Un fantasma recorre Europa y EE.UU.: el fantasma del S.E.P.A., la "peste argentina". Decían Marx y Engels en el Manifiesto Comunista, en el siglo XIX: "Un fantasma recorre Europa: el fantasma del comunismo. Todas las potencias de la vieja Europa se han unido en una Santa Alianza para acorralar a ese fantasma: el Papa y el Zar, Metternich y Guizot, los radicales de Francia y los polizontes de Alemania".
Parafraseando a Marx y Engels podemos afirmar hoy que ese fantasma que recorre Europa y EE.UU. (el temido S.E.P.A., la "peste argentina") sorprende a los países que se entregaron desaprensivamente a prácticas de relaciones carnales con el neoliberalismo económico, sin haber tomado las medidas higiénicas recomendadas por la medicina heterodoxa. El síndrome conocido como la "peste argentina" tiene un origen similar al S.I.D.A., que en su comienzo era conocido como la "peste rosa" porque se presumía que estaba originada en la comunidad homosexual, aunque luego se comprobó que no era así. En este caso, este mal se originó en Argentina, y por eso se lo denomina como el mal o la peste argentina.
El S.I.D.A. (acrónimo de síndrome de inmunodeficiencia adquirida) es una enfermedad que afecta a los humanos infectados por el VIH. Se dice que una persona padece de sida cuando su organismo, debido a la inmunodeficiencia provocada por el VIH, no es capaz de ofrecer una respuesta inmune adecuada contra las infecciones.
La persona infectada por el VIH es denominada «seropositiva» o «VIH positivo» (VIH+) y a los no infectados se les llama «seronegativos» o «VIH negativo» (VIH–). La mayoría de las personas seropositivas no saben que lo son.
La infección primaria por VIH es llamada «seroconversión» y puede ser acompañada por una serie de síntomas inespecíficos, parecidos a los de una gripe, por ejemplo, fiebre, dolores musculares y articulares, dolor de garganta y ganglios linfáticos inflamados. No todos los recién infectados con VIH padecen de estos síntomas y finalmente todos los individuos se vuelven asintomáticos.
El S.E.P.A (acrónimo de Síndrome de Economía en Permanente Ajuste) es una enfermedad que afecta a los países infectados por el neoliberalismo. Se dice que una país padece de SEPA cuando su organismo, debido a la inmunodeficiencia provocada por el neoliberalismo, no es capaz de ofrecer una respuesta inmune adecuada contra las infecciones económicas.
El país infectado por el virus es denominada «seropositivo» o «neoliberalismo positivo» (NeoLi+) y a los no infectados se les llama «seronegativos» o «neoliberalismo negativo» (NeoLi–). La mayoría de las sociedades seropositivas no saben que lo son.
La infección primaria por NeoLi es llamada «seroconversión» y puede ser acompañada por una serie de síntomas inespecíficos en su economía, parecidos a los de una recesión pasajera, y que se pueden dar sin un orden específico. Dichos síntomas son:
* rigidez monetaria
* fuerte endeudamiento externo
* bicicleta o burbuja financiera
* fuerte desocupación creciente
* recetas y elogios del FMI
* ajustes en la economía permanentes
* privatizaciones
* recorte de salarios
* aumento de la edad jubilatoria
* abolición de derechos laborales
* amenaza de default
* huelgas, cortes de calles y piquetes
* rescate financiero de organismos multilaterales de crédito con la condición de seguir con los puntos anteriores
* caída de gobiernos
* propuesta de un gobierno tecnócrata que prescinda de visiones políticas y utilice las "técnicas" y "apolíticas", y que continúe con las mismas recetas anteriores
No todos los recién infectados con el NeoLi padecen de estos síntomas pero finalmente lo harán en algún momento si no recurren a un tratamiento eficaz. El único tratamiento exitoso disponible hasta ahora es el conocido como "método o modelo argentino", aunque extrañamente se lo desconoce en la mayoría de los países afectados, pero se encuentra ampliamente difundido en Latinoamérica.
Este humilde servidor público expondrá ahora notas de diferentes medios de difusión que registran y ejemplifican el ataque de este síndrome alrededor del mundo, lo que ya casi constituye una pandemia:
Argentina, Grecia e Italia
"Hace exactamente una década, la Argentina se sumergía en la peor crisis de su historia. Un desastre que mostró su rostro más macabro entre diciembre de 2001 y fin del primer semestre de 2002. Poco antes de que impusiera el corralito y el corralón, Domingo Felipe Cavallo había sido saludado por el gobierno de la Alianza, las consultoras de riesgo y los medios hegemónicos como el salvador de la Patria; los banqueros –que se habían beneficiado con la convertibilidad, el blindaje y el megacanje–, exigían al gobierno de Fernando De La Rúa que movilizara al Ejército para contener la protesta social y los piquetes, mientras los ahorristas pateaban las cortinas metálicas de los bancos, comenzaron los saqueos a los supermercados en las barriadas del Gran Buenos Aires. A eso le siguió la instauración del Estado de Sitio y los cacerolazos. Luego vino el baño de sangre del 19 y 20 de diciembre y la huida de De La Rúa. Para los argentinos que sobrevivieron a la crisis del 2001, los presidentes cuyos mandatos duraban horas y el coqueteo con el default son escenas conocidas para aquellos que –una década más tarde–, asisten como espectadores curtidos a los naufragios de Grecia, Italia, España, Portugal, el Euro y Europa en general.
En Grecia, parece que se ha llegado a un acuerdo sobre el sucesor de Papandreu. Y resulta ser Lukas Papadimos, ex vicepresidente del Banco Central Europeo y ex gobernador del Banco de Grecia. Aunque se trata del mismo personaje que decretó la muerte del Deacma y su reemplazo por el Euro, ahora se lo presenta como una personalidad “externa y capaz”. Un “técnico independiente” dicen algunos. ¿Independiente de quién? Se trata de un servidor de los mercados con una hoja de servicios inmaculada, dispuesto a aplicar con toda la brutalidad necesaria el tercero, el cuarto y el quinto plan de ajuste cuando el anterior se haya agotado.
Papademos asumió el papel de bombero del capitalismo en llamas. Su primera declaración fue tan enigmática como auténtica: “No soy un político”, dijo ante una sociedad donde la clase política arrastra la imagen de un club de jugadores de poker.
Para la opinión pública griega, la canciller alemana Angela Merkel será la primera ministra de Grecia, el francés Nicolas Sarkozy el ministro de Economía, el FMI la policía financiera, el Banco Central Europeo el contador que verifica las cuentas y Papademos el obediente empleado que oficia de calmante para los mercados, pero no para su sociedad. Hablar de pánico de la burguesía griega es decir poco. Hoy, Grecia, Italia, España, Portugal e Irlanda están en la cuerda floja. Pero mucho más que todos está Grecia, quien ha venido recibiendo parte de la ayuda prometida del sistema continental y del Fondo Monetario Internacional pero que no podrá devolver esos montos siderales, bajo ningún concepto. En medio de manifestaciones sociales de extrema violencia generadas por los salvajes planes de ajuste, Grecia camina por la cornisa. Si tropieza y se cae, tiene que declarar el default, su pedido de quiebra. Este no es un escenario lejano ni imposible. Todo lo contrario. Y si ocurre, correrán riesgo de contagio todas aquellas naciones que comparten las playas del Mediterráneo, empezando por Italia o por España o por Portugal. El default llevará al retorno de la moneda propia y a la separación de la Unión Europea. En esa línea quedaría una Europa cortada por la mitad. La Europa rica, la del norte y la Europa del sur, la pobre.
En el caso de Italia, los mercados financieros han elaborado las bases del presupuesto que, sin conocerlo aún, el Parlamento italiano se ha comprometido a aprobar en estas horas. Previamente, los mercados financieros decidieron sacrificar la cabeza de uno de sus más fieles y pintorescos servidores: es descorazonador ver a un personaje como Berlusconi derribado por los mercados. Esto anuncia un tiempo oscuro en Italia, porque la caída del Berlusconi puede significar la continuidad del berlusconismo. El sucesor de Berlusconi ostenta credenciales que –para los europeos– parecen tan imbatibles como lo fueron las de Cavallo para la Alianza en su momento: es asesor de Goldman Sachs desde el año 2005, es decir, incluyendo el período de quiebra y rescate del banco, banco que por cierto vuelve a estar bajo amenaza de quiebra.
Hace algún tiempo, un banco estadounidense había reclamado un mandatario para Italia que sea “una personalidad externa y capaz”. Ese banco era justamente Goldman & Sachs."
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Veamos ahora lo que dice un testigo presencial de esta epidemia en nuestro país y en Grecia:
"Yorgos Avgeropoulos siempre se acuerda de los limones. Cuando estuvo en la Argentina cubriendo la crisis del 2001 para la televisión encontró en los mercados de Buenos Aires limones griegos. Diez años más tarde, en plena crisis griega, Yorgos Avgeropoulos puede comprar limones argentinos en Atenas. Todo se dio vuelta. Este periodista griego especializado en la cobertura de crisis mundiales y conflictos armados ve en el intercambio de los limones mucho más que una anécdota: los limones son el símbolo de lo que le pasó a Grecia, es decir, lo mismo que le ocurrió a la Argentina en 2001, por causas similares: la ficción de una economía que se despliega sobre el vacío.
La receta es igual: privatizaciones, recorte de salarios, de las jubilaciones, de los derechos laborales por los que mis padres y mis ancestros han luchado con sangre y con los que yo, afortunadamente, he vivido. Todo eso desaparece de un día para el otro. La clase media se ha empobrecido rápidamente. Conozco a mucha gente que tenía un trabajo digno y su casa y ahora está en los semáforos vendiendo cositas. En Grecia estamos viviendo el fin de una gran burbuja que comenzó cuando Grecia ingresó al euro. Esto es igual a lo que pasó en la Argentina con la paridad entre el dólar y el peso. El euro transformó a Grecia en un país sin producción, que no puede exportar.
–Grecia vivió una bonanza artificial, igual a la que instauró Menem con la paridad peso-dólar.
–Así fue. Durante once años vivimos con los préstamos bancarios. Nuestra vida es prestada. El bienestar fue una época en la que se podía ver circular en Atenas los autos más caros del mundo, todo eso financiado con préstamos bancarios. No teníamos el dinero real para pagar todo aquello, pero lo hicimos todo sin pensar. Por eso tenemos una responsabilidad muy grande. Fue una época de mucha euforia. La gente decía: de acuerdo, no tenemos el dinero en el bolsillo, pero está en el préstamo bancario. Fue una locura. Y así terminamos.
–Sí, creo que ahora vamos hacia esa dirección, si es que no fracasamos y salimos de la Eurozona. Yo me siento mal porque el nombre de Grecia y de los griegos es sinónimo de vagos y estafadores. Hay un racismo abierto hacia los griegos que viven en Holanda, en Francia, Alemania.
Ya no siento que pertenezco a Europa. En realidad, los griegos nunca sintieron que pertenecían a Europa, que formaban parte real de la identidad europea. Lo único que sabíamos de Europa era que había subsidios para muchas cosas. Igual que Menem en la Argentina: populismo, el nacionalismo, burbuja financiera."
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Veamos ahora algunos síntomas que se repiten en los sujetos infectados:
"Miles de italianos salieron a las calles para festejar la renuncia del primer ministro Silvio Berlusconi, cuyos últimos años en el poder estuvieron marcados por escándalos y una mala gestión de la crisis económica.
"Libertad, libertad" y "Viva Italia", fueron algunas de las consignas coreadas por los manifestantes concentrados frente a las sedes de la presidencia del Gobierno y del Parlamento tras hacerse oficial la dimisión.
La multitud reunida en las calles de esta capital abucheó al magnate de las comunicaciones, lo señaló de ladrón y demandó su enjuiciamiento.
El impopular programa prevé una reforma al sistema de jubilaciones y la privatización de servicios públicos para reducir la deuda, que asciende al 120 por ciento del Producto Interno Bruto.
La desastrosa gestión de la crisis de la deuda provocó una caída en picada de la popularidad de Berlusconi, quien llegó a su ocaso político con un índice de apoyo de apenas 22 por ciento."
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Revisemos el caso griego:
"–Para muchos analistas griegos, lo que pasó en Grecia es una suerte de reemplazo de la voluntad popular por la tecnocracia sin legitimidad democrática.
–Es absolutamente así. Aquí se están llevando a cabo experimentos de robo, de destrucción social, de los salarios del pueblo y de la vida de los trabajadores que han destruido al país. Esto nos conduce por un túnel sin luz. Este es el camino que han elegido para Grecia. El Fondo Monetario Internacional y la Unión Europea están robando y destruyendo a la sociedad griega.
–Lo que hemos tenido en Grecia en los últimos días fue un golpe de Estado. El acuerdo al que se llegó el pasado 26 de octubre en Bruselas para un nuevo rescate fue un acuerdo neocolonial sobre la periferia de Europa. Bruselas sabía perfectamente que esos acuerdos nunca hubiesen sido aceptados por el Parlamento griego. Era imposible, y aún más imposible era aprobar esos acuerdos mediante el voto popular. El gobierno tuvo miedo de presentar ante el Parlamento esas medidas y sus condiciones, justamente porque no hubiese tenido mayoría para ello. Por eso se produjo este golpe de Estado, para que pasen las medidas y para destruir la voluntad de lucha del pueblo griego. Están tratando de desarmar al pueblo. Pero este golpe de Estado no se detendrá en Grecia, sino que se ampliará a toda Europa. El Fondo Monetario Internacional es el constructor de esta idea. Ellos son los inventores. Por eso tuvimos aquí un consenso dentro de los partidos políticos tradicionales para aceptar el golpe de Estado y poner al frente del gobierno a un hombre de los bancos, el actual primer ministro Lucas Papademos. Papademos fue presidente del Banco Central griego y vicepresidente del Banco Central Europeo. En él podemos encontrar todos los ingredientes del golpe de Estado contra el pueblo griego. La democracia está ahora aplastada. Tenemos un nuevo gobierno cuya misión no es otra que la de implementar el acuerdo sobre Grecia al que se llegó en Bruselas el pasado 26 de octubre."
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“Si el pueblo está unido, tendremos éxito”, dijo Papademos. Su frase no puede ser más paradigmática: la unión de los partidos, Pasok, Nueva Democracia y Laos, desembocó en la formación de un gobierno dirigido por un tecnócrata puesto por los tecnócratas de Bruselas y al que ningún griego eligió. Como regalo, los pactos políticos internos le abrieron las puertas del poder a la extrema derecha, que ganó con la crisis un espacio de legitimidad impensable hace unos meses.
Este gabinete tiene por delante tres desafíos con un alto costo social: primero, desbloquear el sexto segmento de 8000 millones de euros correspondientes al primer rescate financiero europeo: segundo, obtener la aprobación de un nuevo rescate financiero por parte de la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional por un monto de 130.000 millones de euros hasta 2014: tercero, negociar un perdón del 50 por ciento de la deuda que el Estado griego contrajo con los bancos. El cuarto punto es el tributo que el Ejecutivo le hará pagar a la sociedad para obtener esos fondos: la cura liberal implica un tsunami de ajustes sociales y desaparición de beneficios.
El mandato del tecnócrata Papademos se inició con malas noticias. El instituto griego de estadísticas reveló que la tasa de desempleo llegó al 18,4 por ciento en agosto, o sea, más de seis puntos que en 2010. En términos de desempleo, Grecia quedó en segundo lugar, detrás de España (22,6 por ciento). El panorama griego es particularmente severo con la juventud. El desempleo afecta al 43,5 de los jóvenes. El experimento griego prefigura los desastres futuros de la democracia. Los bancos y su credo de ajustes y reformas han pasado por alto la voluntad popular y la opinión de los ciudadanos, principio supremo de la democracia. Ya no importa una elección sino que haya un obediente soldado que asuma los trabajos duros sin pasar antes por la consulta electoral."
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Pero estos no son los únicos casos conocidos:
"Ya se fue Berlusconi, ya se fue Papandreu. Ya se fue el socialista Sócrates de Portugal y ahora le toca al socialista Rodríguez Zapatero en España, todos reemplazados por gerentes de la derecha que prometen dureza y eficiencia para drenar los últimos recursos de sus economías. Recursos que van a los bancos franceses y alemanes que ellos mismos habían contribuido a salvar hace no más de un par de años a través de los rescates financieros de la Unión Europea.
Ahora esos bancos buscan cobrar fabulosas deudas estatales y la Unión Europea, con Merkel y Sarkozy a la cabeza, amenazan con no darles plata para pagarles a los banqueros a menos que sigan destruyendo lo poco que les quedó de sus economías. Peajes impagables para seguir perteneciendo al club de los importantes.
Entonces surge la pregunta: ¿quién está salvando a quién? Porque uno mira la tele y los ve a Sarkozy y Merkel con caras de serios, retando a los países del sur de Europa por no tener sus cuentas en orden, o con caras de bondadosos, diciendo que sienten compasión por estos países que se metieron en problemas y que ellos los van a ayudar.
Puede ser que los países más débiles de la Unión Europea justo tuvieron la mala suerte de elegir, todos al mismo tiempo, a un montón de jefes de Estado que no saben sumar y restar. Hombres con poca experiencia como Sócrates, Papandreu o Rodríguez Zapatero. ¿Pero no será que los mismos mercados que van de país en país volteando presidentes como una fila de dominós, para que sean reemplazados por eficientes gerentes con la misión de succionar hasta la última gota de lubricante económico de las deshauciadas economías poscrisis No serán esos mercados, o más bien sus representantes, los que crearon el problema y ahora no quieren arreglarlo?
El dinero dejó de circular, el crédito se secó y sobrevino una gran recesión.
Un dato y una reflexión que Javier Lewkowicz publicó hace diez días en este diario: “La banca de los dos países más poderosos de la Zona Euro, Alemania y Francia, concentra el 58,3 por ciento de la deuda externa griega (pública y privada) que está en el sistema financiero internacional... La deuda de otras economías debilitadas de Europa muestra un panorama similar. En este marco, los violentos planes de ajuste fiscal que están llevando a cabo diversos países tendrían como finalidad asegurar el cumplimiento de sus compromisos externos para evitar el default y, en especial, una salida del euro, que perjudicaría seriamente al establishment financiero”.
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El síntoma más dramático es muy parecido en todos los sujetos infectados:
"Los ajustes que hacen caer gobiernos
Desde el ex primer ministro irlandés, Brian Cowen, pasando por el portugués José Sócrates, el griego Giorgos Papandreu, o el actual jefe del gobierno italiano, Silvio Berlusconi, la crisis de deuda en Europa, iniciada a finales de 2007 y agravada con el estallido de la crisis griega hace año y medio, sigue teniendo consecuencias en política interna.
Cowen arrojó la toalla cuando su país tuvo que ser rescatado en noviembre del año pasado por la UE y el FMI con 85 mil millones de euros para apuntalar su debilitado sector bancario. El socialista luso José Sócrates perdió en abril pasado una decisiva votación parlamentaria sobre nuevas medidas de ajustes y anunció su salida del poder: en mayo, Portugal era rescatado con 78 mil millones de euros.
En Eslovaquia, la ex primera ministra de centroderecha Iveta Radicova, perdió en octubre el apoyo de sus socios liberales de coalición en una votación crucial sobre el Fondo Europeo de Estabilización Financiera. A pesar de que en principio sus aliados estaban a favor de una ampliación del fondo, votaron en contra y con ello provocaron la caída de Radicova.
España no es una excepción. Con una tasa de desempleo que roza el 22% y la amenaza de una nueva recesión para 2012, el Socialismo Obrero Español de José Luis Rodríguez Zapatero sufrirá previsiblemente una severa derrota en las elecciones del próximo 20 frente a los conservadores del Partido Popular. Los analistas coinciden en que el fuerte deterioro de la economía española pasará una dura factura a los socialistas.
Silvio Berlusconi, podría convertirse en la última “víctima” de la crisis de deuda: tras perder la mayoría absoluta en el Parlamento, aseguró que dimitirá una vez que se apliquen las reformas estructurales que prometió a Bruselas.
El presidente francés, Nicolas Sarkozy, tiene un nivel de respaldo popular muy bajo. Tras la aprobación de nuevas medidas de ahorro para 2012, con el “presupuesto más austero desde la II Guerra Mundial”, según el primer ministro, François Fillon, la economía gala se enfrenta al riesgo de estancamiento en el último trimestre del año. El candidato socialista, François Hollande, es el favorito para desalojar a Sarkozy del Elíseo en los comicios de 2012."
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Revisemos el caso italiano:
"Silvio Berlusconi terminó sus funciones de primer ministro poco después de las nueve y media de la noche del sábado 12 de noviembre de 2011. La frase suena como el epitafio político de un primer ministro bastante fuera de lo común, perseguido por la Justicia, mujeriego a rabiar, amante de las bromas pesadas y de muchas otras cosas fuera de lugar, que puso en peligro la credibilidad de un país entero.
Y muchos italianos también. Algunos organizaron una pequeña orquesta ante el Palacio del Quirinal, donde Berlusconi fue a presentar su renuncia al presidente Giorgio Napolitano, e interpretaron el Aleluya, de Händel. Más de un millar de personas se dieron cita para gritar contra Berlusconi frente al palacio presidencial. “Renuncia, renuncia”, “Fuera la mafia del Estado”, decían, mientras volaban monedas de acá para allá y otros levantaban banderas italianas y carteles con leyendas como “Finalmente” o “12 de noviembre, Día de la Liberación”.
En una noche clara pero bastante fresca, gente común pero también del Popolo Viola (los indignados italianos), televisiones y periodistas de todo el mundo se apostaron desde temprano frente a la Cámara de Diputados, delante del Palacio Grazioli (residencia romana de Berlusconi) y del Quirinal. “Bufones”, “Todos a San Vittore” (la cárcel de Milán) gritaron al paso del primer ministro y los parlamentarios del berlusconismo. No faltaron los silbidos ni los insultos. “Esto me amarga mucho”, habría comentado Berlusconi.
Los partidos de la oposición y el actual presidente del Banco Central Europeo y ex presidente de la Banca de Italia, Mario Draghi, mantuvieron varias reuniones con el candidato favorito para ocupar el cargo de primer ministro, el economista Mario Monti. Berlusconi también quiso decir la suya en este sentido. Por eso él y sus consejeros compartieron ayer con Monti el último almuerzo de Il Cavaliere como primer ministro.
Nacido en Varese (norte de Italia) hace 68 años, Monti fue nombrado senador vitalicio por el presidente Napolitano hace dos días, tal vez para darle más posibilidades de empaparse del mundo político. Y ayer, en su primera aparición en el Senado, fue recibido con un caluroso aplauso. Estimado académico y rector de la Universidad Bocconi de Milán, Monti se formó también en la Universidad de Yale, en Estados Unidos. No es la primera vez que es llamado para rescatar al Estado italiano de algunos de sus problemas económicos. Desde 1981 fue asesor de varias comisiones parlamentarias que se ocuparon de temas relativos al crédito, a las finanzas, a la inflación y la deuda pública. En 1994 y en 1998 fue comisario europeo, es decir miembro de la comisión ejecutiva y de vigilancia del derecho comunitario."
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"Con o sin Berlusconi, Italia se arrima a un rescate
El análisis de Darío Epstein, presidente de Reaserch for Traders.
Quien quiera entender lo que ocurrió en la jornada de ayer en los mercados tiene que dejar de mirar a Atenas y enfocarse en Roma. En las últimas semanas, los problemas en Europa siguieron estando en Grecia, pero ahora el foco de preocupación es Italia.
El primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, recibió un voto a favor de la Cámara de Diputados respecto de la ejecución presupuestaria del año pasado, pero perdió la mayoría absoluta en una especie de rebelión dentro de su propio partido, recibiendo sólo 308 votos a favor de los 630 totales. Por eso, luego de la votación, Berlusconi anunció que renunciaría de su cargo una vez que se haya aprobado definitivamente el plan de austeridad que exige la Unión Europea, quizás forzado por no tener ya la mayoría parlamentaria. El anuncio despertó algo de desconfianza respecto de si cumplirá con la promesa. Al parecer la crisis que atraviesa Europa ha costado la carrera política del líder italiano. Ya se cobró la del primer ministro griego Yorgos Papandreu. ¿Quién será el próximo? Rodríguez Zapatero ya adelantó las elecciones y se va anticipadamente. Todo parece indicar que quienes tomen las medidas de austeridad impopulares dejarán sus gobiernos. Pero no hay otro camino
Sin embargo, con o sin Berlusconi en el gobierno, Italia enfrentará tiempos desafiantes; al parecer no hay una alternativa creíble ni una agenda de reformas estructurales. No será fácil para cualquier gobierno que asuma en Italia convencer a los mercados financieros de que es posible la reducción del nivel de endeudamiento, la liberalización del mercado laboral, una mayor recaudación fiscal y un incremento en la productividad.
En cuanto a la sucesión de Berlusconi, los inversores prefieren un gobierno tecnócrata que sea designado para adoptar las reformas necesarias para mejorar el potencial de crecimiento de la economía que actualmente se encuentra deprimida. De esta manera se devolvería en parte la confianza perdida.
Una circunstancia que hace mucho ruido en los mercados es que el tamaño de la economía italiana probablemente dificulte un salvataje en caso de ser necesario y las consecuencias de una caída de Italia tendrán un impacto mucho mayor que la caída de Grecia. En general, la confianza de los inversores está en niveles mínimos cuando las tasas de corto plazo crecen más rápidamente que las de largo plazo, ya que no confían en que se cumpla con las obligaciones asumidas, y eso está sucediendo ahora en Italia.
En este sentido, el rendimiento de los bonos italianos a 10 años alcanzó el 7,4%, lo que encarece peligrosamente el costo de endeudamiento del país, algo insostenible ya que posee un ratio de deuda/PIB del 119 por ciento. Otros países de la eurozona, como Portugal e Irlanda, tuvieron que recurrir a rescates luego de que los rendimientos de sus deudas soberanas fueran mayores a 7 por ciento. Por su parte, el Banco Central Europeo (BCE) dio señales de que podría dejar de comprar deuda soberana italiana –lo que sirvió para mantener los rendimientos en niveles sustentables– si no se toman las medidas adecuadas respecto de su deuda.
Por su parte, los Credit Default Swaps (CDS), es decir el costo de asegurar la deuda italiana contra una posible cesación de pagos, ya superaron los 500 puntos. Sin embargo, estos contratos sólo responden ante una cesación de pagos total y no ante recortes voluntarios, como está previsto para el caso de Grecia, por lo que los tenedores de CDS podrían tornarse vendedores. Al caer la credibilidad del seguro, es probable que los inversores quieran percibir rendimientos por encima de los actuales para mantener la deuda italiana.
La volatilidad pasa a ser moneda corriente en los mercados financieros en estos días, principalmente en Italia. Por ello la Cámara de Compensación de ese país lanzó una propuesta para incrementar el margen de garantía aplicable a la deuda italiana de entre 3,5 y 5 puntos porcentuales en todos los ámbitos. En su sitio web dicha cámara anunció que el margen para los bonos de 7 a 10 años subirá 5 puntos porcentuales, alcanzando un 11,65 por ciento.
Esta medida hará más difícil que el país pueda refinanciar su deuda el próximo año, lo que da indicios de que se está convirtiendo en un mercado riesgoso. Bajo estas circunstancias, posiblemente los inversores decidan comprar menos deuda soberana de Italia.
Los mercados de renta fija parecen ratificar que Italia va camino a un rescate, y podría ser antes que lo esperado. Hay idas y venidas respecto del uso del fondo de rescate denominado EFSF. Por ahora las necesidades de financiamiento del sector público en los próximos dos meses son modestas, pero a comienzos del próximo año se incrementarán considerablemente, con amortizaciones de deuda en febrero y marzo. Los inversores se adelantan a un escenario día a día más complicado, con impacto directo en el resto de los mercados, por lo que la tendencia bajista de fondo ha vuelto para instalarse."
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Y, finalmente, hay otra coincidencia entre los síntomas finales de los actuales afectados y los de Argentina en aquellos años de padecimiento. Llegado un momento determinado, al paciente afectado se le prescribe la solución de un gobierno tecnócrata, apolítico que tome medidas económicas antipopulares para complacer a los mercados. Por suerte (más que suerte, los argentos adoptamos la medicina basada en la vitamina K al mismo tiempo por descarte y por convicción). Esta situación ya fue tratado por este humilde Basurero en La batalla por la Argentina.
Como vemos, por primera vez los argentinos podemos compartir nuestra experiencia en materia de diagnóstico y tratamiento de un síndrome económico con el mundo, para colaborar frente a esta crisis o epidemia económica en ciernes. El problema es que los propios afectados no reconocen su mal, y no conocen ni les interesa la historia sudamericana, ni aceptan tampoco la ayuda de un país "periférico" y "subdesarrollado" como muchos de ellos nos consideran (y muchos de nosotros también). Aunque el último capítulo de esta historia no está escrito aún, el panorama que este humilde servidor público atisva no es esperanzador...
Soy el que recorre los medios recogiendo la cacona que muchos "expertos", algunos aventurados y demasiados vivos van dejando a su paso para que todos consumamos, y así vayamos construyendo nuestro "sentido común" nacional con esas "verdades" aceptadas sin dudar, sin siquiera osar ponerlas a prueba. Pero eso es lo que tratamos aquí, de dudar...
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