de la crisis económica mundial y que se ven pulular en el norte de la ciudad, que vienen a estudiar en nuestras facultades o probar suerte con empleos transitorios en Argentina, si deciden quedarse a vivir para siempre? ¿Y esos chinos o coreanos que nos atienden en los supermercaditos de barrio? ¿Estaremos tomando nota de sus defectos para recriminárselos y pedirles entonces que se vayan de este país que está cansado de recibir tantos inmigrantes, quienes vienen a aprovecharse de nuestras ventajas a cambio e nada…? ¿O será momento de darnos cuenta que, a excepción de la invasión y conquista europea de hace cinco siglos, a corto y largo plazo, el saldo siempre es positivo?


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